Carlos Ramírez
http://indicadorpolitico.mx
@carlosramirezh
Si los técnicos en economía son expertos en ocultar problemas y justificar crisis,
el reciente informe “Políticas para combatir la pandemia” del Banco
Interamericano de Desarrollo debiera encender los focos rojos de la crisis económica que viene y convertirse en lectura obligada por las autoridades hacendarias
mexicanas… si aparecen en algún lado.
El reporte parte del criterio de que la crisis económica
provocada por la pandemia del COVID-19 será peor de la de 2009. Y para México, el shock será más grave por
su enorme dependencia de los EE. UU. y el mundo vía el Tratado de Comercio
Libre. Por tanto, la posibilidad de
México de salir de la crisis recesiva dependerá del PIB de los EE. UU. y China
y de medidas de política de desarrollo
internas.
En la fase 2 de la pandemia, el BID señala que el PIB de México en 2020 podría
ser, en el escenario extremo que es muy viable, en -5.3%, previendo una baja fuerte del PIB de los EE. UU. y China.
Frente a este escenario, el BID hace cuatro
recomendaciones de política macroeconómica que en México no se están atendiendo y que podrían hundir más al PIB mexicano:
1.- Reducir la posibilidad de que se
aumenten costos debido al cierre
parcial forzoso de la economía.
2.- Apoyar a los bancos para
que puedan seguir funcionando y ayudar a la economía.
3.- Ayudar a las empresas para que mantengan a los trabajadores en nómina y
escapen a la liquidación.
4.- Compensar a los hogares que pierdan ingresos, especialmente a los
pobres y vulnerables.
Las decisiones gubernamentales en
México han sacado de la prioridad la
política macroeconómica y se han centrado en el salvamento de las finanzas públicas para impedir el déficit
presupuestal. Sin embargo, organismos financieros internacionales muy ortodoxos
han aceptado la posibilidad de 4% de
déficit presupuestal para usar ese dinero en programas de rescate.
Hasta ahora, sin embargo, los
técnicos de Hacienda no han cambiado
el chip del neoliberalismo a ultranza
y se han aferrado al superávit
gubernamental, en el entendido de que el viejo modelo populista de déficit en
finanzas publicas se dilapidada en
corrupción o en programas asistencialistas de compra de lealtades.
Hoy se trata de evitar el crack del
sistema productivo por el quiebre parcial y en muchos casos definitivo de
cadenas productivas por el desamparo
en que han quedado cientos de miles de micro, pequeñas y medianas empresas que
están articuladas a las grandes. De
mantenerse el criterio mexicano de no malgastar dinero en empresas pequeñas,
el impacto económico del coronavirus
será más bajo del -5.3% estimado por
el BID para México, con la circunstancia agravante de que el hundimiento sería
de dos o tres años si no se atiende la desarticulación
productiva.
Uno de los avisos importantes que
presenta el reporte del BID debería alertar
el uso de mecanismos tradicionales: los contracíclicos de inversiones
emergentes o el estímulo contracíclico a la demanda vía inyección de dinero
artificial son “menos pertinentes”.
La crisis, aclara el BID, es de “choque
de oferta como de demanda”, es decir, se distorsionó todo el proceso productivo. “Las empresas y los hogares
probablemente sufrirán un estrés
financiero importante”. Al final, el impacto del virus “reducirá tanto la oferta como la demanda”.
En su reporte, el BID hace hincapié
en la prioridad de mantener
funcionando las cadenas de producción con apoyos a las empresas intermediarias.
Y hacia ahí deben de enfocarse
medidas anticrisis de los bancos centrales, a fin de mantener operando el
sistema productivo. Por ello recomienda que “los bancos centrales (Banxico en
el caso de México) pueden ayudar a mitigar
la magnitud de este choque reduciendo
los tipos de interés y suministrando liquidez
para mantener alternas las cadenas de
suministro y reducir al mínimo la
pérdida de empleo y las quiebras”.
Enfocada la política hacendaria a salvar las finanzas públicas y los
programas prioritarios del
presidente de la república, la economía está registrando quiebra de cadenas productivas y de suministro y generando con ello
desempleo permanente, lo que ha
llevado a que las organizaciones empresariales ha tratar de salir al rescate de
esas micro, pequeñas y medianas empresas.
El riesgo económico del coronavirus
sigue latente: “repercusiones en el
equilibrio fiscal y presión sobre monedas y otros indicadores monetarios y
financieros”, además de otros análisis de especialistas que revelan visos de quiebra masiva de empresas, desempleo crónico y extenso y una
recuperación productiva lenta y de
largo plazo con PIB limitado cuando menos durante cinco años.
Política para dummies: La política es la acción pública
para resolver, no para justificar y eludir.