martes, 8 de septiembre de 2020

INE, deshecho con registro de nuevos partidos; Lorenzo Córdova, anulado

 


Carlos Ramírez

 

El proceso de aprobación de nuevos partidos políticos en el seno del Instituto Nacional Electoral se salió del esquema formal de reglas claras establecidas y quedó en un juego de grupos de poder que rebasó al consejero presidente Lorenzo Córdova Vianello.

El descontrol del INE será factor de inestabilidad en las elecciones legislativas, estatales y municipales de 2021, sobre todo porque el consejero presidente perdió el manejo de la mesa de consejeros, unas reuniones previas a la toma de decisiones en las que todos los consejeros se reunían para cuando menos percibir el ambiente de votaciones internas. Algunos consejeros han dejado plantado al consejero presidente y ya no asisten a esas reuniones preparatorias.

La estructura colegiada del INE fue creada para la construcción de consensos entre consejeros provenientes de diferentes grupos políticos. Sin embargo, la capacidad de liderazgo de Córdova Vianello ha ido decreciendo bastante por falta de oficio democrático y por caprichos autoritarios, pero también porque la estructura de funcionarios del INE también perdió su equilibrio.

El proceso de aprobación de partidos tuvo dos momentos críticos: cuando varios consejeros votaron por criterios personales y no institucionales y después cuando el consejero presidente Córdova Vianello y el consejero Ciro Murayama se enfrascaron en un debate público vía twitter con el expresidente Felipe Calderón Hinojosa como representante oficioso del partido México libre. El litigio mediático restó seriedad a los consejeros, cuya función debió de haber sido asumir una decisión y evitar las confrontaciones y explicaciones enredadas a posteriori. Las citas del escritor Eduardo Galeano con metáforas futbolísticas de Murayama quitaron seriedad a su papel institucional y dejaron la impresión de que habría habido elementos no institucionales en su decisión.

Los cuatro nuevos consejeros recién electos rompieron el equilibrio en el INE y le quitaron liderazgo al consejero presidente Córdova Vianello. Pero lo más grave fue que decisiones formales basadas en requerimientos institucionales se sometieron a votaciones basadas en percepciones personales e ideológicas de los consejeros. No hay explicación política para registrar a un partido evangélico en un Estado laico y negarle el registro a México Libre sólo por la presencia del expresidente Calderón.

Lo que viene ahora es el litigio en el Tribunal Electoral, donde también se han construido acuerdos y decisiones en función de razones políticas y no legales y jurídicas. Los magistrados del INE habían sido controlados por el panista Roberto Gil Zuarth y por el priísta Emilio Gamboa Patrón, pero la derrota del PRI en 2018 pasó esos intereses de Gamboa a Palacio Nacional. Sin embargo, las decisiones colegiadas en el Tribunal también padecen el defecto de los intereses políticos y de sus confrontaciones con el INE, además de la presencia interesada de despachos de consultoría con intereses partidistas contratados por algunos magistrados.

El proceso de registro de nuevos partidos podría ser el elemento decisivo para llegar a la concusión del fin del modelo INE creado por el presidente Carlos Salinas de Gortari para crear una estructura electoral de control institucional de los procesos electorales; es decir, una Comisión Federal Electoral tipo Bartlett, aunque con la intermediación de consejeros electorales aprobados en Los Pinos y ahora Palacio Nacional.

La gestión de C Córdova Vianello quedó destruida en el registro de partidos, sobre todo si el Tribunal ordena la entrega de autorización como partido a la organización de los Calderón, al grupo de la maestra Gordillo y a la propuesta del dirigente sindical Pedro Haces. Ahí quedaría anulado el consejo electoral que presidente Córdova Vianello.

 

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Contracolumna • EL FALSO PARAGUAS DE SLIM • FUNDACIÓN GARCÍA MÁRQUEZ



JOSÉ MARTÍNEZ M.


