lunes, 27 de julio de 2020

Morena y tres grandes crisis en enero de 2021: seguridad, coronavirus y PIB


Carlos Ramírez

 

Casi siempre el día-a-día de las crisis suele ser agobiante por las oscilaciones en sus indicadores. De ahí que el arranque político real del año electoral del 2021 será a principios de enero cuando se conozca la cifra del PIB del 2020, se haga la evaluación anual del Covid-19 y se tengan las cifras anuales de seguridad.

Para entonces, dentro de seis meses, el factor Lozoya será una anécdota irrelevante, las cifras del desempleo espantarán a los analistas, las expresiones de pobreza mayor estarán inundando las páginas de los medios y las redes y Morena habrá resuelto de manera negativa la votación de su dirección política. La narrativa de las mañaneras será la misma para un escenario de crisis mucho peor de lo esperado.

La crisis previsible tiene una salida que debiera asumirse desde ahora, pero que al tomarse inclusive en enero pudiera de alguna manera atenuar los costos sociales: la aplicación de una política de Estado para ayudar a los damnificados sociales, económicos, políticos y de salud del coronavirus, pero desde ahora algunos analistas económicos están ciertos que no se aplicará. El presupuesto para 2021 se está diseñando en Hacienda sin ningún programa emergente de reactivación económica, ni apoyo a la planta productiva y el empleo y sin recursos para obras contracíclicas.

Por muchos esfuerzos que hagan los presidentes de la república en turno, las elecciones legislativas intermedias sirven para consolidar la fuerza del partido en el poder y para expresar el voto de castigo social y para preparar las presidenciales siguientes.

--En 1997 Zedillo perdió la mayoría en la Cámara y el gobierno del DF por la severa crisis económica de 1995-1996 y la oposición se unió en un bloque que lo arrinconó al grado de hacerle perder la presidencia en el 2000. El voto legislativo por el PRI cayó de 48% en 1994 a 38% en 1997.

--En 2003 Fox buscó la mayoría panista en el Congreso para aumentar su poder, pero el voto de castigo a sus frivolidades y el cogobierno con su esposa le quitaron ese beneficio y estuvo a punto de perder las elecciones del 2006. En la segunda mitad de su sexenio tuvo que pactar con el PRI, porque el voto del PAN bajó de 38% en el 2000 a 30% en el 2003.

--En el 2006 Calderón necesitaba recuperarse el empate técnico con López Obrador en las presidenciales del 2006, pero la votación del PAN se estancó en 33%.

--Peña Nieto tuvo un tropiezo pequeño de pérdida de 2 puntos porcentuales en las legislativas de 2015 sobre las de 2012, pero el golpazo contundente ocurrió en 2016 con la pérdida de siete gubernaturas y la feroz campaña en su contra por los casos de Ayotzinapa, la casa blanca de su esposa y la corrupción escandalosa de los gobernadores, aunado a la campaña permanente de López Obrador.

Ahora Morena enfrenta su propio escenario. Cuando el partido en el poder llega dividido a las legislativas federales intermedias aumentan las posibilidades de pérdida de votos. Y a Morena le esperan cuando menos seis meses de fracturas internas por la falta de dirección presidencial en el partido y sobre todo marcado por la disputa adelantada por la candidatura presidencial del 2024.

En 1997 Zedillo padeció la ruptura con Salinas de Gortari y la desarticulación del PRI, en el 2003 Fox afectó al PAN por el apoyo a su esposa Marta Sahagún para la sucesión de 2006, en el 2009 Calderón perdió el control del PAN por luchas entre jefes intermedios y en el 2015 Peña no supo administrar el relevo de grupos beltronistas por jóvenes priístas ambiciosos y llenos de corrupción.

Las elecciones intermedias de 1991 fueron un ejemplo de éxito operativo, luego del colapso de 1988. Pero hubo tres comandantes al frente del PRI: Salinas de Gortari desde la presidencia, Luis Donaldo Colosio en la presidencia nacional del partido y Manuel Camacho Solís-Marcelo Ebrard en la operación en el DF.

