miércoles, 30 de diciembre de 2020

Contracolumna • EL PEOR GOBIERNO • AMLO, EL MÁS ODIADO




JOSÉ MARTÍNEZ M.

Obrador es un presidente polémico y uno de los personajes políticos más odiados.
Como decía el clásico, “lo que se ve no se juzga”.
Obrador dice que su gobierno es el segundo mejor evaluado de todo el mundo. Se apoya en una encuesta de una empresa extranjera. Pero una mayoría de mexicanos lo detesta y hasta lo maldicen. Sus seguidores, a su vez, lo idolatran.
Todos los hombres que llegan a la cumbre del poder, sin excepción, recurren a la maquinaria de la propaganda política. Muestran un rostro diferente de su verdadera personalidad.
Todos los políticos son “asesorados” para proyectar una imagen cercana a la gente. Algunos llegan al extremo de gastar cantidades exorbitantes para generar una imagen de credibilidad y confianza.
Obrador construyó una imagen contradictoria. La esencia de su discurso fue hablar a nombre de los grupos vulnerables y promotor de los principios de la democracia.
Se asumió como el “defensor” de las libertades y el “protector” de los débiles. Todo lo que hace y todo lo que dice es en nombre del “pueblo”.
Su concepto de “pueblo” es tan abstracto que sus palabras caen en el vacío.
En nuestro país hablar en “nombre” del “pueblo” es lo más lucrativo para los políticos.
En el caso de Obrador, los recursos para las políticas públicas del bienestar social se han utilizado con propósitos electorales. El clientelismo está enfocado a las masas vulnerables.
Los candidatos de Morena a los cargos de elección del 2021 han dispuesto de recursos como jamás había ocurrido antes. Sin embargo, el manejo de presupuestos multimillonarios no es ninguna garantía de triunfo.
La ambición por el poder ha desatado una guerra interna en el partido obradorista. La imagen de Morena y la del presidente Obrador están muy deterioradas.
De hecho, a partir de diciembre comenzó a correr su tercer año de gobierno y los resultados de su gobierno son nulos. Simplemente el año que termina ha sido el peor de la historia. Ni siquiera en los periodos de guerra la economía del país había experimentado una caída de tales magnitudes. Todo ello se traduce en mayor pobreza y desempleo. Ya no digamos el nivel de los indicadores de salud.
Qué puede ofrecer un gobierno que ha fracasado social, económica y políticamente a quienes llegaron a confiar en sus promesas de bienestar.
Los resultados del gobierno obradorista son palpables.
Por fortuna las redes sociales han venido a contribuir al debate político. Cuando le favorecieron, Obrador las calificó de “benditas”, ahora que se han volcado en su contra, las considera como “malditas” y hasta ha llegado a amenazar con demandar a las compañías de Facebook y Twitter.
Ante la falta de una verdadera oposición que enriquezca nuestro sistema político, los medios son el contrapeso a los excesos de un presidente y gobierno populista con rasgos autoritarios.
Pesa más la palabra de la prensa que la de los políticos. Por eso Obrador todos los días se encarga de denostar a los medios. Incluso, el presupuesto publicitario está dirigido a las empresas mediáticas que lo respaldan. Él mismo se encarga de señalar cuál es la “buena” y la “mala” prensa.
En el contexto político actual, la comunicación ha adquirido un carácter político. Los medios se han convertido en el verdadero termómetro social de los actos del gobierno.
El mismo Obrador ha contribuido a que los medios se conviertan en actores políticos. Reforma y El Universal son un ejemplo de ello por su influencia sobre la opinión pública.
Los medios han pasado de ser meros espectadores de la política y ahora juegan un papel central sin caer en los extremos de los partidos que fijan una posición ideológica.
En las últimas décadas se ha ido construyendo una prensa más crítica, en tanto los partidos se han devaluado ante la sociedad.
En Estados Unidos, la prensa jugó un papel determinante para frenar al presidente Trump. Allá los medios están más definidos ideológicamente que en México, aunque comparten con la prensa mexicana los mismos intereses económicos.
Durante años nuestra prensa fue codependiente del sistema político. La comunicación dejó de ser un simple aditivo de la política.
Ahora junto con las redes sociales será vital en las próximas elecciones.
El presidente Obrador lo sabe perfectamente.
Como la prensa sabe que Obrador es el peor presidente que encabeza el peor de los gobiernos en nuestra historia.
El político más odiado y el más polémico. Eso se comprobará en las urnas en las próximas elecciones.

lunes, 28 de diciembre de 2020

Contracolumna RÉQUIEM POR UN BOHEMIO JOSÉ MARTÍNEZ M.



JOSÉ MARTÍNEZ M.


Murió un trovador, pero su corazón seguirá latiendo en cada bohemio.
Apenas hace 13 días (7 de diciembre) cumplía 85 años y comenzaba con los estragos del coronavirus, la maldita enfermedad que le arrebató la vida como a otros millones en el mundo.
Su alma frágil de quetzal no soportó el sufrimiento. Se fue pero nos dejó un enorme e invaluable legado.
Su padre Santiago Manzanero lo inició en el arte de la música cuando apenas era un niño. Su primer empleo como músico fue en un circo tocando los timbales para amenizar el espectáculo de los malabaristas. Tenía entonces siete años y a los ocho fue inscrito por su abuela Rita Maqueiro Chi, en la escuela de bellas artes de Mérida. Anhelaba ser violinista pero la anciana cambió su modesta máquina de coser por un piano desvencijado en el que “Manzanita” comenzó sus primeros acordes hasta llegar a convertirse en un virtuoso.
Cuando alcanzó los 16 años ya era todo un profesional al lado de la orquesta de los hermanos Madariaga que encabezaba Adriano, el más viejo de esa dinastía de músicos. Lo mismo trabajó en el Grupo Tulipanes para pasar después a ocupar en un espacio en los grandes escenarios musicales.
Su paisano, el gran compositor Luis Demetrio, autor de La Puerta lo invitó a trabajar en la ciudad de México a la que arribó a los 22 años de edad, en el último tercio de la pasada década de los cincuenta.
En esos años se comenzó a gestar en la Gran Bretaña el grupo de los Beatles cuando John Lenon formó en su escuela el grupo The Quarry Men al que después se sumaron Paul McCarney y George Harrison.
Mientras los jóvenes apostaban al rock and roll, Manzanita irrumpía con su alma de bolero. Había nacido para ser bohemio. Con sus canciones escribió innumerables páginas de amor y romanticismo.
Su Maestro, Rafael de Paz fue quien le hizo su primera grabación. Para Manzanero, su Maestro fue el padre que él hubiera querido tener. De él recibió los mejores consejos en la vida.
Ya no estará entre nosotros, pero vivirá eternamente en el corazón de los enamorados y será el faro que iluminará hasta la existencia del último bohemio.
Se fue con un enorme dolor. El ecocidio de la selva maya lo perturbaba. El “tren maya” que ha provocado un daño masivo en el sureste del país lo mantenía intranquilo. Sufrió con impotencia la destrucción ambiental de los ecosistemas. Estaba decidido a utilizar su celebridad para tratar de influir en las decisiones que han afectado a un número indeterminado de comunidades mayas y de otras etnias.
Lamentablemente el tiempo no le alcanzó.
En algunas entrevistas mostró su orgullo por su ascendencia maya.
Aunque no dominaba la lengua de sus antepasados, aprendió un poco de ella para comunicarse con sus paisanos. En el alma y en la sangre llevó el sentir y el pensar de su origen.
“Siento con toda mi alma, pero en serio con toda mi alma, el no haber vivido en la época de la Conquista y echarme una docena de españoles de los que asesinaron a mucha gente de la mía”, le confió a uno de sus entrevistadores.
Los bohemios están de luto. Los más prestigiados tenores y hasta los más modestos trovadores de cantina cantaban sus canciones.
Viajero incansable que recorrió el mundo por placer, el trovador emprendió su último viaje en medio de la desdicha provocada por la pandemia.
Adiós Manzanita. Te doy las gracias porque Contigo aprendí / Que existen nuevas y mejores emociones/ A conocer un mundo nuevo de ilusiones / Que la semana tiene más de siete días / A hacer mayores mis contadas alegrías / Y a ser dichoso…

sábado, 26 de diciembre de 2020

Contracolumna EL AÑO QUE SE NOS FUE... JOSÉ MARTINEZ M.


JOSÉ MARTINEZ M.