Hoy es el Día Internacional del Periodista en homenaje al reportero checo Julios Fucik, ejecutado por los nazis el 8 de septiembre de 1943. Con ese propósito me permito contar algunas anécdotas sobre las dificultades para ejercer a plenitud el ejercicio periodístico de manera independiente de los intereses de la gran prensa en su relación con el poder. Y cómo las organizaciones que lo promueven carecen de apoyo.
No hace mucho –poco antes de fallecer Gabriel García Márquez– recibí una llamada de mi colega y amigo Ignacio Rodríguez Reyna para tomar un café con nuestro compañero Jaime Abello, cofundador de la Fundación para el Nuevo Periodismo. El tema de la reunión fue buscar el apoyo del ingeniero Carlos Slim para esa fundación que atravesaba una severa crisis en sus finanzas pues estaba en riesgo su viabilidad.
Recordé a Mark Twain quien esculpió una frase memorable, según la cual “un banquero es alguien que te presta un paraguas cuando hace sol y te lo quita cuando llueve”.
A pesar de la buena relación entre el Gabo y Slim, el escritor por pudor se mantuvo ajeno, no insinuó siquiera ese asunto al magnate.
En lo personal yo sabía que esa sería una prueba de fuego para la filantropía del Ingeniero. Años atrás traté un asunto similar a petición de un grupo importante de colegas de renombre internacional de toda Latinoamérica. Le comenté a Slim que en esencia se trataba de un proyecto de periodismo de investigación para tratar asuntos de corrupción en los países de la región. Slim dijo que no. En sus prioridades nunca ha estado el tema de la prensa.
Ahora se trataba de la institución fundada por García Márquez y Jaime Abello quienes requerían con urgencia del paraguas de Slim. Le dije a mis amigos Reyna y Abello que trataría ese tema directamente con el Ingeniero y les propuse que abordaran el tema con Ignacio Cobo, uno de los amigos más cercanos de Slim y también muy allegado a García Márquez. Puse en antecedentes a Nacho Cobo para que los recibiera por la importancia de la Fundación. Nacho me dijo que haría todo lo posible por convencer al magnate.
Cuando llegó el momento de tratar el asunto con Slim, noté su malestar. Le resultó incómodo el tema. Me dio largas y no aceptó recibir a Jaime Abello. Nacho Cobo tampoco logró nada.
En una charla con García Márquez me preguntó sobre mi relación con Slim. Le respondí que era estrictamente en términos profesionales y de cierta amistad. No más. Jamás recibí ningún apoyo de Slim, a diferencia del trato que mantenía con algunos intelectuales y escritores a los que llegó apoyar con fuertes sumas de dinero como Fernando Benítez y el historiador José Iturriaga. No fue el caso de Ernesto de la Peña quien trabajó como investigador en el Centro de Estudios Carso.
A lo largo de muchos años Slim me contó de su amistad con innumerables escritores e intelectuales. Cuando le pregunté a Carlos Fuentes por qué él y otros conspicuos intelectuales lo buscaban, me respondió que Slim no los buscaba, sino ellos acudían al magnate porque los “iluminaba”.
Julio Scherer quien mantuvo una agitada amistad con Slim, fue uno de los contados periodistas que recibió el apoyo del poderoso magnate. Todo fue circunstancial. El primogénito de Scherer, quien lleva el mismo nombre y ahora es el flamante asesor jurídico del presidente Obrador, fue secuestrado durante el gobierno de Salinas. Los secuestradores exigían un rescate de 300 mil pesos. Scherer, ante la falta de dinero en esos momentos, recurrió a Slim para solicitarle su apoyo. El ingeniero le proporcionó el dinero y tras la negociación el junior fue liberado.
Las empresas de Slim son uno de los grupos de mayores anunciantes de publicidad para los medios de comunicación. De esa manera Slim ejerce indirectamente un control sobre la prensa. Pero de ahí a ser un mecenas hay una enorme diferencia. Slim siempre tiene escondido el paraguas.
A diferencia de Slim, el empresario Lorenzo Zambrano fue un mecenas de importantes periodistas. Apoyó decididamente a la revista Proceso con publicidad y se convirtió en un aliado de García Márquez en la Fundación para el Nuevo Periodismo. Cuando Cemex –una de las mayores compañías de cemento en el mundo– entró en una severa crisis financiera los apoyos a distintos proyectos filantrópicos se cancelaron. No obstante que el grupo empresarial de Zambrano estuvo al punto del colapso, la amistad del magnate regiomontano se mantuvo inalterable con García Márquez hasta la muerte de este en abril de 2014, un mes después Zambrano falleció repentinamente de un paro cardiaco en España.
Cuando conocí a Carlos Slim lo primero que me preguntó fue si Lorenzo Zambrano me apoyaba. Entendí que Slim asumía como su enemigo al regiomontano. Los empresarios de Monterrey nunca han mantenido una buena relación con Slim. De hecho el Ingeniero no pertenece a ninguna organización empresarial ni siquiera al Club de Banqueros porque se le hace muy costosa la membresía.
Jamás en la vida mantuve un trato con Zambrano pero escuché a García Márquez hablar de él con gratitud y devoción.
Ambos firmaron un acuerdo de cooperación en el año 2000 para promover a través de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano un premio para promover y destacar la excelencia en la práctica periodística y distinguir a las personas comprometidas con los valores profesionales en el ejercicio del periodismo.
No exento de dificultades el proyecto de García Márquez sigue vigente. Jaime Abello quien concibió el proyecto desde su inicio ha contado con el apoyo incondicional de importantes colaboradores como Héctor Feliciano José Luís Novoa, Natalia Algarín, Ricardo Corredor y José Antonio Carbonell, entre otros muchos colegas.
En México el principal sindicato patronal Coparmex en los últimos años ha venido financiando a la asociación Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad en la que participan periodistas de investigación, desde luego no pueden faltar las filtraciones de información, lo cual le da un sesgo político ajeno a lo estrictamente periodístico.
En Estados Unidos hace un poco más de una década surgió ProPublica, un proyecto financiado por Herbert y Marion Sandler del Golden West Financial Corporation, quienes pidieron consejo al ex redactor en jefe de The Wall Street Journal Paul Steiger, preocupados ante la disminución del periodismo de investigación en las redacciones tradicionales. Este proyecto periodístico está financiando con donaciones y aunque cuenta con una pequeña redacción ha obtenido, desde su creación, más de un medio centenar de premios, entre ellos el Pulitzer, el máximo galardón para el periodismo de investigación.

