@carlosramirezh
Una lucha sorda se da entre dos poderes: el del Estado de López Obrador y el del empresario Carlos Slim Helú. En el centro se localiza la concesión de Telmex que Carlos Salinas le dio en 1990 a Slim.
Los datos son claros: en Palacio Nacional revisan con lupa esa
concesión porque Slim adelantó su renovación para tener la empresa hasta
2056, cuando el trato con Salinas era 2026. Slim pactó con el presidente
Peña Nieto el adelanto de renovación la concesión previendo el triunfo de López
Obrador. Y Telmex es el eje del poder económico del Grupo Carso.
El biógrafo de Slim, el periodista José Martínez Mendoza, ha escrito dos libros sobre el magnate: Carlos Slim: retrato inédito y Los secretos del hombre mas rico del mundo: Slim (ambos en Océano) y prepara otro. Sobre el caso Telmex el periodista publicó un texto que se resume a continuación:
No es fortuito que Obrador haya puesto a Slim en el primer lugar de la lista de la mafia del poder como se constata en el libro escrito por el tabasqueño bajo el título de La mafia que se adueñó de México.
Veinte años atrás (1990), el presidente Carlos Salinas de Gortari le había entregado a Slim la concesión de Teléfonos de México.
Obrador apoyó desde el principio al ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas en las denuncias que éste presentó tanto en la PGR, la Suprema Corte y el Congreso de la Unión en contra de Salinas y sus beneficiarios por lucrar ilícitamente con el patrimonio nacional por lo que se exigía que el entonces presidente de México debía ser sometido a juicio político por el delito de traición a la patria.
Quienes consideran que la relación actual entre Obrador y Slim está ‘a partir un piñón’ y que las críticas a su falsa “reconciliación” son simples ‘pelillos a la mar’, están equivocados. En el fondo, ambos se odian y se repelen, pero se necesitan.
Slim hizo todo lo posible por apoyar al PRI en las elecciones presidenciales de 2018, la pregunta es ¿a cambio de qué?
La respuesta es muy simple: Slim y Peña Nieto negociaron en lo ‘oscurito’. Peña ordenó en 2016 que se le renovara a Slim la Concesión de Telmex por otros 30 años, es decir se amplió hasta el año 2056. Salinas la autorizó hasta 2026.
Slim se la jugó apoyando al candidato del PRI, José Antonio Meade, pero ya tenía en la bolsa la renovación de la concesión de Telmex. Así que perdiera el PRI o ganara el candidato de Morena, Slim por cualquier lado resultaría vencedor bajo el principio de ‘ganar perdiendo, perder ganando’.
Una vez en el poder Obrador y Slim comenzaron a jugar a las vencidas. El reto es demostrar quién tiene más fuerzas. Uno representa el poder político, el otro el poder económico.
Personalmente Slim y Obrador se conocieron en el año 2000, cuando el escritor Héctor Aguilar Camín los presentó. Obrador emprendía sus primeros pasos como jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
A partir de entonces llevaron una relación más o menos complicada. Pero en 2010, Obrador en su libro La mafia que se adueñó de México, se refirió a Slim y a los principales empresarios del país como unos pillos.
Para Obrador los empresarios eran unos vándalos, unos saqueadores sin principios, cuya única motivación es la codicia desmedida, que con tal de acumular riquezas han conducido al pueblo de México al sufrimiento.
La pugna Obrador-Slim se resume hasta ahora en tres puntos: el pleito por la cancelación del aeropuerto de Texcoco, la construcción de los gasoductos y el sistema de Internet.
En cuanto al Internet ambos personajes volvieron a chocar. Slim desdeñó la oferta presidencial y López Obrador respondió con la iniciativa de una empresa estatal para internet.
Obrador tiene una carta fuerte bajo la manga y la puede
usar cuando se le pegue su regalada gana para atacar Slim en caso de que fuese
necesario: la expropiación del Título de Concesión de Telmex porque la
compañía de Slim ha incumplido con los acuerdos establecidos en dicho título
de concesión al haberse negado a participar en la ampliación del servicio de
Internet para comunicar al restante 80 por ciento de la población que acrece de
ese elemental servicio, que ahora el Estado brindará a través de la CFE.
En el año 2023 deberá hacerse una revisión al Título de la Concesión de Telmex y López Obrador tendrá la oportunidad de seguir los mismos pasos de Salinas o pasar a la historia como el presidente que desafió a uno de los hombres más ricos y poderosos del mundo que hizo su mega fortuna a partir de la explotación comercial de Telmex.
Ahora González Anaya. En el sector judicial parece haberse terminado un expediente que
estallará otra bomba contra el gobierno de Peña Nieto: la falsificación
de documentos para quitarle la empresa petrolera privada Oro Negro a sus dueños.
El responsable que aparece como operador de esa maniobra es José Antonio
González Anaya como secretario de Hacienda de Peña Nieto en el último
año del sexenio, una vez que el titular José Antonio Meade Kuribreña se
fue de candidato priísta. Los datos de falsificación estarían probados por la
autoridad y fueron realizados en complicidad con el SAT. Será, sin duda, un
gran escándalo…, otro más de la corrupción en el sexenio de Peña Nieto.
Política para dummies:
La política es el arte del engaño.