La lección de los éxitos electorales intermedios ha estado en un presidente de la república al mando del partido en el poder, un partido cohesionado y sobre todo una clase política activa. Cuando estos tres elementos fallaron, la derrota fue inminente. Las intermedias de 1997, 2009 y 2015 adelantaron la derrota presidencial del 2000, 2012 y 2018.

 

-0-

 

Política para dummies: La política es el arte de adelantarse a la victoria.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

 

---30---


Sin AMLO, sin seguridad y con recesión, PAN vs. Morena en 2021


Carlos Ramírez

 

Con la renovación de cuatro consejeros del viejo INE del sistema político priísta, el cuadro electoral para el 2021 quedó finalmente armado. Y el dato mayor indica que las autoridades electorales van a aumentar la presión para impedir que el presidente de la república intervenga en el proceso electoral para favorecer a Morena.

La contienda electoral del 2021 será sólo entre Morena con todo el apoyo presidencial y el PAN en sus bastiones locales y regionales. El PRI se sigue derrumbando con la presidencia improvisada de Alejandro Moreno Cárdenas Alito y es posible que lo releven antes de las elecciones, el PRD no pudo crecer a Futuro 21 de expriístas y Movimiento Ciudadano volvió a extraviarse en los pasillos secretos del régimen.

La única arma ya no tan secreta que le queda al gobierno federal morenista estaría en el uso de expedientes judiciales contra el PAN (caso Lozoya) como el único adversario real. Sin embargo, ese recurso ha funcionado en candidaturas individuales --Peña Nieto contra el candidato panista Ricardo Anaya y un par de gobernadores priístas quemados por gobiernos panistas-- y no existen garantías de que afecten a los candidatos del PAN a diputados federales.

Antes de comenzar de manera formal el proceso electoral del 2021 y aún sin candidatos, Morena tendrá que lidiar con tres lastres significativos: la recesión económica con desempleo y pérdida brutal y general de nivel de vida y con indicios de recuperar PIB positivo hasta 2022 o 2023, la inseguridad con sus saldos cotidianos de delitos imparables y con el presidente de la república acotado por el INE actual y sin que los nuevos consejeros tengan autoridad política para abrirle espacios electoreros. La pandemia es un problema de salud, pero no social ni político.

En las primeras tendencias que pudieran fijar cuando menos un punto de partida y no un resultado previsible, Morena tendría un flujo de votos de entre 30% y 35%, contra el 37.2% de las votaciones legislativas de 2018. No pierde mucho, pero los problemas estarían en tres puntos adicionales: no sube, sus aliados PT y Encuentro Social bajan y el Partido Verde le va a contaminar expectativas electorales por su desprestigio acumulado.

El dato mayor estaría en el PT. En las elecciones del 2018, el partido exraulista (de Raúl Salinas de Gortari) logró 3.9% de votos para diputados y 6% en votos en la alianza presidencial al llevar a López Obrador de candidato. Es decir, por sí solo el PT --como estará en el 2021-- no es el partido sorpresa que quieren vender. La militancia de Manuel Bartlett Díaz y de Gerardo Fernández Noroña le han hecho perder tendencias de votos al PT. Por lo tanto, es probable que el PT saque menos votos en 2021 que en 2018.

Al bajar votos Morena y sus aliados, entonces existe la probabilidad de que la base electoral lopezobradorista --Morena, PT, PES: 63.8% de diputados-- baje a mayoría absoluta mínima o abajo del 50%. Los votos por el PRD y por el PRI a nivel de diputados podrían realinearse al PAN.

A nivel de las votaciones en quince gubernaturas, los primeros cálculos revelan un promedio para Morena entre 30% y 35%, con algunas plazas sin oposición o con oposición simbólica y una votación de indecisos. El PAN adelanta de manera holgada en Querétaro con Mauricio Kuri y podría consolidarse en Chihuahua. El PRI está dando la pelea, por la fuerza local de sus gobernadores salientes y sin efectos nacionales, en Sinaloa y Sonora, con tendencias de empate técnico.

Aunque se trata de primeros sondeos sin candidatos y antes del proceso formal, de todos modos ilustran no la reorganización de la oposición, sino el efecto desastre de la crisis en Morena como partido-movimiento o partido tribal y la falta de liderazgo presidencial. Los conflictos internos en Morena se han dejado crecer al punto, de acuerdo con analistas de partidos políticos, que una posterior intervención presidencial no aliviaría el colapso interno. Y si la lucha es tan encarnizada a nivel de lucha por la presidencia partidista, todos apuestan a conflictos mayores en los jaloneos por las candidaturas a diputados y gobernadores.