Morena: Muñoz Ledo a la dirigencia para dinamitar la 4-T desde dentro

 


Carlos Ramírez

 

El multipolítico Porfirio Muñoz Ledo encontró en la presidencia de Morena su última oportunidad para ejercer la presidencia de la república, no desde Palacio Nacional, pero sí desde el modelo soviético de convertir al partido en el centro del poder vía un politburó. El verdadero poder de los zares comunistas de la URSS estaba en su cargo de secretario general del partido, no en el de presidente de la Unión.

Muñoz Ledo ya fue presidente del PRI en 1976 y presidente del PRD en 1993-1996, fue pivote de Fox para derrotar al PRD en el 2000, colaboró con el PAN después, tuvo una alianza con Enrique Peña Nieto en la gubernatura del Estado de México y aterrizó como diputado externo de Morena en el 2018. A sus 87 años aspira, sin ser militante, a dirigir a Morena en la peor fase de su crisis de indefinición partidista.

En la presidencia del PRI le tocó a Muñoz Ledo pactar la negociación para robarle a la izquierda socialista que compitió bajo el registro del PPS la gubernatura de Nayarit: Alejandro Gascón Mercado, uno de los ideólogos socialistas más respetados y reconocidos, había ganado la elección, pero Muñoz Ledo pactó con la dirigencia del PPS dar una senaduría en Oaxaca a este partido, a cambio de que Nayarit lo gobernara el coronel Rogelio Flores Curiel, quien había sido jefe de la policía del DF durante el halconazo del 10 de junio de 1971 cuando estudiantes fueron aplastados con violencia por comandos represivos del Departamento del DF.

En la presidencia del PRD, entre otras cosas, le tocó operar la primera campaña presidencial perredista a la república, con Cuauhtémoc Cárdenas como candidato. Pero el partido y la campaña fue un desorden y Cárdenas bajó la votación de 31% en 1988 a 17% en 1994. El estreno electoral del PRD estuvo a cargo de Muñoz Ledo y fue un sonoro fracaso.

Muñoz Ledo ha soñado siempre con ser presidente de la república. Estuvo en la lista de precandidatos priístas de 1975, fue candidato del PARM en el 2000 y declinó a favor de Fox. Luego participó en el gobierno de Fox como embajador. Y se quedó pululando en las goteras del sistema priísta.

El relevo de dirigencia de Morena, partido al que no está afiliado, aunque sea su diputado, abrió una oportunidad. Sin embargo, la crisis en la organización y la dirigencia de Morena ocurre porque el presidente López Obrador no quiere un partido-sistema que obstaculice el funcionamiento del ejecutivo. Y desde hace meses, Muñoz Ledo ha confrontado directamente a López Obrador en temas de funcionalidad de la mayoría gobernante.