Está por concluir uno de los años más tristes en la historia del mundo. Quizás hemos pasado los días más tristes de nuestra existencia. Experimentamos una de las peores catástrofes sanitarias. Esta crisis nos sorprendió en medio de tanta hambre, de tanta pobreza y de tanta desdicha. Como el tatuaje de un hierro ardiente, a varias generaciones, la pandemia nos acompañará como un recuerdo toda la vida.
El año de 2020 permanecerá guardado en nuestra memoria individual como el punto de arranque de nuestro destino y de nuestra historia personal.
A nuestra manera vivíamos en nuestra Arcadia, pero nuestro paraíso se convirtió en un infierno. Quizás, sin darnos cuenta, éramos sumamente felices.
Estos días de fiesta me han embargado de melancolía. Apenas en marzo me atreví a recurrir a las redes sociales como una válvula de escape a mis frustraciones. Para escapar de esa soledad aventé una botella al mar y coloqué una imagen de Cortázar con la silueta de un gato.
Sentí una irrefrenable manera de escribir. Me volqué a criticar nuestros políticos y gobernantes, responsables en gran medida de las pésimas estrategias que han dejado a decenas de miles de víctimas de la pandemia, sin omitir nuestra propia culpa al actuar con desdén ante el flagelo provocado por el virus.
Muchos llegaron al extremo de la psicosis, como una expresión de una falsa creencia de lo que aún está sucediendo.
Nos dijeron que no nos preocupáramos, que éramos una raza fuerte y resistente. Que en abril se iba a aplanar la curva y que los muertos no excederían de seis mil. Después se nos dijo que llegar a 60 mil sería una catástrofe. Oficialmente van más de 120 mil, el doble del escenario catastrófico, pero las actas de defunción en el registro civil nos indican que hay otros 200 mil muertos, por encima de los registros del comportamiento habitual en los últimos años.
Los muertos se han reducido a unas simples cifras, a formar parte de las estadísticas. Lo mismo ha ocurrido con las víctimas de las masacres y las tragedias ocurridas en las últimas décadas y que han convertido al país en un cementerio.
Ante millones de ojos en el mundo, la gente no sale de la sorpresa por todo lo que le ha sucedido en nuestro país ante la insensibilidad de un gobierno presidido por unas autoridades que hasta ahora jamás han puesto un pie en un hospital, excepto cuando se hizo una simulación para un acto de propaganda política.
Un gobierno que declaró tres días miserables de duelo por las víctimas de la pandemia, mientras el presidente rompía las reglas internas de su administración y apostaba de una manera ruin y deleznable por actos propagandísticos de campaña, llegando a tomar decisiones criminales como inundar pueblos enteros ante la amenaza del desbordamiento de una presa, mientras a otros se las arrebataba para abastecer las cuencas de nuestros vecinos del norte.
Mientras tanto, las escenas fúnebres han sido parte de nuestra vida cotidiana en el año más mortífero del último siglo.
En los albores de la primavera, las Naciones Unidas dio la voz alerta, al reconocer que enfrentábamos la peor pandemia de nuestra historia. Vimos pasar el verano y el otoño con tristeza, el invierno tocó a nuestras puertas con fiereza.
Pasamos la peor de las navidades de nuestra existencia con hospitales desbordados, sin la infraestructura ni los medicamentos necesarios, con panteones y hornos crematorios al tope. Atrás quedaron las falsas promesas de disponer de un sistema sanitario del primer mundo.
Pensar que decenas de miles de personas ya no están aquí, sin saber a qué horas sucedió su desgracia.
Hoy todo parecería una locura. El número de muertos es descomunal.
Nuestra tragedia comenzó con la muerte de un joven de 41 años que había asistido a un concierto de rock el 3 de marzo en el Palacio de los Deportes. Fue internado en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias. El 19 de marzo su cuerpo salió directo a la morgue…
Nada ha cambiado desde entonces.
En mi nostalgia invernal transcurren en mi jardín ciertos atardeceres apacibles de soledad y lejanía, con un poco de sol. De vez en cuando las bandadas de pájaros vuelan hacia el sureste y se escuchan, esporádicamente, como si provinieran de un mundo irreal. Nostalgia de aquellos mediodías cuando el tiempo parecía paralizarse sobre las ramas. La quietud es tan irreal que ni los pájaros se mueven entre el follaje.
Así se nos acaba el peor año de nuestra existencia ante la impunidad de un gobierno y su falsa estrategia. Donde reina la ambición de un hombre ávido de poder que lucra políticamente con la desgracia en un país de pobres donde el hombre piensa con el estómago ve con su desnudez y siente con su miseria.
Sólo nos cabe preguntar, ¿Y ahora quién sigue?

martes, 15 de diciembre de 2020

Contracolumna • MORENA, UN PARTIDO SALCHICHA • TLAXCALA, UNA DULCE DERROTA



JOSÉ MARTÍNEZ M.

Bajo el disfraz de una falsa Cenicienta, Morena obtuvo un arrasador triunfo en las pasadas elecciones. Parecía un cuento de hadas para ser verdad. Después de los resultados insólitos del 2018, Morena terminó como una puta vieja a la que los electores no le quieren volver a ver la cara.
Morena quedó atrapado en sus propias contradicciones. Más que un partido, Morena es una caterva. Un partido hecho como las salchichas, con lo peor de los desperdicios de la política.
Sin liderazgo y en medio de disputas internas por el control del partido, Morena nos acaba de brindar un espectáculo deleznable en la guerra interna por las candidaturas.
El arribismo y el oportunismo han caracterizado al partido obradorista. Eso quedó claro en la reciente disputa por las candidaturas en los 15 estados en los que habrá elecciones para gobernador.
Desde su implementación, Morena fue construido de una manera semejante a las salchichas. No hay peor político que un morenista. Son peor que los caníbales. Se alimentan hasta de la carroña política.
En el negocio de las carnes se le llama obrador al productor de embutidos. Y en analogía a su origen, Obrador hizo un partido con todos los desperdicios de la política.
En Tlaxcala, justamente, la heredera de uno de los clanes del negocio de los embutidos, Dulce Silva –cuya familia es propietaria de la Empacadora Silva, incluye entre sus marcas la de El Cerdito, la más reconocida que lidera el mercado de carnes frías y embutidos en el sureste del país– se quejó del proceso interno en Morena al que calificó como un “cochinero”, toda vez que perdió la nominación a la gubernatura.
Tlaxcala resume lo que representa Morena en la política.
Gracias al dedazo –como en los viejos tiempos– Lorena Cuéllar Cisneros fue ungida como la candidata.
Impugnada por la misma base del partido y por sus contrincantes, Lorena Cuéllar llega bajo severos señalamientos de corrupción y nepotismo.
Que lo diga Dulce Silva no es cualquier cosa.
Dulce no es cualquier militante de Morena. Es una de las personas más cercanas al presidente Obrador. Es la esposa del colaborador más próximo al tabasqueño, César Yáñez, el amigo, cómplice y confidente de Obrador por más de 20 años.
Simplemente a Dulce Silva la “chamaquearon”. Gastó millones de pesos buscando “comprar” la candidatura. En cambio, Lorena Cuéllar garantiza a Obrador una fe ciega. Dulce cometió el error de despotricar en contra del presidente. Por instrucciones de la propia Lorena Cuéllar su equipo filtró una grabación en la que se escucha la voz de Dulce cuestionando al gobierno de su padrino de bodas.
Lorena quien es una persona sin escrúpulos atacó un día sí y otro también a su compañera de partido. La ambición la cegó y está dispuesta a cualquier cosa con tal de obtener su cometido.
Lorena ha pasado de partido en partido como una diestra saltimbanqui. Una verdadera acróbata de la política capaz de aliarse con Dios y con el diablo.
A espaldas de Morena, Lorena Cuéllar es impulsada por grupos identificados con el panismo, en particular del Yunque. Entre ellos, el exgobernador Antonio Gali, un empresario de los giros negros.
Dulce Silva acusa que la designación de Lorena es una traición a los principios de Morena en su lucha contra la corrupción.
Tras su amarga derrota, Dulce cuestionó la postulación en un comunicado en el que señala: “Es una lástima que la militancia de Morena haya sido engañada deliberadamente ofreciéndole un proceso legal, transparente y democrático y lo que en realidad se tuvo fue una negociación cupular…
“Llamo la atención de todos los militantes de Morena en torno del riesgo que corremos al entregar nuestro destino en manos de personas obsesionadas con el ejercicio del poder público, a pesar de haberse comprobado y estar en curso las investigaciones por acciones de corrupción, desvío de recursos y delitos de gravedad equiparable, de parte de la persona que fue nominada por Morena para competir por la gubernatura de Tlaxcala…”
Es la misma película en cada uno de los estados en los que habrá elecciones para gobernador.
En Morena, solo el silencio cómplice tiene recompensas. Un ejemplo de ello fue el nombramiento de Tatiana Clouthier en la secretaría de Economía a cambio de renunciar a sus aspiraciones para contender por la gubernatura de Nuevo León.
Tatiana cedió su lugar a Clara Luz Flores, quien militó 22 años en el PRI quien apenas en febrero pasado renunció al partido tricolor.
Con la nominación de Clara Luz, el presidente Obrador busca las simpatías del sector empresarial. El partido fue marginado y las bases ni siquiera fueron tomadas en cuenta.
Lo mismo ocurre en Tlaxcala y el resto del país. Morena hizo de la disputa por las candidaturas un cochinero. El gran elector es Obrador. Morena es solo un florero de la cuarta transformación.
Esta situación fortalece a la oposición. La alianza del PRI-PAN-PRD tiene el desafío de recuperar sus espacios políticos con candidatos identificados con las bases.
Al parecer los partidos que pasaron a la oposición tras los resultados insólitos del 2018, comienzan a recuperarse de la conmoción que les llevó a la derrota.
Los triunfos del PRI en Coahuila e Hidalgo abrigan esperanza a los priistas.
Así, ante una situación adversa, el PRI como el ave Fénix se apresta a renacer de sus propias cenizas.
En Tlaxcala todo parece indicar que el PRI se fortalece. Sobre ello abundaremos mañana en este espacio cuando abordemos el tema de las alianzas.

lunes, 14 de diciembre de 2020

Contracolumna · JUAN VELÁSQUEZ, EN DEFENSA DE LA BUAP · BARBOSA, ENEMIGO DE LOS UNIVERSITARIOS


 


