jueves, 30 de abril de 2020

OBRADOR VS LOS PODERES FÁCTICOS





Jose Martinez M.


Desde la ruptura del gobierno del presidente López Portillo con los banqueros, ninguno de sus últimos seis sucesores se confrontó con el sector empresarial como lo hace ahora Obrador quien mantiene abierta una disputa con los grupos de presión y los poderes fácticos, aunque algunos pocos representantes de estos clanes colaboran con su gobierno, no tanto por simpatías sino por conveniencia y temor. No es inédita esta pugna de poderes. Se vivió al calor de la expropiación petrolera con Lázaro Cárdenas y luego con la creación de los libros de texto gratuitos para la educación pública, cuando los grupos de presión emprendieron la campaña de “Cristianismo Sí, Comunismo No”. A partir de la disputa de Portillo con los banqueros, desde las entrañas del PRI emergió una nueva corriente política conocida como la “tecnocracia”. Un grupo de políticos formados en la corriente neoliberal. Miguel de la Madrid fue el primero de ellos, y en cuyo gobierno los empresarios se aglutinaron en un frente que llamaron “Libre Empresa” con el que pretendían comprar todas las empresas del Estado. A ese grupo pertenecía el magnate Carlos Slim e incluso el redactor de su manifiesto, que era entonces el ideólogo de Televisa, ahora es el jefe del staff de abogados de Slim, Javier Mondragón quien aparece en el organigrama del Grupo Carso como director jurídico de Telmex. Con Salinas de Gortari se dio más que una reconciliación con los barones del dinero. Se les entregaron las empresas y los bancos. El gran ganador de todos ellos fue Carlos Slim quien se enriqueció de una manera inconmensurable. Zedillo se encargó de rescatar a los banqueros cuando la famosa crisis de 1995 y aún peor se les entregó a los bancos y sociedades financieras la administración de las Afores. Con Fox, Calderón y Peña la corrupción alcanzó su máximo esplendor dando paso una auténtica plutocracia, donde los capitanes del dinero eran lo que mandaban. Con Obrador ahora continúa la corrupción desmedida enriqueciendo a un grupo de empresarios que viene operando desde el salinismo. Con Obrador no hay transparencia, se entregan contratos sin licitación a diestra y siniestra. Es un juego perverso de castigos, de premios y canonjías. Bien dice la sentencia de Murphy que “todo lo que empieza mal acaba peor”. Y más aún agregaría Murphy: “Si hay varias maneras de hacer una tarea, y uno de estos caminos conduce al desastre, entonces alguien utilizará ese camino". Está claro que el gobierno del tabasqueño libra una guerra de baja intensidad con el sector empresarial. No es una novedad. La pugna comenzó desde el famoso plantón sobre la avenida del Paseo de la Reforma como resultado de las elecciones que dieron como ganador a Felipe Calderón. La respuesta de Obrador fue la elaboración de una lista con los más representativos personajes del Smart Money (el dinero sagaz) a los que etiquetó como la “Mafia del Poder” y que hizo pública en 2010. Esta guerra se ha extendido e involucra ahora a los poderes fácticos y a los grupos de presión. En esta lucha el Presidente dice no estar “solo” y apela al respaldo de los 30 millones de electores que votaron por él. Aunque la cifra suena apabullante, no impresiona a sus adversarios. Un número indeterminado de sus seguidores han abandonado a Obrador. El más importante de sus colaboradores fue el primero en abandonar el barco. Al renunciar Carlos Urzúa a su cargo como secretario de Hacienda hizo pública una carta explosiva en la que señalaba su desacuerdo con el presidente Obrador quien abusando de su cargo tomó decisiones de política pública sin el suficiente sustento. Urzúa apenas duró siete meses en el cargo, pues a su juicio dijo que le resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública y que además mantienen un conflicto de interés. En su texto demoledor, Urzúa puntualizó: "Estoy convencido de que toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los diversos efectos que ésta pueda tener y libre de todo extremismo, sea éste de derecha o de izquierda. Sin embargo, durante mi gestión las convicciones anteriores no encontraron eco". La víspera de las pasadas elecciones que dieron como ganador a Obrador, el tabasqueño lanzó una amenaza a sus anfitriones en la convención anual de banqueros al advertirles que sí el ganaba los comicios y no se le reconocía su triunfo él no se responsabilizaba de que el “tigre” saliera a las calles y él no haría nada para controlarlo. Ya en el poder asestó una seria de golpes contra empresarios e inversionistas, comenzó con la industria farmacéutica y continuó con la cancelación del nuevo aeropuerto. Otra señal negativa para los barones del dinero fue la desautorización de una planta cervecera en Mexicali hasta llegar a los “moditos” que no le gustaron con la negociación del sector empresarial y el Banco Interamericano de Desarrollo. Los grupos fácticos como lo son las grandes empresas de los medios de comunicación y otros grupos de poder como las organizaciones empresariales son los que ahora abiertamente cuestionan al Presidente, a esa disputa se han comenzado a incorporar las grandes empresas multinacionales que ven con desconfianza al gobierno obradorista. A su favor, el tabasqueño tiene la ausencia de verdaderos políticos de oposición y su negociación secreta con los narcotraficantes, pero hay un número importante de gobernadores que están decididos a romper el pacto federal. Pero lo peor de todo, el mayor enemigo de Obrador fue la pandemia del coronavirus que ha puesto a temblar su proyecto de la cuarta transformación. Para enfrentar a este enemigo, Obrador reclamaba poderes ilimitados, que por ahora se circunscriben al tema presupuestal. De ello en una próxima entrega nos ocuparemos.


