lunes, 1 de junio de 2020

4T: revolución, no reforma, pero sólo para poco gasto social (1/5)




Carlos Ramírez

 

En una charla con su fan Epigmenio Ibarra, el presidente López Obrador aceptó que su propuesta de Cuarta Transformación no es una reforma y es una revolución. Y de nueva cuenta centró el eje de la 4T en la lucha contra la corrupción, cuando toda revolución, quiérase o no, es producto de la lucha de clases.

El tema de la 4T será vital en el segundo semestre del año porque requiere, cuando menos en su dimensión revolucionaria, de decisiones estratégicas que cambien la dinámica de la producción y la distribución de la riqueza. Algunos de sus primeros puntos son los siguientes:

1.- La verdadera 4T fue la contrarreforma neoliberal de Carlos Salinas de Gortari en el periodo 1979-1994, partiendo de su llegada a la Secretaría de Programación y Presupuesto para redactar el Plan Global de Desarrollo (PGD) 1982-1984 hasta la puesta en marcha del Tratado de Comercios Libre globalizador.

2.- El PGD, los planes nacionales de De la Madrid y el propio Salinas y los dos sexenios de sus respectivas reformas constitucionales constituyeron el cambio del proyecto nacional de desarrollo, reformaron la estructura del Estado de la Revolución Mexicana y dieron el giro de una economía de Estado a una economía de mercado. En la segunda mitad del sexenio de López Portillo y los de De la Madrid y Salinas se liquidó la Revolución Mexicana y se sentaron las bases de una economía de mercado con un Estado autónomo de las definiciones de las clases.

3.- El dilema había sido planteado en 1981 por Carlos Tello y Rolando Cordera en su libro La disputa por la nación. Perspectivas y opciones del desarrollo. Los dos proyectos de nación estaban en disputa: el neoliberal del FMI y los empresarios y el popular de los nacionalistas revolucionarios del PRI y sobre todo el en ese entonces activo Congreso del Trabajo; es decir, la lucha de clases.

4.- Salinas fue el estratega de 1979 a 1994 del cambio total del modelo de desarrollo/política económica/Estado. Su proyecto fue el de una cuarta transformación --lo hizo sin balas-- después de la tercera de la Revolución. La clave fue la reforma del Estado: de la mano de las ideas de Theda Skocpol, el proyecto de Salinas fue sacar al Estado de la disputa entre las clases, romper con cualquier representación social y asumirlo como un Estado autónomo. Todas las reformas constitucionales de De la Madrid y Salinas tendieron para reformar el Estado de la revolución y del PRI.

5.- Se trató, pues, de una contrarrevolución neoliberal porque pasó al Estado del compromiso social al del sólo administrador de los recursos. Fue, en términos estrictos, una revolución conservadora. El saldo está a la vista: de 1983 a 2018, seis sexenios, el neoliberalismo fue el Estado.

6.- En este sentido, la 4T de López Obrador sería en realidad la 5T: aniquilar el modelo neoliberal de Salinas de Gortari con, se supone, un nuevo modelo de desarrollo/política económica/Estado. El problema es sólo de caracterización de la periodización histórica del siglo XX mexicano. En efecto, el modelo neoliberal de Salinas no fue una desviación de la 3T/Revolución Mexicana, sino que fue una nueva revolución conservadora.

7.- Para que la propuesta de López Obrador sea una nueva Transformación --la Quinta--, necesita, en efecto, de una revolución que destruya la totalidad del viejo régimen salinista-neoliberal y funde uno nuevo. Las revoluciones suelen autoliquidarse cuando compatibilizan con la anterior, como le ocurrió la revolución de Madero que se contentó con su elección y no reconstruyó al Estado y a sus clases; al contrario, quedó atrapado en las élites del viejo régimen porfirista.

8.- En la charla con su amigo Ibarra, el presidente deja claro que su transformación es una revolución, aunque en sus primeros dieciocho meses sólo se haya concretado el apoyo económico a sector vulnerables y sus tres proyectos icónicos, pero sin transformar las estructuras productivas del Estado.

 

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Derrota. Una nueva derrota sufrió el senador canadiense-mexicano-morenista Napoleón Gómez Urrutia porque sus manobras no impidieron la reactivación del sector minero que dice representar. La Unión Nacional de Sindicatos Minero-Metalúrgicos y Metal-Mecánicos de México (UNASIM), que agrupa a 100 mil obreros de esos rubro, concilió con autoridades federales y estatales y empresarios el reinicio esta semana de las labores de las minas que generan 2.6 millones de empleos. Napito representa más los intereses de mineros de los EE. UU. y Canadá y no de México.

Política para dummies: La política es lo que no es y no es lo que sí es.

 

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Contra Columna : OBRADOR Y EL MANEJO CRIMINAL DE LA PANDEMIA



JOSÉ MARTÍNEZ M.

