martes, 8 de septiembre de 2020

INE, deshecho con registro de nuevos partidos; Lorenzo Córdova, anulado

 


Carlos Ramírez

 

El proceso de aprobación de nuevos partidos políticos en el seno del Instituto Nacional Electoral se salió del esquema formal de reglas claras establecidas y quedó en un juego de grupos de poder que rebasó al consejero presidente Lorenzo Córdova Vianello.

El descontrol del INE será factor de inestabilidad en las elecciones legislativas, estatales y municipales de 2021, sobre todo porque el consejero presidente perdió el manejo de la mesa de consejeros, unas reuniones previas a la toma de decisiones en las que todos los consejeros se reunían para cuando menos percibir el ambiente de votaciones internas. Algunos consejeros han dejado plantado al consejero presidente y ya no asisten a esas reuniones preparatorias.

La estructura colegiada del INE fue creada para la construcción de consensos entre consejeros provenientes de diferentes grupos políticos. Sin embargo, la capacidad de liderazgo de Córdova Vianello ha ido decreciendo bastante por falta de oficio democrático y por caprichos autoritarios, pero también porque la estructura de funcionarios del INE también perdió su equilibrio.

El proceso de aprobación de partidos tuvo dos momentos críticos: cuando varios consejeros votaron por criterios personales y no institucionales y después cuando el consejero presidente Córdova Vianello y el consejero Ciro Murayama se enfrascaron en un debate público vía twitter con el expresidente Felipe Calderón Hinojosa como representante oficioso del partido México libre. El litigio mediático restó seriedad a los consejeros, cuya función debió de haber sido asumir una decisión y evitar las confrontaciones y explicaciones enredadas a posteriori. Las citas del escritor Eduardo Galeano con metáforas futbolísticas de Murayama quitaron seriedad a su papel institucional y dejaron la impresión de que habría habido elementos no institucionales en su decisión.

Los cuatro nuevos consejeros recién electos rompieron el equilibrio en el INE y le quitaron liderazgo al consejero presidente Córdova Vianello. Pero lo más grave fue que decisiones formales basadas en requerimientos institucionales se sometieron a votaciones basadas en percepciones personales e ideológicas de los consejeros. No hay explicación política para registrar a un partido evangélico en un Estado laico y negarle el registro a México Libre sólo por la presencia del expresidente Calderón.

Lo que viene ahora es el litigio en el Tribunal Electoral, donde también se han construido acuerdos y decisiones en función de razones políticas y no legales y jurídicas. Los magistrados del INE habían sido controlados por el panista Roberto Gil Zuarth y por el priísta Emilio Gamboa Patrón, pero la derrota del PRI en 2018 pasó esos intereses de Gamboa a Palacio Nacional. Sin embargo, las decisiones colegiadas en el Tribunal también padecen el defecto de los intereses políticos y de sus confrontaciones con el INE, además de la presencia interesada de despachos de consultoría con intereses partidistas contratados por algunos magistrados.

El proceso de registro de nuevos partidos podría ser el elemento decisivo para llegar a la concusión del fin del modelo INE creado por el presidente Carlos Salinas de Gortari para crear una estructura electoral de control institucional de los procesos electorales; es decir, una Comisión Federal Electoral tipo Bartlett, aunque con la intermediación de consejeros electorales aprobados en Los Pinos y ahora Palacio Nacional.

La gestión de C Córdova Vianello quedó destruida en el registro de partidos, sobre todo si el Tribunal ordena la entrega de autorización como partido a la organización de los Calderón, al grupo de la maestra Gordillo y a la propuesta del dirigente sindical Pedro Haces. Ahí quedaría anulado el consejo electoral que presidente Córdova Vianello.

 

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Política para dummies: La política no es la democracia, sino los desequilibrios del poder.

 

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Contracolumna • EL FALSO PARAGUAS DE SLIM • FUNDACIÓN GARCÍA MÁRQUEZ



JOSÉ MARTÍNEZ M.