A partir de su experiencia priísta, Muñoz Ledo quiere que Morena sea una reproducción priísta como partido-sistema, es decir, una organización de masas que represente sectores sociales para influir y presionar al presidente de la república. En el año que estuvo de presidente del PRI, Muñoz Ledo lo convirtió en un partido de clase y le dio la noción de un partido de los trabajadores, tratando de convertir a la decrépita CTM en una clase obrera militante que condujera el rumbo de la presidencia de la república.

De llegar al cargo, Muñoz Ledo convertiría a Morena en el partido por encima del presidente de la república y tendría capacidad de decisión para definir el proyecto de gobierno. En ese caso, habría dos cabezas de gobierno y dos proyectos diferentes, sobre todo por la personalización del poder que ha definido el estilo presidencial de López Obrador.

En los hechos, Muñoz Ledo no tiene ninguna posibilidad de llegar a la presidencia de Morena, aunque representaría la corriente de expriístas que salieron del tricolor con Cárdenas en 1987, se asentaron en el PRD y ya se pasaron a Morena. Pero en el esquema del presidente López Obrador, Morena no será un partido político de clases, ideología o proyecto autónomo, sino sólo un canal de acceso a cargos públicos para evitar la creación de otro PRI.

 

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Política para dummies: La política es el juego de Juan Pirulero en el que cada quien atiende su juego.

 

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lunes, 7 de septiembre de 2020

Contracolumna * OBRADOR Y LA MAESTRA NOSTRA * GORDILLO, DEL INFIERNO A LA GLORIA

JOSÉ MARTÍNEZ M.

