Carlos
Ramírez
Casi siempre el
día-a-día de las crisis suele ser agobiante
por las oscilaciones en sus indicadores. De ahí que el arranque político real del año electoral del 2021 será a
principios de enero cuando se conozca la cifra del PIB del 2020, se haga la evaluación anual del Covid-19 y se tengan
las cifras anuales de seguridad.
Para entonces,
dentro de seis meses, el factor
Lozoya será una anécdota irrelevante, las cifras del desempleo espantarán a los analistas, las
expresiones de pobreza mayor estarán inundando las páginas de los medios y las
redes y Morena habrá resuelto de manera negativa
la votación de su dirección política. La narrativa de las mañaneras será la misma para un escenario de crisis mucho
peor de lo esperado.
La crisis
previsible tiene una salida que
debiera asumirse desde ahora, pero que al tomarse inclusive en enero pudiera de
alguna manera atenuar los costos
sociales: la aplicación de una política de Estado para ayudar a los damnificados sociales, económicos, políticos y de
salud del coronavirus, pero desde
ahora algunos analistas económicos están ciertos que no se aplicará. El presupuesto para 2021 se está diseñando en
Hacienda sin ningún programa
emergente de reactivación económica, ni apoyo a la planta productiva y el
empleo y sin recursos para obras
contracíclicas.
Por muchos esfuerzos que hagan los presidentes de
la república en turno, las elecciones legislativas intermedias sirven para consolidar la fuerza del partido en el
poder y para expresar el voto de castigo
social y para preparar las presidenciales
siguientes.
--En 1997
Zedillo perdió la mayoría en la
Cámara y el gobierno del DF por la severa crisis económica de 1995-1996 y la
oposición se unió en un bloque que
lo arrinconó al grado de hacerle perder
la presidencia en el 2000. El voto legislativo por el PRI cayó de 48% en 1994 a 38% en 1997.
--En 2003 Fox
buscó la mayoría panista en el
Congreso para aumentar su poder, pero el voto de castigo a sus frivolidades y el cogobierno con su esposa le quitaron ese beneficio y estuvo a punto
de perder las elecciones del 2006. En la segunda mitad de su sexenio tuvo que pactar con el PRI, porque el voto del
PAN bajó de 38% en el 2000 a 30% en el 2003.
--En el 2006
Calderón necesitaba recuperarse el
empate técnico con López Obrador en las presidenciales del 2006, pero la
votación del PAN se estancó en 33%.
--Peña Nieto
tuvo un tropiezo pequeño de pérdida
de 2 puntos porcentuales en las legislativas de 2015 sobre las de 2012, pero el
golpazo contundente ocurrió en 2016
con la pérdida de siete gubernaturas
y la feroz campaña en su contra por
los casos de Ayotzinapa, la casa blanca
de su esposa y la corrupción escandalosa de los gobernadores, aunado a la
campaña permanente de López Obrador.
Ahora Morena
enfrenta su propio escenario. Cuando
el partido en el poder llega dividido a las legislativas federales intermedias aumentan las posibilidades de pérdida
de votos. Y a Morena le esperan cuando menos seis meses de fracturas internas por la falta de dirección presidencial en el
partido y sobre todo marcado por la
disputa adelantada por la candidatura presidencial del 2024.
En 1997 Zedillo
padeció la ruptura con Salinas de
Gortari y la desarticulación del PRI, en el 2003 Fox afectó al PAN por el apoyo
a su esposa Marta Sahagún para la sucesión de 2006, en el 2009 Calderón perdió el control del PAN por luchas
entre jefes intermedios y en el 2015 Peña no
supo administrar el relevo de grupos beltronistas por jóvenes priístas
ambiciosos y llenos de corrupción.
Las elecciones
intermedias de 1991 fueron un ejemplo
de éxito operativo, luego del colapso de 1988. Pero hubo tres comandantes al frente del PRI: Salinas de Gortari desde la
presidencia, Luis Donaldo Colosio en la presidencia nacional del partido y
Manuel Camacho Solís-Marcelo Ebrard en la operación
en el DF.
La lección de los éxitos electorales
intermedios ha estado en un presidente de la república al mando del partido en el poder, un partido cohesionado y sobre todo
una clase política activa. Cuando estos tres elementos fallaron, la derrota fue
inminente. Las intermedias de 1997,
2009 y 2015 adelantaron la derrota
presidencial del 2000, 2012 y 2018.
-0-
Política para dummies: La política es el arte de adelantarse a la victoria.
@carlosramirezh
---30---
No hay comentarios.:
Publicar un comentario