JOSÉ MARTÍNEZ M.
Para los miembros del Consejo Universitario de la BUAP
por la defensa de la autonomía

Juan Velázquez Evers es uno de los juristas más prestigiados de México y uno de los más reconocidos a nivel internacional. Es un distinguido universitario de la máxima casa de estudios de nuestro país: la UNAM.
Es el único civil que ha sido condecorado en cuatro ocasiones por nuestras fuerzas armadas (Ejército Nacional y Marina). El Poder Ejecutivo lo condecoró con la Presea al mérito jurídico a la Excelencia en el ejercicio profesional.
Por ser uno de los profesores más distinguidos, la UNAM le otorgó la Presea Conmemorativa de los Cuatrocientos Cincuenta Años de Derecho de América.
Así como el Puma es el símbolo que une a los universitarios, Juan Velásquez se ha hermanado con el símbolo de los Lobos que une a los universitarios de la BUAP.
Como los Centauros, hora Velásquez es mitad Puma y mitad Lobo. Tan es así, que al recibir la condecoración de la BUAP, Velásquez se sumó a la defensa de la autonomía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Hace un par de meses, el exrector de la BUAP, Enrique Doger puso en mis manos un tesoro: una investigación dirigida por el Maestro Horacio Labastida Muñoz sobre la Autonomía Universitaria y el Artículo Tercero de la Constitución.
Tuve el privilegio de trabar amistad con don Horacio Labastida en sus tiempos de senador de la república, mientras me desempeñaba como reportero del desaparecido periódico unomásuno.
Poblano ilustre, don Horacio estudió derecho en la Universidad de Puebla, de la que fue rector (1947-1950). Justamente el próximo 22 de diciembre habrán de cumplirse 16 años de su partida. Como centenares de sus amigos acudí a despedirlo en la funeraria, ahí mismo se encontraban muchos de los que ahora gobiernan el país. Entre ellos, Andrés Manuel López Obrador, quien entonces ocupaba la jefatura de gobierno del Distrito Federal.
Como rector, don Horacio fue un impulsor de la autonomía de la Universidad de Puebla. Seis años después de su gestión la universidad alcanzó su autonomía en 1956. Fue resultado de una larga lucha que inició en 1935 donde los universitarios resistieron los embates de los distintos poderes públicos.
Hace más de veinte años que conozco al actual rector de la BUAP, José Alfonso Esparza Ortiz, un líder universitario discreto y tenaz que ahora mismo sufre los embates de uno de los gobernadores más nefastos en la historia de Puebla.
Hace un poco más de diez años presenté a Esparza Ortiz con el ingeniero Carlos Slim entonces el Ingeniero ocupaba la cima como el hombre más rico del mundo y la editorial Océano lanzaba una nueva edición del perfil biográfico que escribí sobre el magnate de las telecomunicaciones fue un encuentro extraordinario porque la agenda de 30 minutos que se había pactado, se prolongó por más de tres horas. Por desgracia, el entonces rector de la BUAP Enrique Agüera se encargó de demoler los acuerdos obtenidos en esa reunión. Le ganó la frivolidad y sus intereses políticos por encima de los de la Universidad.
Desde que asumió su mandato como rector, dejé de frecuentar a Esparza Ortiz, ahora con el embate contra la BUAP he asumido una postura en defensa de la autonomía de la universidad.
Tenía razón Vasconcelos. “Por mi raza hablará el espíritu”, es el mayor símbolo que nos une a los universitarios.
Es justamente esa la razón que une a Juan Velásquez con la BUAP: la defensa de su autonomía.
Es lamentable que un gobernante pequeño como Migue Barbosa dedique su tiempo a denostar al rector Esparza Ortiz en un afán por imponer a uno de sus secuaces políticos en su afán por apoderarse de la Universidad.
Juan Velásquez un jurista respetado, dentro y fuera del país quien en su prolífica trayectoria de 50 años como litigante jamás ha perdido un juicio, ahora decide sumarse a la defensa de la autonomía de la BUAP.
Velásquez es un defensor de la universidad pública y ha sido un feroz defensor de la autonomía universitaria. Tan es así que su defensa de la autonomía ha sentado jurisprudencia ante las amenazas y la intromisión de los poderes políticos que han tratado de socavar la vida de los universitarios.
Eso ocurrió hace tres años cuando grupos políticos del estado de Hidalgo pretendían crear, fuera de todo marco constitucional, un órgano de control ajeno a la Universidad bajo el pretexto de reformar mediante un decreto la ley orgánica de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH).
Dicho decreto incluía la designación de contralores externos para vigilar la aplicación de recursos en los entes autónomos estatales, entre ellos la Comisión de Derechos Humanos, el Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública Gubernamental y Protección de Datos Personales y la UAEH.
Juan Velásquez asumió la defensa de la Universidad y llevó el caso a las más altas instancias de la Suprema Corte de Justicia de la Nación cuyas autoridades avalaron por unanimidad el proyecto de resolución en favor de la máxima casa de estudios de Hidalgo para proteger el principio de autonomía, estipulado en el artículo tercero de la Constitución. Dicho precepto señala que las universidades y las instituciones de educación superior a las que la ley otorgue esta libertad tendrán la facultad de gobernarse a sí mismas.
Aún peor que en el caso de Hidalgo, el gobernador Barbosa ha llegado al extremo de criminalizar a las máximas autoridades de la BUAP, el rector Esparza Ortiz es víctima de una persecución judicial sin precedente.
Por esa razón, es importante la decisión de Juan Velásquez de sumarse a la defensa de la BUAP para enfrentar a uno de los gobiernos más nefastos en la historia de Puebla.
Hace unos años Velásquez había decidido retirarse de los litigios. La defensa del expresidente Echeverría fue el último caso que llevó en los tribunales que finalmente absolvieron al exmandatario que sobre su persona se ceñían. Cuando Echeverría le ofreció el pago de sus honorarios (cuatro millones de pesos), Velásquez lo rechazó.
La defensa de la BUAP es una decisión de compromiso político con la Universidad. Va más allá de un mero asunto económico.
A lo largo de su trayectoria Velásquez ha asumido la defensa de personajes polémicos, desde presidentes de la república y poderosos empresarios hasta conspicuos políticos que han estado en el epicentro de los escándalos mediáticos.
El reconocimiento de la BUAP otorgado al jurista, es uno más del millar de los que tiene registrados en su palmarés, pero sin duda uno de los más significativos.

jueves, 3 de diciembre de 2020

Contracolumna • SISTEMA DE JUSTICIA CORRUPTO • PERIODISTAS CONTRA LA IMPUNIDAD

JOSÉ MARTÍNEZ M.

