martes, 14 de julio de 2020

Sin programa emergente de apoyos a empresas no habrá PIB en 2021-2024


Carlos Ramírez

 

Si el 2020 es ya insalvable del efecto recesivo del frenón económico de dos meses y el PIB oscilara entre -12% a -14%, comparable sólo con el -14% de 1932 de la gran depresión, la posibilidad de que el 2021 pueda lograrse un PIB positivo de 0% a 2% depende de un programa emergente de reactivación económica con apoyos fiscales, crediticios y directos a la planta productiva y el empleo.

Pero como el gobierno federal ha decidido no rescatar ni reactivar la economía, entonces la salida de la crisis se pospondrá hasta 2023 o 2024. Sin apoyo económico, la reactivación de las empresas pasará antes por una reestructuración salvaje de cierre de plantas y despidos de trabajadores y el subempleo no alcanzará a generar actividad económica.

Las cifras son contundentes:

--Tomando 2018 como base 100 del PIB, el crecimiento ofrecido por el gobierno federal de 2% en 2019 y 2% en 2020 llevaría el índice a 104% en 2020.

--Pero como oficialmente el PIB de 2019 fue de -0.1% y el de 2020 sería, en el mejor de los casos, de -10%, entonces el índice real de PIB al terminar 2020 sería de 89.9.

--Creciendo a una nueva meta oficial de 2.5% anual de 2021 a 2024, los cuatro años que faltan del sexenio, el índice de PIB al terminar 2024 sería de 99.2. Esto quiere decir que en el primer trimestre de 2025 se tendría el PIB igual al que se tenía en 2018, por lo tanto, sería un sexenio perdido porque sería un sexenio de crecimiento económico real anual de 0%, cifra igual al del sexenio de Miguel de la Madrid que tuvo dos caídas del PIB: -3.5% en 1983 y -3.1% en 1986. El PIB de 1989 fue igual al de 1982.

--Para cumplir con el compromiso del presidente López Obrador de un crecimiento promedio anual del PIB de 4% en sus seis años de gobierno, entonces el PIB de 2021 a 2024 tendría que crecer 7% anual, cifra imposible.

--El problema del PIB radica en que tiene un techo estabilizador: no puede crecer más de 2.5% porque generaría cuellos de botella inflacionarios y por lo tanto devaluatorios. En consecuencia, una tasa promedio de PIB de 2% a partir de 2021 recuperaría el PIB de 2018 hasta 2025.

El otro problema radica en la capacidad de la planta productiva de reactivar su ritmo de crecimiento en el corto plazo. SI el crack de la bolsa de Nueva York llevó al PIB mexicano a un hoyo recesivo de -14%, en 1933 se puso en marcha todo el apoyo del Estado para reactivar la economía y el PIB de 1933 --obvio: sobre la cifra de 1932-- fue de 10.5%positivo.

En México no existe hoy ningún programa emergente de reactivación económica que haga que el Estado apoye a las empresas y a los salarios --por tres vías: fiscal, crediticia y directa--; el gobierno federal, además, ha anunciado que no habrá condonaciones fiscales, ni apoyos crediticios, ni ayudas salariales para salvar a las empresas, entonces la planta productiva y el empleo por mismas no podrán reactivar la economía.

El costo de un programa emergente de reactivación económica implicaría la decisión de romper con el compromiso neoliberal de estabilidad macroeconómica basada en déficit presupuestal de 0% a -2%, cero endeudamientos públicos, ninguna concesión fiscal. Sin embargo, las autoridades de Hacienda tienen instrucciones presidenciales estrictas de no romper por ninguna razón la estabilidad macroeconómica heredada del viejo neoliberalismo.

Además de las cifras negativas del PIB, otros dos indicadores sociales van a completar el panorama de una gravísima crisis social del régimen: el desempleo formal e informal y el aumento de la pobreza con indicios de hambruna en zonas abandonadas de la geografía nacional y expresiones de falta de alimentación en los cinturones de miseria de las ciudades. Millones de mexicanos perdieron su empleo y no encontraron apoyos gubernamentales para resistir la pandemia.

La última expectativa depende del Tratado de Comercio Libre puesto en marcha en su fase 2.0 el 1 de julio, pero con la circunstancia agravante de que muchas cadenas productivas mexicanas se rompieron y no hay empresas de relevo

El dilema económico de la pandemia fue salvar las finanzas públicas o ayudar la mitad del país que sobrevive con apoyos del Estado. Y se resolvió a favor de la estabilidad macroeconómica neoliberal.

 

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Política para dummies: La política radica en la sensibilidad moral para salvar a los que menos o nada tienen.

 

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Contracolumna • GATELL Y SU ESTRATEGIA CRIMINAL • OBRADOR Y EL MUNDO DEL REVÉS


JOSÉ MARTÍNEZ M.