Hoy es el Día Internacional del Periodista en homenaje al reportero checo Julios Fucik, ejecutado por los nazis el 8 de septiembre de 1943. Con ese propósito me permito contar algunas anécdotas sobre las dificultades para ejercer a plenitud el ejercicio periodístico de manera independiente de los intereses de la gran prensa en su relación con el poder. Y cómo las organizaciones que lo promueven carecen de apoyo.
No hace mucho –poco antes de fallecer Gabriel García Márquez– recibí una llamada de mi colega y amigo Ignacio Rodríguez Reyna para tomar un café con nuestro compañero Jaime Abello, cofundador de la Fundación para el Nuevo Periodismo. El tema de la reunión fue buscar el apoyo del ingeniero Carlos Slim para esa fundación que atravesaba una severa crisis en sus finanzas pues estaba en riesgo su viabilidad.
Recordé a Mark Twain quien esculpió una frase memorable, según la cual “un banquero es alguien que te presta un paraguas cuando hace sol y te lo quita cuando llueve”.
A pesar de la buena relación entre el Gabo y Slim, el escritor por pudor se mantuvo ajeno, no insinuó siquiera ese asunto al magnate.
En lo personal yo sabía que esa sería una prueba de fuego para la filantropía del Ingeniero. Años atrás traté un asunto similar a petición de un grupo importante de colegas de renombre internacional de toda Latinoamérica. Le comenté a Slim que en esencia se trataba de un proyecto de periodismo de investigación para tratar asuntos de corrupción en los países de la región. Slim dijo que no. En sus prioridades nunca ha estado el tema de la prensa.
Ahora se trataba de la institución fundada por García Márquez y Jaime Abello quienes requerían con urgencia del paraguas de Slim. Le dije a mis amigos Reyna y Abello que trataría ese tema directamente con el Ingeniero y les propuse que abordaran el tema con Ignacio Cobo, uno de los amigos más cercanos de Slim y también muy allegado a García Márquez. Puse en antecedentes a Nacho Cobo para que los recibiera por la importancia de la Fundación. Nacho me dijo que haría todo lo posible por convencer al magnate.
Cuando llegó el momento de tratar el asunto con Slim, noté su malestar. Le resultó incómodo el tema. Me dio largas y no aceptó recibir a Jaime Abello. Nacho Cobo tampoco logró nada.
En una charla con García Márquez me preguntó sobre mi relación con Slim. Le respondí que era estrictamente en términos profesionales y de cierta amistad. No más. Jamás recibí ningún apoyo de Slim, a diferencia del trato que mantenía con algunos intelectuales y escritores a los que llegó apoyar con fuertes sumas de dinero como Fernando Benítez y el historiador José Iturriaga. No fue el caso de Ernesto de la Peña quien trabajó como investigador en el Centro de Estudios Carso.
A lo largo de muchos años Slim me contó de su amistad con innumerables escritores e intelectuales. Cuando le pregunté a Carlos Fuentes por qué él y otros conspicuos intelectuales lo buscaban, me respondió que Slim no los buscaba, sino ellos acudían al magnate porque los “iluminaba”.
Julio Scherer quien mantuvo una agitada amistad con Slim, fue uno de los contados periodistas que recibió el apoyo del poderoso magnate. Todo fue circunstancial. El primogénito de Scherer, quien lleva el mismo nombre y ahora es el flamante asesor jurídico del presidente Obrador, fue secuestrado durante el gobierno de Salinas. Los secuestradores exigían un rescate de 300 mil pesos. Scherer, ante la falta de dinero en esos momentos, recurrió a Slim para solicitarle su apoyo. El ingeniero le proporcionó el dinero y tras la negociación el junior fue liberado.
Las empresas de Slim son uno de los grupos de mayores anunciantes de publicidad para los medios de comunicación. De esa manera Slim ejerce indirectamente un control sobre la prensa. Pero de ahí a ser un mecenas hay una enorme diferencia. Slim siempre tiene escondido el paraguas.
A diferencia de Slim, el empresario Lorenzo Zambrano fue un mecenas de importantes periodistas. Apoyó decididamente a la revista Proceso con publicidad y se convirtió en un aliado de García Márquez en la Fundación para el Nuevo Periodismo. Cuando Cemex –una de las mayores compañías de cemento en el mundo– entró en una severa crisis financiera los apoyos a distintos proyectos filantrópicos se cancelaron. No obstante que el grupo empresarial de Zambrano estuvo al punto del colapso, la amistad del magnate regiomontano se mantuvo inalterable con García Márquez hasta la muerte de este en abril de 2014, un mes después Zambrano falleció repentinamente de un paro cardiaco en España.
Cuando conocí a Carlos Slim lo primero que me preguntó fue si Lorenzo Zambrano me apoyaba. Entendí que Slim asumía como su enemigo al regiomontano. Los empresarios de Monterrey nunca han mantenido una buena relación con Slim. De hecho el Ingeniero no pertenece a ninguna organización empresarial ni siquiera al Club de Banqueros porque se le hace muy costosa la membresía.
Jamás en la vida mantuve un trato con Zambrano pero escuché a García Márquez hablar de él con gratitud y devoción.
Ambos firmaron un acuerdo de cooperación en el año 2000 para promover a través de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano un premio para promover y destacar la excelencia en la práctica periodística y distinguir a las personas comprometidas con los valores profesionales en el ejercicio del periodismo.
No exento de dificultades el proyecto de García Márquez sigue vigente. Jaime Abello quien concibió el proyecto desde su inicio ha contado con el apoyo incondicional de importantes colaboradores como Héctor Feliciano José Luís Novoa, Natalia Algarín, Ricardo Corredor y José Antonio Carbonell, entre otros muchos colegas.
En México el principal sindicato patronal Coparmex en los últimos años ha venido financiando a la asociación Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad en la que participan periodistas de investigación, desde luego no pueden faltar las filtraciones de información, lo cual le da un sesgo político ajeno a lo estrictamente periodístico.
En Estados Unidos hace un poco más de una década surgió ProPublica, un proyecto financiado por Herbert y Marion Sandler del Golden West Financial Corporation, quienes pidieron consejo al ex redactor en jefe de The Wall Street Journal Paul Steiger, preocupados ante la disminución del periodismo de investigación en las redacciones tradicionales. Este proyecto periodístico está financiando con donaciones y aunque cuenta con una pequeña redacción ha obtenido, desde su creación, más de un medio centenar de premios, entre ellos el Pulitzer, el máximo galardón para el periodismo de investigación.