México tiene un sistema de justicia corrupto.
Ministros, magistrados, jueces, secretarios y hasta los más modestos archivistas se han visto involucrados en actos criminales.
El Consejo de la Judicatura Federal en su informe de 2019 dio a conocer el castigo a 148 jueces y magistrados de circuito que venían cometiendo delitos desde años atrás.
El Poder Judicial ha sido penetrado por la delincuencia organizada. No hace mucho un ministro de la Suprema Corte fue depuesto de su cargo por delitos de “lavado de dinero”. No es un asunto de poca importancia. En el poder judicial la corrupción, el nepotismo y el acoso sexual es cosa de todos los días.
Pero hay quienes se asumen intocables. Uno de ellos es el magistrado Jesús Jiménez Martínez quien durante su gestión como presidente del Poder Judicial del estado de Tlaxcala fue sorprendido en la confabulación de un acto de corrupción por más de 10 millones de pesos de devolución de impuestos por el Sistema de Administración Tributaria.
Se trata de un verdadero acto de rapiña en contra de la Secretaría de Hacienda. Un caso que amerita la abierta y directa intervención de la Unidad de Inteligencia Financiera para deslindar responsabilidades.
Cuando los periodistas Edgardo Cabrera Morales y José Luis Ahuactzin Ávila dieron a conocer un video donde aparece el magistrado Jesús Jiménez Martínez confabulándose con otros servidores públicos para apropiarse indebidamente de los recursos del SAT, comenzaron a destapar la cloaca del Poder Judicial de Tlaxcala en la que están coludidos funcionarios del Congreso Local y de la propia Comisión de Derechos Humanos.
Se trata de un caso de delincuencia organizada orquestada desde el poder. En el escándalo se han mezclado los intereses del aparato de justicia que opera como una verdadera mafia.
Los periodistas Cabrera Morales y Ahuactzin Ávila –quienes pertenecen al Consejo de Medios de Comunicación de Tlaxcala– están decididos a llevar hasta sus últimas consecuencias el caso de la corrupción del poder judicial de Tlaxcala que hoy tiene al magistrado Jiménez Martínez al borde de un juicio político.
Los periodistas mencionados han enfrentado numerosos obstáculos y amenazas de parte del expresidente del poder judicial quien les declaró una guerra de demandas para tratar de desgastarlos con el propósito de que cejen en su pretensión por enjuiciarlo.
Las pruebas contra el magistrado son irrefutables y los diputados del Congreso tienen en sus manos la responsabilidad de someter a juicio político a un alto funcionario del poder judicial que había jurado servir a la justicia pero que resultó un auténtico criminal.
Lo mismo había dicho el ministro de la Suprema Corte Eduardo Medina Mora cuando el periodista Salvador García Soto lo denunció con pruebas irrefutables que le costaron el cargo.
El magistrado Jiménez Martínez ha contado con la complicidad de funcionarios de otros poderes, uno de ellos fue su cuñado José Manuel Hernández Morales quien funge como secretario técnico de la Comisión Instructora de Juicio Político del Congreso Local, quien está obligado a excusarse de intervenir en el caso por el conflicto de interés.
A lo largo de la pandemia se han puesto pretextos inverosímiles para que el magistrado sea juzgado.
Las demandas de juicio político iniciaron con una petición de un grupo de juristas (Jerónimo Popocatl, Raciel Santacruz Meneses, Estela Sánchez García, Yessenia Carrillo Romero y Bernardo Fernández Sánchez).
La respuesta del magistrado Jiménez Martínez era de burla y se refocilaba fanfarroneando que es “intocable”, pues como presidente del Tribunal Superior de Justicia mantuvo bajo su control lo mismo a jueces que magistrados. Para su mala suerte el pleno del Congreso aprobó la creación de una Comisión Especial para estudiar las demandas de los juristas y de los periodistas que han dado una ardua batalla contra la impunidad.
En este caso ha salido a relucir el tráfico de influencias de la Comisión Estatal de Derechos Humanos con el Poder Judicial, de ahí la negativa de este organismo para intervenir en el caso del magistrado Jiménez Martínez aun cuando se cuenta con pruebas que atentan contra la libertad de expresión cometidas por dicho funcionario como las demandas penales en contra de los periodistas Cabrera Morales y Ahuactzin Ávila quienes han sido hostigados y amenazados, además de tratar de censurarlos solo por el simple hecho de haber divulgado el video donde el expresidente del Tribunal Superior de Justicia se amafiaba con otros funcionarios para birlar en su beneficio con la devolución de impuestos del SAT al TSJ del estado de Tlaxcala.
El magistrado Jiménez Martínez es parte de la mafia del poder judicial que tanto ha sido denunciada por el presidente Obrador.
Hace poco el Consejo de la Judicatura Federal sancionó al magistrado Jorge Arturo Romero Ocampo por estar implicado en una red de corrupción que servía a los intereses que se oponían a la construcción del aeropuerto de Santa Lucía.
Ahora mismo el magistrado presidente del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, José Luis Vargas Valdez fue exhibido por la prensa por sus excesos y abusos. Como es la contratación de automóviles de lujo de último modelo con blindajes especiales por decenas de millones de pesos.
El magistrado de Tlaxcala Jiménez Martínez es parte de ese enjambre de funcionarios corruptos del Poder Judicial que actúan con impunidad a todo lo largo y ancho del país.
Para nadie es un secreto, como lo han revelado en sus investigaciones los periodistas Cabrera Morales y Ahuactzin Ávila, sobre las redes de nepotismo y complicidad en la están involucrados jueces y magistrados que dan empleo a sus familiares (esposas o parejas, hijos, hermanos, padres, yernos, concuños, sobrinos, tíos y suegras y amantes).
Esto es lo que incomoda al magistrado Jiménez Martínez pillado en un evidente acto de corrupción que hoy lo mantiene de cara a un juicio político por las valientes investigaciones de los periodistas Cabrera Morales y Ahuactzin Ávila quienes –a riesgo de su seguridad– han dado una ejemplar lucha contra la impunidad.

Contracolumna • EN DEFENSA DE LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN • BASTA DEL ACOSO CONTRA RODOLFO RUIZ


JOSÉ MARTÍNEZ M.


Los periodistas y la opinión pública no debemos de permanecer indiferentes ante lo que está ocurriendo en Puebla contra la prensa frente a la abominable conducta del gobernador Barbosa.
El periodista Rodolfo Ruiz editor y director fundador del portal de noticias E–Consulta se encuentra como un náufrago en altamar frente al acecho de auténticos depredadores de la libertad de expresión.
Todos sabemos las patrañas del gobernador y cómo la mafia gobierna en Puebla desde su llegada al poder.
Para destruir el trabajo del periodista Rodolfo Ruiz, desde el gobierno de Barbosa se urdió el plan para atacarlo con demandas por “daño moral”. Hasta ahora Rodolfo Ruiz tiene acumuladas siete demandas, cuyo conjunto exige una reparación por 37 millones de pesos.
Rodolfo Ruiz es un periodista respetado que se ha ganado a pulso un prestigio dentro y fuera del periodismo. Es poseedor de una sólida formación académica y desde hace casi cuatro décadas ejerce el periodismo. En los últimos dieciocho años su blog La Corte de los Milagros ha reseñado la vida pública de Puebla. Ha colaborado con algunos de los diarios más importantes del país, entre ellos El Universal, La Jornada y Milenio.
La trayectoria del periodista Ruiz Rodríguez ha dejado una huella en el periodismo poblano al ejercer un periodismo crítico como un feroz guardián de la libertad de expresión.
Pero al gobernador Barbosa para lidiar con su impopularidad y su falta de legitimidad ha recurrido a los periodistas bufones que sexenio a sexenio juegan a ser los sicarios de los gobernantes en turno, como ocurre en muchos otros estados del país donde los auténticos periodistas son los más vulnerables por el asedio de los políticos y las mafias del crimen organizado.
Barbosa, en esa dualidad de político y mafioso utiliza el dinero público para garantizar “lealtades” y “neutralizar” enemigos.
Justamente Rodrigo Ruiz ha desempeñado la narrativa del periodismo para entender cómo actúan las mafias políticas de Puebla, no tanto porque incurra en asumir un papel con el sello de la antimafia.
Lo grave es que el gobierno de la república disponga en el papel de un rimbombante organismo con el título de “Mecanismo de protección para personas defensoras de los derechos humanos y periodistas”.
Ese mecanismo está en manos de un político que emergió de las filas del desaparecido Partido Comunista, Alejandro Encinas cuya probidad está más sucia que las anegadas aguas de los albañales. Como legislador, Encinas fue quien protegió al narcodiputado Julio César Godoy Toscano hermano de un jefe de la policía de la Ciudad de México.
Lo ridículo es que Encinas, quien fue compañero del gobernador Barbosa en el PRD, tiene ahora la misión de “proteger” a los periodistas. Hasta ahora han sido ejecutados una veintena de periodistas en lo que va del gobierno de Obrador y el flamante “protector” de los periodistas no se mueve de su zona de confort.
Ante la indiferencia y las amenazas constantes desde el púlpito de Palacio Nacional contra los periodistas, no queda más que apelar a la solidaridad del gremio en defensa de la libertad de expresión y de Rodolfo Ruiz quien es víctima de los abusos y excesos de un gobernante retrógrado como lo es Miguel Barbosa.
Hace poco Barbosa se exhibió en una entrevista con Mario Alberto Mejía, el principal de sus sicarios periodísticos. Este dúo llamó a su encuentro “la charla perversa”.
Cuando Barbosa emprendió su primera campaña para hacerse del gobierno poblano (en la que fue derrotado de manera humillante por la panista Martha Érika Alonso, fallecida junto con su esposo Rafael Moreno Valle en un accidente aéreo), el periodista (bueno eso es un decir) Mario Alberto Mejía llenó de “mierda” a Barbosa hasta llegar con acusaciones temerarias al señalar al propio Barbosa como el “asesino” de los Moreno Valle.
Repito, “la mierda se junta con la mierda” (Julio Scherer dixit). Ahora Barbosa y Mejía están a partir un piñón. Mejía le puso ventilador a la mierda a la campaña de Barbosa, ahora son cómplices y las acusaciones de ayer son pelillos a la mar.
Mientras el gobierno de Barbosa libra una guerra sucia contra el periodista Rodolfo Ruiz, con dinero del erario público se apoya a los “medios leales” al huésped de la Casa Aguayo.
Mejía es el vocero de las marranadas del gobernador, a cambio el periódico ContraRéplica –del que Mejía funge como director– recibe carretadas de dinero.
Los “dueños” de ContraRéplica son Antonio Grajales Salas y Antonio Grajales Farías, los concesionarios de Radio Oro.
La Crónica Puebla es otro de los medios al servicio del gobierno de Barbosa. El dueño de este periódico es Javier Pacheco Pensado, hijo del exgobernador interino Guillermo Pacheco Pulido.
Javier Pacheco es el dueño de la casa donde vive Barbosa y fue quien se encargó de financiar su campaña con dinero de las mafias políticas en el estado.
Edgar Nava es otro empresario coludido con el gobernador Barbosa. Nava es el dueño del periódico 24 Horas Puebla que originalmente fue propiedad de Eukid Castañón.
Como se sabe, Edgar Nava es uno de los beneficiarios de la obra pública en el gobierno de Barbosa. Nava, por ejemplo, a través de su agencia de autos vendió mil patrullas al gobierno del estado.
El periodista Rodrigo Ruiz destapó esa cloaca.
Edgar Nava es un empresario amafiado con el poder. Durante los gobiernos de Melquiades Morales y Mario Marín fue ampliamente favorecido. Ambos gobernantes a cambio recibieron millonarias tajadas, como ahora lo hace con los “moches” en complicidad con Barbosa.
El trabajo periodístico de Rodolfo Ruiz está fuera de toda duda. Un rastreo a sus publicaciones lo demuestra. Cosa que no ocurre con los sicarios periodísticos del gobernador. Por ejemplo, un seguimiento al contenido de la publicaciones de Mejía, lo delatan como un calumnista y difamador. En sus publicaciones la seriedad es banal, razonar está descartado. Por tanto, su trabajo consiste en insultar y calumniar.

