Carlos Ramírez
@carlosramirezh
Durante un año la 4T se encontraba atascada en las arenas movedizas de la
estructura de intereses de la 3T populista y neoliberal; a pesar de todo, los
objetivos asistencialistas del nuevo gobierno alcanzaban para cuando menos fijar una idea de política social. Sin
embargo, los efectos del coronavirus en la economía y el modelo
de desarrollo serán más destructivos en tanto no se apoye a la planta productiva y el empleo.
En todo caso, quedará la oportunidad positiva presentada por lo negativo del virus: el frenón productivo hará las veces de la
fase destructiva de una revolución
económica; la 3T nació de la quiebra del modelo económico porfirista; y la 3T.2
del salinismo construyó un nuevo modelo
de desarrollo neoliberal a partir del caos
populista de 1981-1982.
El dilema de la 4T, en consecuencia,
es propiciar el cambio menos pensado
--ni de sistema, ni de régimen, ni de Estado--: el de modelo de desarrollo, que a su vez fijaría la nueva correlación de fuerzas sociales,
productivas y políticas que impactarían en reacomodos
en la triada sistema/régimen/Estado. Si el presidente López Obrador no acepta el desafío y no enfila la 4T
hacia un nuevo modelo de desarrollo, entonces quedará en una mezcla ineficiente de 3T y 3T.2:
populismo neoliberal, así como el salinismo se redujo a un neoliberalismo
populista.
Lo malo de no cambiar estaría en la certeza de que la crisis del coronavirus condenaría a México a seguir
por la ruta del 2% promedio anual de
PIB, cuando lo que necesita es 6%
como en el régimen populista estabilizador 1934-1970. El reto tiene que ver con
el PIB indispensable de México para crecer con posibilidades de distribución de
la riqueza: 6%. Para esta meta de
crecimiento se requiere de un nuevo
modelo de desarrollo de mercado con Estado rector. Vietnam, que nació de la
victoria comunista y quedó destrozado por la guerra, es hoy un país capitalista
más productivo que México. En cambio, Cuba se sigue hundiendo en el pantano de
un comunismo improductivo, pero, eso
sí, llorando a Fidel Castro.
La clave de un nuevo modelo de desarrollo estaría en tres grandes decisiones: reconversión de la planta industrial, desregulación burocrática y
capacitación educativa-laboral de los trabajadores sin el estorbo de los viejos sindicatos priístas dedicados a
esquilar a los trabajadores vía cuotas. A su favor, el nuevo modelo de
desarrollo tendría el Tratado de Comercio Libre Segunda Generación.
El viejo modelo de desarrollo no supo aprovechar la apertura comercial
porque la estrategia de Salinas fue sólo liberar
las fronteras comerciales, sin una
modernización de la planta productiva. En un cuarto de siglo de TCL la
participación mexicana en los productos de importación sigue bajando porque la industria mexicana
sigue siendo ineficiente como antes, carece
de los estímulos gubernamentales y el Estado no tiene una política industrial.
De ahí el desafío que le ha presentado la crisis sanitaria al gobierno
lopezobradorista: lanzar la reforma
total del modelo de desarrollo para lograr en el corto plazo una recuperación
productiva y del empleo o permitir
el desmoronamiento del modelo productivo actual y esperar a que la reactivación
sin estímulos oficiales levanta el
PIB de una lona de -10% o más y
pueda llevarlo a un previsible y máximo 2%
hacia 2023 y 2024, dejando el PIB promedio anual prometido de 4% en un 0% o
menos.
Por lo tanto, el reto está al frente:
instaurar una 4T con reforma del
modelo de desarrollo o esperar la salida ortodoxa del ajuste macroeconómico
neoliberal y estancarse en una 3T/3T.2.
Minería. El
sector minero está en una situación de definiciones. La CTM ha pedido apoyos no
económicos sino de funcionamiento y los grandes mineros empresariales German
Larrea y Alberto Bailleres, están en el primer círculo presidencial. En cambio,
el senador minero-sin-ser-minero Napoleón
Gómez Urrutia quiere venganza personal contra los empresarios a costa del
trabajo de los trabajadores. Pero el presidente de la república ya aprobó
apoyos a las empresas para mantener empleos y cadenas productivas.
Política para dummies: La política es la decisión absurda
que luego se convierte en la decisión estratégica.