Fue la mujer más poderosa de México. Pero también la más odiada. Su vida no tendría sentido sin el apoyo incondicional del presidente Salinas. En el ocaso de su vida tiene un reencuentro con el poder. Ahora con el presidente Obrador como escudo protector. De un plumazo se da vuelta a una tenebrosa historia de las prácticas tradicionales de la política mexicana: robo, traición y asesinato.
Fue decisivo su apoyo a la campaña presidencial del tabasqueño. Miles de profesores operaron a lo largo y ancho del país en favor de Morena a través de las Redes Sociales Progresistas. La Maestra puso a su servicio una importante logística de recursos humanos y dinero.
Marcada por las complicidades y las traiciones la política mexicana opera como la mafia. Las “alianzas” se dan a través de pactos en la oscuridad del poder.
La política también tiene sus códigos como la mafia. El dinero y la corrupción son parte del poder. En la larga travesía de su lucha por el poder, Obrador estableció pactos y acuerdos inconfesables. Uno de ellos fue con La Maestra quien a cambio de su apoyo a Morena obtuvo su libertad y la pretensión de convertir a las “redes progresistas” y al Grupo Social Promotor de México en partidos políticos, como una especie de hermanastros de Morena, pero el INE les negó el registro. Los abogados de estos engendros políticos han amenazado con recurrir al Tribunal Electoral para insistir en su reconocimiento como partidos políticos.
Obrador es el más interesado en que el INE reconozca a los siameses políticos de La Maestra. Los necesita como aliados de su proyecto político.
Gordillo –con 75 años a cuestas– sigue siendo la mujer implacable con un irrefrenable apetito de poder. Ha dado los primeros pasos para recuperar la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. No obstante que llegó a la edad de la jubilación, inició los trámites ante la SEP para recuperar sus plazas de docente y de directora (07150 E028100.0102455 y 07150 E022 100. 0100208).
Aunque no posee ningún título profesional que la acredite como profesora sino como una simple alfabetizadora eso no significó impedimento alguno para imponerse por la fuerza en sus primeros cargos sindicales. Lo demás ya lo sabemos, el presidente Salinas la encumbró en la máxima dirigente del SNTE, en el que impuso un cacicazgo mediante maniobras gansgteriles. El asesinato del profesor Misael Núñez Acosta es un ejemplo de ello.
Núñez Acosta fue un líder disidente del Consejo Central de Lucha –una corriente sindical alterna de la Sección 36 del SNTE– que fue asesinado el 30 de enero de 1981.
En esos años La Maestra fue secretaria general de la Sección 36 y proyectada como diputada federal por el líder vitalicio del sindicato Carlos Jonguitud Barrios.
Ocho años después de ese crimen, La Maestra fue impuesta al frente del SNTE por el presidente Salinas.
La turbia historia de Gordillo ha ido de la mano de los últimos expresidentes, a excepción de Peña Nieto quien volcó su poder contra La Maestra por oponerse a la Reforma Educativa, la misma que Obrador y los legisladores de Morena se encargaron de demoler como parte de los acuerdos con la exlideresa del SNTE.
Salinas y Obrador son personajes antagónicos. En medio de ellos hoy reaparece La Maestra.
Si Gordillo tuviera que descender hasta el infierno con tal de volver por sus fueros, seguramente lo haría.
Ha sabido estar con Dios y con el diablo.
Tiene el don de la ubicuidad. De eso ha dejado constancia a su paso por el poder. Ha sido aliada lo mismo del PRI que del PAN y de Morena.
Emergió de las cañerías de la política como una incipiente lideresa del sindicato magisterial en medio de disputas violentas que dejó centenares de profesores asesinados. Gordillo alcanzó la cumbre del SNTE de la mano de Salinas, en el que se mantuvo inalterable durante cinco lustros hasta el fatídico sabadazo del 23 de febrero en que fue puesta en prisión por órdenes del presidente Peña a quien ella reto con diferentes desplantes.
El presidente Obrador la rescató y la “purificó”. Ahora La Maestra es parte del pueblo bueno.
Como presidente electo Obrador negoció la salida de la cárcel de La Maestra. Tras ser procesada por varios delitos –y de enriquecerse a manos llenas con los recursos del sindicato de maestros–, luego de cinco años en prisión Gordillo no sólo salió a respirar el aire de los nuevos tiempos políticos. Ahora goza del “respeto” y la “admiración” del presidente Obrador.
Para Obrador La Maestra “fue víctima” de la “injusticia” de gobiernos anteriores –“los que torcieron la ley para meterla a la cárcel”–.
Lo que no dice Obrador es que él y Peña Nieto fueron los que torcieron la ley para sacarla de prisión. Los dos pactaron su liberación, no es que haya estado secuestrada, sino fue el acuerdo del tabasqueño como “agradecimiento” por el apoyo que La Maestra le brindó a su campaña presidencial mediante las Redes Sociales Progresistas.
La Maestra pretendía obtener el registro de un nuevo partido político pero el INE rechazó otorgar el registro a las mencionadas “redes progresistas” por incumplir con los lineamientos establecidos por la Comisión de Prerrogativas y Partidos Políticos. Se detectó, por ejemplo, la entrega de dádivas a quienes asistían a las asambleas y la aportación de casi seis millones de pesos de personas afiliadas al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.
Personajes ligados a La Maestra usaron también otra vía para convertir en partido político al Grupo Social Promotor de México ligado al SNTE. Este grupo se convertiría en la nueva cara de Nueva Alianza (Panal). El Grupo Social Promotor de México recibió aportaciones de casi 20 millones de pesos de un poco más de cuatro mil afiliados del sindicato magisterial.
No es una sorpresa la alianza Gordillo – Obrador. En su obsesión por el poder, El tabasqueño traicionó al PRD, partido al que renunció para fundar Morena mediante el cual estableció pactos políticos con personajes disímbolos de organizaciones de ellos la ultraderecha como el Yunque, una organización que funciona como una secta cuya misión política es “defender la religión católica y luchar contra las fuerzas de satanás” e instaurar “el reino de Cristo en la tierra”.
Lo mismo ocurrió con la alianza de Obrador y el Partido Encuentro Social –al que el INE refrendó su registro– y cuyos intereses están con los grupos conservadores de la ultraderecha.
Con La Maestra, la relación es más que perversa. Pero Obrador la juzga como una “víctima”. La villana convertida ahora en heroína por las malas artes y la varita mágica de la cuarta transformación.
Hoy, el nieto, el yerno y el esposo de La Maestra son incondicionales del presidente Obrador.

domingo, 6 de septiembre de 2020

Morena no fue ni será partido, sino tamalera surtida para repartir cargos

 


Carlos Ramírez

 

Desde que fue concebido como aparato de masas para la candidatura de López Obrador como líder social de masas, Morena nunca fue pensado como partido político formal y sí como un movimiento de masas coalicionista. La idea radicó en no repetir el modelo del PRI como el espacio sistémico de dominación política, pero a costa de manipular las movilizaciones de las masas.

Por eso la crisis real hoy en Morena no radica en la búsqueda de un líder partidista que se mueva con autonomía relativa de la presidencia de la república y que pueda llegar a convertirse --como en los tiempos priístas-- en una figura de liderazgo frente al ejecutivo.

