Carlos Ramírez
El discurso liberal sobre la democracia estadunidense ha sido
comprado, en arrinconamiento filosófico, por el centro liberal y la izquierda
socialista de los EE. UU. y de fuera. Pero no, nada indica que los EE. UU. sean un sistema democrático. Si acaso,
la única herencia democrática sea el Estado de derecho, pero ya pervertido por el mismo derecho, los
grupos dominantes de poder y la ideologización de las leyes.
En el lenguaje político
cotidiano en los EE. UU. se refieren al país como “la Unión”, sin reconocer
que, en estricto sentido, es una república.
El sistema representativo popular de la Revolución Francesa ha sido suplido por el modelo legislativo de
grupos de interés que pagan para imponer legisladores y que luego cobran favores. La función central del presidente es la seguridad
nacional basada en el instrumento de coerción militar nuclear, en subir y bajar
impuestos por razones electorales, en mantener el modelo imperial de exacción de recursos y riquezas de
otras naciones y en la explotación
del débil por razones de pobreza, de raza o de producción.
Los presidentes no
ejercen el poder para servir al pueblo, como reza la máxima lincolniana
incumplible. Su tarea es la de administrar
los intereses dominantes y sus grupos de lobistas
que representan los poderes reales fácticos.
Aquí lo hemos dicho y por la elección hay que repetirlo:
--En 1956 C. Wright Mills estableció la existencia de tres poderes reales: económico,
político y militar. “las demás instituciones
parecen estar al margen” y “en ocasiones debidamente subordinadas a ésas”. Sus brazos operativos son claros: las
grandes sociedades anónimas, la institución militar, el Consejo de Seguridad
Nacional de la Casa Blanca. Las instituciones religiosas, educativas y
familiares son “zonas descentralizadas”
moldeadas por los intereses económicos, políticos y militares.
--En 1967 G. William Domhoff se preguntó ¿Quién gobierna
Estados Unidos?, encontró un dominio vertical de élites de poder y su lista de poderes reales es precisa: las grandes empresas y sus intereses
determinados por la tasa de utilidad, la Fundación Ford, la Rockefeller, la
Carnegie Co., la Lilly Endorsement, el Pew Memorial Trust, la Dandforth
Foundation; las asociaciones; el Consejo de Relaciones Exteriores, la
Asociación de Política Exterior, el Comité de Desarrollo Económico, el Consejo
de Asesores de Negocios, el National Advertising Council y la National
Association of Manufacturers. Las oficinas de finanzas de los partidos Demócrata y Republicano que ocultan ingresos de sectores de poder;
los militares, la CIA y el FBI, entre
los más importantes.
--En 1980 Leonard Silk y Mark Silk publicaron su investigación The american establishment para enlistar
los grupos que “dan forma” a la
sociedad americana: la Universidad de Harvard, el The New York Times, el The
Washington Post, la Fundación Ford, el Brookings Institution, el Consejo de
Relaciones Exteriores y los partidos políticos.
--Y quien pudo resumir
en un concepto el modelo de los EE. UU. fue el sociólogo francés Raymond Aron
en 1973 con su investigación La república
imperial a partir del estudio sobre el papel de dominación, control y hegemonía de la política exterior desde su
papel clave en la segunda guerra mundial contra la amenaza nazi y luego contra
el imperio comunista soviético. La fuerza nuclear
posicionó a los EE. UU. como el eje rector
del capitalismo mundial contra el comunismo soviético y a partir del poder
político imperial, del señorío del dólar y del armamento nuclear quedaron los
EE. UU. como la única potencia
global.
En este sentido, las elecciones presidenciales en los EE. UU.
desde su fundación y la presidencia de George Washington han servido para refrendar el papel imperial de los EE.
UU. y sus intereses por encima de
las relaciones internacionales, de las soberanías inexistentes y de las
economías locales. Por eso los presidentes más imperialistas fueron los demócratas Kennedy, Carter (a su pesar),
Clinton y Obama y, por ello, resultaron peor
que los republicanos.
Biden, por tanto, no
sería el presidente de la democracia del pueblo, por el pueblo y para el pueblo,
sino el jefe del imperio
estadunidense que Obama y Trump (reeligiéndose o perdiendo), en sus
contradicciones, lograron fortalecer.
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EE. UU. a horas de las
elecciones presidenciales. Biden se desmoronó y
Obama tuvo que tomar su lugar como candidato
informal a la presidencia.
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Política para dummies:
La política es el realismo del poder, como lo enseñó Machiavelli.
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