martes, 18 de agosto de 2020

Legislativo y Judicial, controlados o corrompidos, no democráticos

 

 

Carlos Ramírez

 

Las imágenes de los videos de la corrupción, hoy con Lozoya Austin o en 2004 con René Bejarano, en nada contribuyen al perfeccionamiento de la democracia porque no van precedidos de acciones de reorganización de las relaciones entre los dos poderes, sino que se agotan en el desprestigio del adversario.

Una de las principales exigencias de toda democracia republicana consiste en privilegiar la separación de poderes. Pero desde la fundación del sistema político priísta en 1928-1938 --del asesinato del caudillo Obregón a la fundación del PRM corporativo con Cárdenas--, la clave de la estructura de poder radica en el poder inmenso del presidente de la república por el control absolutista de los tres instrumentos de poder: el presupuesto público, el aparato de seguridad y justicia y el partido en el poder a la hora de repartir cargos públicos.

Las reformas priístas, la alternancia panista y ahora el nuevo-viejo régimen de la 4-T han dejado intacta la estructura de poder y dominación del sistema/régimen/Estado priísta. En mayor o menor medida, con apariencias y realidades, el sistema/régimen/Estado actual es el mismo que construyó el PRI. Este sería el gran punto de debate nacional por encima de los escándalos, jaloneos e intercambio de culpabilidades.

Los videos negociados por la familia Lozoya para salvarse de la cárcel que merecen por corruptos no contribuirán en nada a la democratización porque no tendrán efectos de reorganización legal y política en el sistema de gobierno. Hoy como antes se trata de afectar al adversario. Y lo que es peor, tampoco van a conducir a nuevas legislaciones o estructuras legales de control de los fondos públicos o del uso del dinero para comprar lealtades.

En estos casos puede aplicarse una variante de aquel verso de Salvador Díaz Mirón redactado, quizá, para justificar su porfirismo ante los revolucionarios triunfantes: “hay aves que cruzan el pantano y no se manchan…; mi plumaje es de ésos”, aunque ahora se diría “mi pantano es de ésos”. En este sentido, la 4-T estaría dejando pasar una extraordinaria oportunidad para construir un aparato real de lucha contra la corrupción.

Lo más grave estará en que el modelo de justicia va a premiar al delincuente: a cambio de delatar a sus cómplices de poder, la familia Lozoya será exonerada de cargos judiciales, aunque quedará en el libro de registros de la infamia junto a los delatados: senadores, diputados, Luis Videgaray y Enrique Peña Nieto, entre otros.

 

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EE.UU. 2020. Barack Obama está en lo suyo: convirtió a su esposa Michelle en la estrella principal de la convención virtual del partido Demócrata y la enfiló hacia una senaduría y de ahí a la candidatura presidencial en 2024. El camino ya fue seguido antes por Hillary Clinton. En su discurso, Michelle ignoró a la candidata a la vicepresidencia Kamala Harris, con la justificación de que se grabó antes de la nominación oficial. Pero en la política estadunidense las suspicacias son intenciones de poder.

En los estilos de sucesiones presidenciales estadunidenses, a Obama le conviene que pierda Biden; si gana, Biden podría aspirar a la reelección en 2024 o perfilar a Harris, dejando en el camino a Michelle. Por eso algunos dicen que Obama no va a apoyar la campaña de Biden.

Y como el que se ríe se lleva, al libro de una sobrina de Trump potenciado por demócratas por revelaciones psicológicas del presidente, ahora viene el desatape de una aventura sexual de la actual esposa de Biden contada por su primer marido, quien dice que Jill y Joe tuvieron un affaire extramatrimonial entre ellos cuando los dos estaban casados con otras personas. Y, por cierto, el libro de la sobrina no tuvo vida política más allá de las primeras 48 horas de su aparición.

 

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Política para dummies: La política es el arte de ser pillo con alas de ángeles.

 

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Contracolumna • VACUNA, NEGOCIAZO DE SLIM • LUCRAR CON LA DESGRACIA

 



JOSÉ MARTÍNEZ M.

