lunes, 7 de septiembre de 2020

Contracolumna * OBRADOR Y LA MAESTRA NOSTRA * GORDILLO, DEL INFIERNO A LA GLORIA

JOSÉ MARTÍNEZ M.

Fue la mujer más poderosa de México. Pero también la más odiada. Su vida no tendría sentido sin el apoyo incondicional del presidente Salinas. En el ocaso de su vida tiene un reencuentro con el poder. Ahora con el presidente Obrador como escudo protector. De un plumazo se da vuelta a una tenebrosa historia de las prácticas tradicionales de la política mexicana: robo, traición y asesinato.
Fue decisivo su apoyo a la campaña presidencial del tabasqueño. Miles de profesores operaron a lo largo y ancho del país en favor de Morena a través de las Redes Sociales Progresistas. La Maestra puso a su servicio una importante logística de recursos humanos y dinero.
Marcada por las complicidades y las traiciones la política mexicana opera como la mafia. Las “alianzas” se dan a través de pactos en la oscuridad del poder.
La política también tiene sus códigos como la mafia. El dinero y la corrupción son parte del poder. En la larga travesía de su lucha por el poder, Obrador estableció pactos y acuerdos inconfesables. Uno de ellos fue con La Maestra quien a cambio de su apoyo a Morena obtuvo su libertad y la pretensión de convertir a las “redes progresistas” y al Grupo Social Promotor de México en partidos políticos, como una especie de hermanastros de Morena, pero el INE les negó el registro. Los abogados de estos engendros políticos han amenazado con recurrir al Tribunal Electoral para insistir en su reconocimiento como partidos políticos.
Obrador es el más interesado en que el INE reconozca a los siameses políticos de La Maestra. Los necesita como aliados de su proyecto político.
Gordillo –con 75 años a cuestas– sigue siendo la mujer implacable con un irrefrenable apetito de poder. Ha dado los primeros pasos para recuperar la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. No obstante que llegó a la edad de la jubilación, inició los trámites ante la SEP para recuperar sus plazas de docente y de directora (07150 E028100.0102455 y 07150 E022 100. 0100208).
Aunque no posee ningún título profesional que la acredite como profesora sino como una simple alfabetizadora eso no significó impedimento alguno para imponerse por la fuerza en sus primeros cargos sindicales. Lo demás ya lo sabemos, el presidente Salinas la encumbró en la máxima dirigente del SNTE, en el que impuso un cacicazgo mediante maniobras gansgteriles. El asesinato del profesor Misael Núñez Acosta es un ejemplo de ello.
Núñez Acosta fue un líder disidente del Consejo Central de Lucha –una corriente sindical alterna de la Sección 36 del SNTE– que fue asesinado el 30 de enero de 1981.
En esos años La Maestra fue secretaria general de la Sección 36 y proyectada como diputada federal por el líder vitalicio del sindicato Carlos Jonguitud Barrios.
Ocho años después de ese crimen, La Maestra fue impuesta al frente del SNTE por el presidente Salinas.
La turbia historia de Gordillo ha ido de la mano de los últimos expresidentes, a excepción de Peña Nieto quien volcó su poder contra La Maestra por oponerse a la Reforma Educativa, la misma que Obrador y los legisladores de Morena se encargaron de demoler como parte de los acuerdos con la exlideresa del SNTE.
Salinas y Obrador son personajes antagónicos. En medio de ellos hoy reaparece La Maestra.
Si Gordillo tuviera que descender hasta el infierno con tal de volver por sus fueros, seguramente lo haría.
Ha sabido estar con Dios y con el diablo.
Tiene el don de la ubicuidad. De eso ha dejado constancia a su paso por el poder. Ha sido aliada lo mismo del PRI que del PAN y de Morena.
Emergió de las cañerías de la política como una incipiente lideresa del sindicato magisterial en medio de disputas violentas que dejó centenares de profesores asesinados. Gordillo alcanzó la cumbre del SNTE de la mano de Salinas, en el que se mantuvo inalterable durante cinco lustros hasta el fatídico sabadazo del 23 de febrero en que fue puesta en prisión por órdenes del presidente Peña a quien ella reto con diferentes desplantes.
El presidente Obrador la rescató y la “purificó”. Ahora La Maestra es parte del pueblo bueno.
Como presidente electo Obrador negoció la salida de la cárcel de La Maestra. Tras ser procesada por varios delitos –y de enriquecerse a manos llenas con los recursos del sindicato de maestros–, luego de cinco años en prisión Gordillo no sólo salió a respirar el aire de los nuevos tiempos políticos. Ahora goza del “respeto” y la “admiración” del presidente Obrador.
Para Obrador La Maestra “fue víctima” de la “injusticia” de gobiernos anteriores –“los que torcieron la ley para meterla a la cárcel”–.
Lo que no dice Obrador es que él y Peña Nieto fueron los que torcieron la ley para sacarla de prisión. Los dos pactaron su liberación, no es que haya estado secuestrada, sino fue el acuerdo del tabasqueño como “agradecimiento” por el apoyo que La Maestra le brindó a su campaña presidencial mediante las Redes Sociales Progresistas.
La Maestra pretendía obtener el registro de un nuevo partido político pero el INE rechazó otorgar el registro a las mencionadas “redes progresistas” por incumplir con los lineamientos establecidos por la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos. Se detectó, por ejemplo, la entrega de dádivas a quienes asistían a las asambleas y la aportación de casi seis millones de pesos de personas afiliadas al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
Personajes ligados a La Maestra usaron también otra vía para convertir en partido político al Grupo Social Promotor de México ligado al SNTE. Este grupo se convertiría en la nueva cara de Nueva Alianza (Panal). El Grupo Social Promotor de México recibió aportaciones de casi 20 millones de pesos de un poco más de cuatro mil afiliados del sindicato magisterial.
No es una sorpresa la alianza Gordillo – Obrador. En su obsesión por el poder, El tabasqueño traicionó al PRD, partido al que renunció para fundar Morena mediante el cual estableció pactos políticos con personajes disímbolos de organizaciones de ellos la ultraderecha como el Yunque, una organización que funciona como una secta cuya misión política es “defender la religión católica y luchar contra las fuerzas de satanás” e instaurar “el reino de Cristo en la tierra”.
Lo mismo ocurrió con la alianza de Obrador y el Partido Encuentro Social –al que el INE refrendó su registro– y cuyos intereses están con los grupos conservadores de la ultraderecha.
Con La Maestra, la relación es más que perversa. Pero Obrador la juzga como una “víctima”. La villana convertida ahora en heroína por las malas artes y la varita mágica de la cuarta transformación.
Hoy, el nieto, el yerno y el esposo de La Maestra son incondicionales del presidente Obrador.