El acuerdo Monreal-Ebrard para rescatar Morena está llegando muy tarde y no involucra a los grupos ideológicos radicales que no respetan liderazgos y que tienen propuestas de reforma del sistema/régimen/Estado priísta que ha sobrevivido en dos años de gobierno de la 4-T.

 

-0-

 

Política para dummies: La política es el reino del caos.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

 

---30---


viernes, 24 de julio de 2020

Contracolumna EL VOTO, REMEDIO CONTRA LA LOCURA OBRADOR, UN SEXENIO DE PESADILLA



JOSÉ MARTÍNEZ M.


El presidente Obrador ha roto con todos los paradigmas. Nos dice qué podemos y no debemos hacer. Desde usar un par de zapatos y comer maíz y frijoles hasta no usar tapabocas, porque, según él, no está “científicamente” comprobado que “sirvan”. Nos dice también que no debemos comer chatarra ni tomar coca cola.
“Lo que se ve no se juzga”, dice el refrán.
Yo soy de los que considera que el tabasqueño no está en sus cabales. La mayoría de sus expresiones son absurdas, disparatadas e incomprensibles. En una sola palabra, su personalidad es demencial. Y a las pruebas me remito. Como testimonio están los videos que inundan las redes sociales con sus expresiones.
Por fortuna existen remedios contra el autoritarismo.
El voto masivo de los ciudadanos es el mejor antídoto contra la locura.
Nuestros políticos, sin excepción, deben ser sometidos la terapia de las urnas.
Obrador llegó al poder con una fuerte dosis de votos pero enfermó de soberbia.
Abusa valiéndose de su influencia en su papel de servidor público, se conduce de manera arbitraria y abusiva no respeta a sus colaboradores y rompe constantemente con la disciplina interna del gobierno.
Lamentablemente el propio Obrador ha alimentado una imagen caricaturesca de sí mismo.
Enemigo del intelectualismo, luchó para ser visto como un redentor a sabiendas de que hablar en nombre del “pueblo” le redituaba ganancias políticas.
Para su desgracia, él mismo se ha encargado de tirar a la basura su “reputación” pero acusa a los periodistas de ser los destructores de su imagen. Falso.
Asombrosamente obtuvo un triunfo aplastante, no tanto por sus propuestas sino por el enorme malestar social derivado de la corrupción del antiguo régimen.
Maestro de las intrigas y las escaramuzas políticas, llegó al poder con el país dividido pero él se ha encargado de atomizarlo aún más.
Nada lo haría más feliz que posar como un cazador después de un safari con la cabeza de sus peores enemigos: Salinas, Calderón y Peña Nieto. Para ello debe comprobar sus fechorías.
Enaltece tanto a los héroes de nuestra historia, porque se considera como un segundo padre de la Patria.
Pero en realidad Obrador es una mezcla de comediante y de predicador que le gusta ostentarse como el salvador de México.
Lo malo para él, es que abundan los testimonios que acreditan sus contradicciones entre el folclore y el mesianismo.
Obrador es parte del paisaje mexicano. Pueblos por aquí, pueblos por allá, siempre en permanente campaña sembrando votos bajo falsas promesas, olvidándose de la realidad del mundo.
Durante décadas combatió contra sí mismo cuando su lucha existencial era transformarse en una leyenda y verse en la representación de un lienzo junto a los héroes de la historia, pero ya en el poder, sabe tarde que temprano aparecerá como un personaje deprimente que luchó contra su propio mito.
Llegó al poder con el sabor de la victoria y con una mentalidad de atleta por su triunfo insuperable.
En los primeros días de su mandato se veía a sí mismo ante el espejo del poder como un héroe, pero los malos resultados de su gobierno lo llevaron a vivir bajo la sombra.
Para salir de su encierro optó por emprender su campaña a sabiendas de conocer bien el terreno, pero fue descubriendo que en pueblos y ciudades ya no era bienvenido como en otros tiempos. Ahora donde quiera que vaya, habrá un ciudadano dispuesto a cuestionarlo.
Obrador comenzó a escribir su verdadera biografía desde el primer instante en que asumió el poder.
Tiene una visión panorámica del país como nadie, pero su ceguera mental no le deja ver más allá de su nariz y de su ombligo.
Obrador es un personaje que encarna a la perfección en las novelas del realismo mágico: el idealista que luchaba por cambiar el mundo pero que al llegar al poder, el que cambió fue él no el mundo.
Se hizo acompañar por un grupo de políticos “inmaculados” a los que él veía como los apóstoles de la cuarta transformación pero pronto se descubrió que se trataba de una auténtica cuadrilla de forajidos como personajes de las pinturas de Velázquez.

