JOSÉ MARTÍNEZ M.
Que no quepa la menor duda: el presidente Obrador es el principal promotor de violencia. Es el hostigador de las campañas de odio que permean los candidatos de Morena por todo el país. El fanatismo obradorista representa una amenaza a la seguridad del país.
En Nueva York en el número 1 de la avenida 44, en Manhattan, se erige un monumento contra el fanatismo. Se trata de una escultura de Carl Fredrik Reuterswärd. El artista sueco diseñó como un emblema de la "no - violence”, una escultura de un revólver con el cañón anudado. Un símbolo de paz como tributo a John Lenon. Un monumento en contra de la barbarie que le recuerda al mundo el peligro que representa el fanatismo.
Félix Salgado Macedonio es un gangster. Macedonio es una metáfora de la violencia. Actúa como un sicario que le coloca una pistola en la cabeza de los consejeros del INE.
Macedonio es el vil retrato de un fanático del obradorismo: “Si se me niega el registro, el INE va a desaparecer”. Como en Venezuela, Macedonio dice que Morena puede disolver al órgano electoral. Sus amenazas van aún más allá: “vamos a bloquear las elecciones en Guerrero”.
Macedonio es un clon de Obrador.
En marzo, a una semana de la primavera, en la víspera de las elecciones del 2018, Obrador hizo un llamado a la violencia cuando ante el pleno de los banqueros reunidos en Acapulco lanzó una amenaza: “soltar al tigre” si se cometía un fraude electoral.
“¡El que suelte al tigre, que lo amarre! Yo no voy a estar deteniendo a la gente luego de un fraude electoral”.
El presidente Obrador quien se asume el “guardián” electoral, es el principal promotor de Macedonio. Lo encubre, lo protege y lo promueve.
Con más de una docena de denuncias en su contra por acosar y violar a un número indeterminado de mujeres, Macedonio –personaje que debería estar en prisión por sus antecedentes criminales– insulta, amenaza y hostiga a los consejeros electorales.
Con el respaldo del diputado Mario Delgado, el vociferante “líder” de Morena, Macedonio ha convocado a sus huestes a una campaña de persecución en contra de los consejeros del INE a los que él llama “cabroncitos”. En sus arengas el acosador insiste en molestar e incluso hasta golpear a los consejeros que le negaron el registro de su candidatura por incumplir con las más elementales normas de transparencia de las campañas.
Desde su origen la precampaña de Macedonio fue un cochinero por eso se negó a la rendición de cuentas. Como él, medio centenar de “morenistas” fueron apercibidos por el INE al incumplir con lo establecido por la legislación electoral.
El discurso de odio y las expresiones de violencia son la tónica de Morena camino a las elecciones de junio próximo. El mismo Obrador reconoce que puede perder la elección y amenaza recurrir a los poderes metaconstitucionales de los que goza para imponerse sobre las decisiones del Congreso.
El discurso de odio –que amenaza con desbordar las pasiones de sus fanáticos– se ha expandido por todo el territorio del país. En Tlaxcala, por ejemplo, cuando Anabell Ávalos hizo pública su intención de competir por la gubernatura comenzó a ser víctima de una campaña sucia alentada desde Morena.
La noche del martes 24 de noviembre Anabell Ávalos se hallaba en su casa en una reunión con una veintena de colaboradores, entre ellos el jefe de la policía municipal de Tlaxcala. Trabajaban sobre algunos detalles del informe de gobierno que debería presentar el lunes 7 de diciembre. En eso estaban cuando irrumpió un comando de personas armadas que los despojaron de sus celulares y los que se llevaron algunos objetos.
El informe de gobierno de Anabell sería su última actuación pública como funcionaria del gobierno municipal, días después convocó al cabildo para presentar su renuncia. El día de las “lupes” hizo pública su intención de competir por la candidatura al gobierno mediante la coalición “Unidos por Tlaxcala”.
A su registro enfermó de Covid y la guerra sucia en su contra persistía. Alentada por su contrincante Lorena Cuéllar de Morena, Anabell recibió amenazas, insultos y descalificaciones. Después de un largo confinamiento y de vencer al Covid, el mismo día que iniciaba la primavera Anabell se registró como candidata de una coalición integrada por cinco partidos: PRI-PAN-PRD-PAC-PS.
Anabell se ha impuesto. Su campaña es un fiesta cívica todos los días a las que se han ido sumando, incluso, grupos de Morena que reprueban las malas prácticas y la mentira de sus líderes.
Obrador el promotor de la violencia electoral todas las mañanas repite las enseñanzas de Trump, el presidente que llegó al extremo de convocar a sus fanáticos para desconocer los resultados de la elección que lo sumieron en la derrota.
En su cuenta de Twitter, Trump hizo un montaje. En las imágenes de ese tuit se observa a Trump golpear en una arena de lucha libre a un hombre que tiene el rostro cubierto con el logotipo de la CNN, cadena de televisión a la que acusaba de dar noticias falsas.
En las mañaneras la violencia ha llegado hasta los golpes. Amenazas de muerte y gritos se han dado entre youtubers y reporteros en las narices del presidente Obrador.
Los “periodistas” de la cuarta transformación obradorista, se conducen más que reporteros, como gendarmes del presidente.
En la campaña de Trump, su seguidor y fanático, el periodista John McGraw durante un mitin del republicano en Fayetteville, Carolina del Norte, después de propinarle un codazo en la cara al afroamericano Rakeen Jones, le espetó: “La próxima vez que lo veamos, podríamos matarlo”.