domingo, 5 de julio de 2020

CJNG: droga o narco-Estado como las FARC; El Mencho sólo es un matón


Carlos Ramírez

 

Las amenazas del presidente Donald Trump de caracterizar a cárteles mexicanos del crimen organizado como terroristas ha tenido detrás un expediente de inteligencia contra el Cártel Jalisco Nueva Generación y contra el Cártel de El Chapo. Estas organizaciones criminales transnacionales mexicanas que operan de manera masiva dentro de los EE UU estarían llegando a ser grupos con propósitos políticos como la narcoguerrilla de las FARC colombianas.

La Operación Python de la DEA en marzo arrestó a más de 600 efectivos del CJNG, pero esa ofensiva antinarcóticos ya cruzó la frontera sur y está en México. Algunos expertos en análisis de seguridad señalan que en los EE UU tienen la impresión de que la estrategia mexicana de seguridad publica --que ya no busca desmantelar y descabezar los principales cárteles-- ha permitido la expansión del narco hacia territorio estadunidense.

Los expedientes sobre el CJNG y su líder Nemesio Oseguera Cervantes están acotados y se carece de información de inteligencia sobre su evolución y reforzamiento directivo. La versión de que El Mencho está enfermo, retirado o muerto no ha sido corroborada, tampoco se tienen datos de la reorganización de la élite dirigente del grupo, salvo algunos nombres más o medio conocidos. La versión no oficial es que hay nuevas cabezas dirigentes en el cártel y con mayor capacidad de análisis político.

A pesar de esa presunta debilidad del CJNG por la falta de atención de tiempo completo por parte de El Mencho, el cártel no ha detenido su fase de expansión violenta en toda la república y en los EE UU. Pero lo que más ha llamado la atención ha sido el uso de algunas técnicas de violencia que se salen del marco de referencia de una banda delictiva que lucha por control de plazas territoriales. No es lo mismo atentar contra un jefe policiaco local que se niega a colaborar en un espacio territorial menor, que intentar asesinar al secretario de Seguridad de la capital de la república gobernada por una de las preferidas políticas del presiente López Obrador o amenazar el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, sólo por “no estar jalando”, como si el poder de fuerza del CJNG necesitara de tan altos funcionarios en zonas donde los nervios del grupo en realidad operan sin freno y extendiéndose. Es decir, no necesitan de un pacto con esas altas autoridades. Por tanto, amenazas y agresiones tienen otro objetivo.

Las tácticas del atentado contra el jefe Omar García Harfuch o las amenazas contra el gobernador Alfaro y varios miembros del gabinete son propias de organizaciones políticas, no criminales. El cumplimiento de las amenazas contra esos dos altos funcionarios hubiera conducido a una operación gubernamental de exterminio contra el grupo criminal. Y si bien la capacidad de fuego del CJNG es superior a las policías locales, la Guardia Nacional con el apoyo de las fuerzas armadas podría casi aplastarlo como respuesta.

El atentado contra el jefe policiaco del gobierno de CDMX alertó más a las organizaciones estadunidenses de inteligencia y seguridad nacional, porque en los EE UU hay una recompensa de 10 millones de dólares por El Mencho. En la comunidad de inteligencia de Washington no les preocupa Harfuch porque no es un cuadro que hayan entrenado ni que participe en los enlaces bilaterales, sino que llamó su atención que el CJNG haya pasado a técnicas de guerra que también pudiera aplicar dentro del territorio estadunidense donde el cártel de El Mencho está siendo acotado por la policía.

La presión estadunidense sobre el gobierno mexicano por el CJNG y El Mencho va a seguir creciendo porque esa organización criminal pudiera llevar su guerra a las calles de los EE UU. En la lógica analítica estadunidense están procesando la información del CJNG con elementos de un reacomodo en la dirección operativa del grupo criminal a partir de sus operaciones: pasar de lucha contra cárteles menores locales a provocaciones contra el Estado amenazando a secretarios del gabinete presidencial y atentando contra el jefe de la policía de la capital de la república. La dimensión de esos operativos contra figuras del Estado en su primer nivel rebasa la capacidad de El Mencho y conduce a decisiones de disputas por el poder con el Estado que requerirían de reflexiones más de guerrilla anti Estado que de criminales.

 

-0-

 

Política para dummies: La política en esencia es actividad de pensamiento estratégico y enfoques de inteligencia.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

 

---30---


Contracolumna OBRADOR, EL VIAJE DE LA IGNOMINIA ¿Y LOS SENTIMIENTOS DE LA NACIÓN?



JOSÉ MARTÍNEZ M.