“Una catástrofe es también una nueva oportunidad para los negocios”, solía decir John D. Rockefeller, mejor conocido como el rey del petróleo.
Y como el fundador de la dinastía Rockefeller, ahora el rey de las telecomunicaciones, el magnate Carlos Slim ha visto una “oportunidad” de negocio enmedio de la catástrofe sanitaria.
Si todo marcha como lo tiene previsto con la vacuna contra el Covid -19, Carlos Slim contempla embolsarse alrededor de 1,000 millones de dólares. Eso sólo en México con las compras negociadas tanto con el gobierno federal como con los gobiernos estatales.
La producción para México está estimada en 180 millones de dosis, aunque se producirán 250 millones de vacunas. El plan es atender a toda Latinoamérica que representa un mercado de 650 millones de personas.
El negocio es tan lucrativo que todos los laboratorios del mundo se disputan el mercado. Hay 7 mil millones de personas que ansían con desesperación una vacuna.
Slim lo sabe, es un hombre que huele y sabe dónde está el dinero.
Hace 150 años, John D. Rockefeller comenzó a amasar su fortuna vendiendo un brebaje misterioso que, según él, era infalible para curar el cáncer. El brebaje resultó falso pero Rockefeller obtuvo millonarias ganancias.
Como el fundador de la Standard Oil, Slim es ante todo un comerciante que vende en sus tiendas desde chucherías hasta los más sofisticados componentes tecnológicos. Así al paso de los años ha visto engrosar sus bolsillos hasta nadar en dinero y convertirse en una ballena en una laguna.
La especulación es parte del negocio, pero en este caso Slim tiene un mercado cautivo.
Cierto. Slim todo lo ve en función de números.
Es el auténtico representante del dinero sagaz.
“A mí los números me hablan. Me bailan”, dice.
Para él un reporte financiero de la Bolsa de Valores es como una revista de Playboy.
Y en función de números vio el negocio en medio de la pandemia. La vacuna para atacar el Covid es para él, uno más de los negocios multimillonarios gracias a sus contactos políticos.





Para este moderno rey Midas, centavos más centavos menos la vacuna le va a dejar en México una ganancia en cientos de miles de millones de dólares, con una inversión inferior a 50 millones de dólares en su investigación y producción.
Nada mal para este cazador de negocios de apetito insaciable pero codicioso hasta con su propia persona. Los mismos trajes, los mismos zapatos, relojes baratos y ahorrativo hasta la médula.
El desarrollo de la vacuna es un negocio entre privados.
Aun así, antes de hacer el anuncio oficial, Slim en un acto de cortesía lo comunicó al presidente Obrador. Obvio el tabasqueño lo vio como un salvavidas político para su gobierno y como un catalizador de votos.
De ahí la premura para que esté listo antes del proceso electoral del próximo año.
Es evidente que tanto los gobiernos de México y Argentina se montaron en el proyecto al ver el impacto político que buscan abonar a su favor.
La vacuna responde a la asociación de la Fundación Slim con el laboratorio anglosueco AstraZeneca que cuenta con la participación de investigadores de la Universidad de Oxford y la colaboración de expertos de la biotecnológica mAbxience. En Argentina participa el laboratorio Masayans y en México está por designarse a la empresa farmacéutica que se encargará de envasar la vacuna y el proceso de distribución.
No se trata de ningún acto altruista. Es un negocio y punto.
Si lo fuera, Slim podía haber apoyado con medicamentos a través de su fundación a los niños con cáncer. Vaya, Slim es dueño de la red de los hospitales Star Médica pero operan en todo el país con fines estrictamente lucrativos.
Cuando Carlos Slim buscó competir en el mercado estadounidense con sus empresas, acudió a una vieja fórmula para ganar aceptación de las élites. Aportó más de 100 millones de dólares para proyectos de investigación contra la cura del cáncer en la Universidad de Harvard.
Cuando hubo la necesidad de utilizar políticamente su influencia para atacar a sus críticos, recurrió a su faceta de mecenas para quejarse ante las autoridades de Harvard de que estaba siendo severamente cuestionado por académicos de esa universidad que lo pusieron bajo su lupa como un beneficiario del salinismo con la entrega del título de concesión de Teléfonos de México gracias a sus contactos políticos.
Pero en México, Slim es otra cosa.
Según le convenga cambia de cachucha o de máscara.
Ahora aparece con el disfraz de un falso filántropo.
La vacuna es un negocio y como tal se está manejando.
Para atraer el apoyo y las simpatías del gobierno ha negociado con el presidente Obrador la disposición de la vacuna.
Así, mientras Slim lucrará económicamente con la desgracia, Obrador lucrará políticamente.
Y como Slim no regala nada, para él no hay cosa más desagradable que lo confundan con Santa Claus.
Lo malo, es que Slim, el mítico rey Midas, como Rockefeller gana dinero aún en la peor de las catástrofes. Para él no importa que se haya enriquecido a costa de la empresa más lucrativa, como lo es Teléfonos de México, que fue parte del patrimonio de los mexicanos.

Contracolumna • AMLO Y BARBOSA, SON LA MISMA COSA • LA GUERRA SUCIA CONTRA LA BUAP


JOSÉ MARTÍNEZ M.