Obrador de a poco fue perdiendo el respeto de los suyos. Fue minando su liderazgo.
Especialista en el insulto y la blasfemia, así como su “rica” capacidad de injuria, sumado a su pésimo carácter, le hicieron perder simpatías y respeto, no así el de sus fervorosos simpatizantes que aún en la peor de las crisis sanitaria y económica los han seguido defendiendo. Fanáticos que actúan movidos por la ignorancia y un primario afán vengativo.
Jamás hubo un pueblo como éste, fiel al mesías pese a decenas de miles de personas acribilladas por la violencia y otras decenas de miles de muertos por la pandemia, víctimas de la desinformación por expresiones criminales de que virus era una enfermedad de ricos y que se combatía con estampas religiosas.

Un presidente que siempre lleva fetiches en el bolsillo como arma contra sus enemigos. El primitivismo político del falso héroe de la patria. El manipulador político que no tiene la capacidad de horrorizarse ante las decenas de miles de muertes del crimen organizado y la violencia y las decenas de miles de muertes por la pandemia.
Para Obrador, la tragedia sanitaria, le cayó como anillo al dedo.
Los ciudadanos deben entender que la única manera de bajarle la temperatura al tabasqueño, –esa fiebre de 40 grados que le provoca delirios intermitentes– es salir a votar el día de las elecciones.

El IFE-INE, creación de Salinas para cuidar sistema/régimen/Estado del PRI


 

Carlos Ramírez

 

A pesar de que una de las responsables de seleccionar a los nuevos consejeros del Instituto Nacional Electoral afirmó que este organismo había sido producto de un grito de “ya basta” de la sociedad, en realidad, el IFE-INE fue una creación magistral del presidente Carlos Salinas de Gortari para transitar de una Comisión Federal Electoral a un organismo manejado por una élite intelectual vinculada al Grupo (A)Nexos.

La sociedad mayoritaria dejó pasar el fraude de 1988. Pero Salinas se vio presionado por la globalización del Tratado y cedió a medias en dos organismos semi autónomos: la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y el IFE. La clave del funcionamiento fue hacerlos depender de los hilos centrales del Estado autoritario priísta y creó dos oficinas en apariencia autónomas, pero en los hechos garantes del funcionamiento del sistema-PRI… aún sin el PRI.

El primer consejo ciudadano del IFE no fue ciudadano. Su presidente fue José Woldenberg, un representante del Grupo (A)Nexos entonces orgánico a Salinas. La coartada de Woldenberg fue su militancia en las dos derivaciones del viejo Partido Comunista, el PSUM y el PMS. Sin embargo, pertenecía a la izquierda institucional atada al modelo ideológico del PRI. Ahí, en el acuerdo Salinas-Nexos está el huevo de la serpiente del hoy INE.

De Woldenberg a Lorenzo Córdova Vianello se ha creado un cruce de intereses de élites, de grupos de poder que atravesaron los valores del PRI, del PAN y del PRD, los tres partidos funcionales al sistema-PRI: construir una democracia procedimental que deje en manos del Estado (priísta) los mecanismos electorales. A diferencia de otros Estados que son cuerpos plurales, en México el Estado fue, es y será priísta en tanto no se reconstruyan el sistema político y el régimen de gobierno.

En la designación de los últimos cuatro consejeros electorales la sociedad se distrajo con el mecanismo de nominación y votación, pero quedó ajena a la estructura de funcionamiento del INE como guardián supranacional del régimen priísta. El funcionamiento del Institución gira en torno a un consejo general designado por los partidos para vigilar… a los partidos. Sólo en países de democracia autoritaria los partidos se vigilan y complacen a mismos. Los nuevos cuatro consejeros llegan como cuotas a Morena como partido mayoritario.

