jueves, 5 de noviembre de 2020

EE. UU. 2020 (8). 49% de voto 2020 fue para Trump, no para partido Republicano

 


Carlos Ramírez

 

Pase lo que pase si hay o no recuento, el segundo saldo importante de las elecciones presidenciales revela el colapso del Partido Republicano: por traiciones, alianzas con demócratas y agotamiento de grupos oligárquicos, el Partido Republicano perdió bastiones electorales estatales, diluyó su conservadurismo acomodaticio y dejó al garete a importantes grupos sociales. El 49% del voto presidencial fue para Trump y no para el partido.

El problema de Trump radicó en no haber pactado con el establishment del Partido Republicano, pero debido a que los grupos dominantes de esa formación exigían en la práctica la entrega del poder a las élites oligarcas. Sin embargo, por ese desacuerdo, el PR perdió la presidencia para Trump por cuatro años, pero en realidad permitió que estados conservadores clave se pasaran al Partido Demócrata con el indicio de que tal vez nunca regresarán.

Lo peor de todo fueron las traiciones. Los Bush en Texas y Florida, por ejemplo, operaron a favor de Joe Biden y los demócratas, pero al final Trump se quedó con la mayoría y dejó a esa familia sin bastiones y, lo peor, sin credibilidad política porque fueron asociados a los intereses de Barack Obama como el operador demócrata de las traiciones republicanas.

En suma, el Partido Republicano perdió la presidencia, dejó al partido sin grupos de poder, se irá desfondando porque los grupos conservadores radicales trumpistas ya no votarán por sus candidatos y disminuyó representatividad social, al tiempo que los liderazgos tradicionalistas republicanos también se quedaron desideologizados porque el conservadurismo fue copado y cooptado por los demócratas. Los grupos conservadores tradicionales encontraron espacio en el corrimiento a la derecha del Partido Demócrata.

El Partido Republicano cometió el error estratégico de no negociar con Trump y preferir alianzas con los demócratas Clinton, Obama y Biden. En el 2016 Trump había quitado a los demócratas el dominio e Iowa, Wisconsin, Michigan, Ohio, Pensilvania y Florida y en el 2020 Trump por esfuerzo propio mantuvo Florida. Hay la percepción equivocada de que Arizona es conservador, pero en las últimas cinco elecciones presidenciales ha votado demócrata, aunque ahora Trump hizo subir la votación casi a empate.

Sin liderazgos políticos, hundido en alianzas oscuras con los demócratas, con una mayoría en el Senado por Trump y ahora sin rumbo y sin una propuesta de ideología conservadora moderna, el Partido Republicano fue el gran derrotado en las elecciones. Y falta por ver qué va a hacer Trump si el proceso legal le asigna la victoria a Biden, porque se posicionó --a pesar de una campaña en contra en el establishment demócrata-republicano de los principales medios de comunicación-- como un líder conservador duro, visibilizó a la ultraderecha violenta y agitó a la participación directa de ciudadanos que antes habían repudiado el modelo de representación intermediadora de lideres políticos que en realidad servían a los grupos conservadores con alto poder adquisitivo.

Luego de acomodarse en el conservadurismo ideológico light interno, los republicanos se convirtieron en el complemento radical del conservadurismo bélico en la política exterior en su vertiente militarista de los demócratas ahora en la fase antiterrorista. Pero para mantener su base militante interna animada, los republicanos necesitarán de propuestas políticas coherentes y de respuesta a las demandas de la derecha sobre todo radical. El discurso antinmigrante de Trump reconstruyó la ideología racista estadunidense que forma parte de la identidad excluyente ideológica de los EE. UU., como lo ha evidenciado la crisis de brutalidad policiaca de policías de estados y condados demócratas contra minorías afroamericanas e hispanas, una especie de guerras civiles moleculares en el modelo de Enzensberger.

Si Trump decide seguir en política y construir un nuevo partido o de plano arrebatarles el partido a los republicanos, a los EE. UU. le esperan luchas ideológicas internas que habrían desatado la alianza Clinton-Bush-Obama y la complicidad de las élites republicanas contra Trump

 

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Política para dummies: La política es el movimiento perpetuo de las contradicciones sociales.

 

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Contracolumna • ESPIONAJE POLÍTICO PARA INTIMIDAR • EL TENEBROSO RACIEL LÓPEZ SALAZAR

 


JOSÉ MARTÍNEZ M.