martes, 28 de abril de 2020

Virus, otra oportunidad perdida para salir del subdesarrollo


 
Carlos Ramírez

@carlosramirezh




Como se ve el escenario nacional, gobierno federal, empresarios aliados, empresarios críticos y círculo rojo están más interesados en destruirse unos a otros que en aprovechar la crisis para reconstruir el modelo de desarrollo y modernizar la planta industrial.

Por lo tanto, después del coronavirus el país regresará a su normalidad: una expectativa, en el mejor de los casos de 2% de PIB anual a partir de 2022. El Tratado comercial renegociado con Donald Trump no atendió ninguna exigencia mexicana --si acaso hubo alguna-- y solo intensificará la explotación comercial de México.

Tres conjuntos de cifras recuerdan que México no supo aprovechar el Tratado, que el presidente Salinas de Gortari careció de un modelo industrial y agropecuario y que se conformó con la apertura comercial indiscriminada que, de manera paradójica, provocó una desindustrialización severa. Y que los presidentes de Zedillo a Peña Nieto tampoco tuvieron una idea clara del desarrollo.

Las cifras, recopiladas con paciencia y persistencia por el profesor Arnulfo R. Gómez, confirman que México no ha sabido aprovechar el Tratado y que en el gobierno actual no existe una idea para sacarle más jugo:

1.- La posición competitiva de México en el escenario del Tratado bajó del lugar 39 en 1993 al lugar 48 en 2019, en tanto que los EE. UU. pasaron del lugar 1 al 2 y Canadá del 6 al 14. En veintiséis años nada hizo México para modernizarse y ser más competitivo.

2.- México ha tenido, del 2001 al 2018, una baja en las principales variables asociadas al Tratado:

--El PIB de México bajó del lugar 9 al 15.

--La participación del PIB de México en el PIB mundial bajó 1.24 puntos porcentuales.

--La ubicación del PIB per cápita de México bajó del lugar 41 al 74.

--Las empresas exportadoras disminuyeron en 2 mil 468.

--El porcentaje de productos mexicanos en la exportación bajó del 58% en 1993 y 45% en 2001a 37% en 2018.

3.- México tuvo el reto de posicionarse mejor en el nivel de países a desarrollados, pero la falta de un nuevo modelo de desarrollo lo dejó en la mediocridad similar a la que tenía antes del Tratado.