El INE se ha convertido en un organismo autoritario, con reglamentos que se imponen sobre la Constitución; varios periodistas estuvieron a punto de ser encarcelados por ejercer la libertad de expresión y, según Córdova, violar reglamentos operativos. El absurdo fue destruido por el Tribunal Electoral que tumbó sanciones y castigos porque Córdova estaba coartando la libertad de opinión.

El mecanismo de consejo general votado por partidos y la presencia de partidos en ese mismo consejo exhiben el absurdo de la democracia mexicana que se acota a sí misma. Mientras los partidos voten consejeros y a la vez tengan asientos en el consejo general, la democracia mexicana será una pantomima por el hecho de que consejeros y consejo general están limitados de manera directa por los partidos.

Una verdadera transformación electoral implicaba la reforma total del INE, la desaparición de los consejeros electorales no sólo por caros y elitistas en sus ingresos y privilegios, sino porque constituyen un filtro al ejercicio de la verdadera democracia. La genialidad política del presidente Salinas de Gortari vendió un IFE controlado por el gobierno y Zedillo sólo sacó a Gobernación de la presidencia de ese IFE como negociación para que los partidos de oposición aprobaran su programa anticrisis con aumento de 50% del IVA, pero dejo el control de Estado.

En los hechos, el INE no es autónomo. Córdova tuvo que pactar su designación. El consejero presidente Luis Carlos Ugalde fue impuesto por la maestra Elba Esther Gordillo en acuerdo con Calderón y el PAN. Leonardo Valdés Zurita fue pactado con el PRD de Los Chuchos ya atados al PRI. Cada consejero que ha tenido el IFE-INE trae compromisos con algún partido.

El tema electoral real es otro: el IFE-INE es una estructura salinista para perpetuar el modelo político de sistema-PRI del Estado, aunque el PRI llegue a desaparecer.

 

-0-

 

Política para dummies: La política es la habilidad para vender por democracia lo que impide la democracia.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

 

---30---


miércoles, 22 de julio de 2020

Contra la deriva intelectual y en defensa de la democracia (real)

 


Carlos Ramírez

 

En la lista de los abajofirmantes del desplegado “Contra la deriva autoritaria…” del jueves 16 de julio hay de todo. No son los mismos intereses los de Héctor Aguilar Camín y Jorge G. Castañeda que los de Enrique Krauze y Gabriel Zaid, para confrontar los extremos.

Y no se trata sólo de calidad moral --que debiera bastar para depurar la lista-- respecto a relaciones con el poder, sino de aportaciones a la democracia. Camín y Castañeda fueron los principales colaboracionistas con el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, salido del colapso de la democracia en julio de 1988, y su cercanía al poder durante todo el sexenio.

En cambio, Zaid viene de una de las más importantes luchas intelectuales contra el Estado autoritario priísta vigente: sus textos en Excelsior y sobre todo en la revista Plural enfurecieron al presidente Echeverría, sobre todo un ensayo que debe ser releído en la hora actual: El dieciocho brumario de Luis Echeverría. Sus textos recogidos en La economía presidencial destrozaron con ideas y razonamientos económicos el populismo de entonces. En El progreso improductivo delineó un nuevo modelo de desarrollo real. Y en Cómo leer en bicicleta viene la mejor recopilación de la relación perversa de Echeverría con los intelectuales.

Krauze, a su vez, ha hecho más por la democracia con sus ensayos que firmando desplegados con Camín. Su obra metió a debate la democratización no priísta: El timón y la tormenta, Por una democracia sin adjetivos desenmascaró las reformas priístas avaladas por Camín y Castañeda, El mesías tropical, entre muchos, abrieron el debate sobre la democracia real, no la transicionista del PRI y sus adláteres como Castañeda y Camín.

