Carlos
Ramírez
En una charla con su fan Epigmenio Ibarra, el
presidente López Obrador aceptó que su propuesta de Cuarta Transformación no es una reforma y sí es una revolución. Y de nueva cuenta
centró el eje de la 4T en la lucha
contra la corrupción, cuando toda revolución, quiérase o no, es producto de la lucha de clases.
El tema de la
4T será vital en el segundo semestre
del año porque requiere, cuando menos en su dimensión revolucionaria, de
decisiones estratégicas que cambien la dinámica de la producción y la
distribución de la riqueza. Algunos de sus primeros puntos son los siguientes:
1.- La verdadera 4T fue la contrarreforma
neoliberal de Carlos Salinas de Gortari en el periodo 1979-1994, partiendo de
su llegada a la Secretaría de Programación y Presupuesto para redactar el Plan
Global de Desarrollo (PGD) 1982-1984 hasta la puesta en marcha del Tratado de
Comercios Libre globalizador.
2.- El PGD, los
planes nacionales de De la Madrid y el propio Salinas y los dos sexenios de sus respectivas
reformas constitucionales constituyeron el cambio
del proyecto nacional de desarrollo, reformaron la estructura del Estado de la
Revolución Mexicana y dieron el giro de una economía de Estado a una economía
de mercado. En la segunda mitad del sexenio de López Portillo y los de De la
Madrid y Salinas se liquidó la
Revolución Mexicana y se sentaron las bases de una economía de mercado con un
Estado autónomo de las definiciones
de las clases.
3.- El dilema había sido planteado en 1981 por
Carlos Tello y Rolando Cordera en su libro La
disputa por la nación. Perspectivas y opciones del desarrollo. Los dos proyectos de nación estaban en
disputa: el neoliberal del FMI y los
empresarios y el popular de los
nacionalistas revolucionarios del PRI y sobre todo el en ese entonces activo
Congreso del Trabajo; es decir, la lucha
de clases.
4.- Salinas fue
el estratega de 1979 a 1994 del
cambio total del modelo de desarrollo/política económica/Estado. Su proyecto
fue el de una cuarta transformación
--lo hizo sin balas-- después de la tercera de la Revolución. La clave fue la
reforma del Estado: de la mano de las ideas de Theda Skocpol, el proyecto de
Salinas fue sacar al Estado de la disputa
entre las clases, romper con cualquier representación social y asumirlo como un
Estado autónomo. Todas las reformas
constitucionales de De la Madrid y Salinas tendieron para reformar el Estado de la revolución y del PRI.
5.- Se trató,
pues, de una contrarrevolución
neoliberal porque pasó al Estado del compromiso social al del sólo administrador de los recursos. Fue, en
términos estrictos, una revolución
conservadora. El saldo está a la vista: de 1983 a 2018, seis sexenios, el neoliberalismo fue el Estado.
6.- En este
sentido, la 4T de López Obrador sería en realidad la 5T: aniquilar el modelo neoliberal de Salinas de Gortari con, se
supone, un nuevo modelo de
desarrollo/política económica/Estado. El problema es sólo de caracterización de
la periodización histórica del siglo
XX mexicano. En efecto, el modelo neoliberal de Salinas no fue una desviación de la 3T/Revolución Mexicana, sino que fue
una nueva revolución conservadora.
7.- Para que la
propuesta de López Obrador sea una nueva
Transformación --la Quinta--, necesita, en efecto, de una revolución que destruya la totalidad del viejo régimen
salinista-neoliberal y funde uno nuevo.
Las revoluciones suelen autoliquidarse cuando compatibilizan con la anterior,
como le ocurrió la revolución de Madero que se contentó con su elección y no reconstruyó al Estado y a sus
clases; al contrario, quedó atrapado en las élites del viejo régimen
porfirista.
8.- En la
charla con su amigo Ibarra, el presidente deja claro que su transformación es una revolución, aunque en sus
primeros dieciocho meses sólo se haya concretado el apoyo económico a sector vulnerables y sus tres proyectos icónicos,
pero sin transformar las estructuras
productivas del Estado.
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Derrota. Una nueva derrota sufrió el
senador canadiense-mexicano-morenista Napoleón Gómez Urrutia porque sus
manobras no impidieron la reactivación del sector minero que dice representar.
La Unión Nacional de Sindicatos Minero-Metalúrgicos y Metal-Mecánicos de México
(UNASIM), que agrupa a 100 mil obreros de esos rubro, concilió con autoridades
federales y estatales y empresarios el reinicio esta semana de las labores de
las minas que generan 2.6 millones de empleos. Napito representa más los intereses de mineros de los EE. UU. y
Canadá y no de México.
Política para dummies: La política es lo que no es y no es lo que sí es.
@carlosramirezh
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