--En el índice general de competitividad México está colocado en el lugar 48.

--México está en el lugar 98 en calidad de las instituciones, 114 en visión de largo plazo, 54 en infraestructura, 74 en tecnología de la información, 41 en estabilidad macroeconómica, 60 en salud, 89 en capacitación, 53 en eficiencia de mercado, 96 en eficiencia de mercado laboral, 11 en dimensión del mercado, 41 en complejidad para los negocios y 52 en innovación.

--En suma, del total de 140 variables de competitividad México apenas tiene ventaja en 18 y desventaja en 122.

Estos tres conjuntos de cifras revelan las razones de por qué México logró multiplicar por diez su comercio exterior en el Tratado, pero perdió posiciones de ventaja competitiva y resultados estadísticos al sentarse de manera cómoda a disfrutar muy poco del comercio exterior sin buscar el modelo de desarrollo y la planta industrial y agropecuaria que requería para conquistar mercados con mayores productos naciones.

Lo grave de todo es que las autoridades conocen de estas cifras y su interpretación, pero, como en los gobiernos de Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto, nadie está pensando en cómo aprovechar el Tratado para sacar a México del subdesarrollo. Y hoy sólo se desea regresar a México del 2% del PIB o menos, si acaso se sale del hoyo recesivo.



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MINERIA. Los focos rojos se han encendido en la minería por el cierre del sector ordenado por las autoridades en la emergencia sanitaria al no considerarla sector “esencial”. Pero el embajador estadunidense Christopher Landau la incluyó en las cadenas porque el sector minero mexicano es importante para el estadunidense. El Sindicato Nacional Democrático Minero, encabezado por Ismael Leija Escalante, advirtió que la paralización del sector minero provoca el colapso de un gran número de sectores económicos, que sencillamente no cuentan con materias primas para tener una reactivación adecuada después del 30 de mayo, cuando concluya la contingencia. El daño minero por el frenón económico será grave para los dos países integrados por el Tratado de Comercio Libre.

Política para dummies: La política debe definir qué decisiones estratégicas para encarar las crisis.






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PROCESO A OBRADOR


JOSÉ MARTÍNEZ M.
 