Desde el primer día de la crisis sanitaria el presidente Obrador jamás ha puesto un pie en un hospital. Es más, ni siquiera ha cumplido con las mínimas normas sanitarias. Por el contrario Obrador y su gobierno han actuado de manera criminal frente a la pandemia.
Sería cuestión de los juristas determinar si Obrador pudiera ser juzgado por tribunales supranacionales por su actitud criminal y por el comportamiento de su gobierno frente a la pandemia.
En hospitales de todo el país se ha optado por matar silenciosamente a miles de sus pacientes ante la imposibilidad de hacerse cargo de ellos tras la catástrofe sanitaria del Covid-19.
Así, México ha llegado a la espeluznante cifra oficial de los diez mil muertos por coronavirus. Aunque el número de víctimas mortales es mucho mayor y no se refleja en las estadísticas porque éstas han sido manipuladas con propósitos políticos.
La instrucción partió desde Palacio Nacional cuando el vocero Hugo López-Gatell dio a conocer la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica como parte de los “protocolos” del Consejo de Salubridad General para determinar que ante la posible saturación de los servicios de medicina crítica se priorizará a los pacientes jóvenes sobre los adultos mayores, o de aquellos que tengan una enfermedad crónica.
De acuerdo a Gatell la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica, solo entraría en operación si la capacidad existente de cuidados críticos estuviera sobrepasada, o estaría cerca de serlo y no fuera posible referir a pacientes que necesitan terapia intensiva a otros servicios de salud. Todo ello ha ocurrido. La tragedia ha alcanzado a centenares de profesionales de la salud que han contagiado y han fallecido por no contar con los insumos necesarios de protección. Las protestas han sido constantes. A ello hay que sumar las múltiples agresiones a personal médico por gentes criminales.
En los medios de comunicación y en las redes sociales abundan denuncias de los testimonios de familiares de innumerables víctimas del Covid-19.
Y peor aún, cuando la crisis sanitaria se encuentra en una de sus fases más críticas, el presidente Obrador emprendió una gira de trabajo por el sureste del país para echar andar su proyecto del Tren Maya. En el fondo va a Quintana Roo a mover sus fichas políticas en el entendido de las próximas elecciones del 2021 en las que se disputarán las presidencias municipales, miembros de los ayuntamientos y diputaciones federales para dejar sentadas las bases de la elección del próximo gobernador en 2022, dado que esa entidad es la mayor generadora de divisas del país después de las remesas de los inmigrantes y los ingresos petroleros.
Obrador debe ser llamado por el Congreso a rendir cuentas. Es cierto, Morena ejerce el control de las cámaras (Diputados y Senadores), pero también está obligado a ofrecer un informe estrictamente sobre los resultados de la pandemia.
Todos los mexicanos hemos atestiguado la frivolidad con la que se ha conducido ante la mayor crisis de salud del país en el último siglo. Ha descalificado a los científicos, ha insultado y ofendido a los médicos, como jamás nadie lo ha hecho. Ningún presidente en la historia del país ha actuado con tanta patanería. Su comportamiento ha sido tosco y grosero, propio de un ignorante.
Hace unos días durante la comparecencia virtual de López Gatell ante la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Congreso aceptó que sí hay un subregistro de contagios y muertes, pero que no nos escandalicemos, pues ¡eso pasa en todo el mundo! Carajo.
La desfachatez de Gatell comenzó cuando el senador Ricardo Monreal preguntó por qué México tenía un número de pruebas tan por debajo de la OCDE, así como por qué la tasa de letalidad en México (de 11 por ciento) es casi del doble que la del mundo (de 6.4 por ciento). Luego la presidenta de la Mesa, Mónica Fernández, preguntó por el tema de la violencia de género, la salud sexual y reproductiva de las mujeres, y el regreso a clases.
Según Gatell, desde el 3 de enero el gobierno de Obrador comenzó la estrategia contra el Covid-19. Gatell mintió pues la Organización Mundial de la salud avisó de un nuevo virus el 5 de enero y publicó las normas técnicas el 10.
Con desfachatez llegó a hablar en sus famosas conferencias de que las pruebas de laboratorio No son necesarias ni para cuidar a la población ni son útiles para tomar decisiones. Que lo importante es la condición clínica de cada paciente.
En actitud nada ética y mucho de criminal se prestó a la manipulación de la información junto con el presidente Obrador al señalar que se había “aplanado la curva”. Ante los legisladores de la Jucopo respondió: “Por mis métodos matemáticos puedo afirmar que sí la hemos aplanado”. ¿Cuáles métodos? Nunca los ha querido compartir.
Gatell aceptó que no hicieron pruebas durante la Fase 1 y 2 para ahorrar dinero, según él, ¡por comprar material para proteger al personal de salud! Resultó falso porque médicos y enfermeras se han contagiado y muchos han muerto por No estar protegidos.
Es inadmisible e inmoral que el presidente Obrador haya salido del confinamiento, aun cuando no respetó jamás las normas mínimas, e incluso hay periodistas que se contagiaron en las conferencias de “las mañaneras” y se ha ocultado la información.
Desde el punto jurídico hay elementos para acusar al presidente Obrador de actuar criminalmente en el manejo de la pandemia. No sólo violando la ley en otros casos porque su gobierno ha actuado de manera inconstitucional y facciosa por lo que debe ser llevado a juicio.
Como Nerón quien tocaba la lira mientras se incendiaba Roma, Obrador está de gira en el sureste en tanto miles de personas están en los hospitales debatiéndose entre la vida y la muerte. Obrador no se ha dignado a poner un pie en ningún Hospital. Por el contrario ha recurrido al acoso moral, a la violencia perversa a destruir la reputación de un gremio que ha puesto en riesgo su propia salud en cumplimiento de su deber y del juramento de Hipócrates. De ello hay testimonio.