viernes, 24 de julio de 2020

Contracolumna EL VOTO, REMEDIO CONTRA LA LOCURA OBRADOR, UN SEXENIO DE PESADILLA



JOSÉ MARTÍNEZ M.


El presidente Obrador ha roto con todos los paradigmas. Nos dice qué podemos y no debemos hacer. Desde usar un par de zapatos y comer maíz y frijoles hasta no usar tapabocas, porque, según él, no está “científicamente” comprobado que “sirvan”. Nos dice también que no debemos comer chatarra ni tomar coca cola.
“Lo que se ve no se juzga”, dice el refrán.
Yo soy de los que considera que el tabasqueño no está en sus cabales. La mayoría de sus expresiones son absurdas, disparatadas e incomprensibles. En una sola palabra, su personalidad es demencial. Y a las pruebas me remito. Como testimonio están los videos que inundan las redes sociales con sus expresiones.
Por fortuna existen remedios contra el autoritarismo.
El voto masivo de los ciudadanos es el mejor antídoto contra la locura.
Nuestros políticos, sin excepción, deben ser sometidos la terapia de las urnas.
Obrador llegó al poder con una fuerte dosis de votos pero enfermó de soberbia.
Abusa valiéndose de su influencia en su papel de servidor público, se conduce de manera arbitraria y abusiva no respeta a sus colaboradores y rompe constantemente con la disciplina interna del gobierno.
Lamentablemente el propio Obrador ha alimentado una imagen caricaturesca de sí mismo.
Enemigo del intelectualismo, luchó para ser visto como un redentor a sabiendas de que hablar en nombre del “pueblo” le redituaba ganancias políticas.
Para su desgracia, él mismo se ha encargado de tirar a la basura su “reputación” pero acusa a los periodistas de ser los destructores de su imagen. Falso.
Asombrosamente obtuvo un triunfo aplastante, no tanto por sus propuestas sino por el enorme malestar social derivado de la corrupción del antiguo régimen.
Maestro de las intrigas y las escaramuzas políticas, llegó al poder con el país dividido pero él se ha encargado de atomizarlo aún más.
Nada lo haría más feliz que posar como un cazador después de un safari con la cabeza de sus peores enemigos: Salinas, Calderón y Peña Nieto. Para ello debe comprobar sus fechorías.
Enaltece tanto a los héroes de nuestra historia, porque se considera como un segundo padre de la Patria.
Pero en realidad Obrador es una mezcla de comediante y de predicador que le gusta ostentarse como el salvador de México.
Lo malo para él, es que abundan los testimonios que acreditan sus contradicciones entre el folclore y el mesianismo.
Obrador es parte del paisaje mexicano. Pueblos por aquí, pueblos por allá, siempre en permanente campaña sembrando votos bajo falsas promesas, olvidándose de la realidad del mundo.
Durante décadas combatió contra sí mismo cuando su lucha existencial era transformarse en una leyenda y verse en la representación de un lienzo junto a los héroes de la historia, pero ya en el poder, sabe tarde que temprano aparecerá como un personaje deprimente que luchó contra su propio mito.
Llegó al poder con el sabor de la victoria y con una mentalidad de atleta por su triunfo insuperable.
En los primeros días de su mandato se veía a sí mismo ante el espejo del poder como un héroe, pero los malos resultados de su gobierno lo llevaron a vivir bajo la sombra.
Para salir de su encierro optó por emprender su campaña a sabiendas de conocer bien el terreno, pero fue descubriendo que en pueblos y ciudades ya no era bienvenido como en otros tiempos. Ahora donde quiera que vaya, habrá un ciudadano dispuesto a cuestionarlo.
Obrador comenzó a escribir su verdadera biografía desde el primer instante en que asumió el poder.
Tiene una visión panorámica del país como nadie, pero su ceguera mental no le deja ver más allá de su nariz y de su ombligo.
Obrador es un personaje que encarna a la perfección en las novelas del realismo mágico: el idealista que luchaba por cambiar el mundo pero que al llegar al poder, el que cambió fue él no el mundo.
Se hizo acompañar por un grupo de políticos “inmaculados” a los que él veía como los apóstoles de la cuarta transformación pero pronto se descubrió que se trataba de una auténtica cuadrilla de forajidos como personajes de las pinturas de Velázquez.

Obrador de a poco fue perdiendo el respeto de los suyos. Fue minando su liderazgo.
Especialista en el insulto y la blasfemia, así como su “rica” capacidad de injuria, sumado a su pésimo carácter, le hicieron perder simpatías y respeto, no así el de sus fervorosos simpatizantes que aún en la peor de las crisis sanitaria y económica los han seguido defendiendo. Fanáticos que actúan movidos por la ignorancia y un primario afán vengativo.
Jamás hubo un pueblo como éste, fiel al mesías pese a decenas de miles de personas acribilladas por la violencia y otras decenas de miles de muertos por la pandemia, víctimas de la desinformación por expresiones criminales de que virus era una enfermedad de ricos y que se combatía con estampas religiosas.

