jueves, 6 de agosto de 2020

Medicinas y TV, agenda expropiatoria de la izquierda base del PRD y Morena

 

 

Carlos Ramírez

 

La creación de una empresa estatal comercializadora de medicinas para la salud pública y el uso pagado de las televisoras privadas para la transmisión de clases públicas de emergencia reabren la vieja agenda de la izquierda socialista: la nacionalización de la industria químico-farmacéutica y la expropiación de Televisa por ser instancias claves en la configuración del social del ciudadano.

Esas dos demandas estuvieron en las últimas propuestas del Partido Comunista Mexicano antes de solicitar su legalización en 1978 y, de hecho, quedaron como banderas en la oposición populista. Sin embargo, de manera paulatina fueron arriadas cuando el PCM cedió su registro legal a los priístas de la Corriente Crítica de Cuauhtémoc Cárdenas para fundar el PRD con las metas del neo/pos cardenismo y no del socialismo de izquierda.

Inclusive, las dos demandas expropiatorias fueron propuesta de la primera campaña legal del PCM con registro legal en 1979 y la primera presidencial como PSUM en 1982. El funcionamiento privado de la producción y comercialización de medicinas y de las televisoras como forjadoras del pensamiento social habían sido, inclusive, cuestionadas por grupos priístas progresistas o por funcionarios del gobierno.

Lo que pueda hacer la nueva empresa estatal comercializadora de la 4-T tendrá que someterse a los dictados del oligopolio de las medicinas y el Estado sólo usará pagando el espacio público concesionado a las televisoras privadas para uso comercial. La emergencia medicinal por el coronavirus y la necesidad de mantener funcionando el sistema educativo sin presencia en las escuelas ha vuelto a poner en la mesa de debates el funcionamiento privado o utilitario de funciones privadas concesionadas por el Estado.

En el sexenio de Echeverría hubo iniciativas para aumentar el control público sobre los negocios privados que tenían que ver con la salud pública --física y mental-- de los mexicanos. Echeverría se quejó que la televisión destruía por las noches el esfuerzo educativo de las mañanas. Y el poder de las farmacéuticas impedía regulaciones que bajaran los precios y que aumentaran las disponibilidades de medicinas indispensables para la salud pública.

A lo largo de veinte meses el actual gobierno federal no ha podido romper el bloque de poder y sus influencias políticas de la industria farmacéutica, sobre todo porque muchos políticos del PRI se convirtieron en empresarios del sector y con ello fortalecieron su fuerza contra instituciones políticas donde todavía hay una representación del PRI. La Secretaría de Salud está dirigida por funcionarios que ignoran las funciones vitales del Estado con la salud de los mexicanos y sólo miden la comercialización social der las medicinas en función de presupuestos viables de corto plazo.

La televisión ha sido cuestionada por la 4-T, pero a la hora de las decisiones siempre se atraviesan las complicidades del poder o la debilidad de clase del nuevo grupo gobernante. Sin embargo, el gobierno actual no ha podido construir una televisión pública con penetración social como para marginar los recursos de la televisión privada, ni una industria de las medicinas.

Uno de los principales redactores y promotores de la agenda presidencial del Partido Comunista en 1978-1981 fue el dirigente de la Juventud Comunista del PCM y pivote del partido, Pablo Gómez Álvarez, quien ha hecho carrera legislativa representando al PCM, al PRD y ahora a Morena. Y con él una corriente del viejo PCM ha tratado de ir imponiendo algunos puntos de la agenda, aunque casi sin éxito porque el PRD era de expriístas y ahora Morena también y además carece de una propuesta programática de la izquierda ideológica.

Las condiciones para la nacionalización de la industria químico-farmacéutica y la expropiación de Televisa nunca han estado en la agenda del PRD o Morena, pero en los sobrevivientes del viejo PCM que andan pululando en las goteras de la política populista. La crisis en el abasto social de medicinas y la dependencia del régimen de la condescendencia de Televisa, TV Azteca y los nuevos oligopolios mediáticos cuando menos exigiría una reforma para obligarlos a apoyar labores sociales del Estado.

 

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Contracolumna * OBRADOR, DIOS EN EL PODER * LA 4T UNA SIMPLE FANTASÍA

 JOSÉ MARTÍNEZ M.