Nadie duda del fracaso en los temas de seguridad nacional en el gobierno de Obrador. Mientras los cárteles de la droga y las mafias del crimen organizado viven en el paraíso de la impunidad, el gobierno recurre a la añeja práctica del espionaje como un recurso para intimidar a sus adversarios políticos. Algunos gobiernos emanados de Morena lo han puesto en práctica. El caso de Puebla es un ejemplo revelador del uso político del espionaje, lo cual contrasta con el escándalo que desató la jefa de gobierno de la ciudad de México, Claudia Sheinbaum cuando descubrieron la existencia de una madriguera desde la cual operaban los servicios de espionaje de su antecesor Miguel Ángel Mancera.
Como ocurre en otros gobiernos estatales, en Puebla el espionaje político es un “pilar” en el que se apoyan las tareas de “seguridad pública” ordenadas por el gobernador. El objetivo de Barbosa es intimidad y provocar a sus adversarios, incluso de su mismo partido que han demandado su destitución y un juicio político.
En los últimos meses el espionaje ha estado orientado a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, empresarios, periodistas y los partidos políticos que se preparan para las campañas del próximo año. Algunas de las intercepciones son filtradas a algunos medios que las reproducen y las difunden en las redes sociales.
Al inicio del mandato de Miguel Barbosa, el vice almirante Miguel Idelfonso Amezaga Ramírez ocupaba la titularidad de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado pero a principios de marzo del presente año fue sustituido por el abogado Raciel López Salazar, un personaje tenebroso que carga con una polémica y sucia trayectoria.
En febrero pasado cuando recién iniciaba la pandemia del coronavirus, en la Casa Puebla hubo una reunión un tanto informal, ahí el “extraño” visitante era ni más ni menos que el ex gobernador de Chiapas Juan Sabines Guerrero, habló con Barbosa sobre “los nuevos tiempos políticos”. Le dijo:
– Es muy importante tener controlados a tus enemigos. Para ello, agregó Sabines, necesitas tener la mejor tecnología y un equipo con experiencia.
–La gente que te recomiendo, dijo Sabines, ha sido entrenada por el Mossad, la CIA, el MI6… han sido formados por los mejores…
–Me encanta la idea, respondió Barbosa, quien estuvo de acuerdo. “Adelante, adelante”, le dijo.
Sabines recomendaba a uno de sus viejos colaboradores que en Chiapas había fungido como procurador y que pasó a despachar como delegado de la Fiscalía General de la República en el Estado de México, donde ya empezaba a tener problemas, Raciel López Salazar quien no encajaba en el equipo del fiscal general Alejandro Gertz Manero. Tarde que temprano López Salazar sabía que con Gertz podía terminar mal por sus nefastos antecedentes y sus relaciones peligrosas con las mafias del crimen organizado.
Así que ha Barbosa la recomendación de Raciel López, “le cayó como anillo al dedo”, como diría el clásico.
Pero Raciel no llegó solo a Puebla. Antes de él, llegó otro tenebroso personaje que había trabajado con el gobernador Sabines en Chiapas. Moisés Grajales Monterrosa, quien antes de Raciel había sido nombrado secretario Ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad Pública.
Moisés pronto se vio envuelto en escándalos de corrupción donde se había amafiado con los presos que controlan las prisiones en el estado. Entonces habían circulado videos e información sobre supuestos actos de tortura y corrupción en el penal de San Miguel.
Antes de llegar a Puebla, Moisés Grajales había estado al frente del Consejo Estatal de Seguridad Pública de Chiapas en el gobierno de Juan Sabines sin haber aprobado nunca los exámenes de control de confianza, pero aun así el sucesor de Sabines, Manuel Velasco –el amigo del presidente Obrador y de su hermano Pío– designó a Grajales como director del Centro Estatal de Control de Confianza para que él mismo se autoevaluara.
En Chiapas Moisés Grajales no pudo acreditar su riqueza mal habida; en el 2002 se le abrió un acta y la averiguación previa 91FESP2/2012 por homicidio, y el expediente 3887FESP6/2012 por violencia familiar y violencia de género, además de otras averiguaciones por diversos delitos.
Al final el gobernador Barbosa lo sustituyó por Raciel López, otro pájaro de cuenta como Grajales.
Como procurador de Chiapas Raciel López protagonizó numerosos escándalos. Veamos algunos ejemplos:
Sin contar con evidencias ni una investigación metió a la cárcel durante 18 meses al líder transportista Walter León Montoya por el delito de homicidio en agravio del dirigente minero Mariano Abarca Roblero en el municipio de Chicomuselo, Chiapas. El verdadero “delito” de Walter León Montoya fue por iniciarle juicio político a Juan Sabines, por la corrupción desmedida en su gobierno.