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Contracolumna · GOBIERNO DE LIMOSNAS · TERCER AÑO DE PESADILLA


JOSÉ MARTÍNEZ M.


En términos estrictos hoy arranca el tercer año de la cuarta trasformación. Ni los más optimistas promotores de ese proyecto político tienen argumentos para hacer un balance propositivo del proyecto obradorista.
En estos dos primeros años de su mandato, el país no ha cambiado, pero el que sí ha cambiado es Obrador.
Los días pasan y su proyecto de “transformar” al país es una simple quimera. La anhelada cuarta transformación es una ilusión producto de su imaginación.
En todo caso se trata de un menjurje de ideas políticas y económicas pero aderezadas con propósitos moralistas y sin el menor ápice de ética.
En su trasnochado discurso, en la confusión ideológica Obrador ve al país como Sodoma y Gomorra y él se asume como un personaje bíblico cuya misión es redimir a un pueblo esclavizado por el legado de la corrupción de un añejo régimen que todo lo pervirtió.
Pero resulta que Obrador es un falso apóstol. Un “charlatán”, como bien lo describió en una sola palabra Octavio Rodríguez Araujo, un reputado estudioso del pensamiento marxista que terminó desencantado de esa cosa que muchos llaman “izquierda” mexicana.
La Cuatro Te es un champurrado oscuro y espeso. A los pobres, Obrador les ha dado atole con el dedo y a los ricos también, solo que acompañado con tamales de chipilín.
El tabasqueño está acostumbrado a comprar voluntades a cambio de unos cuantos pesos. Durante años ha lucrado políticamente con la necesidad de la gente. A sus fieles devotos no les da empleo, pero ofrece dádivas, lo mismo a jóvenes que a los ancianos. Es, por decirlo de una manera vulgar, como darle maíz a los puercos.
Esa masa a la que un magnate de la televisión un día calificó como los “jodidos”, es el alma y el espíritu que le da aliento a la cuarta transformación.
Los pobres son la “base social” de su proyecto, y sobre los cimientos de esa masa descansa todo el peso de un gobierno identificado con otros intereses que no son los de los pobres, pero que Obrador con su machacante discurso todos los días trata de legitimarse.
Alguna ocasión lo dijo abiertamente en un discurso angelical la lideresa de Morena, Yeicol Polevnsky cuando con cinismo y sin escrúpulos nos hizo saber en qué consiste la visión de Morena, el partido de los pobres que ve a la masa de los jodidos como una mera clientela política. Los pobres, subrayó, son unos malagradecidos sin conciencia. Un lumpen.
“Cuando sacas a la gente de la pobreza y llegan a la clase media, se les olvida de dónde vienen”.
El mismo Obrador quien se asume como el redentor de los pobres prefirió sacrificarlos cuando ordenó inundar las partes bajas de Tabasco en el momento en que una presa amenazaba con desbordarse en medio de las lluvias que habían inundado al estado.
Su eslogan de campaña de “Por el bien de todos, primero los pobres”, fue solo una linda frase de campaña, más hueca que la jícara de un bule.
Los dos primeros años de gobierno tienen a los pobres más jodidos que nunca.
Como a los cazadores de safaris les fascina presumir a sus presas, en las campañas políticas a Obrador le gusta posar con los pobres.
La mayoría de las víctimas de la pandemia y de la violencia que azota al país son los más pobres. Sin medicinas, sin empleos y sin futuro, millones de mexicanos viven en el letargo, en una especie de adormecimiento colectivo que produce una somnolencia profunda y prolongada.
Con Obrador la pobreza se ha convertido en una enfermedad patológica.
Llegó al poder con el respaldo electoral como ningún otro de sus antecesores, con el control mayoritario del Congreso, con el apoyo del sector empresarial –a cuyos representantes maldecía– pero su ineptitud, su arrogancia y su ignorancia lo han sumido en una sombra, en un hombre solitario lleno de complejos y limitaciones, atrapado por una corte de aduladores que se han visto beneficiados por el tufo de la corrupción emanada de las cañerías de la cuarta transformación.
El símbolo de la cuarta transformación terminó corrompido por la corrupción. La corrupción hizo nido en el instituto para devolver al pueblo lo robado. Y como ayer con René Bejarano, ahora su secretario particular Alejandro Esquer resultó envuelto en líos de corrupción.
Acostumbrado a ese tufo que corroe a la política, sin distinción de partidos, Obrador simple voltea para otra parte como lo hizo con Bartlett y todo el sequito que lo rodea, incluido el general Cienfuegos o Lozoya.
Julio Scherer lo decía sin tapujos: “la mierda, se junta con la mierda”. Y en esos charcos se comienza a mover Rosario Robles para tratar de obtener su libertad. Ella, la poderosa funcionaria que tenía bajo su responsabilidad el programa de la “cruzada nacional contra el hambre”, mientras el gobierno de Peña Nieto todo era una desenfrenada bacanal.
Gatopardismo puro, los años van y los días vienen y Obrador seguirá hablando en nombre del “pueblo” porque sabe que los pobres son políticamente como el oro molido, y eso le reditúa ganancias políticas.
Dos años después el país está más dividido y atomizado.
Ojalá los pobres sepan algún día en qué consistía la bandera de la cuarta transformación.
Por ahora me quedo con un recuerdo en mi incipiente inicio como periodista, de un hombre maravilloso que se llamó Rodolfo Enrique Cabral, mejor conocido como Facundo Cabral quien contaba la siguiente anécdota: a los nueve años de edad y de vivir en medio de la pobreza más absoluta y tras una largo peregrinaje desde la Tierra del Fuego hasta la ciudad de La Plata en la provincia de Buenos Aires llegó con la idea de ver al presidente Juan Domingo Perón y a su esposa Evita, famosos entonces por su discurso en favor de los pobres, para pedirle un trabajo.
Evita se sorprendió por las palabras de aquel niño descalzo y desarrapado que no pedía limosna, sino un empleo.
Acá, Obrador y su cuarta transformación es la otra cara de la historia.

sábado, 28 de noviembre de 2020

Contracolumna: MARADONA - JOSÉ MARTÍNEZ M.

 


 JOSÉ MARTÍNEZ M.

En la zona del Tigre, al norte de la ciudad de Buenos Aires, en la negrura salpicada de estrellas, se fue a la cama a descansar, la vigilia era un inevitable presagio. Durante horas lo acosó el sueño que lo había maltratado toda la noche, en el naufragio de pensamientos logró dormir, pero ya no despertó.
Murió inexplicablemente devorado por el hastío. Su existencia diaria estaba fatalmente condenada a la monotonía. El trajín y la vaciedad de todos aquellos años lo anclaron en la frivolidad hasta el final de su vida. Sin tregua renovada pasaba los años, los meses, las semanas y los días en una especie de adormecida conciencia, de un pesado estupor, de haber vivido sin fines, de haber estado comiendo y produciendo mierda durante los años y los años.
Su cuerpo estaba dotado de apetitos urgentes, de una insaciable multiplicidad por esa droga que un famoso escritor argentino llamó “exitocina”. Quienes tienen esa adicción no saben qué hacer con ella.
Una tarde cualquiera, el que fue el hombre más rico del mundo me dio una cátedra de lo que, según él, es el éxito. La “exitocina”, me dijo, no solo es el dinero, es hacer lo que más amas en la vida y te lleva al triunfo.
Ahora que falleció el famoso personaje en medio del estupor en todos los rincones del mundo, él fue un zafio como muchos hombres y mujeres meramente intuitivos y sólidamente ignorantes. Personajes que alcanzaron la gloria y se hicieron millonarios, unos simples tunantes con historias semejantes. Siempre insatisfechos, convertidos en objetos, en ídolos, vanidosos a raudales, que consciente o de manera inconsciente se encargaron de derrumbar sus mitos.
Dinero, alcohol, drogas y sexo. Fama y poder, hay muchos que no saben qué hacer con ello. Muchos de estos personajes llegan a la fama de una manera deslumbrante, provenientes de un barrio de alguna ciudad pequeña, despuntan desde los primeros años de su existencia, sustraídos de la casa paterna salen derecho a las fauces de los lobos.
Poseídos como objetos, las estrellas del espectáculo (de los deportes o la farándula) son especímenes que sufren una deshumanización que los amarga y pudre aprisa. Son pocos en realidad los que se apartan de ese itinerario.
Maradona fue etiquetado como “el mejor futbolista del mundo”. Despertó encanto y exaltación entre quienes lo vieron jugar con la magia que hacían sus poderosas piernas. Muchos dueños de equipos en el mundo querían adueñarse de él, en medio del gozo, la codicia y el dolor de sus triunfos y derrotas.
Tras su fama en las canchas llegó el momento del retiro en la plenitud de su vida –aunque para el futbol ya era un viejo– tenía entonces 37 años pero su cuerpo escocido y aterido de tantos golpes lo llevó a una nueva vida que con años acabó en una desdeñosa lástima. Su poderosa figura física se acabó y comenzó abiertamente a llevar una existencia de una frivolidad asfixiante sin mínimos espacios a la inteligencia.
Los políticos en turno, de aquí y allá, comenzaron a servirse de él. Lo mismo en Libia que en Dubái, en Cuba que en Venezuela, en Argentina que en México.
En el fútbol la inteligencia es un artículo de escaso consumo o de ningún consumo. Pero en ese mundo sobra la adulación a raudales. Las estrellas de ese deporte, como en muchos otros, son manejados, manoseados y poseídos como objetos. Y Maradona no sabía que en lo oscuro del olmo podrido las arañas van tejiendo sus telas grises. Restaurantes de lujo, antros y fiestas continúas con borracheras los 365 días del año con amigos y desconocidos de a poco se iba urdiendo la vía dolorosa de su triste final.
El encierro permanente por la pandemia lo deprimió y la abstinencia lo acabó. El sobrepeso de su cuerpo lo tenía semiparalizado ni siquiera tenía un perro para conversar con él. Sus conversaciones sin fin eran con las paredes de su cuarto ni siquiera con los criados que lo atendieron sus últimos días.
Desde mucho antes de los 60 años de edad, era ya un tiliche, cuando llegaba a salir a la calle no aguardaba el equilibrio. Alguna vez en el palco de un estadio mientras veía la derrota de su selección se le vio auxiliado por un equipo médico, cuando algunos llegaron a temer lo peor. En los últimos meses cuando se caía y no había nadie a su alrededor, se quedaba en el suelo hasta que alguien lo ayudaba a levantarse.
La compulsión irrefrenable de entregarse a una vida mundana lo derrotó. En la plenitud de su vida se le veía con envidia por las mujeres de las que se hacía acompañar, hembras poderosas como máquinas ninfales, estrellas de cine de argumentos idiotas que ellas filmaban sin protestar. Ese era su alimento de mucho tiempo, botellas de champaña, de güisqui en güisqui, de antro en antro, de pleito en pleito, fue el divertido escándalo lo mismo en París que en cualquier parte del mundo. El mismo tren de grosería y disipación, de amontonamiento de aventuras.
Su muerte no fue una sorpresa. Amaneció adormecido como su conciencia. Millones de todo el mundo le lloraron, para algunos hacía tiempo que se acabó el negocio del futbol que les dejó fabulosas ganancias.
Así es de cruel y estúpido el mundo, el negocio del futbol, del “deporte” que va dirigido a las masas, que masifica y embrutece a los que ponen en él su destino.
El héroe de las canchas murió en la soledad de sus enfermedades. Deprimido en la penumbra de su existencia, repetía una y otra vez alguno de los programas del Chavo del Ocho, por quien sentía una devoción, eso le alimentaba el alma y le brindaba descanso y paz.



