JOSÉ MARTÍNEZ M.
Hoy es el Día Internacional del Periodista en homenaje al reportero
checo Julios Fucik, ejecutado por los nazis el 8 de septiembre de 1943.
Con ese propósito me permito contar algunas anécdotas sobre las
dificultades para ejercer a plenitud el ejercicio periodístico de manera
independiente de los intereses de la gran prensa en su relación con el
poder. Y cómo las organizaciones que lo promueven carecen de apoyo.
No hace mucho –poco antes de fallecer Gabriel García Márquez– recibí
una llamada de mi colega y amigo Ignacio Rodríguez Reyna para tomar un
café con nuestro compañero Jaime Abello, cofundador de la Fundación para
el Nuevo Periodismo. El tema de la reunión fue buscar el apoyo del
ingeniero Carlos Slim para esa fundación que atravesaba una severa
crisis en sus finanzas pues estaba en riesgo su viabilidad.
Recordé a
Mark Twain quien esculpió una frase memorable, según la cual “un
banquero es alguien que te presta un paraguas cuando hace sol y te lo
quita cuando llueve”.
A pesar de la buena relación entre el Gabo y
Slim, el escritor por pudor se mantuvo ajeno, no insinuó siquiera ese
asunto al magnate.
En lo personal yo sabía que esa sería una prueba
de fuego para la filantropía del Ingeniero. Años atrás traté un asunto
similar a petición de un grupo importante de colegas de renombre
internacional de toda Latinoamérica. Le comenté a Slim que en esencia se
trataba de un proyecto de periodismo de investigación para tratar
asuntos de corrupción en los países de la región. Slim dijo que no. En
sus prioridades nunca ha estado el tema de la prensa.
Ahora se
trataba de la institución fundada por García Márquez y Jaime Abello
quienes requerían con urgencia del paraguas de Slim. Le dije a mis
amigos Reyna y Abello que trataría ese tema directamente con el
Ingeniero y les propuse que abordaran el tema con Ignacio Cobo, uno de
los amigos más cercanos de Slim y también muy allegado a García Márquez.
Puse en antecedentes a Nacho Cobo para que los recibiera por la
importancia de la Fundación. Nacho me dijo que haría todo lo posible por
convencer al magnate.
Cuando llegó el momento de tratar el asunto
con Slim, noté su malestar. Le resultó incómodo el tema. Me dio largas y
no aceptó recibir a Jaime Abello. Nacho Cobo tampoco logró nada.
En una charla con García Márquez me preguntó sobre mi relación con Slim.
Le respondí que era estrictamente en términos profesionales y de cierta
amistad. No más. Jamás recibí ningún apoyo de Slim, a diferencia del
trato que mantenía con algunos intelectuales y escritores a los que
llegó apoyar con fuertes sumas de dinero como Fernando Benítez y el
historiador José Iturriaga. No fue el caso de Ernesto de la Peña quien
trabajó como investigador en el Centro de Estudios Carso.
A lo largo
de muchos años Slim me contó de su amistad con innumerables escritores e
intelectuales. Cuando le pregunté a Carlos Fuentes por qué él y otros
conspicuos intelectuales lo buscaban, me respondió que Slim no los
buscaba, sino ellos acudían al magnate porque los “iluminaba”.
Julio Scherer quien mantuvo una agitada amistad con Slim, fue uno de los
contados periodistas que recibió el apoyo del poderoso magnate. Todo
fue circunstancial. El primogénito de Scherer, quien lleva el mismo
nombre y ahora es el flamante asesor jurídico del presidente Obrador,
fue secuestrado durante el gobierno de Salinas. Los secuestradores
exigían un rescate de 300 mil pesos. Scherer, ante la falta de dinero en
esos momentos, recurrió a Slim para solicitarle su apoyo. El ingeniero
le proporcionó el dinero y tras la negociación el junior fue liberado.
Las empresas de Slim son uno de los grupos de mayores anunciantes de
publicidad para los medios de comunicación. De esa manera Slim ejerce
indirectamente un control sobre la prensa. Pero de ahí a ser un mecenas
hay una enorme diferencia. Slim siempre tiene escondido el paraguas.
A diferencia de Slim, el empresario Lorenzo Zambrano fue un mecenas de
importantes periodistas. Apoyó decididamente a la revista Proceso con
publicidad y se convirtió en un aliado de García Márquez en la Fundación
para el Nuevo Periodismo. Cuando Cemex –una de las mayores compañías de
cemento en el mundo– entró en una severa crisis financiera los apoyos a
distintos proyectos filantrópicos se cancelaron. No obstante que el
grupo empresarial de Zambrano estuvo al punto del colapso, la amistad
del magnate regiomontano se mantuvo inalterable con García Márquez hasta
la muerte de este en abril de 2014, un mes después Zambrano falleció
repentinamente de un paro cardiaco en España.
Cuando conocí a Carlos
Slim lo primero que me preguntó fue si Lorenzo Zambrano me apoyaba.
Entendí que Slim asumía como su enemigo al regiomontano. Los empresarios
de Monterrey nunca han mantenido una buena relación con Slim. De hecho
el Ingeniero no pertenece a ninguna organización empresarial ni siquiera
al Club de Banqueros porque se le hace muy costosa la membresía.
Jamás en la vida mantuve un trato con Zambrano pero escuché a García Márquez hablar de él con gratitud y devoción.
Ambos firmaron un acuerdo de cooperación en el año 2000 para promover a
través de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano un premio para
promover y destacar la excelencia en la práctica periodística y
distinguir a las personas comprometidas con los valores profesionales en
el ejercicio del periodismo.
No exento de dificultades el proyecto
de García Márquez sigue vigente. Jaime Abello quien concibió el proyecto
desde su inicio ha contado con el apoyo incondicional de importantes
colaboradores como Héctor Feliciano José Luís Novoa, Natalia Algarín,
Ricardo Corredor y José Antonio Carbonell, entre otros muchos colegas.
En México el principal sindicato patronal Coparmex en los últimos años
ha venido financiando a la asociación Mexicanos contra la Corrupción y
la Impunidad en la que participan periodistas de investigación, desde
luego no pueden faltar las filtraciones de información, lo cual le da un
sesgo político ajeno a lo estrictamente periodístico.
En Estados
Unidos hace un poco más de una década surgió ProPublica, un proyecto
financiado por Herbert y Marion Sandler del Golden West Financial
Corporation, quienes pidieron consejo al ex redactor en jefe de The Wall
Street Journal Paul Steiger, preocupados ante la disminución del
periodismo de investigación en las redacciones tradicionales. Este
proyecto periodístico está financiando con donaciones y aunque cuenta
con una pequeña redacción ha obtenido, desde su creación, más de un
medio centenar de premios, entre ellos el Pulitzer, el máximo galardón
para el periodismo de investigación.
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