En junio del año 2000 Luis Echeverría Álvarez me recibió en su casona de San Jerónimo. Fue el primero de varios encuentros. El expresidente fue el conducto para que José López Portillo también me recibiera en la residencia de su hermana Margarita, en las Lomas de Chapultepec. El tema con ambos expresidentes fue: Julio Scherer García. El veterano periodista Raymundo Vega, corresponsal en Puebla de Excélsior en los tiempos de Scherer, fue el conducto para que el entonces senador Germán Sierra Sánchez –ahijado de Echeverría– le planteara al expresidente que yo buscaba una entrevista para tratar el tema de Scherer con motivo de un libro que preparaba sobre el santón del periodismo. El año anterior había fallecido la compañera de toda la vida de Echeverría, doña María Esther Zuno. El expresidente seguía con una intensa actividad convocando todos los lunes a su mesa a un grupo importante de políticos. Su capacidad de convocatoria era evidente. Echeverría me recibió gracias a los oficios de Germán Sierra. El senador era nieto del general Rodolfo Sánchez Taboada a quien atribuyeron dar el tiro de gracia al general Emiliano Zapata, aquel fatídico 10 de abril de 1919 en la hacienda de Chinameca, Morelos, en el encuentro del Caudillo del Sur con el coronel Jesús Guajardo, a las órdenes del general Pablo González y de Venustiano Carranza. Sánchez Taboada entonces era un militar de menor rango. Sánchez Taboada abandonó los estudios para formarse en la milicia durante la Revolución. Alcanzó el rango de general por sus acciones en armas y llegó a presidir el PRI en 1946 durante la etapa en que los militares controlaban el partido, hasta el final el sexenio de López Mateos con el general Germán Corona del Rosal. El primer empleo de Echeverría fue a los 22 años como secretario particular de Sánchez Taboada en el PRI. Así que la relación de Echeverría con los Sánchez era tan añeja y profunda que un favor al senador Germán Sierra Sánchez no se lo podía negar. Así fue posible mi entrevista con Echeverría para el tema de Julio Scherer. Después de varios encuentros le solicité al licenciado Echeverría su intervención para que el expresidente López Portillo me recibiera. Y así ocurrió. Portillo se veía muy enfermo y cansado. Fue muy amable conmigo. Eso sí, JLP me reclamó por el trato que le di en mi libro al profesor Carlos Hank González. No era para menos, le dije, recuerdo que movió la cabeza en sentido de reprobación. Con Echeverría el periodista Julio Scherer y un grupo de importantes periodistas y trabajadores sufrieron el despojo de Excélsior mediante sucias maniobras a la par de la falta de consenso de los cooperativistas hacia el grupo de Scherer. De ahí surgió la revista Proceso y luego la revista Vuelta y meses después el desaparecido periódico unomásuno, del que fui reportero. Echeverría me confió que una tarde de junio del 2000 lo visitó Scherer. El motivo: el periodista le pidió al expresidente que lo dejara todo un día sólo en su residencia, que no hubiera nadie. Scherer pretendía escribir una crónica para exorcizar sus fantasmas a partir del golpe a Excélsior. Echeverría jamás se refirió a Scherer en malos términos. A pesar de las constantes críticas al expresidente, hubo un respeto por el trabajo del periodista. De la misma forma se condujo López Portillo quien dejó escapar la frase del “yo no pago para que me peguen”, y que terminó por convertirse en la máxima de los presidentes en turno. Portillo y Scherer tenían una relación de parentesco político y aun así cada quien mantuvo su distancia. Portillo como Echeverría estuvieron siempre bajo los reflectores de Proceso de una manera crítica pero jamás hicieron berrinches en público quejándose de la línea editorial de la revista como ahora lo hace el presidente Obrador. Intolerante a la crítica, Obrador tiene mucha identificación con Manuel Bartlett. En los tiempos del gobierno de Miguel de la Madrid, Bartlett como secretario de Gobernación ordenó a su subalterno José Antonio Zorrilla Pérez, entonces director de la Federal de Seguridad, que evitara a cualquier costa la publicación de un texto que involucraba a la familia de Bartlett con una secta religiosa en Venezuela. Fue el único texto, en la historia de la revista que no se publicó. Bartlett estaba decidido a actuar hasta sus últimas consecuencias con todo lo que eso implicaba. Después, ya lo sabemos, vino el asesinato del columnista Manuel Buendía el 30 de mayo de 1984. ¡Y vaya coincidencia! Zorrilla Pérez que antes había recibido la instrucción de “encárgate de ellos” para censurar a Proceso, ahora estaba envuelto en el crimen de Buendía por el que pasaría más de 30 años en prisión. Bartlett, hoy es uno de los hombres del primer círculo del presidente Obrador. El tabasqueño que tanto alaba y presuntamente “enaltece” la figura de Scherer ahora despotrica contra Proceso. Es una vergüenza. Es inaceptable que Obrador se refiera así al hablar sin consideración de la revista que es legado del periodista más importante en la historia de México en último siglo. Y es peor aún que el hijo de Julio Scherer, quien es “consejero” de Obrador tolere y soporte que el tabasqueño se refiera así. No lo debemos permitir quienes se dignen ostentar el ejercicio del periodismo, lo suscribo con convicción por respeto a la memoria de Scherer.
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No se equivocó Scherer en llamar a Obrador, el Pejelagarto.



lunes, 27 de abril de 2020

El TCL será salvación, pero sólo con nuevo modelo de desarrollo


Carlos Ramírez

@carlosramirezh



El frenón económico para detener la propagación del coronavirus está llevando al país a un PIB en 2020 de entre -6% a -10%, como a todos en el mundo. La gran incógnita radica en cómo salir del hoyo recesivo y qué utilidad pudiera tener la crisis para no regresar a la mediocridad del crecimiento y poder dar un salto cualitativo en crecimiento y desarrollo.