Morena: Muñoz Ledo a la dirigencia para dinamitar la 4-T desde dentro

 


Carlos Ramírez

 

El multipolítico Porfirio Muñoz Ledo encontró en la presidencia de Morena su última oportunidad para ejercer la presidencia de la república, no desde Palacio Nacional, pero sí desde el modelo soviético de convertir al partido en el centro del poder vía un politburó. El verdadero poder de los zares comunistas de la URSS estaba en su cargo de secretario general del partido, no en el de presidente de la Unión.

Muñoz Ledo ya fue presidente del PRI en 1976 y presidente del PRD en 1993-1996, fue pivote de Fox para derrotar al PRD en el 2000, colaboró con el PAN después, tuvo una alianza con Enrique Peña Nieto en la gubernatura del Estado de México y aterrizó como diputado externo de Morena en el 2018. A sus 87 años aspira, sin ser militante, a dirigir a Morena en la peor fase de su crisis de indefinición partidista.

En la presidencia del PRI le tocó a Muñoz Ledo pactar la negociación para robarle a la izquierda socialista que compitió bajo el registro del PPS la gubernatura de Nayarit: Alejandro Gascón Mercado, uno de los ideólogos socialistas más respetados y reconocidos, había ganado la elección, pero Muñoz Ledo pactó con la dirigencia del PPS dar una senaduría en Oaxaca a este partido, a cambio de que Nayarit lo gobernara el coronel Rogelio Flores Curiel, quien había sido jefe de la policía del DF durante el halconazo del 10 de junio de 1971 cuando estudiantes fueron aplastados con violencia por comandos represivos del Departamento del DF.

En la presidencia del PRD, entre otras cosas, le tocó operar la primera campaña presidencial perredista a la república, con Cuauhtémoc Cárdenas como candidato. Pero el partido y la campaña fue un desorden y Cárdenas bajó la votación de 31% en 1988 a 17% en 1994. El estreno electoral del PRD estuvo a cargo de Muñoz Ledo y fue un sonoro fracaso.

Muñoz Ledo ha soñado siempre con ser presidente de la república. Estuvo en la lista de precandidatos priístas de 1975, fue candidato del PARM en el 2000 y declinó a favor de Fox. Luego participó en el gobierno de Fox como embajador. Y se quedó pululando en las goteras del sistema priísta.

El relevo de dirigencia de Morena, partido al que no está afiliado, aunque sea su diputado, abrió una oportunidad. Sin embargo, la crisis en la organización y la dirigencia de Morena ocurre porque el presidente López Obrador no quiere un partido-sistema que obstaculice el funcionamiento del ejecutivo. Y desde hace meses, Muñoz Ledo ha confrontado directamente a López Obrador en temas de funcionalidad de la mayoría gobernante.

A partir de su experiencia priísta, Muñoz Ledo quiere que Morena sea una reproducción priísta como partido-sistema, es decir, una organización de masas que represente sectores sociales para influir y presionar al presidente de la república. En el año que estuvo de presidente del PRI, Muñoz Ledo lo convirtió en un partido de clase y le dio la noción de un partido de los trabajadores, tratando de convertir a la decrépita CTM en una clase obrera militante que condujera el rumbo de la presidencia de la república.

De llegar al cargo, Muñoz Ledo convertiría a Morena en el partido por encima del presidente de la república y tendría capacidad de decisión para definir el proyecto de gobierno. En ese caso, habría dos cabezas de gobierno y dos proyectos diferentes, sobre todo por la personalización del poder que ha definido el estilo presidencial de López Obrador.

En los hechos, Muñoz Ledo no tiene ninguna posibilidad de llegar a la presidencia de Morena, aunque representaría la corriente de expriístas que salieron del tricolor con Cárdenas en 1987, se asentaron en el PRD y ya se pasaron a Morena. Pero en el esquema del presidente López Obrador, Morena no será un partido político de clases, ideología o proyecto autónomo, sino sólo un canal de acceso a cargos públicos para evitar la creación de otro PRI.

 

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Política para dummies: La política es el juego de Juan Pirulero en el que cada quien atiende su juego.

 

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