lunes, 17 de agosto de 2020

El federalismo y no gobernadores, en segunda alternancia-transición

 

 

Carlos Ramírez

 

Si los jaloneos entre gobernadores y el presidente de la república se convierten en agenda del debate corto, entonces esas confrontaciones podrían ser la segunda oportunidad del vigente sistema/régimen/Estado priísta para asumir una segunda alternancia en la presidencia.

Sin embargo, todo es confrontación, no proyecto de reorganización del Estado centralista, unitario.

En la alternancia de Vicente Fox en el 2000 nació la Conferencia Nacional de Gobernadores; hoy es el grupo disidente de ejecutivos estatales. Ambas ocasiones han carecido de una reflexión urgente para rescatar la transición a la democracia que no debe empantanarse en el conflicto sólo electoral. El gobierno priísta de Peña Nieto representó el último intento de restauración priísta y se está hundiendo en la corrupción generalizada.

El problema radica que en el equipo político del presidente López Obrador no existe reflexión sobre el camino político mexicano desde 1968 y carece de un enfoque de las reglas y exigencias de toda transición: el desmantelamiento del viejo régimen necesita de precisión sobre la ineficacia de las viejas reglas y la urgencia de nuevas formas de convivencia política.

En medio de la política de toma y daca y de campos minados, el tema central de toda transición es la formalización de las formas republicanas de gobierno. En España fueron las comunidades autónomas; en México son los estados que no son ni libres ni soberanos, que representan casi departamentos de la estructura centralista, que carecen de vida productiva propia y que dependen en 90% de las aportaciones federales. La crisis llego cuando el presidente y el PRI comenzaron a perder elecciones locales y la oposición ganó estados sin autonomía. La lucha entre una federación centralista unitaria y estados con autonomía relativa dependientes del centro conducen a un colapso del federalismo.

Las reuniones del presidente López Obrador con grupos de gobernadores van a fracasar porque no tienen un marco referencial de transición del sistema centralista del régimen priísta a un federalismo libre y soberano. Entidades petroleras pierden su petróleo y no reciben recursos federales.

El eje del nuevo federalismo es el fiscal: el Estado federal no puede seguir teniendo a los estados como recaudadores y las entidades necesitan mayor vida productiva con impuestos locales. La agenda de la actual CONAGO es parcial, sin en foques transicioncitas y centralista.

La agenda política actual es de jaloneos y de conquistas pírricas. No existe un diagnóstico de lo que falló en la transición del 2000 con Fox. Y los actuales gobernadores salieron de pequeños grupos de poder, no de propuestas estratégicas transicioncitas y ya en el poder sueñan con la silla presidencial y no con un proyecto de reorganización del Estado

 

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EE.UU: 2020. La designación de Kamala Harris como candidata demócrata a la vicepresidencia tiene tres lecturas: la obvia: es negra, progresista y mujer; la compleja: Hillary Clinton era progresista y mujer y la aplastó Trump; la intermedia: los estadunidenses no votan por esas claves sino por el establishment que les garantice su confort.

El efecto Harris le pegó más al candidato Joe Biden que al presidente Trump, porque los demócratas la vieron con más empaque para enfrentar a Trump. Biden y Harris van a perder tiempo fijando sus propios espacios de poder, no saben usar twitter ni redes y el cacique demócrata Barack Obama siempre desdeñó a Biden.

Las dos ventajas efectistas --mujer y negra-- ya no son proposiciones históricas; Hillary siempre supo que su condición de género no le iba a dar votos y Obama dilapidó el valor político del color de la piel al defraudara su comunidad afroamericana abandonándola a su suerte y aumentado su pobreza.

 

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Política para dummies: La política es la disputa permanente por el poder, no el entendimiento.

 

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@carlosramirezh

 

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Contracolumna BUAP, EN DEFENSA DE LA AUTONOMÍA BARBOSA Y LA POLÍTICA DEL GARROTE



JOSÉ MARTÍNEZ M.