El modelo de sistema político actual es presidencialista, pero sin un partido que opere como subsistema o sistema alterno. En el enfoque sistémico marxista de José Revueltas, el secreto del modelo priísta de Estado “ideológico total y totalizador, no totalitario”, radicaba en “el control total de las relaciones sociales” en el PRI vía el corporativismo inventado por el presidente Cárdenas en 1938. Hoy las relaciones sociales se controlan desde el ejecutivo.

De modo natural, los presidentes del partido del Estado se convirtieron en títeres del presidencialismo o en figuras de contrapeso. López Obrador entendió ese modelo sistémico cuando fue presidente del PRI en Tabasco en el gobierno de Enrique González Pedrero: o se sometía a la pasividad o tenia que confrontar al ejecutivo local para defender a sus afiliados; optó por lo segundo y fue cesado.

En este sentido, Morena no atraviesa por una crisis, sino que sólo refleja los problemas presidenciales para consolidarlo sólo como partido de movimientos sociales. Todos los aspirantes quieren construir un partido real que se convierta en contrapeso al ejecutivo, pero no en organizador o administrador de grupos sociales. En el reparto de candidaturas, el Morena de López Obrador privilegió a movimientos sociales y no a liderazgos tradicionales en camino a convertirse en pequeñas oligarquías partidistas.

En este sentido, Morena ha buscado ser el movimiento social de movimientos sociales y no pone obstáculos en recibir a grupos o figuras del viejo régimen priísta, pero en tanto se asuman en el nuevo modelo de organización política basada en el liderazgo presidencial. Morena seria, en palabras del político-politólogo Samuel Aguilar, una olla de tamales, en el que caben de chile, chepil, dulce, mole, salsa roja o verde o de cualquier sabor.

Hasta ahora, todos los aspirantes a dirigir Morena quieren asumir un liderazgo partidista de grupos, de masas o de ideología que de modo natural se vea obligado a confrontar al presidente de la república o a señalarle los rumbos. El partido Morena deberá ser el canal institucional para acceder a cargos públicos de elección, pero no para representar a sus respectivos movimientos ni para imponerle condiciones o senderos al presidente.

Más que un nuevo sistema político, la propuesta presidencial es la misma estructura del sistema priísta --presidente, partido, bienestar, acuerdos con sectores invisibles, ideología y prioridades constitucionales--, pero sólo con el agotamiento del modelo del partido-sistema y el egreso al presidente-sistema. Aquí se asume el sistema como la caja negra del politólogo David Easton: el espacio de distribución autoritaria y autoritativa de bienes y beneficios por una sola fuerza. Dentro de la caja negra --el PRI-- se resolvían los conflictos de clases, cargos, grupos y escalafones.

Cárdenas creó en 1938 el modelo corporativo con las clases dentro del Partido de la Revolución Mexicana, pero el modelo se agotó con el fin de obreros, campesinos y clases medias como clase y como masa. Construir un Morena fuerte seria regresar al corporativismo de partido que se convirtió en un obstáculo para el funcionamiento del presidencialismo.

Por ello, la crisis en Morena y su nueva dirigencia es una crisis prevista para impedir un partido-sistema, un partido-gobierno, un partido-Estado o un partido neocorporativista que inmovilice el funcionamiento del presidencialismo como liderazgo social.

 

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Política para dummies: La política está escondida dentro de la política.

 

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Contracolumna • YOUTUBER O PRESIDENTE • OCLOCRACIA, LA DECADENCIA



JOSÉ MARTÍNEZ M.