El 10 de abril de 2019, Walter León envió una carta al gobernador Rutilio Escandón Cadenas. En ella no pedía más que lo justo: “Instruir al Fiscal General del Estado para continuar con la investigación del homicidio perpetrado en contra del señor Mariano Abarca Roblero. Disculpa pública por haber quedado sujeto a un proceso penal sin haber tenido ninguna responsabilidad en el delito imputado. Atención médica y psicológica por la tortura sufrida durante el tiempo que estuvo privado de mi libertad. Investigar todas las irregularidades cometidas durante el proceso penal a que fue sometido”.
Otra víctima de los abusos de poder de Raciel López y el gobernador Sabines fue el abogado Horacio Culebro Borrayas, acusado también del homicidio de Mariano Abarca. Recluido durante 13 meses tampoco se le pudo comprobar participación alguna. Liberado por falta de pruebas alcanzó su libertad. Sólo que al momento de salir de prisión, en ese mismo instante fue detenido y, de nuevo, recluido por el delito de ecocidio, también inventado.
En Puebla, Raciel López ha sido dotado de un inconmensurable poder por el gobernador Barbosa.
Bajo el argumento de los altos índices de violencia en el estado y la presencia de los cárteles de la droga, Barbosa ordenó un aumento de 64 por ciento en el presupuesto para la Secretaría de Seguridad Pública, cuya dependencia dispone de recursos por 4 mil 253 millones de pesos para el año en curso.
Raciel, fiel a su costumbre, ahora goza de dinero, poder e impunidad. Es una mala copia del inefable Genero García Luna. Y no cabe duda de que sigue los mismos pasos del colaborador estrella en el gobierno de Calderón.
Barbosa y Raciel están involucrados en la turbia adquisición de mil patrullas que se adquirieron a sobreprecios. A más de un millón 350 mil pesos cada una. Un negociazo con un tufo de corrupción, en el que la Auditoría Superior del Estado está coludida, sin duda alguna.
Lo de las patrullas no es un asunto menor, lo grave es el espionaje político con fines perversos.
El espionaje de Barbosa incluye los teléfonos y toda la variedad de los dispositivos electrónicos de sus adversaros políticos, lo mismo que periodistas, defensores de derechos humanos y activistas.
El gobierno de Barbosa incurre en delitos federales que se consideran graves. El espionaje que realiza su gobierno bajo la conducción de Raciel López se hace sin ningún tipo de autorización judicial lo cual es violatorio del artículo 16 constitucional que protege las comunicaciones privadas.
El espionaje de Barbosa no cabe en ninguna de las excepciones previstas en la ley para que un juez otorgue la autorización correspondiente.
La violación al artículo 16 de la Constitución está prevista en el Código Penal Federal por violar los artículos 177 y 211 Bis del citado código, los cuales contemplan penas de 6 a 12 años de prisión para cada uno de los implicados. En el caso del secretario de Seguridad Pública se pueden presentar cargos por al menos dos delitos en su contra lo mismo en contra de los funcionarios que hayan ordenado y autorizado la intervención ilegal de las comunicaciones privadas de los afectados.
Raciel López montó un sofisticado equipo de espionaje con el sistema Pegasus desarrollado por la compañía israelí NSO Group. El malware de espionaje Pegasus, es comercializado a gobiernos con la condición de que solo sea utilizada para combatir a terroristas o grupos criminales y carteles de drogas por la empresa NSO, y en Puebla se aplican de manera ilegal, sin autorización judicial y para fines ilegítimos.
El software utilizado por Raciel López se infiltra en los teléfonos inteligentes y otros aparatos para monitorear cualquier detalle de la vida diaria de una persona por medio de su celular: llamadas, mensajes de texto, correos electrónicos, contactos y calendarios. Incluso puede utilizar el micrófono y la cámara de los teléfonos para realizar vigilancia; el teléfono de la persona vigilada se convierte en un micrófono oculto.
El software Pegasus no deja rastros del hacker que lo utilizó. Incluso el fabricante, NSO Group, señala que no se puede determinar exactamente quién está detrás de los intentos específicos de hackeo.
Pero los ciberexpertos pueden verificar en qué momento se ha utilizado el software en el teléfono de un objetivo, lo cual les deja pocas dudas de que el gobierno mexicano o algún grupo corrupto interno están involucrados.
Al gobernador Barbosa y su testaferro Raciel no les importan las leyes, pues solo un juez federal es el único que puede autorizar la vigilancia de comunicaciones privadas y solo cuando los funcionarios demuestran que tienen un caso bien armado para realizar esa solicitud.
Pero en Puebla sin mediar ninguna justificación, el gobierno de Barbosa a nadie pide permiso para hacerlo.