Miguel Barbosa intenta replicar un gobierno a la imagen y semejanza del que preside Obrador. Al final Barbosa y Obrador, son la misma cosa.
Políticos autoritarios inmersos en escándalos de corrupción. Parodiando a Bonaparte, Marx escribió en el 18 Brumario que "la historia ocurre dos veces: la primera como un gran tragedia y la segunda como una miserable farsa".
La parodia entre Obrador y Barbosa es más que obvia. Barbosa tiene un ego del tamaño de Obrador.
Lo malo es que Barbosa ha resentido el menosprecio del tabasqueño por imponer medidas de gobierno a base de la fuerza, como lo ha intentado con la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Barbosa está empecinado en "castigar" al rector de la BUAP José Alfonso Ortiz Esparza por supuestos malos manejos en su administración. Nada haría más feliz al gobernador poblano que meter a la cárcel al rector Esparza, de esa manera tomaría por asalto a la Universidad y se haría del control de la institución de mayor peso político en el estado.
A eso responde el empecinamiento del gobernador de fabricar presuntos delitos para ejercer presión contra las autoridades de la BUAP.
Se trata de una auténtica guerra sucia de uno de los políticos más polémicos de Morena. Barbosa, hay que recordarlo, ha estado de manera permanente en el centro del escándalo.
Quienes se atreven acusarlo de corrupto, de inmediato reciben la amenaza de ser demandados "por daño moral".
Si algo le produce escalofrío al gobernador es ser sometido al escrutinio público. A la prensa en Puebla la trata de tener amordazada y utiliza recursos públicos para hostigar, calumniar y tratar de desprestigiar a sus críticos o a quienes se rebelan a sus dictados.
Barbosa mantiene una abierta confrontación con la Universidad en el entendido de que habrá de elegirse el año próximo a las máximas autoridades de la BUAP. Inició un proceso penal en contra del rector Esparza derivadas de una serie de indagatorias manipuladas por la Auditoría Superior del Estado violando la autonomía universitaria, toda vez que las cuentas de la institución fueron supervisadas a fondo por la Auditoría Superior de la Federación con el visto bueno del titular David Colmenares Páramo.
Desde luego que las auditorías no son de la incumbencia del gobierno estatal, pero el gobernador se ha adjudicado ese "derecho".
Aún con todo, el rector ha puesto énfasis en que la BUAP es fiscalizable y por el hecho de disponer de recursos federales la competencia en esa materia es de la Auditoría Superior de la Federación.
Por lo tanto es una medida anticonstitucional la injerencia del gobernador en la Universidad, de ahí que el Consejo Universitario, que es el máximo órgano de gobierno de la BUAP rechacé la intromisión de Barbosa quien se atribuye facultades por encima de la Cámara de Diputados que es la entidad autorizada por lo establecido en los artículos 74 y 79 constitucionales se revisar la cuenta pública de las universidades.
Dice el refrán que el león piensa que todos son de su condición. Todos sabemos cómo se les gasta el gobernador Barbosa quien al amparo de sus cargos público se enriqueció de una vil manera y adquirió en millones de dólares la residencia del expresidente Miguel de la Madrid, en Coyoacán.
Son famosos los “moches” de Barbosa. Como en los tiempos del salinismo con el hermano incómodo, Barbosa fue señalado de cobrar “comisiones” por los “trámites” de recursos públicos para gobiernos estatales y municipales durante su gestión como legislador.
Envalentonado llegó a protagonizar enfrentamientos con algunos periodistas, como es el caso de Francisco Zea, del Grupo Imagen, editores del periódico Excélsior.
Barbosa, publicó Francisco Zea, fue denunciado en su momento por Moreno Valle por exigir una “cuota” por el trámite de recursos para los municipios poblanos. Barbosa intervino en al menos 62 operaciones para conseguir dinero para obras municipales. De ahí que le indilgaran el mote de “el rey de los moches”. En otras palabras, se trató de verdaderos actos de extorsión.
Pero vayamos a los hechos.
José de Jesús Vázquez García –un cercanísimo colaborador del gobernador Barbosa quien lo puso al frente de las Delegaciones de la Secretaría de Gobernación en el estado de Puebla– fue pillado en una grabación de audio exigiendo "moches" de 30 por ciento a cambio de dar apoyos de la Secretaría de Bienestar a los gobiernos municipales. 
VER ENLACE 
El argumento de Vázquez García era conmovedor: "Al gobernador lo dejaron sin recursos".
Barbosa corrió a su colaborador y se lavó las manos.
Desde que llegó al poder Barbosa a tomado como un botín su gobierno.
A eso ha encaminado sus presiones políticas para apropiarse de la BUAP para disponer a sus anchas de sus recursos y del control político de la máxima casa de estudios del estado de Puebla.
Ahora lo tratan de involucrar en el caso Lozoya, pero no figura en la lista de los 95 senadores que aprobaron la Reforma Energética. Pero hay otros caminos que conducen a la corrupción. Eso lo sabe Barbosa, un maestro en esa materia. Al menos no tiene argumentos para sustentar su desmedido enriquecimiento, ahora solapado por Morena y antes por el PRD.