Ningún gobernador –ni aun el más crítico de la cuarta transformación como Enrique Alfaro, de Jalisco– ha recibido una humillación pública como el poblano Miguel Barbosa por parte del presidente Obrador.
Aunque Alfaro y Obrador mantienen fuertes diferencias políticas por los temas de la violencia, la pandemia y el tema fiscal, ambos fumaron la pipa de la paz en una de las recientes vistas del tabasqueño por territorio jalisciense. No ocurrió en el caso de Barbosa cuando Obrador acudió hace poco a Cholula y en un evento público ni siquiera lo saludó a sabiendas de que el gobernador poblano se maneja de manera caciquil.
Eso explica por qué Obrador trató a Barbosa de manera pueril, es decir sin interés, como un político de poco valor y sin importancia. Tan es así que Morena considera que en el caso de Barbosa se equivocaron y tarde que temprano le van a cobrar la factura.
Los excesos de Barbosa lo han llevado a implantar un estado de terror en Puebla. Desde el más humilde vendedor ambulante hasta los empresarios más encumbrados han sido víctimas de los abusos de poder de este conspicuo personaje.
Barbosa ha puesto en el centro de sus ataques a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla en un abierto atentado a la autonomía de la BUAP.
La BUAP es una de las principales universidades públicas del país que se ha ganado a pulso un lugar en el ámbito de la investigación científica y la formación académica de sus más de 100 mil estudiantes y de atender a miles de jóvenes universitarios aún en los lugares más apartados del estado.
Y todavía peor, Barbosa que se maneja de manera autoritaria se ha lanzado en contra del sistema educativo rebasando sus facultades constitucionales al tratar de apoderarse de las instituciones de enseñanza privada.
En el afán de mantener el control autoritario del estado Barbosa recurre a la política del garrote. Desde que asumió su mandato protagonizó una disputa con la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco, no obstante su pertenencia al mismo partido.
Así como pretender apoderarse por la fuerza de la Universidad para imponer a sus sicarios, Barbosa se hizo del control de la Policía en todo el estado. En la capital poblana la alcaldesa llevó a las más altas instancias legales del país su diferendo con el gobernador. La Suprema Corte de Justicia de la Nación negó la suspensión a las autoridades municipales y Barbosa mediante un decreto asumió el pleno control de la Policía Municipal.
Mediante ese control Barbosa ha implantado un estado de terror basado en el abuso de la fuerza pública y centenares de vendedores ambulantes que trabajan para subsistir en medio de la pandemia han sido tratados de manera criminal, usando incluso cárceles clandestinas como castigo violando los más elementales derechos humanos.
Ante la impunidad que priva en el estado de Puebla, los delitos se han disparado mientras el gobernador ha minimizado la crisis de seguridad que prevalece.
Cuando los periodistas le cuestionaron sobre el tema de los femenicidios, el gobernador Barbosa negó que se tratara de un asunto grave y burlonamente señaló que las desapariciones de decenas de mujeres, eran asuntos menores porque se trataba de personas que se fugan con los novios.
Puebla ocupa el cuarto lugar nacional en los delitos de femenicidios, pero ante la frivolidad para tratar la gobernanza y garantizar la paz social, decenas de miles de jóvenes –la gran mayoría estudiantes de todo el estado– salieron a protestar en contra del gobernador.
Fue así que en el mes de marzo más de 150 mil alumnos de más de 80 instituciones de educación superior de todo el estado realizaron la marcha de protesta más numerosa en toda la historia de esa entidad.
Jamás ningún gobernante había recibido tal repudio por los altos niveles de violencia e inseguridad pública.
La misma comunidad estudiantil ha manifestado su rechazo en contra de Barbosa por su intromisión en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla a donde pretende imponer a políticos ligados al partido Morena con el propósito de desarrollar un “experimento” político al estilo de las universidades venezolanas donde los estudiantes son parte de las fuerzas de defensa del régimen político.
Forzado por las circunstancias de la muchedumbre estudiantil, Barbosa se comprometió a atender los casos de decenas de femenicidios, muchos de ellos de mujeres jóvenes universitarias.
El Comité Estudiantil Universitario espera emprender mayores movilizaciones si el gobernar se sigue conduciendo arbitrariamente y minimizando los problemas del estado, como es el tema de la seguridad pública.
Mientras tanto, en las cárceles municipales y la penitenciaria estatal se han registrado presuntos “suicidios”, aunque en realidad se trata de viles asesinatos a consecuencia brutales golpizas en contra de reos y presuntos delincuentes que enfrentan procesos penales.
En cuanto a la Universidad (BUAP), Barbosa no quita el dedo del renglón y ha declarado una guerra sucia en contra de las autoridades universitarias que se han negado a conducirse de manera servil ante el gobernador.

De ello nos ocuparemos mañana en este mismo espacio.