domingo, 16 de agosto de 2020

BUAP ­– SPR CONVENIO DE DIVULGACIÓN DE CONTENIDOS EDUCATIVOS

 


BUAP ­– SPR CONVENIO DE DIVULGACIÓN DE CONTENIDOS EDUCATIVOS

 

Para fortalecer el sistema educativo ante los retos derivados por la crisis sanitaria, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano coordinarán esfuerzos en beneficio de las audiencias de “Radio BUAP” y “TV BUAP” con cobertura en las ciudades de Puebla, Cholula y Tehuacán.

Se busca ampliar el acceso a un mayor número de contenidos de alta calidad, al igual que las audiencias de los medios públicos coordinados con el Sistema Público de Radiodifusión que se integra, entre otras medios de comunicación, por Canal Once, Canal Catorce, Canal 22, IMER y Radio Educación, tanto en el sistema abierto de la televisión como por el sistema de paga.

Este modelo se busca replicar en buena parte del país para reforzar el sistema educativo ante la crisis actual que impide las clases presenciales.

El Rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Alfonso Esparza Ortiz y el presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPR), Jenaro Villamil Rodríguez firmaron un convenio de colaboración mediante el cual harán posible el intercambio de contenidos audiovisuales y radiofónicos a través de BUAPTV, así como la coproducción de contenidos.

Leticia Araceli Salas Torres directora de Canal Catorce suscribió el convenio, con el cual se sumarán esfuerzos para producir y promover contenidos educativos, culturales y científicos entre la sociedad poblana.

La transmisión de los contenidos educativos se hará a través del internet, las plataformas digitales y servicios OTT, como la aplicación gratuita para dispositivos móviles del Sistema Público de Radiodifusión y MXPlay.

El compromiso institucional contempla la producción y coproducción de contenidos audiovisuales y radiofónicos, así como compartición de infraestructura, equipos y herramientas tecnológicas del SPR y la BUAP.

Desde algunos años la BUAP a través de la Dirección de Divulgación Científica desarrolla actividades para fomentar la cultura de la investigación científica entre sus estudiantes y difunde entre la comunidad universitaria y la sociedad los trabajos científicos con el propósito de despertar el interés de los jóvenes a través de la divulgación y hacer comprensible la relación entre ciencia y sociedad, sensibilizando a la población sobre el papel fundamental de la investigación científica en el desarrollo social y económico de nuestro país, de acuerdo al director José Eduardo Espinosa Rosales.

A continuación presentamos el Programa de Fomento a la Investigación para Estudiantes a cargo de Dirección General de Divulgación Científica.

Objetivos

  • Fomentar la vocación por la investigación científica y humanística en los estudiantes de licenciatura y educación media superior mediante estancias de trabajo con investigadores de la BUAP y de otras instituciones.
  • Estimular el talento de nuestros jóvenes a través del desarrollo de proyectos de investigación propuestos por los investigadores.
  • Vincular a los jóvenes con el trabajo de investigación.

Metas

  • Captar un mayor número de estudiantes de nivel bachillerato a programas de licenciatura con baja demanda.
  • Incrementar la incorporación de estudiantes a programas de posgrado a partir de las experiencias obtenidas en su trabajo de investigación.

Programas Específicos

Programas Externos en Coordinación

PROGRAMA DE DIFUSIÓN DE ACTIVIDADES CIENTÍFICO CULTURALES

Objetivos

  • Despertar el interés de los jóvenes por la ciencia, las humanidades y la cultura a través de diversas actividades de divulgación durante el año.
  • Fomentar el interés de los jóvenes por la lectura y el conocimiento científico.
  • Dar a conocer las investigaciones que se desarrollan en nuestra Institución a la comunidad en general.