En cambio, Camín ha escrito ensayos funcionales a la corriente modernizadora neoliberal salinista: Después del milagro (1989) anunció la reforma económica salinista liquidando la Revolución Mexicana y muchos años más tarde elaboró con Castañeda dos libros de campaña presidencial: Un futuro para México y Regreso al futuro. Como funcionario, Camín tuvo el cacicazgo en el Centro de Estudios Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia para armar ahí, con recursos públicos, una mafia intelectual que sigue vigente en Nexos. Su papel salinista fue tan intenso que a su comunidad se le llamó Grupo (A)Nexos.

Castañeda fue canciller de Fox tres años y renunció porque no lo tomaron en cuenta para la sucesión presidencial del 2006. Su obra intelectual no ha fijado temas de debate. Salido del Partido Comunista Mexicano, se asumió como renegado y no un hereje, en el modelo de Isaac Deutscher. Hábil para la intriga intelectual, tampoco genera confianza por sus vaivenes ideológicos.

En la lista de abajofirmantes del desplegado del 16 de julio hay exfuncionarios como Jesús Reyes Heroles, Julio Frenk y Antonio Lazcano Araujo, que fueron desdeñados por la 4T y ahora aparecen firmando pronunciamientos junto con otros con motivaciones ajenas la democracia, sino que refieren más bien su exclusión del Estado o un pensamiento burocrático institucional de viejo régimen.

En cambio, académicos con Roger Bartra, Francisco Valdés Ugalde y la prestigiada politóloga Soledad Loaeza nada tienen que hacer junto a Camín y Castañeda. Firma también el desplegado Guillermo Sheridan, uno de los articulistas más críticos del populismo y autor de uno de los libros pioneros de la crítica humorística al poder: El dedo de oro, donde aparece una burla memorable a Fidel Velázquez.

Y aparece, ahora autoinvestido como intelectual, José Woldenberg, el comunista que colaboró con Salinas para construir el Instituto Federal Electoral como una coartada democrática que no soltó el poder de Gobernación porque el IFE autónomo lo consolidó Zedillo. Woldenberg fue escogido como consejero de manera directa por Salinas para justificar la pluralidad ideológica que en el INE nunca brilló. El IFE-INE hoy como es el guardián del régimen priísta, sea del PRI, del PAN y ahora de Morena.

 

 

-0-

 

El hoyo. Las estimaciones negativas del PIB para 2020 están alcanzando ya dos dígitos, sin que haya --peor: ni va a haber-- ningún programa de apoyo a la reactivación. La confianza empresarial sigue disminuyendo. Y las estimaciones de un rebote productivo ya se pasaron a 2022 o 2023. Por lo tanto, la recuperación de los niveles productivos de 2018 tardará quizá diez años en lograrse y treinta en superarse.

Política para dummies: La política bien entendida se mide por la autoridad moral.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

 

---30---

Contracolumna LA DISPUTA DE LOS INTELECTUALES * OBRADOR Y SU CERRAZÓN POLÍTICA



JOSÉ MARTÍNEZ M.