EE. UU. 2020 (7). Del fenómeno Trump al factor Trump y al trumpismo social

 



Carlos Ramírez

 

Desdeñado, repudiado, apartado casi con asco, sin espacios en medios, Donald Trump le quitó la mitad de los electores a los demócratas, al expresidente Barack Obama, al cártel de las encuestas, a los grandes y poderosos medios de comunicación, a los más prestigiados columnistas y editorialistas, al sistema electoral pensado para gobernar con una élite de grupos de interés y a todos los que predijeron que estaba derrotado antes de las elecciones.

Pero el problema no es personal o de victoria propia, sino que Trump volvió a dejar claro que existe una gran parte de la sociedad estadunidense que había sido desdeñada por el establishment demócrata-republicano y sobre todo la gran coalición Clinton-Bush-Obama que tenía el control del aparato de inteligencia y seguridad nacional y al complejo militar-industrial-mediático-tecnológico-corporativo-espionaje que había construido un Estado policiaco de control social, éste sí el verdadero fascismo estadunidense.

Como aquí se escribió desde 2016 en que apareció Trump como candidato incrustado en el Partido Republicano como un outsider del Estado de los poderosos grupos de intereses, el empresario era un verdadero desafío a las ciencias sociales. En dos ocasiones Trump se ha impuesto al aparato de poder que controlaba el Estado estadunidense desde el derrocamiento de Richard Nixon en 1974.

Y ahora existe el fermento de un trumpismo como corriente social entre los tradicionalistas y amafiados demócratas y republicanos.

--Una fuerza capaz de imponerse sobre el control de los grupos dominantes.

--Una mayoría silenciosa que engañó dos veces a medios y políticos tradicionalistas.

--Una nueva corriente social ajena a los intereses del Estado, del establishment de los medios corporativos que han controlado la opinión pública y que operaban como aparatos ideológicos del Estado demócrata-republicano.

--Una nueva agenda nacional que ya no pasa por las viejas promesas tradicionalistas que mantenía el modelo de concentración del ingreso en una élite de ricos.

--El fermento de un nuevo sistema representativo en donde los funcionarios en verdad representen a grupos sociales y no a grupos de intereses económicos y de poder militar.

--Un nuevo sistema de partidos fuera del control oligárquico que domina hoy al Partido Demócrata y al Partido Republicano. Trump abrió el camino para candidatos independientes dentro de los partidos vía elecciones primarias o sin pasar por los partidos y en contacto directo con la sociedad.

--Una nueva política de seguridad nacional no basada en el gasto militar para defender aliados, en el paraguas de dominación internacional y en la seguridad nacional de dominación de Estados, gobiernos y sociedades.

--Un nacionalismo social y económico que permita la reconstrucción del poder económico estadunidense.

--El fin de la democratización del mundo que convirtió a la Casa Blanca en la policía internacional para calificar, certificar y caracterizar validez de regímenes y gobernantes en función de intereses económicos.

--Y lo que estaría causando preocupación en el viejo establishment militar-empresarial-mediático-diplomático: una política exterior basada en el fortalecimiento de una política interior.

El análisis final de las elecciones tardará algunas semanas, una vez que se asiente el proceso electoral. Pero un dato queda como apunte importante: la complicidad de las élites republicanas de la familia Bush con los intereses del grupo de poder de los Clinton y los Obama expresado en lo que puede llamarse la traición de Bush en Texas y Florida, al operar a favor de Biden contra Trump. La victoria de Trump en esos dos estados derrotó los intereses de Bush y sus aliados del grupo de poder 9/11 que se apoderó del sistema militar, de seguridad y de espionaje.

Y en el mismo sentido, Trump aplastó a la comunidad demócrata-republicana de Clinton-Bush-Obama de servicios de inteligencia y seguridad nacional civiles, militares y privados, porque en septiembre casi quinientos funcionarios y exfuncionarios pidieron el voto por Biden para evitar la consolidación del nuevo enfoque de seguridad nacional y espionaje de Trump. A varios de los firmantes Trump los había despedido con deshonor por incompetentes y traidores.

Al margen del resultado oficial final que tardará unas horas, no podría hablarse de un trumpismo, pero si de grupos sociales liberados por Trump y orientados a la construcción de un sistema representativo que beneficie al ciudadano y no a los grupos de poder del establishment demócrata-republicano.

 

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Política para dummies: La política tiene su peor veneno en la autocomplacencia tipo Obama.

 

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