Un presidente que siempre lleva fetiches en el bolsillo como arma contra sus enemigos. El primitivismo político del falso héroe de la patria. El manipulador político que no tiene la capacidad de horrorizarse ante las decenas de miles de muertes del crimen organizado y la violencia y las decenas de miles de muertes por la pandemia.
Para Obrador, la tragedia sanitaria, le cayó como anillo al dedo.
Los ciudadanos deben entender que la única manera de bajarle la temperatura al tabasqueño, –esa fiebre de 40 grados que le provoca delirios intermitentes– es salir a votar el día de las elecciones.

El IFE-INE, creación de Salinas para cuidar sistema/régimen/Estado del PRI


 

Carlos Ramírez

 

A pesar de que una de las responsables de seleccionar a los nuevos consejeros del Instituto Nacional Electoral afirmó que este organismo había sido producto de un grito de “ya basta” de la sociedad, en realidad, el IFE-INE fue una creación magistral del presidente Carlos Salinas de Gortari para transitar de una Comisión Federal Electoral a un organismo manejado por una élite intelectual vinculada al Grupo (A)Nexos.

La sociedad mayoritaria dejó pasar el fraude de 1988. Pero Salinas se vio presionado por la globalización del Tratado y cedió a medias en dos organismos semi autónomos: la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y el IFE. La clave del funcionamiento fue hacerlos depender de los hilos centrales del Estado autoritario priísta y creó dos oficinas en apariencia autónomas, pero en los hechos garantes del funcionamiento del sistema-PRI… aún sin el PRI.

El primer consejo ciudadano del IFE no fue ciudadano. Su presidente fue José Woldenberg, un representante del Grupo (A)Nexos entonces orgánico a Salinas. La coartada de Woldenberg fue su militancia en las dos derivaciones del viejo Partido Comunista, el PSUM y el PMS. Sin embargo, pertenecía a la izquierda institucional atada al modelo ideológico del PRI. Ahí, en el acuerdo Salinas-Nexos está el huevo de la serpiente del hoy INE.

De Woldenberg a Lorenzo Córdova Vianello se ha creado un cruce de intereses de élites, de grupos de poder que atravesaron los valores del PRI, del PAN y del PRD, los tres partidos funcionales al sistema-PRI: construir una democracia procedimental que deje en manos del Estado (priísta) los mecanismos electorales. A diferencia de otros Estados que son cuerpos plurales, en México el Estado fue, es y será priísta en tanto no se reconstruyan el sistema político y el régimen de gobierno.

En la designación de los últimos cuatro consejeros electorales la sociedad se distrajo con el mecanismo de nominación y votación, pero quedó ajena a la estructura de funcionamiento del INE como guardián supranacional del régimen priísta. El funcionamiento del Institución gira en torno a un consejo general designado por los partidos para vigilar… a los partidos. Sólo en países de democracia autoritaria los partidos se vigilan y complacen a mismos. Los nuevos cuatro consejeros llegan como cuotas a Morena como partido mayoritario.

El INE se ha convertido en un organismo autoritario, con reglamentos que se imponen sobre la Constitución; varios periodistas estuvieron a punto de ser encarcelados por ejercer la libertad de expresión y, según Córdova, violar reglamentos operativos. El absurdo fue destruido por el Tribunal Electoral que tumbó sanciones y castigos porque Córdova estaba coartando la libertad de opinión.

El mecanismo de consejo general votado por partidos y la presencia de partidos en ese mismo consejo exhiben el absurdo de la democracia mexicana que se acota a sí misma. Mientras los partidos voten consejeros y a la vez tengan asientos en el consejo general, la democracia mexicana será una pantomima por el hecho de que consejeros y consejo general están limitados de manera directa por los partidos.

Una verdadera transformación electoral implicaba la reforma total del INE, la desaparición de los consejeros electorales no sólo por caros y elitistas en sus ingresos y privilegios, sino porque constituyen un filtro al ejercicio de la verdadera democracia. La genialidad política del presidente Salinas de Gortari vendió un IFE controlado por el gobierno y Zedillo sólo sacó a Gobernación de la presidencia de ese IFE como negociación para que los partidos de oposición aprobaran su programa anticrisis con aumento de 50% del IVA, pero dejo el control de Estado.

En los hechos, el INE no es autónomo. Córdova tuvo que pactar su designación. El consejero presidente Luis Carlos Ugalde fue impuesto por la maestra Elba Esther Gordillo en acuerdo con Calderón y el PAN. Leonardo Valdés Zurita fue pactado con el PRD de Los Chuchos ya atados al PRI. Cada consejero que ha tenido el IFE-INE trae compromisos con algún partido.

El tema electoral real es otro: el IFE-INE es una estructura salinista para perpetuar el modelo político de sistema-PRI del Estado, aunque el PRI llegue a desaparecer.

 

-0-

 

Política para dummies: La política es la habilidad para vender por democracia lo que impide la democracia.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

 

---30---