Carlos
Ramírez
El proceso de
aprobación de nuevos partidos
políticos en el seno del Instituto Nacional Electoral se salió del esquema
formal de reglas claras establecidas y quedó en un juego de grupos de poder que rebasó
al consejero presidente Lorenzo Córdova Vianello.
El descontrol del INE será factor de
inestabilidad en las elecciones legislativas, estatales y municipales de 2021,
sobre todo porque el consejero presidente perdió
el manejo de la mesa de consejeros,
unas reuniones previas a la toma de
decisiones en las que todos los consejeros se reunían para cuando menos
percibir el ambiente de votaciones
internas. Algunos consejeros han dejado plantado
al consejero presidente y ya no asisten a esas reuniones preparatorias.
La estructura colegiada del INE fue creada para la
construcción de consensos entre consejeros provenientes
de diferentes grupos políticos. Sin embargo, la capacidad de liderazgo de
Córdova Vianello ha ido decreciendo
bastante por falta de oficio democrático y por caprichos autoritarios, pero
también porque la estructura de funcionarios del INE también perdió su equilibrio.
El proceso de
aprobación de partidos tuvo dos
momentos críticos: cuando varios consejeros votaron por criterios personales y no institucionales y
después cuando el consejero presidente Córdova Vianello y el consejero Ciro
Murayama se enfrascaron en un debate
público vía twitter con el expresidente Felipe Calderón Hinojosa como
representante oficioso del partido México libre. El litigio mediático restó seriedad a los consejeros, cuya
función debió de haber sido asumir una decisión y evitar las confrontaciones y
explicaciones enredadas a posteriori. Las citas del escritor
Eduardo Galeano con metáforas futbolísticas de Murayama quitaron seriedad a su papel institucional y dejaron la impresión de que habría habido
elementos no institucionales en su
decisión.
Los cuatro
nuevos consejeros recién electos rompieron
el equilibrio en el INE y le quitaron liderazgo al consejero presidente Córdova
Vianello. Pero lo más grave fue que decisiones formales basadas en requerimientos institucionales se sometieron a
votaciones basadas en percepciones
personales e ideológicas de los consejeros. No hay explicación política para registrar a un partido evangélico en un
Estado laico y negarle el registro a México Libre sólo por la presencia del expresidente Calderón.
Lo que viene
ahora es el litigio en el Tribunal
Electoral, donde también se han construido acuerdos y decisiones en función de
razones políticas y no legales y
jurídicas. Los magistrados del INE habían sido controlados por el panista Roberto Gil Zuarth y por el priísta
Emilio Gamboa Patrón, pero la derrota del PRI en 2018 pasó esos intereses de Gamboa a Palacio Nacional. Sin embargo, las
decisiones colegiadas en el Tribunal también
padecen el defecto de los intereses políticos y de sus confrontaciones con el
INE, además de la presencia interesada
de despachos de consultoría con intereses partidistas contratados por algunos
magistrados.
El proceso de
registro de nuevos partidos podría ser el elemento decisivo para llegar a la concusión del fin del modelo INE creado por el presidente Carlos Salinas de
Gortari para crear una estructura electoral de control institucional de los procesos electorales; es decir, una
Comisión Federal Electoral tipo Bartlett, aunque con la intermediación de
consejeros electorales aprobados en
Los Pinos y ahora Palacio Nacional.
La gestión de C
Córdova Vianello quedó destruida en
el registro de partidos, sobre todo si el Tribunal ordena la entrega de
autorización como partido a la organización de los Calderón, al grupo de la
maestra Gordillo y a la propuesta del dirigente sindical Pedro Haces. Ahí quedaría anulado el consejo electoral
que presidente Córdova Vianello.
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Política para dummies: La política no es la democracia, sino los
desequilibrios del poder.
@carlosramirezh
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