La pregunta es lanzada por Paco Ignacio Taibo II ante un concurrido auditorio en la Feria del Libro en el Zócalo, mientras presenta su libro “Yaquis, Historia de una guerra popular y de un genocidio en México”. El escritor insiste: “Oigan, ¿y la multa es cara?”. La turba le responde: “Te ayudamos a pagarla Paco”.
“Ah bueno, entonces: ¡Que
vaya y chingue a su madre Enrique Peña Nieto!” grita el escritor y
arranca sentidos y sonoros aplausos por parte de la concurrencia.
“Este cabrón si tiene huevos”, comentan unos y otros lanzan vivas y bravos en el improvisado auditorio de la Feria del Libro en el Zócalo capitalino, mientras Obrador anda en permanente campaña.
A la falta de argumentos los tontons macoutes al servicio de Obrador transpiran un odio que manifiestan contra todo aquél que critique a su Mesías. El canalla Vicente Serrano, uno de los gendarmes de Obrador no solo es despreciable por su comportamiento vil sino porque suele jugar al periodista. Ignora que el periodismo es una de las profesiones más exigentes de la sociedad moderna. Escudado en un micrófono recurre a los insultos y los improperios. Es otro que le mentó la madre a Peña Nieto (https://www.dailymotion.com/video/x7claa5).
Tiene bajo su control a un ejército de youtubers quienes reclaman un espacio bajo el argumento de que sin ellos no habría ganado las elecciones. Los yotubers son las estrellas de las mañaneras. Son los gendarmes de las redes sociales, el prototipo de los “comunicadores” que le agradan a su alteza serenísima.
Son los carroñeros que provienen de los drenajes de las ¡Benditas redes sociales!
Estos compañeros, como un
centenar más que han sido masacrados, ya no podrán leer estas líneas.
Hoy forman parte de las estadísticas y debemos exigir que no queden en
impunidad sus crímenes.
Por fortuna, las leyes han cambiado. Los insultos a los políticos, a la autoridad no son un delito. Así lo determinó la Suprema Corte al desechar el Artículo 287 del Capítulo V del Código Penal del Distrito federal que sancionaba el delito de “ultraje a la autoridad”.
Por eso yo pregunto ahora como Taibo y el carroñero Serrano: ¿Cuánto cuesta mentarle la madre al Presidente?
“Este cabrón si tiene huevos”, comentan unos y otros lanzan vivas y bravos en el improvisado auditorio de la Feria del Libro en el Zócalo capitalino, mientras Obrador anda en permanente campaña.
A la falta de argumentos los tontons macoutes al servicio de Obrador transpiran un odio que manifiestan contra todo aquél que critique a su Mesías. El canalla Vicente Serrano, uno de los gendarmes de Obrador no solo es despreciable por su comportamiento vil sino porque suele jugar al periodista. Ignora que el periodismo es una de las profesiones más exigentes de la sociedad moderna. Escudado en un micrófono recurre a los insultos y los improperios. Es otro que le mentó la madre a Peña Nieto (https://www.dailymotion.com/video/x7claa5).
Estos son los intelectuales y “periodistas” que halagan a Obrador y
otros peores que denigran de igual manera el oficio periodístico y que
usurpan los lugares de los auténticos periodistas en las conferencias
cotidianas de Obrador. Se han denunciado los sobornos o chayotes que
perciben los gendarmes de las redes sociales al servicio de Obrador en
las mañaneras y que ocupan las primeras filas. Insultan y provocan a los
verdaderos periodistas, hasta se han lanzado a golpes contra éstos.
Obrador ataca, descalifica, ofende y hasta amenaza a los medios. A los
que no se alinean los desprecia con calificativos para denostarlos. Les
dice “fifís”, “conservadores”, “chayoteros”. Se da el lujo de calificar a
la “buena” y a la “mala” prensa. Descalifica a Twitter y aprueba el
Facebook. “No hay control”. Deben “controlarlos”. Es un censor, le
irrita la crítica, es intolerante.
Obrador viene de la escuela del
PRI, jamás fue un hombre de izquierda. Es un político conservador con un
humor involuntario al estilo de Juan Orol y Groucho Marx. Tiene bajo su control a un ejército de youtubers quienes reclaman un espacio bajo el argumento de que sin ellos no habría ganado las elecciones. Los yotubers son las estrellas de las mañaneras. Son los gendarmes de las redes sociales, el prototipo de los “comunicadores” que le agradan a su alteza serenísima.
Son los carroñeros que provienen de los drenajes de las ¡Benditas redes sociales!
La prensa, los periodistas auténticos, muchos de ellos se juegan la
vida todos los días ante políticos intolerantes a la crítica. No es
fortuito el asesinato de 14 periodistas en lo que va del gobierno de
Obrador.
La lista de periodistas asesinados es la siguiente:
Alejandro Márquez (Fecha: 2 de diciembre de 2018, Nayarit), Diego García
Corona (4 de diciembre de 2018, Estado de México), Rafael Murúa (Fecha:
20 de enero de 2019, Baja California Sur), Samir Flores (20 de febrero
de 2019, Morelos), Santiago Barroso (15 de marzo de 2019, Sonora),
Telésforo Santiago Enríquez (2 de mayo de 2019, Oaxaca), Francisco
Romero (16 de mayo de 2019, Quintana Roo), Norma Sarabia, 11 de junio de
2019, Tabasco), Rogelio Barragán, (30 de julio de 2019, Morelos), Jorge
Celestino Ruiz, (2 de agosto de 2019, Veracruz), Nevith Condés
Jaramillo, (24 de agosto de 2019, Estado de México), Erick Castillo
Sánchez (12 de septiembre de 2019, Guerrero), María Elena Ferral
Martínez (30 de marzo de 2020, Veracruz).
Por fortuna, las leyes han cambiado. Los insultos a los políticos, a la autoridad no son un delito. Así lo determinó la Suprema Corte al desechar el Artículo 287 del Capítulo V del Código Penal del Distrito federal que sancionaba el delito de “ultraje a la autoridad”.
Por eso yo pregunto ahora como Taibo y el carroñero Serrano: ¿Cuánto cuesta mentarle la madre al Presidente?