Carlos Ramírez
Pase lo que pase si hay o no recuento, el segundo saldo importante
de las elecciones presidenciales revela el colapso
del Partido Republicano: por traiciones, alianzas con demócratas y agotamiento
de grupos oligárquicos, el Partido Republicano perdió bastiones electorales estatales, diluyó su conservadurismo
acomodaticio y dejó al garete a
importantes grupos sociales. El 49%
del voto presidencial fue para Trump y no
para el partido.
El problema de Trump radicó en no haber pactado con el establishment del Partido Republicano, pero
debido a que los grupos dominantes de esa formación exigían en la práctica la entrega del poder a las élites oligarcas.
Sin embargo, por ese desacuerdo, el PR perdió
la presidencia para Trump por cuatro años, pero en realidad permitió que
estados conservadores clave se pasaran
al Partido Demócrata con el indicio de que tal vez nunca regresarán.
Lo peor de todo fueron las traiciones.
Los Bush en Texas y Florida, por ejemplo, operaron a favor de Joe Biden y los
demócratas, pero al final Trump se quedó con la mayoría y dejó a esa familia sin bastiones y, lo peor, sin
credibilidad política porque fueron asociados a los intereses de Barack Obama
como el operador demócrata de las
traiciones republicanas.
En suma, el Partido Republicano perdió la presidencia, dejó al partido sin grupos de poder, se irá
desfondando porque los grupos conservadores radicales trumpistas ya no votarán
por sus candidatos y disminuyó representatividad social, al tiempo que los
liderazgos tradicionalistas republicanos también se quedaron desideologizados porque el
conservadurismo fue copado y cooptado
por los demócratas. Los grupos conservadores tradicionales encontraron espacio en el corrimiento a la derecha del Partido
Demócrata.
El Partido Republicano cometió el error estratégico de no negociar con Trump y preferir alianzas con
los demócratas Clinton, Obama y Biden. En el 2016 Trump había quitado a los demócratas el dominio e
Iowa, Wisconsin, Michigan, Ohio, Pensilvania y Florida y en el 2020 Trump por
esfuerzo propio mantuvo Florida. Hay la percepción equivocada de que Arizona es
conservador, pero en las últimas cinco elecciones presidenciales ha votado
demócrata, aunque ahora Trump hizo subir
la votación casi a empate.
Sin liderazgos políticos, hundido
en alianzas oscuras con los demócratas, con una mayoría en el Senado por Trump
y ahora sin rumbo y sin una
propuesta de ideología conservadora moderna, el Partido Republicano fue el gran
derrotado en las elecciones. Y falta
por ver qué va a hacer Trump si el
proceso legal le asigna la victoria a Biden, porque se posicionó --a pesar de
una campaña en contra en el establishment demócrata-republicano de los
principales medios de comunicación-- como un líder conservador duro, visibilizó a la ultraderecha violenta y
agitó a la participación directa de ciudadanos que antes habían repudiado el modelo de representación
intermediadora de lideres políticos que en realidad servían a los grupos
conservadores con alto poder adquisitivo.
Luego de acomodarse en
el conservadurismo ideológico light
interno, los republicanos se convirtieron en el complemento radical del conservadurismo bélico en la política
exterior en su vertiente militarista de los demócratas ahora en la fase antiterrorista. Pero para mantener su
base militante interna animada, los republicanos necesitarán de propuestas
políticas coherentes y de respuesta
a las demandas de la derecha sobre todo radical. El discurso antinmigrante de
Trump reconstruyó la ideología
racista estadunidense que forma parte de la identidad excluyente ideológica de los EE. UU., como lo ha
evidenciado la crisis de brutalidad
policiaca de policías de estados y condados demócratas contra minorías
afroamericanas e hispanas, una especie de guerras civiles moleculares en el
modelo de Enzensberger.
Si Trump decide seguir en política y construir un nuevo partido o
de plano arrebatarles el partido a
los republicanos, a los EE. UU. le esperan luchas ideológicas internas que
habrían desatado la alianza
Clinton-Bush-Obama y la complicidad de las élites republicanas contra Trump
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Política para dummies:
La política es el movimiento perpetuo de las contradicciones sociales.
El
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