Nuestro sistema político se encuentra en decadencia.
Las elecciones nunca han gozado de buena reputación –ni dentro ni fuera del país–. Los partidos políticos son simples cascarones.
Un youtuber famoso tiene más seguidores que la suma de todos los afiliados a nuestros partidos políticos.
Ni el PRI en sus mejores tiempos cuando era considerado una aplanadora electoral llegó a contar con más afiliados que Luisito Comunica con millones de suscriptores.
Obrador tiene un tercio de los seguidores de Luisito.
Vaya, ni el tabasqueño con todo el aparato político a su favor les hace cosquillas a los principales youtubers a pesar de que gasta más de medio millón de pesos mensuales en mantener el equipo de sus “benditas redes sociales”.
¿Quién es más importante: un youtuber o un presidente? Preguntaría Monsiváis.
Cuando Obrador ganó por fin las elecciones lo hizo de una manera aplastante, pero el resultado lo hizo ensoberbecer como un divo, altivo y engreído. Pero resulta que los políticos no son artistas.
Adicto a los reflectores Obrador –amparado en su arrogante fama– se condujo con la misma frivolidad de las figuras del espectáculo para registrar su nombre como una marca comercial.
Todos los políticos aspiran a ser populares y viven inmersos en la videopolítica. Los políticos ya no son líderes ahora son marcas registradas.
La plaza pública desapareció. Los políticos recurren a la televisión y a las redes sociales para atraer a las masas.
Partidos más partidos menos todos los políticos son iguales.
Los medios digitales ahora juegan un papel preponderante pero los partidos ni los políticos cambian. Mantienen las viejas prácticas y se encuentran rebasados al no representar prácticamente a nadie, aunque en teoría lo hacen cuando solicitan algún registro.
Los partidos funcionan como instrumentos de control político de las masas, en el sentido de que éstas tienen derecho a participar en la selección de liderazgos y en la implementación de las políticas públicas. Pero al final de cuentas los que mantienen el control son las elites políticas que se reparten los cargos con discrecionalidad.
La razón ideológica de los partidos está desapareciendo. La institucionalidad se ha diluido, la razón histórica se ha perdido. La modernización está cambiando la esencia de las organizaciones políticas.
Obrador y Morena –que no es un partido político sino un movimiento– es la expresión los cambios que se vienen experimentado en los últimos años. De tal suerte que se ha dado paso a la oclocracia como una degeneración natural de nuestra democracia.
La degeneración de nuestro sistema político impulsada por Obrador tiene mucho que ver con el hecho de socavar las instituciones autónomas surgidas por la presión desde la sociedad como son las referentes a los derechos humanos y la transparencia. Lo malo es que con Obrador cada vez se están socavando numerosas instituciones en perjuicio de nuestra democracia.
Obrador quien desde su papel de opositor y desde el pedestal de su gobierno ha manifestado recurrentemente su desprecio por la ley. Su obsesión por implementar un gobierno regido por las muchedumbres es una manifestación de la descomposición política que está llevando a la decadencia de nuestro sistema democrático.
La “consulta” pública que ha decidido respaldar para “enjuiciar” a los expresidentes es un ejemplo de ello, aun a sabiendas de que es anticonstitucional y una farsa.
La creación del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado es una expresión de ese menjurje ideológico para repartir bienes mediante subastas para engañar a las masas incultas e ignorantes que celebran las ocurrencias de su líder.
Un presidente sin ética ni autoridad moral que decide por sí mismo cuál es la buena y la mala corrupción y que solapa la impunidad lo mismo de sus colaboradores, amigos y familiares.
Un presidente que se erige en el árbitro electoral y que se refocila con la derrota de sus adversarios.
Un presidente para quien no existe la balanza de la justicia y que se sirve de un machete como un cacique para imponer sus decisiones.
Obrador gusta de movilizar a las multitudes a su antojo. Él es el líder que domina al populacho corrupto y tumultuoso que gira en torno de Morena, no al pueblo al que dice representar.
Al tabasqueño desde siempre se ha inclinado por la manipulación de las mayorías incultas recurriendo al indebido uso de la fuerza. Lo atestiguamos en su plantón sobre la principal avenida del país y en sus marchas para bloquear los pozos petroleros.
Ahora desde el poder recurre a la misma fórmula de la manipulación con sus “encuestas” como fue el caso en la cancelación del aeropuerto de Texcoco.
Lo vimos en su informe cuando apeló a los sentimientos de la muchedumbre para justificarse, ese es su estilo particular de “gobernar”, utilizando el miedo y el nacionalismo, el circo, el linchamiento, la dádiva y el favor como las formas de ejercer la justicia. Pero en los hechos vemos que se trata de un gobierno desorganizado, irracional y corrupto, con un discurso que siempre va dirigido con falsedad y mentiras en beneficio de esa muchedumbre sobre los grandes colectivos de la sociedad.
Obrador un político demagogo como en los tiempos del cesarismo que llama impuros a quien no está con él pero por el simple hecho de simpatizar con su proyecto de la cuarta transformación se purifican.
Al final, Morena es un cascarón que se ha resquebrajado frente a un gobierno en decadencia con un presidente soberbio y solitario que se sueña un elegido y que se proclama como el segundo mejor presidente del mundo, mientras el país se le deshace entre las manos.
El que fuera el político más popular de los últimos años, representado en parodias en la televisión, el personaje preferido de los caricaturistas, el benefactor de los ancianos, el caudillo que soñó con pasar a la historia como Benito Juárez, el político que acabó en el papel de actor y humorista jugando a ser youtuber con discursos improvisados ante una audiencia en vivo en sus conferencias mañaneras como en un stand-up comedy, pero que es aborrecido por las que un día calificó como “las benditas redes sociales”.
Sí, el peor presidente en el peor momento, con un sistema político en decadencia frente a los retos de un país sumido en la peor crisis de su historia.