México es el único país en el mundo donde los responsables de la catástrofe sanitaria son felicitados por el Presidente como si fueran unos héroes. El de la cuarta transformación es el mundo del revés.
Que podíamos esperar de un mandatario que justifica y defiende a los narcos porque él considera que “también son pueblo”. No importa que la violencia hasta ahora haya dejado más de 55 mil crímenes en lo que va de su gobierno.
Lo mismo ocurre con la corrupción de sus colaboradores, a los que defiende por ser supuestamente “víctimas” de “campañas sucias” de los “conservadores”.
México es, pues, el paraíso de la impunidad.
Pobre México.
No tenemos un Presidente tenemos un alcahuete.
Alcahuete es el que encubre y el que alaba, el que pretende obtener un beneficio.
Es lamentable que Gatell –el “científico de moda” – se deje manejar como una marioneta, como un muñeco de trapo por un político sin escrúpulos como es Obrador.
En cualquier otro país Gatell ya estaría tras las rejas. Es el principal corresponsable de la crisis sanitaria.
Gatell es como el borracho al que invitan agarrar la fiesta y que luego se justifica: “si ya saben cómo me pongo para que me invitan”.
Gatell es la versión 2.0 de la pandemia.
En 2009 Gatell incurrió en los mismos errores cuando estalló en México la gripe A (H1N1) cuando él estaba enfrente de aquella crisis como director general adjunto de Epidemiología en la Secretaría de Salud.
Su irresponsabilidad, lo llevó en aquella ocasión a no cumplir con las mínimas normas de salud pública que costaron la vida de más de mil personas y más de 70 mil contagiados con el virus de la influenza, en ese año a nivel global se registraron cerca de 61 millones de casos y alrededor de 600 mil personas murieron en el mundo a causa de la infección.
Ahora la responsabilidad de Gatell es mucho más grave. Durante cuatro meses negó la importancia del uso de las mascarillas y no aplicó las pruebas de Covid -19 por razones de “austeridad” y negligencia.
Tuvo la desfachatez y la falta de ética de considerar a Obrador como “una fuerza moral” … “el Presidente no es una fuerza de contagio” 


 y todavía de manera criminal él y el Conejo General de Salud propusieron la aplicación de una guía bioética para decidir sobre la vida de las personas al “seleccionar” a los enfermos de Covid dando preferencia a los jóvenes. 




Se trata de acciones meramente criminales.
Todo lo demás ya lo sabemos: manipulación de cifras verdaderas de fallecidos y contagiados malamente llamados “subregistros”, falta de previsión y una pésima estrategia donde el Presidente fue el primero en romper la disciplina del gobierno y el principal promotor de la politización de la pandemia.
En el mundo, países pobres y ricos, a diferencia de México, la crisis sanitaria tuvo consecuencias políticas, en muchos casos.
En Francia se abrió una Comisión encabezada por el fiscal general francés, François Molins, para juzgar los crímenes y delitos de miembros del gobierno sobre la gestión de la crisis del coronavirus contra. Los señalados son: Edouard Philippe, ex primer ministro; y Olivier Véran y Agnès Buzyn, todos ellos integrantes del gobierno del presidente Emmanuel Macron.
En México el presidente Obrador protege a Gatell pese a las evidencias en su contra.
En la Contracolumna hemos abordado el aspecto legal para que Gatell sea sometido a juicio político por su responsabilidad criminal en el manejo de la pandemia. Pero el presidente Obrador lo encubre y lo respalda, pues ambos comparten la misma responsabilidad.
El problema mayor de México es la impunidad.
Obrador cree que a él solamente lo puede juzgar la historia. Los cambios recientes a la Constitución le han retirado la inmunidad y puede y debe ser llevado a juicio político por romper la disciplina interna del gobierno en el manejo de la pandemia desde el momento mismo en que tomó la crisis sanitaria como un “chacoteo” al presumir su “protección” con estampas religiosas.
Existen las condiciones para someter al presidente Obrador y a Gatell a un juicio político por el manejo irresponsable ante la pandemia, debido a que su gobierno ha jugado con la vida.
La guía bioética atenta contra el derecho elemental de la preservación de la vida.
Es violatoria del Artículo 1, Constitucional de los derechos humanos.
Es violatoria del derecho a la Salud, previsto en el Artículo 4, Constitucional.
El Triaje, al decidir a quién no le ponen el aparato Respirador u otro que pueda salvar la vida, incurre en probable responsabilidad penal con sus agravantes.
Desde luego que procede el Amparo plenamente. Y hay incluso precedentes en este tema.
Da lugar a denuncias penalmente a quien resulte responsable desde el Consejo de Salubridad General que preside el Presidente y de quienes votaron a favor y para quien lo ordenó publicar y aplicar en lo general y en lo particular.
Primero se puede abrir un proceso nacional, igual contra cada funcionario que incurra en corrupción, violación de garantía y del Estado de derecho.
Aun cuando Obrador dispone del manto protector del Congreso donde predomina y manda la mayoría de Morena para evitar un juicio político, queda la posibilidad de exigir la revocación de su mandato de acuerdo a las últimas reformas constitucionales conforme a lo establecido en los artículos 35, 36, 41, 73, 81, 83, 99, 116 y 122 de la Constitución con el propósito de que la ciudadanía tenga instrumentos legales, para decir, al término de la mitad de su gobierno, si el Presidente, algún gobernador o un alcalde puedan seguir en sus cargos.
Lo importante es de acuerdo a las modificaciones que se hicieron a la propuesta original es que ni el jefe del Ejecutivo ni el Congreso podrán solicitar la revocación, derecho que solo los ciudadanos podrán hacer valer a través del INE. Para tal efecto solo se requiere el 2% de los electores para ser convocada una consulta ciudadana y entonces sí en una consulta nacional votar sobre su permanencia o la revocación de su mandato.
Es por eso que Obrador ve al INE como un “enemigo”. El INE con el respaldo ciudadano pueden poner un hasta aquí al Presidente.
Es suficiente con una petición suscrita por 2 millones de ciudadanos al INE para actuar. El asunto es cuestión de saber encauzar la indignación de la gente ante un Presidente pequeño al que le quedó muy grande el cargo.