Si los políticos son huérfanos por naturaleza, los intelectuales son hijos malcriados del poder.
Los intelectuales y el poder ahora libran un choque de intereses y visiones. Lo malo es que los intelectuales no tienen frente así a un interlocutor. Mucho antes del inicio de su mandato Obrador rompió con los intelectuales. Para empezar el tabasqueño no está a la altura de los reclamos del país. Su conducta como respuesta es un intercambio de monólogos, un collage de ocurrencias y de datos falsos. Sus prejuicios lo llevan a actuar con sordera en vez del diálogo y la cortesía.
La esencia de la disputa está en el control de las elecciones. Del órgano electoral y en la violación constitucional de la sobre-representación en el Congreso.
El simple hecho de tratar de erigirse en el “guardián” del inminente proceso electoral ha generado el debate.
No obstante, la confrontación de los intelectuales y el poder ha sido permanente. Al menos en México en los últimos años ha sido un tema de la agenda política, aunque el asunto ha estado presente en todas las etapas de nuestra historia como nación. Ahora ha recobrado interés debido al autoritarismo presidencial por atentar contra la pluralidad.
Ahora las críticas contra los intelectuales se dan en el sentido de que su protesta se debe a la pérdida de canonjías y prebendas. Hay algo de cierto en el fondo, pero no se puede generalizar en este punto.
Lo cierto es que durante décadas los intelectuales fueron acostumbrados a ser los consentidos del poder. El Estado actuaba como un falso mecenas y permitía ciertas prerrogativas.
Acostumbrados al peternalismo, algunos intelectuales ahora ven al gobierno como un padre autoritario, cuando Obrador actúa a rajatabla y se confronta con ellos al juzgarlos como representantes del neoliberalismo.
¿Qué hace el poder con los intelectuales? Y ¿Qué hacen los intelectuales con el poder?
Desde La República de Platón, los filósofos –como ahora los intelectuales– se han ocupado de qué cosa hacen o deben hacer los intelectuales en la sociedad.
Es obvio el malestar de los intelectuales con el gobierno de Obrador. Sobra decir las decisiones erróneas que se han tomado en muchos ámbitos, una de ellas, por ejemplo, es el gran fracaso de la “estrategia” gubernamental frente a la pandemia, que de haber sido bien implementada pudo evitar la tragedia que estamos padeciendo. En la agenda están también temas ambientales que son auténticos planes de destrucción como el tren maya y la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía.
Lo malo es que algunos intelectuales actúan como grupo, y se asumen, por decir lo menos, como una clase aparte. Es indudable que existen otros intelectuales con autoridad moral que ajenos a los dogmatismos y juegan un papel preponderante en la cultura y la academia.
Muchos intelectuales se consolidaron como grupos a partir de la década de los ochenta con el desembarco de los tecnócratas en el poder, una corriente de intelectuales que apostó por sumarse abiertamente a su proyecto político.
En esa etapa muchos tránsfugas de la academia tomaron por asalto los medios de comunicación. Comenzaron a ocupar importantes espacios en los medios masivos de comunicación, con mesas de análisis y debate, conducción de noticieros y ocupando cargos en la burocracia política. Incluso llegaron a tener el control de las instituciones culturales.
Tiempo atrás los intelectuales –muchos de ellos escritores– se asumieron como “La Mafia” de la cultura. Encabezados por Fernando Benítez fueron aliados del viejo régimen del que recibían canonjías y prebendas, como cargos diplomáticos, asesorías en las altas esferas de la élite política, o elaborando discursos o presidiendo instituciones.
En el cardenismo los intelectuales desempeñaron un papel relevante, muchos de ellos expresaron de manera abierta su simpatía y filiación por el régimen del general Lázaro Cárdenas.
A partir de la política indigenista se asumieron ideas y anhelos de equidad y justicia de la Revolución. El antropólogo Manuel Gamio fue uno de los principales intelectuales del cardenismo, así dio paso a sus obras “Hacia un México nuevo” y “Forjando Patria”, por poner unos ejemplos.
Está claro que el intelectual no puede permanecer expectante, un no-político, que no significa apolítico ni politófobo, como piensa Obrador de los intelectuales a los que considera reaccionarios, al calificarlos de “conservadores”.
El desplegado publicado en el periódico Reforma bajo el título “Contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia”, suscrito por una treintena de personajes de diferentes ámbitos es importante porque se suma a otros documentos provenientes del mismo círculo cercano al gobierno de Obrador, como las cartas de Cuauhtémoc Cárdenas y el propio Porfirio Muñoz Ledo donde hacen recomendaciones de política económica.
En la carta de ahora ni están todos los que son ni son todos los que están. Hay una diáspora de los intelectuales. Pero quienes firman ese documento se asumen como una masa crítica, aunque hay algunos que han sacado la pancarta y que lanzan consignas como las desaparecidas huestes corporativas del “atraca matraca”.
Sin embargo, hay una fuerte corriente de ciudadanos en coincidencia con la demanda que plantean en su escrito los intelectuales ante un gobierno que actúa de manera facciosa e intolerante, buscando cerrar los espacios a la pluralidad en aras de un falso dogmatismo.
Obrador quisiera que los intelectuales se condujeran como siervos del poder, pero ahora sus fervientes críticos se rebelan y se proclaman independientes y llaman a conformar un bloque opositor para democratizar el Congreso.
Bueno, eso es otra cosa, en la que ya abundaremos en este espacio.


