Carlos Ramírez
En su carta de renuncia
a la Secretaría de Gobernación, el veterano político Fernando Gutiérrez Barrios
escribió una frase lapidaria: la sensibilidad de los políticos consiste en
saber retirarse a tiempo. A 51 años de su primera incursión real en política defendiendo a Díaz Ordaz por
Tlatelolco, Porfirio Muñoz Ledo quiere tomar por asalto la presidencia del partido Morena con el apoyo de los
sobrevivientes de la Corriente Democracia del PRI para convertirlo en su cementerio de elefantes.
Muñoz Ledo llegó a
muchas altas posiciones políticas dentro del régimen priísta siempre por efecto del dedazo superior, con cargo, eso sí, dicen, a su “inteligencia
política”. Pero dice un dicho griego ya corregido que los dioses enloquecen a los inteligentes que van a
liquidar, aunque, agregado de un veterano político y escritor oaxaqueño, “antes
los apendejan
un poco”.
El Muñoz Ledo de las altas
posiciones de poder se la ha pasado en las últimas horas guerreando en redes sociales con el sólo argumento de que es el más
inteligente que todos, es el que más posiciones de poder ha tenido y es el que
merece por la vía del mérito,
obtener lo que se le antoje, sin
cumplir con las nuevas reglas del juego que, de manera paradójica, él mismo
firmó respetar. Y lo hizo contra el
joven politólogo Gibrán Ramírez de 31 años y luego contra el operador Mario Delgado que es, por
función partidista, su jefe en la bancada de Morena en la Cámara de Diputados.
Pero así es Porfirio, quien por cierto se ha ostentado como licenciado en derecho en México sin haber cumplido con los requisitos legales de tesis, examen ni
cédula profesionales y se pavonea con estudios de doctorado en Francia que también dice que obtuvo sin presentar
tesis. Bueno, fue secretario de Educación del presidente López Portillo en 1977
un año, porque fue despedido por
sentirse presidente de la república y desde ese cargo se pueden arreglar
papeles educativos legales.
Lo peor de todo es que
Muñoz Ledo carece de una propuesta ideológica de partido. Cuando presidió el
PRI como premio de consolación en
1975 por haber perdido la
candidatura presidencial que nunca le iba a dar el presidente Echeverría,
Porfirio quiso convertirse al PRI en el “partido de los trabajadores”, teniendo como punta de lanza como jefe del
proletariado mexicano a Fidel Velázquez, el responsable de haber liquidado el sindicalismo obrero como
clase y consolidarlo como masa de acarreados sometidos a patrones y políticos.
Al final, parece que el sueño de Porfirio es terminar su ciclo político en el PRI, al que ayudó a Díaz Ordaz a
transitar durante los días aciagos de la represión estudiantil del 68 y al que
ahora quiere revivir en Morena. Y
como no pudo cumplir con el
procedimiento legal que aceptó, entonces regresará
a sus tiempos del PRI de Gonzalo N. Santos en los que todo se arreglaba a punta
de madrazos.
Pase lo que pase en Morena, Muñoz Ledo estará cerrando su ciclo político como un porro de la política y no
como dice que siempre ha sido: hombre de inteligencia,
astucia e ideas.
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EE. UU.: a 22 días de
las elecciones. Un detalle extraño se percibe en
los medios: todas las encuestas, todos los análisis y todas las previsiones dan
por liquidado a Donald Trump, pero
lo tratan como un candidato rumbo a la reelección. Y en estos días muchos
medios revelan que Joe Biden está victorioso en las encuestas como Hillary
Clinton en 2016, pero el día de la elección la mayoría de los 538 votos
electorales que ponen presidente
beneficiaron a Trump, a pesar de que perdió con 3 millones menos de votos
populares. Y lo peor de todo es que casi todos los que piden el voto por Biden
dicen que es muy malo, que va a decepcionar y que carece de temple de
estadista, pero que el objetivo es que Trump no se reelija. O sea: más vale
peor por conocer que malo conocido.
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Política para dummies: En
política hay que ser Machiavelli y no Savonarola.
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