El próximo miércoles el presidente Obrador y su homólogo Donald Trump se reunirán en la Casa Blanca. Será “histórica” la visita. Un tanto por lo que representan, no por su investidura, sino porque ambos son los peores presidentes en la historia de sus respectivos países. Los dos han dividido a sus pueblos y comparten asimétricamente su desmedida ambición de poder.
Jamás un Presidente mexicano había sido humillado como Obrador. Es denigrante el trato de Trump con su visitante.
Expertos en la diplomacia, intelectuales, políticos, académicos y hasta periodistas han coincidido en lo delicado y riesgoso de la visita. Pero Obrador, acostumbrado a no escuchar, decidió correr los riesgos. Vaya, ni el canciller Ebrard que ha sufrido en carne propia las humillaciones de Trump, lo pudo convencer.
En primer lugar Obrador no recibirá el trato de un jefe de Estado. Se le negó ocupar la residencia para huéspedes de la Casa Blanca bajo el pretexto de que la “Casa Blair” está en “remodelación”.
La visita se programó desde la primera semana de abril. Incluso desde esos días el propio Ebrard anunció la visita. Normalmente un encuentro de tal envergadura se prepara con meses de antelación, como fue el caso. Pero hace unos días el embajador Christopher Landu le comunicó al canciller Ebrard que lamentaban no poder atender al presidente Obrador en la “Casa Blair”, a cambio le ofrecieron hospedaje en un hotel con todos los gastos pagados para el Presidente y su comitiva.
Está claro que el encuentro es un evento más de la campaña para la reelección de Trump.
El año pasado, cuatro meses después de haber asumido su mandato, Obrador se reunió en la Ciudad de México con Jared Kushner, asesor y yerno de Trump. Fuera de todo protocolo, Obrador atendió al enviado del presidente estadounidense en la casa del vicepresidente de Televisa, Bernardo Gómez. En ese encuentro estuvo presente el canciller Ebrard.
¿Por qué la visita oficial de un enviado del presidente Trump se llevó a cabo en la residencia de un ejecutivo de Televisa y no en Palacio Nacional? Hasta ahora no hay una explicación coherente sobre ese encuentro en una propiedad privada. Lo único que sabemos es que Bernardo Gómez es integrante del Consejo Asesor de la Presidencia.
Al día siguiente de ese encuentro, el presidente Obrador dio a conocer en la “mañanera” que tras las paredes de la residencia del vicepresidente de Televisa se negoció una inversión de 10 mil millones de dólares y un acuerdo de cooperación para el desarrollo de Centroamérica. En el cónclave estuvo presente el encargado de negocios de la Embajada, John Creamer.
Desde entonces han pasado 15 meses y la pregunta es ¿dónde están los 10 mil millones de dólares en inversiones que ofreció Jared Kushner?
Lo cierto es que en la Casa Blanca no se toma muy en serio al presidente Obrador. Donald Trump suele bromear con sus allegados sobre la personalidad política del tabasqueño al que llama con el sobrenombre de “Juan trump”.
No es extraño el trato de Trump hacia Obrador.
“Como te ven, te tratan”, dice un sabio refrán. Obrador no ha sabido estar a la altura de su responsabilidad. Se queja de ser el presidente más maltratado en la historia del país. Lo cual es cierto. Basta un simple vistazo a las redes sociales donde su investidura es rebajada a una simple caricatura. Eso también lo sabemos. Pero él asumió ese papel desde el primer momento en que se colocó la banda presidencial sobre el pecho.
Vaya, ni Vicente Fox en su momento hizo tal ridículo como Obrador. El tabasqueño inició su mandato con una “limpia” por unos chamanes y ahí comenzó su gobierno convertido en un carnaval.
Luego se quejó de que no iba dejar “ningunear” la investidura presidencial cuando se negó a recibir al poeta Javier Sicilia y a Julián LeBaron tras la caminata por la Paz.
Ahora Obrador va a la Casa Blanca con la investidura presidencial convertida en traje de hawaiana.
¿A qué va? No hay una respuesta coherente. Él dice que el tema principal será el T-MEC, el nuevo tratado comercial, pero este ya entró en vigor el 1 de julio y no hay nada más que agregar.
Ya sabemos que se trata del viaje de la ignominia.
En la coyuntura y las condiciones actuales la vista es una ofensa al honor y la dignidad de la auténtica investidura presidencial.
Es una injuria y una vergüenza, por indigna la visita de Obrador a Trump.
Atestiguamos cómo Peña Nieto cometió un grave error al recibir a Trump en Los Pinos, al otorgarle indebidamente, un trato de una visita oficial a un candidato. No era para menos, si el jefe de la diplomacia de ese gobierno, Luis Videgaray admitió que llegó a la Cancillería a aprender. Pues lo mismo ocurre con Ebrard.
Obrador y Ebrard han puesto por los suelos la investidura presidencial y el prestigio diplomático de México.
Los favores de Trump están saliendo muy caros.
Con “ayuda” de Trump México acordó ante la OPEP reducir la producción de petróleo. La negociación de aranceles a cambio del cierre de las fronteras es otro agravio de Trump.
¿Qué hay que agradecerle a Trump?
Obrador va a Washington a respaldar la campaña del republicano. Que no quepa la menor duda.
Históricamente México ha sido agraviado por Estados Unidos. Nos ha despojado de una buena parte de nuestro territorio. Nos ha invadido, nos ha declarado la guerra, ha maltratado y explotado a nuestros connacionales. Su ejército llevó a cabo la peor humillación que ha sufrido nuestro país en su historia al colocar en 1847 la bandera de Estados Unidos en Palacio Nacional, justamente donde ahora vive Obrador quien se asume como la reencarnación de Juárez.
La pregunta es: ¿Y los Sentimientos de la Nación?