sábado, 7 de noviembre de 2020

Contracolumna • QUÉ GANAMOS, QUÉ PERDEMOS • OBRADOR Y EL ESPEJO DE LA HISTORIA


JOSÉ MARTÍNEZ M.

No solo los estadounidenses, sino en todo el mundo, la gente festejó más la derrota de Donald Trump que el triunfo de Joe Biden. Un asunto de percepción. Trump, el malo y Biden, el bueno. Vaya.
Con Biden no nos puede ir mejor que con Trump.
Lo dijo John Foster Dulles, el secretario de Estado en el gobierno del presidente Dwight D. Eisenhower, durante la Guerra Fría: “Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses”.
Más claro ni el agua de horchata.
Solo en la mente del presidente Obrador, la imagen de Trump pudo ser vista como un “amigo” de México. El discurso de la sumisión así lo dejó ver cuando Obrador visitó a Trump en Washington, palabras que quedarán como una mancha en las relaciones históricas entre ambos países.
Obrador quien se jacta de ser un intérprete de la historia, ignora el peso que tienen los hechos históricos de las humillaciones de Estados Unidos a México.
Ahí está, por ejemplo, el momento significativo durante el gobierno del presidente James K. Polk quien ordenó la invasión a México en 1847, cuando soldados al mando del general Winfield Scott, colocaron la bandera de Estados Unidos en Palacio Nacional.
Al amanecer del 14 de septiembre de ese año, el teniente M Lovell recibió la orden del general Winfield Scott de colocar la bandera estadounidense y el capitán Roberts fue el encargado de hacerla ondear en las narices de los mexicanos en los tiempos de Antonio López de Santa Anna.
En ninguno de sus más delirantes discursos Obrador se ha puesto a reflexionar sobre los agravios de Estados Unidos a nuestro país. Frente a los improperios y la denostación constante de Trump contra los mexicanos Obrador se quedó callado. Ahora desempolva un viejo discurso de halagos a Joe Biden, como si el político del Partido Demócrata fuera la reencarnación del bien.
Seamos cínicos y no tengamos escrúpulos para elogiar a Biden. Gritemos como los súbditos de los imperios “¡El rey ha muerto, viva el rey!”
Con Estados Unidos hemos mantenido una relación más o menos estable en los últimos 100 años.
Con Trump la relación se trastocó con la necedad de reforzar y construir el muro fronterizo. Un chasquido de dedos de Trump puso a temblar al gobierno de Obrador cuando amenazó a México de castigarlo con mayores aranceles sino contenía la avalancha de inmigrantes centroamericanos. Desde entonces se selló la frontera sur de nuestro país. A cambio se acordó dotar de un miserable presupuesto a los países de la región bajo el supuesto de una ayuda para “financiar su desarrollo”.
El encono contra Trump se alimentó entre los inmigrantes de esos países y de buena parte de los mexicanos asentados en territorio estadounidense, lo mismo que se incubó un malestar social contra Obrador por su política entreguista con el gobierno de Trump.
Obrador que presume las remesas como una conquista económica de su gobierno y no como un sacrificio de los millones de mexicanos que sufren discriminación y constantes agravios a sus derechos laborales y humanos y los cuales son la reencarnación del gran fracaso de México como país.
Con Biden y los demócratas nos espera más de lo mismo.
A Obrador se le acabó la “luna de miel” con Trump. El plutócrata que se burlaba del tabasqueño al que llama “Juan Trump”.
Nada debemos esperar del próximo gobierno de los demócratas. Tal vez se puedan hacer algunos pequeños ajustes al Tratado comercial pero no una gran cosa. Biden empeñó su palabra con regularizar a millones de inmigrantes, lo mismo prometió Obama y resultó peor que Trump, quien al menos no se anduvo por las ramas y sabíamos a qué atenernos.
Trump, el fiel partidario de la Doctrina Monroe de “América para los americanos”, el líder populista en cuyo espejo se debe ver Obrador.
Es tiempo de consolidar las relaciones bilaterales y superar los viejos traumas de la historia.
Lo malo es que Obrador frente a Estados Unidos no tiene memoria. Lo peor fue que con Trump, Obrador antepuso sus intereses políticos personales a los intereses del país.
Históricamente Estados Unidos nos ha tratado con la punta del pie.
Vayamos a la narrativa de nuestras relaciones.
Con Trump no termina una Era, continúa por otros medios.
Apenas hace 100 años sufrimos la última invasión norteamericana a nuestro territorio. Tuvo lugar en marzo de 1916 con la llamada Expedición Punitiva que se mantuvo durante un año cuando el general John Pershing jefaturó al ejército yanqui en busca de Francisco Villa tras el ataque al poblado de Columbus, Nuevo México.
La lección que debe aprender el presidente Obrador es muy sencilla.
Los mexicanos cada vez que nos dividimos hemos sufrido invasiones y despojos de nuestro territorio. Pero Obrador, ignorante de nuestra historia, no se ha cansado de dividir a los mexicanos.
La discordia patológica de Obrador genera inestabilidad política y amenaza a nuestra soberanía. Su permanente discurso belicoso nos conduce al pasado. A los tiempos de los liberales y conservadores (1821-1876) cuando el país padeció sangrientas luchas fratricidas. Como consecuencia el país sufrió invasiones y el país fue mutilado cuatro veces.
Al momento de nuestra Independencia el territorio del país se extendía hasta Centroamérica. La región permaneció unida solo un decenio hasta que en 1824 se balcanizó en cinco países: Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.
En 1836 sufrimos la separación de Texas.
En 1848, después de dos años de batallas, Estados Unidos nos arrebató California, Nevada, Utah, Colorado, Arizona, Nuevo México y una parte de Oklahoma.
La última mutilación de nuestro territorio se dio en 1853 con la venta de La Mesilla a Estados Unidos. Ese territorio comprendía una parte de Chihuahua y Sonora y abarcaba poco más de 100 mil kilómetros cuadrados, equivalente a la extensión sumada de los estados de Veracruz, Tabasco y Morelos.
Lo peor que nos puede suceder ahora con Obrador y su discurso belicoso de dividir al país, es que los gobiernos de la Alianza Federalista –que demandan un nuevo trato fiscal– terminen por declarar su separación del país.
Obrador se debe ver en el espejo de la historia pero actúa a contracorriente.
Lo más seguro es que termine denostado y humillado como Trump, que al igual que el tabasqueño llegó al poder ofreciendo falsas expectativas con su discurso ramplón de “Que América vuelva a ser grande”.
Lo mismo prometió Obrador, de convertir a México en una potencia mundial, pero el país cada día es más pobre y dividido.
Hoy la derrota de Trump es la derrota de Obrador.
En ese espejo se debe ver el tabasqueño.
Para un político no hay nada más amargo que la derrota. En cambio, el triunfo alimenta el ego. Para los políticos el poder es una sustancia misteriosa que los transforma. Cuando sienten que alguien les regatea ese poder se vuelven paranoicos e impredecibles. Cuando un político es investido de poder su primer reclamo es el reconocimiento.
Una amarga experiencia para Trump y una advertencia para Obrador.
Sabias las palabras de John F. Kennedy quien acuño la célebre frase: “La victoria tiene mil padres. La derrota es huérfana”. Cierto.