viernes, 4 de septiembre de 2020

PRI se sumó a coalición gobernante de Morena con perdedores del 2000

 


 

Carlos Ramírez

 

Los zedillistas que entregaron la presidencia de la república al PAN en el 2000 ahora quedan en la presidencia de la mesa directiva de la Cámara de Diputados que manejará las elecciones legislativas del 2021 para mantener o expandir la mayoría de Morena.

La hoy diputada priísta Dulce María Sauri Riancho era presidenta nacional del PRI en las elecciones del 2000 y fue incapaz de salirse de la disciplina presidencialista de Ernesto Zedillo y su farsa de la sana distancia. Al día siguiente de la derrota electoral, Sauri y la plana mayor del PRI fueron a Los Pinos a entregar su renuncia al presidente Zedillo, pero éste respondió, con el desdén que siempre tuvo para los priístas, que no la aceptaba y que se quedaran a “recoger su tiradero”.

La presidencia priísta de la mesa directiva para este año legislativo fue consolidada por el presidente López Obrador en una declaración en Palacio Nacional. Y la decisión no fue sólo un acto de compromiso y legalidad, sino un juego estratégico para anular al PRI como oposición en el año de campaña y elecciones legislativas de junio de 2021 y los tres temas vitales para el gobierno de Morena: el paquete presupuestal, el caso Lozoya como diamante en bruto de la corrupción priista y el enjuiciamiento a los últimos expresidentes de la era PRI: Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Enrique Peña Nieto.

La presidencia de la mesa directiva es un cargo poco útil, salvo como currículum. Le toca lidiar con los partidos en sesiones y administrar tomas de tribunas. Lo positivo es que suele aparecer en foto junto al presidente de la república. Una jugada astuta del PRI hubiera sido dejar que Gerardo Fernández Noroña quedara como presidente de la Cámara en el año de elecciones legislativas federales y enredar la coalición PT-Morena.

Por lo tanto, la aceptación de la mediación presidencial, la gestión de la Florería de Bucareli y la compra de diputados para alcanzar la tercera bancada dejará al PRI de Alejandro Moreno Cárdenas Alito y el líder real del partido José Murat Casab subordinado al juego de poder de Morena. Es decir, el acuerdo PRI-Morena (PRIMOR) en la Cámara fue, en su dimensión local, un segundo Pacto por México del PRI con la oposición: darle gobernabilidad legislativa a Morena.

Además de ventajas familiares que sacó el líder del PT, Alberto Anaya, este partido encareció su alianza con Morena y ofreció una imagen de autonomía relativa de la coalición gobernante. En la estrategia del presidente López Obrador de impedir que Morena sea un verdadero partido político que dificulte el funcionamiento del presidencialismo, el PT estaba jugando un papel complementario. En las presidenciales el PT le dio 6% de votos a la coalición de López Obrador. Ahora emergió el PT como un partido bisagra para la coalición dominante de Morena para el 2021 y el 2024.

El gran perdedor de la disputa por la presidencia de la esa directiva del ultimo año de la actual legislatura, fue, de manera paradójica, el ganador PRI, ahora sometido a humillaciones diarias de ser acusado desde Palacio Nacional como la esencia de la corrupción. Y la Cámara de Diputados está jugando un papel importante en el juego de poder del enjuiciamiento a los expresidentes de la república en el cadalso de una consulta con intenciones electorales. Y desde la Cámara el PRI no sólo tendrá las manos atadas, sino que tendrá que someterse a las intenciones de Morena.

El PRI en la Cámara, bajo el control sin liderazgo del exgobernador guerrerense René Juárez, carece de ideas, de rumbo, de juego estratégico, de malicia y de personalidad y autoridad política entre los priístas. En estos dos años de legislatura, la bancada del PRI quedó atrapada en la carga moral y política de la corrupción de Peña Nieto y de la ausencia de un liderazgo partidista porque el PRI nacional quedó en manos de los intereses personales de Alito y Murat Casab.

 

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Política para dummies: La política es el juego de poder que no se ve, pero se siente… y se resiente.

 

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