– ¡Que pase el desgraciado!
El de Obrador es un gobierno de mentiras, de incongruencias, de ocurrencias.
Está peor que un talk show de Laura.
Y pensar que decían que Fox estaba loco.
Lo ha dicho Giuseppe Amara “la Presidencia no está diseñada para la salud mental”.
Lo dijeron Zapata y Villa, la silla presidencial “está embrujada”; en otras palabras quisieron decir que el que se sienta ahí se vuelve loco.
Tenían razón.
Ahora lo ha confirmado y archireconfirmado Víctor Manuel Toledo integrante del equipo presidencial.
Dice Toledo –titular de la Semarnat– que el gobierno de la cuarta transformación está lleno de contradicciones y que los miembros del gabinete presidencial están en permanente lucha por el poder.
Es evidente que entre los colaboradores del presidente Obrador no hay sintonía. Por eso el primero en renunciar al equipo fue Carlos Urzúa quien puso en evidencia que Obrador es un pésimo director de orquesta.
En su carta de renuncia (9/07/19) el exsecretario de Hacienda escribió los motivos:
“… Discrepancias en materia económica hubo muchas. Algunas de ellas porque en esta administración se han tomado decisiones de política pública sin el suficiente sustento. Estoy convencido de que toda política económica debe realizarse con base en evidencia, cuidando los efectos que ésta pueda tener y libre de todo extremismo, sea éste de derecha o izquierda. Sin embargo, durante mi gestión las convicciones anteriores no encontraron eco.
“Aunado a ello, me resultó inaceptable la imposición de funcionarios que no tienen conocimiento de la Hacienda Pública. Esto fue motivado por personajes influyentes del actual gobierno con un patente conflicto de interés.
“Por los motivos anteriores, me veo orillado a renunciar a mi cargo”.
¡Zas!
Un año después (17/07/20) se dio la renuncia de Javier Jiménez Espriú a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes:
"El motivo que le he expresado personalmente es mi diferendo por su decisión de política pública de trasladar al ámbito militar de la Secretaria de Marina, las funciones eminentemente civiles de los puertos, de la Marina Mercantes y de la formación de marinos mercantes, que han estado a cargo de la SCT desde 1970.
“Lamento profundamente no haber tenido éxito en transmitirle mi convicción y mi preocupación sobre la grave trascendencia que considero tiene medida para el presente y el futuro de México, tanto en lo económico como en lo político”.
Recontra ¡Zas!
Desde el inicio había el presagio de futuras tormentas, por esa simple razón Tatiana Clouthier coordinadora de la campaña presidencial de Obrador, prefirió no aceptar el encargo de una subsecretaría de Gobernación. Optó por quedarse con su diputación federal y esperar a competir por la gubernatura de Nuevo León.
En el equipo de Obrador nadie tiene voz ni voto. Solo sus chicharrones truenan.
El único que sobresale en el equipo presidencial es Hugo López Gatell, un subalterno del titular de la Secretaría de Salud, y ya vemos los funestos resultados de su gestión. Y se mantiene firme en el cargo pese a las decenas de miles de muertos por la pandemia.
Gatell es una simple marioneta del presidente y en cualquier momento puede terminar como chivo expiatorio.
Tenía mucha razón el presidente López Mateos cuando le dijo a su sucesor Gustavo Díaz Ordaz: “En México el Presidente tiene todas las dichas, salvos dos desgracias. Una de ellas es que todos te dicen que eres un dios. La otra es que terminan convenciéndote”.
Obrador, tan se siente dios en el poder que piensa en su inmortalidad. Lo ha dicho sin ambages: “Quiero pasar a la historia como el mejor presidente de México”.
Se siente un elegido que sueña con estar en un lienzo como un retrato de Dorian Gray con un rostro eterno que no envejezca con el tiempo y libre de pecados.
Lo malo es que el tabasqueño no entiende y es inconsciente de que su paso por el poder es efímero.
Obrador es un político obsesionado con la historia. La acomoda a sus intereses, a sus caprichos, a sus ideales pero en los hechos actúa en contra de la historia, en contra del sentido común y en contra de la ética.
No hay duda Obrador es un presidente perturbado.
En realidad se encuentra aislado en su propio mundo. Es el solitario de Palacio. Un presidente sobre el que reina la desconfianza y la temerosidad. De ahí su irritabilidad.
Se siente único, por eso no piensa, ni habla ni siente ni actúa como los demás. Es dios en el poder. Defiende sus canicas como un niño envidioso por eso de a poco lo han ido dejando solo en el juego.
Un hombre que está dispuesto a ser el Presidente hasta que sobreviva el último mexicano.
Pobre de Obrador.
Pobre de México.