martes, 2 de marzo de 2021

Contracolumna • MORENA + LORENA= CORRUPCIÓN • TLAXCALA, BOTÍN POLÍTICO


JOSÉ MARTÍNEZ M.


Morena ha asumido la disputa electoral como un auténtico botín de guerra. Con el consentimiento del presidente Obrador se dispuso utilizar los recursos de los programas de “Bienestar” para las elecciones. Al menos en Tlaxcala –como en otras entidades del país– así ocurre.
Los apoyos para los niños, las madres trabajadoras, para los jóvenes, los campesinos, las tiendas, la ganadería, el campo, los créditos, las pensiones para los adultos mayores, todo fue enfocado para el momento estelar del 2021.
En el pasado el PRI era la aplanadora electoral del gobierno, con la cuarta transformación obradorista la Secretaría de Bienestar se ha convertido en una Secretaría Electoral y Morena una maquinaria que funciona como su brazo operativo.
En Tlaxcala se dispuso de más de 9 mil millones de pesos, algo así como 340 millones de dólares –cantidad muy superior a las remesas que anualmente mandan los inmigrantes de esta entidad a sus familias– para programas de beneficio social con un objetivo político: apoyar electoralmente a Morena.
La encargada de los multimillonarios recursos fue ni más ni menos que Lorena Cuéllar Cisneros quien se mantuvo por dos años al frente de la superdelegación del gobierno federal.
Con el uso faccioso de ese dinero Cuéllar Cisneros hizo y deshizo. Una parte de esos recursos se usaron para atacar, desprestigiar y difamar a los adversarios y críticos de Morena y de los representantes de Bienestar. Además de desviar fondos para cuentas personales mediante triangulaciones sospechosas.
La Secretaría de la Función Pública abrió una investigación que permanece en “reserva” en tanto la Fiscalía General de la República dio entrada a varias denuncias relacionadas con los manejos turbios de Lorena.
Hay cierto grado de parentesco político entre Lorena Cuéllar y el saliente gobernador priista Marco Mena Rodríguez.
En Tlaxcala la política gira en torno a los cacicazgos y sus dinastías. Eso explica en buena medida el atraso social de esta entidad. Tlaxcala ha estado sumido en un letargo económico y político.
Una manera de romper con los acuerdos de las mafias familiares y políticas fue la negociación de una alianza entre los partidos adversos a Morena, que si bien no gobierna en el estado, sí dispone de los inagotables recursos del gobierno federal mediante la representación de sus delegaciones.
Lorena Cuéllar, una política sagaz, quien huele y sabe dónde está el dinero, ve la gubernatura como una fuente de enriquecimiento. No la atrae tanto la política de servicio, sino servirse desde el uso perverso del poder.
Eso lo aprendió de su familia, abuelos, padres, tíos, compadres, todas las ramificaciones políticas de este clan parten de un mismo punto: el poder. Todos se han vuelto ricos al paso de los años como “servidores de la nación”, el eufemismo obradorista para llamar de manera amable a los saqueadores de las arcas públicas.
Como parte de la “tradición” familiar, en el más amplio sentido feudal Lorena Cuéllar se siente con el derecho de “gobernar” aun sea por encima de los cadáveres de sus propios compañeros de partido.
La esposa del exvocero César Yáñez, Dulce Silva –quien pertenece a uno de los clanes económicos de Tlaxcala– buscó la candidatura de Morena a base de una millonaria campaña pero no pudo hacerlo por las malas maniobras de Cuéllar quien apostó por dar un “golpe de Estado” a su partido para apoderarse de la postulación, ella misma se autoproclamó como la “candidata” y en los últimos meses se ha dado a la tarea de difundir encuestas que la catapultan hasta las estrellas como la “favorita”.
Los hermanos y los hijos de Obrador han estado ligados durante años con Lorena Cuéllar. Morena ha sido algo así como la madriguera de la mafia obradorista que asumió a Tlaxcala como su escondrijo durante los últimos años.
Cuando Obrador se ostentaba como el “presidente legítimo”, tras su derrota frente a Calderón, ordenó a su hermano Pedro Arturo López Obrador que se hiciera cargo de los intereses perredistas en Tlaxcala.
Pedro Arturo era quien decidía las candidaturas del partido. Cuando Pedro Arturo se enfadó le pido a su hermano Andrés Manuel que nombrara a su sustituto. La decisión recayó sobre la persona de Gonzalo Alfonso López Beltrán quien llegó con la encomienda de establecer medio millar de comités seccionales.
Si bien Gonzalo Alfonso cumplió con la encomienda y hasta llegó considerar la posibilidad de lanzarse como candidato a gobernador. Exploró el terreno, analizó pros y contras para participar en las elecciones de 2021, pero de última hora mostró poco interés por Tlaxcala y con sus hermanos prefirió dedicarse a la producción de cervezas artesanales y la fabricación de chocolates, los nuevos negocios familiares.
El retiro de Gonzalo despertó la ambición a Lorena Cuéllar quien ha roto con su partido al que mantiene dividido. La renuncia de Claudia Pérez –su relevo como Diputada federal– para irse al PAN ha sido uno de los últimos golpes a la estructura de Morena y un mazazo al ego de Lorena.