viernes, 6 de noviembre de 2020

Contracolumna • LA CANDIDATA DE LA CORRUPCIÓN • LORENA CUÉLLAR - MORENA - TLAXCALA



JOSÉ MARTÍNEZ M.
Lorena Cuéllar Cisneros ha sabido seguir los consejos del expresidente López Mateos quien solía decir: “Quien no tenga un amigo libanes, que lo busque”.
En efecto, Lorena Cuéllar es una de las aspirantes al gobierno de Tlaxcala como candidata de Morena y desde algunos años ha mantenido una relación “especial” –por decirlo de una manera amable– con la familia de los Gali. Sí, nos referimos a la dinastía poblana de los Gali, de la que José Antonio Gali Fayad fue gobernador por un breve periodo, menos de dos años, pero suficientes para consolidar su fortuna.
Por las manos de Lorena Cuéllar –como súper delegada del gobierno federal en Tlaxcala– pasaron miles de millones de pesos. Ella se jacta de haber “administrado” cerca de 9 mil millones de pesos para “beneficio” decenas de miles de familias.
Sin transparencia –al estilo del gobierno de Obrador– ese dinero lo utilizó para su promoción política, y de paso desviar cuentas millonarias en obras sin terminar y a costos elevados. Desde luego, con ese dinero hizo su “cochinito” para promocionarse y utilizarlo en su campaña, si es que resulta la agraciada.
La fortuna desmedida de Lorena Cuéllar tiene mucho que ver con algunos negocios manejados por el clan de los Gali, una familia de origen libanés que es conocida en Puebla por su empresa Grupo Ambar que maneja una red de antros, bares y restaurantes de lujo en San Andrés Cholula y la capital poblana.
Lorena Cuéllar, lo hemos señalado en este mismo espacio de la Contracolumna, tiene una forma muy particular de ver la política. Para ella los cargos de representación popular son negocios.
“Un político pobre es un pobre político”, solía decir el profesor Carlos Hank González y Lorena Cuéllar así lo entiende. Su ambición la ha llevado a saltar de partido en partido siempre en busca de su “superación personal”.
Y la mejor manera que encontró para sacar provecho a los negocios de la política, fue aliarse con los Gali. Si ella resulta la candidata de Morena no habrá que preocuparse por dinero, así que si Dulce Silva –la esposa de César Yáñez, el ex vocero de Obrador por muchos años y ahora colaborador cercano del tabasqueño– dice contar con 70 millones de pesos para su pretendida campaña, Lorena Cuéllar dispone de mucho más.
Frente a Dulce Silva, sin duda alguna Lorena tiene un palmarés político envidiable. A su lado, Dulce es una bisoña, en cambio Lorena es un costal de mañas y sabe endulzar el oído de Obrador. Lo malo para Lorena es que los partidarios de Obrador no confían en ella por sus malos manejos.
La mayor parte de su trayectoria política la hizo en el PRI, desde abajo como una modesta burócrata hasta llegar a un drama familiar en 2012 cuando tuvo que competir con su tío el exgobernador Joaquín Cisneros Fernández por un escaño en el Senado. Entonces rompió con el PRI, el partido de sus amores, y se pasó de la noche a la mañana al Movimiento Progresista acaudillado por Obrador.
Lorena es pragmática y si mañana no resulta la candidata a la gubernatura por Morena es capaz de aliarse con el diablo, no le importa que tenga que pasar sobre los cadáveres de Dulce Silva y otros aguerridos morenistas que tienen las mismas ambiciones de poder, al costo que sea.
Esa es la identificación que Lorena Cuéllar tiene con los Gali. Asumir la política como negocio.
Cuando José Antonio Gali Fayad fue alcalde de la capital poblana y luego gobernador de esa entidad lo hizo bajo los colores del PAN, ahora pretende que su hijo José Antonio Gali López se forme bajo la sombra de la “izquierda” para ocupar en el “futuro” la gubernatura de Puebla.
Si los adversarios de Lorena Cuéllar soltaron el “borrego” de que estaba bajo la lupa de la Unidad de Investigaciones Financieras, no estaría mal que la señora Cuéllar se le investigara sobre los malos manejos de los dineros para los programas en el estado por la Secretaría de Bienestar.
Según Lorena Cuéllar con los casi 9 mil millones de pesos que administró como delegada de Bienestar se “beneficiaron” 324 mil personas, entre estudiantes, personas de la tercera edad y gente con discapacidad. Pero las cuentas no han sido claras. El manejo de esos recursos se hizo de manera discrecional.
Es así que en su ambición por el poder, Cuéllar dejó la delegación federal en manos de un subordinado que responde a nombre de Carlos Luna Vázquez, a quien utiliza como su tapadera.
Por otro lado, son múltiples las denuncias sobre el enriquecimiento desmedido de su yerno, Fernando Lucio Celis quien en más de tres años tuvo a cargo la mayor parte de la obra pública en el municipio de Amaxac, con recursos gestionados por Lorena Cuéllar.
Todo mundo sabe en Tlaxcala que a Lucio Celis le gusta fanfarronear la vida de lujos que lleva sin el menor rubor, asumiéndose intocable.
Pero a Lorena Cuéllar le da urticaria cuando la prensa la llama a rendir cuentas por sus escándalos políticos y la rocambolesca vida de ella y de su yerno.

jueves, 5 de noviembre de 2020

EE. UU. 2020 (8). 49% de voto 2020 fue para Trump, no para partido Republicano

 


Carlos Ramírez

 

Pase lo que pase si hay o no recuento, el segundo saldo importante de las elecciones presidenciales revela el colapso del Partido Republicano: por traiciones, alianzas con demócratas y agotamiento de grupos oligárquicos, el Partido Republicano perdió bastiones electorales estatales, diluyó su conservadurismo acomodaticio y dejó al garete a importantes grupos sociales. El 49% del voto presidencial fue para Trump y no para el partido.

El problema de Trump radicó en no haber pactado con el establishment del Partido Republicano, pero debido a que los grupos dominantes de esa formación exigían en la práctica la entrega del poder a las élites oligarcas. Sin embargo, por ese desacuerdo, el PR perdió la presidencia para Trump por cuatro años, pero en realidad permitió que estados conservadores clave se pasaran al Partido Demócrata con el indicio de que tal vez nunca regresarán.

Lo peor de todo fueron las traiciones. Los Bush en Texas y Florida, por ejemplo, operaron a favor de Joe Biden y los demócratas, pero al final Trump se quedó con la mayoría y dejó a esa familia sin bastiones y, lo peor, sin credibilidad política porque fueron asociados a los intereses de Barack Obama como el operador demócrata de las traiciones republicanas.

En suma, el Partido Republicano perdió la presidencia, dejó al partido sin grupos de poder, se irá desfondando porque los grupos conservadores radicales trumpistas ya no votarán por sus candidatos y disminuyó representatividad social, al tiempo que los liderazgos tradicionalistas republicanos también se quedaron desideologizados porque el conservadurismo fue copado y cooptado por los demócratas. Los grupos conservadores tradicionales encontraron espacio en el corrimiento a la derecha del Partido Demócrata.

El Partido Republicano cometió el error estratégico de no negociar con Trump y preferir alianzas con los demócratas Clinton, Obama y Biden. En el 2016 Trump había quitado a los demócratas el dominio e Iowa, Wisconsin, Michigan, Ohio, Pensilvania y Florida y en el 2020 Trump por esfuerzo propio mantuvo Florida. Hay la percepción equivocada de que Arizona es conservador, pero en las últimas cinco elecciones presidenciales ha votado demócrata, aunque ahora Trump hizo subir la votación casi a empate.

Sin liderazgos políticos, hundido en alianzas oscuras con los demócratas, con una mayoría en el Senado por Trump y ahora sin rumbo y sin una propuesta de ideología conservadora moderna, el Partido Republicano fue el gran derrotado en las elecciones. Y falta por ver qué va a hacer Trump si el proceso legal le asigna la victoria a Biden, porque se posicionó --a pesar de una campaña en contra en el establishment demócrata-republicano de los principales medios de comunicación-- como un líder conservador duro, visibilizó a la ultraderecha violenta y agitó a la participación directa de ciudadanos que antes habían repudiado el modelo de representación intermediadora de lideres políticos que en realidad servían a los grupos conservadores con alto poder adquisitivo.

Luego de acomodarse en el conservadurismo ideológico light interno, los republicanos se convirtieron en el complemento radical del conservadurismo bélico en la política exterior en su vertiente militarista de los demócratas ahora en la fase antiterrorista. Pero para mantener su base militante interna animada, los republicanos necesitarán de propuestas políticas coherentes y de respuesta a las demandas de la derecha sobre todo radical. El discurso antinmigrante de Trump reconstruyó la ideología racista estadunidense que forma parte de la identidad excluyente ideológica de los EE. UU., como lo ha evidenciado la crisis de brutalidad policiaca de policías de estados y condados demócratas contra minorías afroamericanas e hispanas, una especie de guerras civiles moleculares en el modelo de Enzensberger.

Si Trump decide seguir en política y construir un nuevo partido o de plano arrebatarles el partido a los republicanos, a los EE. UU. le esperan luchas ideológicas internas que habrían desatado la alianza Clinton-Bush-Obama y la complicidad de las élites republicanas contra Trump

 

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Política para dummies: La política es el movimiento perpetuo de las contradicciones sociales.

