JOSÉ MARTÍNEZ M.
 Fue la mujer más poderosa de México. Pero también la más odiada. Su 
vida no tendría sentido sin el apoyo incondicional del presidente 
Salinas. En el ocaso de su vida tiene un reencuentro con el poder. Ahora
 con el presidente Obrador como escudo protector. De un plumazo se da 
vuelta a una tenebrosa historia de las prácticas tradicionales de la 
política mexicana: robo, traición y asesinato.
 Fue decisivo su apoyo
 a la campaña presidencial del tabasqueño. Miles de profesores operaron a
 lo largo y ancho del país en favor de Morena a través de las Redes 
Sociales Progresistas. La Maestra puso a su servicio una importante 
logística de recursos humanos y dinero.  
 Marcada por las 
complicidades y las traiciones la política mexicana opera como la mafia.
 Las “alianzas” se dan a través de pactos en la oscuridad del poder. 
 La política también tiene sus códigos como la mafia. El dinero y la 
corrupción son parte del poder. En la larga travesía de su lucha por el 
poder, Obrador estableció pactos y acuerdos inconfesables. Uno de ellos 
fue con La Maestra quien a cambio de su apoyo a Morena obtuvo su 
libertad y la pretensión de convertir a las “redes progresistas” y al 
Grupo Social Promotor de México en partidos políticos, como una especie 
de hermanastros de Morena, pero el INE les negó el registro. Los 
abogados de estos engendros políticos han amenazado con recurrir al 
Tribunal Electoral para insistir en su reconocimiento como partidos 
políticos.
 Obrador es el más interesado en que el INE reconozca a 
los siameses políticos de La Maestra. Los necesita como aliados de su 
proyecto político. 
 Gordillo –con 75 años a cuestas– sigue siendo la
 mujer implacable con un irrefrenable apetito de poder. Ha dado los 
primeros pasos para recuperar la dirigencia del Sindicato Nacional de 
Trabajadores de la Educación. No obstante que llegó a la edad de la 
jubilación, inició los trámites ante la SEP para recuperar sus plazas de
 docente y de directora (07150 E028100.0102455 y 07150 E022 100. 
0100208).
 Aunque no posee ningún título profesional que la acredite 
como profesora sino como una simple alfabetizadora eso no significó 
impedimento alguno para imponerse por la fuerza en sus primeros cargos 
sindicales. Lo demás ya lo sabemos, el presidente Salinas la encumbró en
 la máxima dirigente del SNTE, en el que impuso un cacicazgo mediante 
maniobras gansgteriles. El asesinato del profesor Misael Núñez Acosta es
 un ejemplo de ello. 
 Núñez Acosta fue un líder disidente del 
Consejo Central de Lucha –una corriente sindical alterna de la Sección 
36 del SNTE– que fue asesinado el 30 de enero de 1981. 
 En esos años
 La Maestra fue secretaria general de la Sección 36 y proyectada como 
diputada federal por el líder vitalicio del sindicato Carlos Jonguitud 
Barrios. 
 Ocho años después de ese crimen, La Maestra fue impuesta al frente del SNTE por el presidente Salinas. 
 La turbia historia de Gordillo ha ido de la mano de los últimos 
expresidentes, a excepción de Peña Nieto quien volcó su poder contra La 
Maestra por oponerse a la Reforma Educativa, la misma que Obrador y los 
legisladores de Morena se encargaron de demoler como parte de los 
acuerdos con la exlideresa del SNTE.   
 Salinas y Obrador son personajes antagónicos. En medio de ellos hoy reaparece La Maestra.
 Si Gordillo tuviera que descender hasta el infierno con tal de volver por sus fueros, seguramente lo haría. 
 Ha sabido estar con Dios y con el diablo. 
 Tiene el don de la ubicuidad. De eso ha dejado constancia a su paso por
 el poder. Ha sido aliada lo mismo del PRI que del PAN y de Morena.
 
Emergió de las cañerías de la política como una incipiente lideresa del 
sindicato magisterial en medio de disputas violentas que dejó centenares
 de profesores asesinados. Gordillo alcanzó la cumbre del SNTE de la 
mano de Salinas, en el que se mantuvo inalterable durante cinco lustros 
hasta el fatídico sabadazo del 23 de febrero en que fue puesta en 
prisión por órdenes del presidente Peña a quien ella reto con diferentes
 desplantes.
 El presidente Obrador la rescató y la “purificó”. Ahora La Maestra es parte del pueblo bueno. 
 Como presidente electo Obrador negoció la salida de la cárcel de La 
Maestra. Tras ser procesada por varios delitos –y de enriquecerse a 
manos llenas con los recursos del sindicato de maestros–, luego de cinco
 años en prisión Gordillo no sólo salió a respirar el aire de los nuevos
 tiempos políticos. Ahora goza del “respeto” y la “admiración” del 
presidente Obrador. 
 Para Obrador La Maestra “fue víctima” de la 
“injusticia” de gobiernos anteriores –“los que torcieron la ley para 
meterla a la cárcel”–. 
 Lo que no dice Obrador es que él y Peña 
Nieto fueron los que torcieron la ley para sacarla de prisión. Los dos 
pactaron su liberación, no es que haya estado secuestrada, sino fue el 
acuerdo del tabasqueño como “agradecimiento” por el apoyo que La Maestra
 le brindó a su campaña presidencial mediante las Redes Sociales 
Progresistas.
 La Maestra pretendía obtener el registro de un nuevo 
partido político pero el INE rechazó otorgar el registro a las 
mencionadas “redes progresistas” por incumplir con los lineamientos 
establecidos por la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos. Se 
detectó, por ejemplo, la entrega de dádivas a quienes asistían a las 
asambleas y la aportación de casi seis millones de pesos de personas 
afiliadas al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
 
Personajes ligados a La Maestra usaron también otra vía para convertir 
en partido político al Grupo Social Promotor de México ligado al SNTE. 
Este grupo se convertiría en la nueva cara de Nueva Alianza (Panal). El 
Grupo Social Promotor de México recibió aportaciones de casi 20 millones
 de pesos de un poco más de cuatro mil afiliados del sindicato 
magisterial.
 No es una sorpresa la alianza Gordillo – Obrador. En su
 obsesión por el poder, El tabasqueño traicionó al PRD, partido al que 
renunció para fundar Morena mediante el cual estableció pactos políticos
 con personajes disímbolos de organizaciones de ellos la ultraderecha 
como el Yunque, una organización que funciona como una secta cuya misión
 política es “defender la religión católica y luchar contra las fuerzas 
de satanás” e instaurar “el reino de Cristo en la tierra”.
 Lo mismo 
ocurrió con la alianza de Obrador y el Partido Encuentro Social –al que 
el INE refrendó su registro– y cuyos intereses están con los grupos 
conservadores de la ultraderecha.
 Con La Maestra, la relación es más
 que perversa. Pero Obrador la juzga como una “víctima”. La villana 
convertida ahora en heroína por las malas artes y la varita mágica de la
 cuarta transformación. 
 Hoy, el nieto, el yerno y el esposo de La Maestra son incondicionales del presidente Obrador.
 