Los intelectuales y el Estado como el ogro no-filantrópico


Carlos Ramírez

 

La reforma salinista del Estado autónomo ha sido completada por el presidente López Obrador al retirar subsidios directos e indirectos a sectores sociales no productivos cuya actividad de crítica en la superestructura cultural-política requiere de apoyos públicos. En este punto se localiza el conflicto intelectuales-gobierno.

El sentido figurado de Mario Vargas Llosa en 1991 al señalar al Estado mexicano como la “dictadura perfecta” radicaba en el hecho de que el Estado mexicano había logrado incluir en su seno a todos los sectores, sobre todo a sus acérrimos críticos como los escritores comunistas. A diferencia de la dictadura soviética que resolvía la disidencia con el Gulag, en México se usaban las becas y los estímulos y hasta las asesorías.

En este sentido, los intelectuales nunca han sido opositores, sino que se dividían entre los complacientes, los funcionarios, los disidentes y los autónomos, pero nunca hubo opositores reales de alternancia al sistema/régimen/Estado priísta. Octavio Paz definió al Ogro Filantrópico por su capacidad de integración estructural de sectores en los espacios visibles e invisibles del régimen y José Revueltas habló del Estado total y totalizador, no totalitario, cuya clave se localizaba en el control total de las relaciones sociales en el PRI.

El Estado de De la Madrid-Salinas fue definido en 1985 por el propio Salinas de Gortari como “Estado autónomo”, ajeno a los intereses y conciliaciones de las clases sociales, volcado sobre mismo. López Obrador dio otra vuelta de tuerca con el Estado centrado en las obras insignia en turno y a los sectores sociales específicos, no necesariamente los más pobres. En este sentido, la disputa de los intelectuales con el presidente López Obrador no es de proyecto de desarrollo, sino por la reorganización de los sectores aliados al Estado y por la redistribución de los fondos solidarios del Estado.

El desplegado de la disputa ha revelado una ruptura estructural entre el viejo y ya inexistente Estado totalizador y los sectores intelectuales, mediáticos, políticos y académicos que han sufrido merma en los fondos estatales para su funcionamiento. Más que crisis del Estado, en todo caso es la revelación de la estatalidad totalizadora del Estado populista priísta que subsidiaba a la disidencia intelectual, aprovechando o no los frutos de sus reflexiones. Y ese debate ha revelado la realidad de que la empresa privada nacional y los partidos de oposición han carecido de enfoques estratégicos para subsidiar la disidencia sistémica crítica.

En suma, se trataría desde gobierno, de la aplicación en sectores intelectuales del modelo de López Portillo de que “no pago (con fondos del Estado) para que me pegues”.

El Estado totalizador que denuncian hoy algunos intelectuales ya existía desde los tiempos de gloria del PRI, con casos ejemplares como el de Echeverría y el apoyo que tuvo de intelectuales como Carlos Fuentes, Fernando Benítez, Ricardo Garibay y otros, como los que pululaban alrededor de Carlos Monsiváis, que nunca criticaron de frente al Estado totalizador.

Hacen bien los intelectuales en criticar (su función única: criticar), al presidente y al Estado y en acicatear a la oposición a alianzas estratégicas, pero hacen muy mal en eludir la respuesta presidencial y quejarse de intimidación cuando ellos comenzaron el debate.

La falta de subsidios estatales a la tarea intelectual ha visibilizado a intelectuales y críticos y los ha colocado en el escenario de disputar y debatir ideas y no reclamar subsidios estatales al pensamiento crítico. Sin el agobio de los subsidios académicos, hoy la crítica puede ser más libre que antes.

 

-0-

 

Lozoya y el piano. La gran negociación de Emilio Lozoya Austin con la Fiscalía fue encontrar la forma de eludir uno de los protocolos más importantes de los procesos judiciales: el momento en el que el acusado tiene que tocar el piano, forma graciosa que señala cuando el delincuente imprime las huellas digitales en la ficha signalética e incluir las fotos de frente y de perfil ya con el número de preso. Los delincuentes políticos tratan de eludir ese proceso porque es una marca indeleble de por vida. Y hasta ahora Lozoya la ha evitado; es decir, es un delincuente anónimo.

Política para dummies: La política es el acto de debatir ideas en la plaza publica, no en el espacio privilegiado de los desplegados de abajofirmantes.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

 

---30---