lunes, 3 de agosto de 2020

Columna política, poder y Estado; treinta años de Indicador Político


 

Carlos Ramírez


El pasado 17 de julio la columna Indicador Político cumplió treinta años de publicarse todos los días de lunes a viernes. Le tocó, por circunstancias históricas, el proceso de modernización neoliberal iniciado de manera formal en febrero de 1990 con los primeros contactos secretos de México con los EE. UU. para el Tratado de Comercio Libre y tres décadas después el país encara un quiebre discursivo contra el neoliberalismo salinista.

La columna comenzó en El Financiero en circunstancias inesperadas. En 1990 el periódico especializado en información económica lanzó la sección política para preparar, en enfoques del director Rogelio Cárdenas Sr., de su hijo Rogelio Cárdenas Sarmiento y el subdirector Alejandro Ramos Esquivel, la sucesión presidencial de 1994. En 1989 y 1980 El Financiero era incómodo para el presidente Salinas de Gortari por su enfoque crítico y progresista y su penetración en los círculos mexicanos y extranjeros de inversionistas.

La historia tuvo un cariz político. Como columnista diario iba Miguel Angel Granados Chapa, quien pasaría de La Jornada a El Financiero. La información que no era secreta llegó a Los Pinos y Manuel Camacho buscó, a través mío, una reunión con Rogelio Cárdenas Sarmiento. En el desayuno Rogelio le explicó que se trataba de una sección complementaria, no una definición editorial. Camacho le dijo: “¿y ya le enviaste una señal al presidente?” Rogelio, que no se movía en los protocolos del poder, dijo con ingenuidad que no, que no sabía cómo hacerlo y le pidió a Camacho que se lo comentara a Salinas.

Pero, iniciada la sección política, Granados Chapa no llegó porque dijo que iba a darse cambio de dirección en La Jornada y quería competir. Rogelio, Alejandro y yo, que estábamos en la organización de la sección, nos dimos a la tarea de buscar otro columnista, pero ninguno convenció a los tres. Al final, Rogelio y Alejandro me dijeron que yo hiciera la columna diaria. En realidad, yo estaba especializado en información económica y acababa de regresar de una beca en los EE UU asignado a las páginas editoriales del Journal of Commerce y Los Angeles Times y mi objetivo era irme de corresponsal a alguna ciudad de los EE UU.

Luego de varias charlas acepté. La idea de don Rogelio Cárdenas, que todos los días hacia la primera plana, era una columna de análisis, investigación y reporteo, no de chismes o comentarios editoriales. El objetivo fue interpretar la política para los inversionistas y explicarles el proceso de sucesión presidencial de 1994. Nadie, en verdad, preveía el caos de esa sucesión.

A Indicador Político se le abrió un espacio inédito en el columnismo. La columna política tradicional había muerto con Carlos Denegri en 1970 y a partir de entonces varios columnistas con nuevos enfoques inauguraron estilos, relaciones con el poder y sobre todo análisis: Manuel Buendía, Granados Chapa, José Luis Mejías, entre otros. El relevo presidencial de Echeverría a López Portillo se dio con el colapso en Excelsior y el nacimiento de nuevos medios con menos relaciones de poder con el sistema/régimen. El gobierno siguió manipulando la publicidad como mecanismo de censura, pero los medios autosustentables podían ejercer nuevos espacios de la crítica al presidente de la república y al PRI.

Para celebrar los treinta años de Indicador Político se realizará la próxima semana, del 10 al 14 de agosto, vía Zoom, un ciclo de conferencias titulado “La columna política y el poder”, con la participación de columnistas amigos: el crítico intelectual Víctor Roura hablará de “La escuela Denegri”, Miguel Angel Sánchez de Armas recordará “La columna política de Manuel Buendía”, con quien colaboró de cerca; Salvador García Soto disertará sobre “La columna política, hoy”, Ricardo Alemán platicará sobre “La columna política y el poder” y yo, como autor, haré el viernes un recuento histórico de los treinta años de Indicador Político.

Los datos del ciclo de conferencias y las claves de acceso a Zoom están en indicadorpolitico.mx y también se pueden solicitar a anakarinasl@hotmail.com. Para quien lo desee se dará constancia de participación. Las pláticas serán de 11 a 13 horas de lunes 10 al viernes 14 y más tarde estarán en el archivo de indicadorpolitico.mx en versión diferida.

 

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Política para dummies: La política es comunicación en sentido puro.

 

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@carlosramirezh

 

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Contracolumna • EL CONTUBERNIO OBRADOR – TELEVISA • AMLO, EL SOLDADO DE LAS TELEVISORAS



JOSÉ MARTÍNEZ M.


