Carlos Ramírez
La decisión de mantener la elección de dirigencia de Morena
por la vía de la encuesta constituirá el asalto al poder partidista por
Porfirio Muñoz Ledo y el grupo sobreviviente de la Corriente Democrática del
PRI (ya sin Cuauhtémoc Cárdenas) para instaurar un modelo de poder semiparlamentario
con la dirección del gobierno desde el partido y sus bancadas legislativas,
dejando al presidente fe la república como un florero.
Así lo ha adelantado el propio Muñoz Ledo en sus últimas
entrevistas de campaña; de acuerdo con la nota en https://www.sinembargo.mx/05-10-2020/3871797
:”no somos el partido del presidente, somos el partido en el poder”. Y
más: “cuando ganemos el partido” iniciará reformas constitucionales,
desaparecerá el Tribunal Electoral y aprobará una nueva Constitución, entre
muchas otras reformas que moverían el centro del poder de Palacio
Nacional a la sede de Morena.
Los verdaderos aliados de Morena con Porfirio no están en
el entorno del presidente López Obrador como el líder del movimiento de masas
que ganó la presidencia en una carrera de dieciocho años, sino en los antiguos
compañeros que crearon la Corriente Democrática del PRI en 1985 alrededor
de la figura de Cuauhtémoc Cárdenas como el representante del proyecto ideológico
de la Revolución Mexicana que encarnó su padre, el general Lázaro Cárdenas.
Y aunque López Obrador se forjó en el PRI de las bases
sociales en Tabasco, bien pronto se deslindó de la Corriente Democrática
para construir su propia opción política y social de gobierno. Muñoz Ledo, en
cambio, anduvo de saltimbanqui político pasando por todos los
partidos hasta que aterrizó en la 4-T que le dio una diputación plurinominal y
un lugar en la historia fotográfica de México al colocarle la banda
presidencial a López Obrador el 1 de diciembre de 2018.
Muñoz Ledo, en todos esos años, cuando menos hasta 2006, fue un aliado
de gobierno priístas, perredistas y panistas que definieron, consolidaron y
avanzaron el modelo económico neoliberal que es el adversario histórico
de López Obrador. Ahora vio la oportunidad para apoderarse de Morena y
desde ahí asumir una especie de presidencia alternativa de la república
para ir marginando al presidente López Obrador, a quien critica por la falta
de un proyecto real de gobierno.
La gran oportunidad de Muñoz Ledo para usar a Morena como ariete
de su propio proyecto de gobierno ha radicado en el hecho de que Morena no
es un partido político real, tampoco es un movimiento de masas, sino que ha
derivado en una estructura de control político de candidaturas y en una agencia
de colocaciones. En este contexto, Muñoz Ledo sueña con una refundación
de la república, aunque con votos prestados por sus cargos legislativos
plurinominales y sin ganar ninguna elección.
Y para ello deja ver que como presidente de Morena “salvaguardará”
al partido del control presidencial porque “no puede haber un caciquismo”
o dominio del partido por el presidente López Obrador, seguro pensando en
1975-1976 en que dirigió el PRI como títere del presidente Echeverría y
del candidato López Portillo.
Si se mantiene delantera de Muñoz Ledo en encuesta de
elección, Morena entrará en una zona de conflictos internos, aunque puede darse
la sorpresa de que el voto del interior de la república beneficie a
Mario Delgado.
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27 días para las elecciones de EE. UU. Sea cierto o mentira, el genio estratégico de Donald Trump recuperó
posiciones en las encuestas con su hospitalización por una infección del
COVID-19. Y esas horas mostraron que el demócrata Joe Biden sólo es un espejo
negativo de Trump pues sólo suma repudios y nada agrega por sí mismo. A ello ha
contribuido el silencio de Barack Obama, quien en la recta final
electoral no ha apoyado de manera decidida a su exvicepresidente y
Michelle Obama ya se hizo a un lado. La iniciativa política del proceso
electoral regresó a manos de Trump.
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Política para dummies:
La política es la autobiografía.
@carlosramirezh
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