 

El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

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Contracolumna • ESPIONAJE POLÍTICO PARA INTIMIDAR • EL TENEBROSO RACIEL LÓPEZ SALAZAR

 


JOSÉ MARTÍNEZ M.

Nadie duda del fracaso en los temas de seguridad nacional en el gobierno de Obrador. Mientras los cárteles de la droga y las mafias del crimen organizado viven en el paraíso de la impunidad, el gobierno recurre a la añeja práctica del espionaje como un recurso para intimidar a sus adversarios políticos. Algunos gobiernos emanados de Morena lo han puesto en práctica. El caso de Puebla es un ejemplo revelador del uso político del espionaje, lo cual contrasta con el escándalo que desató la jefa de gobierno de la ciudad de México, Claudia Sheinbaum cuando descubrieron la existencia de una madriguera desde la cual operaban los servicios de espionaje de su antecesor Miguel Ángel Mancera.
Como ocurre en otros gobiernos estatales, en Puebla el espionaje político es un “pilar” en el que se apoyan las tareas de “seguridad pública” ordenadas por el gobernador. El objetivo de Barbosa es intimidad y provocar a sus adversarios, incluso de su mismo partido que han demandado su destitución y un juicio político.
En los últimos meses el espionaje ha estado orientado a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, empresarios, periodistas y los partidos políticos que se preparan para las campañas del próximo año. Algunas de las intercepciones son filtradas a algunos medios que las reproducen y las difunden en las redes sociales.
Al inicio del mandato de Miguel Barbosa, el vice almirante Miguel Idelfonso Amezaga Ramírez ocupaba la titularidad de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado pero a principios de marzo del presente año fue sustituido por el abogado Raciel López Salazar, un personaje tenebroso que carga con una polémica y sucia trayectoria.
En febrero pasado cuando recién iniciaba la pandemia del coronavirus, en la Casa Puebla hubo una reunión un tanto informal, ahí el “extraño” visitante era ni más ni menos que el ex gobernador de Chiapas Juan Sabines Guerrero, habló con Barbosa sobre “los nuevos tiempos políticos”. Le dijo:
– Es muy importante tener controlados a tus enemigos. Para ello, agregó Sabines, necesitas tener la mejor tecnología y un equipo con experiencia.
–La gente que te recomiendo, dijo Sabines, ha sido entrenada por el Mossad, la CIA, el MI6… han sido formados por los mejores…
–Me encanta la idea, respondió Barbosa, quien estuvo de acuerdo. “Adelante, adelante”, le dijo.
Sabines recomendaba a uno de sus viejos colaboradores que en Chiapas había fungido como procurador y que pasó a despachar como delegado de la Fiscalía General de la República en el Estado de México, donde ya empezaba a tener problemas, Raciel López Salazar quien no encajaba en el equipo del fiscal general Alejandro Gertz Manero. Tarde que temprano López Salazar sabía que con Gertz podía terminar mal por sus nefastos antecedentes y sus relaciones peligrosas con las mafias del crimen organizado.
Así que ha Barbosa la recomendación de Raciel López, “le cayó como anillo al dedo”, como diría el clásico.
Pero Raciel no llegó solo a Puebla. Antes de él, llegó otro tenebroso personaje que había trabajado con el gobernador Sabines en Chiapas. Moisés Grajales Monterrosa, quien antes de Raciel había sido nombrado secretario Ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad Pública.
Moisés pronto se vio envuelto en escándalos de corrupción donde se había amafiado con los presos que controlan las prisiones en el estado. Entonces habían circulado videos e información sobre supuestos actos de tortura y corrupción en el penal de San Miguel.
Antes de llegar a Puebla, Moisés Grajales había estado al frente del Consejo Estatal de Seguridad Pública de Chiapas en el gobierno de Juan Sabines sin haber aprobado nunca los exámenes de control de confianza, pero aun así el sucesor de Sabines, Manuel Velasco –el amigo del presidente Obrador y de su hermano Pío– designó a Grajales como director del Centro Estatal de Control de Confianza para que él mismo se autoevaluara.
En Chiapas Moisés Grajales no pudo acreditar su riqueza mal habida; en el 2002 se le abrió un acta y la averiguación previa 91FESP2/2012 por homicidio, y el expediente 3887FESP6/2012 por violencia familiar y violencia de género, además de otras averiguaciones por diversos delitos.
Al final el gobernador Barbosa lo sustituyó por Raciel López, otro pájaro de cuenta como Grajales.
Como procurador de Chiapas Raciel López protagonizó numerosos escándalos. Veamos algunos ejemplos:
Sin contar con evidencias ni una investigación metió a la cárcel durante 18 meses al líder transportista Walter León Montoya por el delito de homicidio en agravio del dirigente minero Mariano Abarca Roblero en el municipio de Chicomuselo, Chiapas. El verdadero “delito” de Walter León Montoya fue por iniciarle juicio político a Juan Sabines, por la corrupción desmedida en su gobierno.
El 10 de abril de 2019, Walter León envió una carta al gobernador Rutilio Escandón Cadenas. En ella no pedía más que lo justo: “Instruir al Fiscal General del Estado para continuar con la investigación del homicidio perpetrado en contra del señor Mariano Abarca Roblero. Disculpa pública por haber quedado sujeto a un proceso penal sin haber tenido ninguna responsabilidad en el delito imputado. Atención médica y psicológica por la tortura sufrida durante el tiempo que estuvo privado de mi libertad. Investigar todas las irregularidades cometidas durante el proceso penal a que fue sometido”.
Otra víctima de los abusos de poder de Raciel López y el gobernador Sabines fue el abogado Horacio Culebro Borrayas, acusado también del homicidio de Mariano Abarca. Recluido durante 13 meses tampoco se le pudo comprobar participación alguna. Liberado por falta de pruebas alcanzó su libertad. Sólo que al momento de salir de prisión, en ese mismo instante fue detenido y, de nuevo, recluido por el delito de ecocidio, también inventado.
En Puebla, Raciel López ha sido dotado de un inconmensurable poder por el gobernador Barbosa.
Bajo el argumento de los altos índices de violencia en el estado y la presencia de los cárteles de la droga, Barbosa ordenó un aumento de 64 por ciento en el presupuesto para la Secretaría de Seguridad Pública, cuya dependencia dispone de recursos por 4 mil 253 millones de pesos para el año en curso.
Raciel, fiel a su costumbre, ahora goza de dinero, poder e impunidad. Es una mala copia del inefable Genero García Luna. Y no cabe duda de que sigue los mismos pasos del colaborador estrella en el gobierno de Calderón.
Barbosa y Raciel están involucrados en la turbia adquisición de mil patrullas que se adquirieron a sobreprecios. A más de un millón 350 mil pesos cada una. Un negociazo con un tufo de corrupción, en el que la Auditoría Superior del Estado está coludida, sin duda alguna.
Lo de las patrullas no es un asunto menor, lo grave es el espionaje político con fines perversos.
El espionaje de Barbosa incluye los teléfonos y toda la variedad de los dispositivos electrónicos de sus adversaros políticos, lo mismo que periodistas, defensores de derechos humanos y activistas.
El gobierno de Barbosa incurre en delitos federales que se consideran graves. El espionaje que realiza su gobierno bajo la conducción de Raciel López se hace sin ningún tipo de autorización judicial lo cual es violatorio del artículo 16 constitucional que protege las comunicaciones privadas.
El espionaje de Barbosa no cabe en ninguna de las excepciones previstas en la ley para que un juez otorgue la autorización correspondiente.
La violación al artículo 16 de la Constitución está prevista en el Código Penal Federal por violar los artículos 177 y 211 Bis del citado código, los cuales contemplan penas de 6 a 12 años de prisión para cada uno de los implicados. En el caso del secretario de Seguridad Pública se pueden presentar cargos por al menos dos delitos en su contra lo mismo en contra de los funcionarios que hayan ordenado y autorizado la intervención ilegal de las comunicaciones privadas de los afectados.
Raciel López montó un sofisticado equipo de espionaje con el sistema Pegasus desarrollado por la compañía israelí NSO Group. El malware de espionaje Pegasus, es comercializado a gobiernos con la condición de que solo sea utilizada para combatir a terroristas o grupos criminales y carteles de drogas por la empresa NSO, y en Puebla se aplican de manera ilegal, sin autorización judicial y para fines ilegítimos.
El software utilizado por Raciel López se infiltra en los teléfonos inteligentes y otros aparatos para monitorear cualquier detalle de la vida diaria de una persona por medio de su celular: llamadas, mensajes de texto, correos electrónicos, contactos y calendarios. Incluso puede utilizar el micrófono y la cámara de los teléfonos para realizar vigilancia; el teléfono de la persona vigilada se convierte en un micrófono oculto.
El software Pegasus no deja rastros del hacker que lo utilizó. Incluso el fabricante, NSO Group, señala que no se puede determinar exactamente quién está detrás de los intentos específicos de hackeo.
Pero los ciberexpertos pueden verificar en qué momento se ha utilizado el software en el teléfono de un objetivo, lo cual les deja pocas dudas de que el gobierno mexicano o algún grupo corrupto interno están involucrados.
Al gobernador Barbosa y su testaferro Raciel no les importan las leyes, pues solo un juez federal es el único que puede autorizar la vigilancia de comunicaciones privadas y solo cuando los funcionarios demuestran que tienen un caso bien armado para realizar esa solicitud.
Pero en Puebla sin mediar ninguna justificación, el gobierno de Barbosa a nadie pide permiso para hacerlo.