Con un abrazo fraterno para mi colega y amigo Mouris Salloun George

Semanas antes de concluir su mandato el presidente Peña Nieto consultó con su sucesor, el presidente electo Obrador para ampliar hasta el año 2041 la concesión de Televisa y Tv Azteca.
La solicitud fue aprobada sin contratiempos por el Instituto Federal de Telecomunicaciones. Todo era felicidad. Todos estaban a partir un piñón. Se cumplía así la sentencia de que "el poder no transforma, desenmascara".
Obrador –quien durante años fue tratado con la punta del pie por las televisoras– ha sido prodigo con Azcárraga Jean y Salinas Pliego.
Nunca antes a las televisoras les había ido mejor en los negocios que con Obrador.
El guía moral de la cuarta transformación ha fortalecido al poder fáctico del duopolio televisivo.
El tabasqueño avaló la ampliación de la concesión, les devolvió los tiempos fiscales bajo el argumento de que su gobierno no necesita propaganda, porque, según él, está en comunicación directa con el pueblo y ahora les entregó un millonario contrato para que la televisión sea el conducto del sistema educativo a distancia.
Vaya, hasta el pertinaz crítico de las televisoras Jenaro Villamil, responsable del Sistema Público de Radiodifusión aplaudió y se congratuló de la firma.
Atrás quedaron las ofensas, las injurias y hasta las acusaciones de Villamil en contra de Azcárraga al que calificó públicamente de drogadicto y corrupto. 

VER ENLACE (https://twitter.com/amadoelquel…/status/1290311063028858883…)


Empleado de Tv Azteca durante largos años, el secretario de Educación esteban Moctezuma tuvo el ingenio de exculpar a las televisoras al descalificar la añeja sentencia de "lo que la escuela construye por la mañana, la televisión lo destruye por la tarde y la noche".
Televisa y Tv Azteca son pilares mediáticos de la cuarta transformación. Salinas Pliego es "asesor presidencial" y Bernardo Gómez, vicepresidente de Televisa es "consejero especial” del presidente Obrador.
La residencia de este ejecutivo de Televisa es la sede alterna de Palacio Nacional. En esa casa Obrador ha negociado acuerdos internacionales y reuniones privadas de alto nivel. Jared Kushner, yerno y mano derecha del presidente Trump ahí selló acuerdos del gobierno de Estados Unidos con Obrador.
El poder de las televisoras está fuera de toda discusión. Son el verdadero cuarto poder. Ningún presidente, ningún político se ha atrevido a decirles NO. Su poder es inconmensurable.
En su momento el presidente Díaz Ordaz buscó imponerle un límite a dicha televisora, pero no pudo y terminó cediendo en una negociación el tiempo del gobierno para sus mensajes de 25 por ciento a 12.5 por ciento. Prerrogativa a la que renunció el presidente Obrador.
En 2005 pudimos atestiguar el poder de Televisa. En octubre de ese año surgió la iniciativa de la Ley Televisa con motivo de los famosos "paquetes publicitarios" de los candidatos presidenciales para las elecciones de 2006.
Como lo relatan las crónicas periodísticas de esa época, la orden de Televisa fue tajante. "No le cambien ni una sola coma", fue la instrucción explícita, clara y contundente que dio el vicepresidente de Televisa, Bernardo Gómez. Los legisladores de todos los partidos la avalaron, aun cuando se trató de una contrarreforma a la Ley Federal de Radio y Televisión y a la Ley Federal de Telecomunicaciones.
Hubo quejas y se interpusieron recursos jurídicos ante el máximo tribunal de justicia del país. En primer lugar, el proyecto de resolución del ministro Sergio Aguirre Anguiano reveló que los principales senadores que se opusieron a la ley tenían razón al argumentar que esa contrarreforma haría prevalecer el imperio del dinero y la mercantilización por encima de las necesidades de derecho a la información, de pluralidad y calidad de los contenidos televisivos y de la necesidad de que el espectro radioeléctrico, "un bien público de la nación– no puede ser considerado patrimonio de quienes han embrutecido a la población, con contenidos de pésima calidad y han hecho un jugoso negocio con la pantalla", pero de nada valieron los argumentos ventilados en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
De ese tamaño es el poder de las televisoras.
La pregunta es ociosa: ¿Qué hacen los políticos con los medios? y ¿Qué hacen los medios con los políticos?
Con Vicente Fox, Televisa se arrodillaba a los pies de Marta Sahagún.
Con la cuarta transformación, Obrador se arrodilla a los pies de Televisa y Tv Azteca.
En los tiempos de Carlos Salinas de Gortari, el Tigre Azcárraga se declaró "soldado" del Presidente.
Con la cuarta transformación, el presidente Obrador se doblega como soldado de Televisa.
Así, Obrador pasó de la confrontación al contubernio. Azcárraga y Obrador se confabularon para sacar de Televisa a Joaquín López Dóriga y a Carlos Loret de Mola. La cabeza de ambos le fue entregada al tabasqueño en charola de plata.
Y si hay alguien a quien odie Obrador, ese alguien se llama Carlos Loret de Mola.
Loret se ha convertido en el notario de la corrupción y los grandes fracasos del gobierno de la cuarta transformación.
No hay duda, sin excepción todos los gobiernos han favorecido a Televisa. Hasta el más verraco y entusiasta de los panegiristas del proyecto obradorista, como Jenaro Villamil ha tenido que tragar sapos sin hacer gestos. Vaya, que terminar aplaudiendo a las televisoras de quienes les lanzaba escupitajos. Una actitud vergonzante.