Hasta ahora, el mensaje gubernamental ha insistido en no realizar pactos productivos de emergencia y esperar la reanudación de la vida cotidiana. Este camino regresaría a México a la situación en febrero, antes de las medidas de confinamiento. Pero esa realidad de febrero, después del -0.1% de 2019, era un PIB estimado para 2020 de -1% a 0% con todo y la nueva fase del Tratado de Comercio Libre de Norteamérica, por la falta de estímulos productivos y un desmoronamiento de la demanda efectiva.

En alguno de los decálogos presidenciales contra la crisis se asume con esperanza que la nueva etapa del Tratado ayudaría a salir del hoyo recesivo de 2020. Y así podría ser, pero a condición de que el TCL 2.0 se diera en función de un nuevo modelo de desarrollo con modernización y reconversión de la planta productiva. Si estas reformas, el TCL no sacaría al PIB mexicano del hoyo del virus.

A un cuarto de siglo del TCL, los saldos son irregulares: el comercio exterior se multiplicó por 10, pero dejó poca ganancia por el déficit por la incapacidad mexicana para impulsar una nueva planta industrial.

El profesor Arnulfo R. Gómez, investigador de la Universidad Anáhuac y experto en comercio exterior, ha aportado algunas cifras del saldo negativo del TCL:

--El valor agregado nacional cayó de 59% en 1993 a 38% en 2018, lo que significa que el Tratado no potenció la planta productiva, El riesgo es regresar a país maquilador.

--La posición competitiva de México, por falta de una batería de reformas de todo el sistema productivo, bajó del lugar 39 en 1993 al 48 en 2019. Paradójico: México era más competitivo cuando no tenía globalización comercial.

--En productos, el valor agregado nacional en 2019 fue menor al 38% en doce sectores, siendo el más alto en cuero, piel y calzado con 38% y el más bajo en equipos de comunicación, cómputo y video con 0.7%.

--El déficit de comercio exterior de México pasó de -13.5 mil millones de dólares en 1993 a -172.3mil millones de dólares. Exportamos mucho, es cierto, pero importamos más.

--México perdió el enfoque exportador y resulta que tiene déficit de comercio exterior con más países de menor desarrollo como Vietnam y Nicaragua.

--Por el enfoque compulsivo de firmas de tratados comerciales sin orden ni sentido y por la desgravación unilateral, México aumentó de 109 a 151 el número de países con déficit comercial entre 1993 a 2019.

--El comercio exterior con los nuevos socios del TPP-11 también ofrece resultados negativos: el déficit comercial con ese bloque de países pasó de -547 millones de dólares en 1993 a -161.7 mil millones.

El problema fue la firma y renegociación de los tratados sin una reforma integral del modelo de desarrollo y de la planta industrial y confiados sólo en la apertura comercial, pero al final los precios de productos de importación han sido menores a los locales y ahí reventó la planta productiva.

Por ello no habrá ayuda para salir del hoyo recesivo con los actuales modelos de desarrollo y de planta industrial. Pero nadie está discutiendo o diseñando en el gobierno el nuevo modelo de desarrollo ni la reforma de la planta industrial.



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Prever emergencias. El viernes se reunió el Comité Nacional de Emergencias para dar a conocer una guían para la prevención y la gestión de emergencias en el contexto del COVID-19, además de el coordinador nacional de protección civil, David León Romero, explicó las acciones en todas las etapas de la gestión integral del riesgo para proteger a la población y exhortó a los miembros del Sistema Nacional de Protección Civil a prever reservas estratégicas de recursos para apoyar a la población en casos de desastres o emergencias como la pandemia. Ahí se presentó la guía para la prevención, preparación y la gestión de emergencias en el contexto del COVID-19; http://www.cenapred.gob.mx/es/Publicaciones/archivos/424-GUIA_COVID19_DESASTRES.PDF

Política para dummies: La política es el desarrollo.





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