Metas

  • Dar a conocer, a diversos niveles educativos, un panorama general de la ciencia, sus metas y alcances, que se hace en nuestra universidad.
  • Incrementar el número de participantes en el concurso Nacional "Leamos la Ciencia para Todos"
  • Reconocer el talento y el desempeño de los universitarios a través de un estímulo económico.
  • Alcanzar la participación del mayor número de estudiantes en los distintos programas.
  • Vincularse con otras Instituciones participantes en los programas de divulgación y difusión científica.
  • Elevar el nivel de discusión, científico, cultural, entre la comunidad poblana.

Programas Específicos

Programas Externos en Coordinación

PROGRAMA DE FORMACIÓN PROFESIONAL

Objetivos

  • Dar a conocer temas de actualidad en Ciencia y Tecnología a Docentes de todos los niveles educativos y público adulto en general, mediante la realización de conferencias, talleres y seminarios.
  • Apoyar la formación profesional con enfoque de género.

Metas

  • Incrementar en cantidad y calidad, la capacidad de divulgación científica y tecnológica.
  • Fortalecer la formación profesional que permita facilitar la inserción en el mercado laboral.

sábado, 15 de agosto de 2020

Contracolumna • GATELL, UN PÁJARO DE MAL AGÜERO • AMLO Y LA POLITIZACIÓN DE LA PANDEMIA


 

JOSÉ MARTÍNEZ M.

Como la mayoría de los países vivimos una crisis profunda y prolongada. El Covid -19 nos vino a cambiar la vida a todos. La pesadilla comenzó con el primer brote a principios de diciembre en la ciudad de Wuhan. A finales de ese mes el gobierno de China reportó a la Organización Mundial de la Salud la existencia de un virus desconocido que de inmediato comenzó a extenderse por todo el mundo.
En México se reaccionó tarde y se menospreció su impacto. El último día de febrero el Consejo General de Salud –la máxima autoridad sanitaria del país– determinó actuar, toda vez que se presentó el primer caso en el país.
Lo peor estaba por venir.
Surgió la figura de Hugo López Gatell con sus informes sobre los estragos de la pandemia. Para variar, el presidente Obrador minimizó la crisis sanitaria y comenzó a politizar el tema.
El gobierno de Obrador no tenía conciencia del impacto que el coronavirus iba a traer al país.
Cien años atrás, la gripa española dejó a México tantos muertos como los caídos en la Revolución.
Entre 1918 y 1920 medio millón de personas perdieron la vida en nuestro país a consecuencia de esa gripe que dejó 50 millones de muertos a lo largo y ancho del mundo.
Años atrás, a finales del siglo XIX y principios del XX (1883 y 1902), nuestro país pudo superar lo que parecía una inminente catástrofe sanitaria cuando en Baja California se presentó una epidemia de fiebre amarilla y peste bubónica. Por fortuna se pudo contener gracias a las condiciones geográficas por lo cual el saldo fue de mínimo impacto.
Pero ahora, en pleno siglo XXI en medio de la catástrofe global emergieron dos conspicuos personajes en el peor momento con el peor gobierno de la historia: Gatell y Obrador.
Todos ya sabemos los resultados de su “estrategia” y los malabares mediáticos en los que han incurrido para justificarse y eludir sus responsabilidades.
Desde luego Gatell y Obrador alegan que la responsabilidad de las decenas de miles de muertos no es de ellos.
Hay elementos jurídicos para responsabilizar a Gatell por el manejo criminal de su “estrategia” y Obrador también debería ser juzgado por omisión y por complicidad por avalar las puntadas de su epidemiólogo de cabecera.
Moralmente Obrador es responsable porque rompió la disciplina interna de su gobierno y puso el mal ejemplo por negarse a usar un cubrebocas. Tan disparatado ha sido su “argumento” de usar dicho artefacto hasta que se “acabe la corrupción”.
Los científicos, como el mexicano Mario Molina premio Nobel de Química, como muchos otros expertos, han recomendado el uso del cubrebocas. No se trata de ninguna ocurrencia, es una recomendación seria y sustentada en evidencia científica.
Pero el presidente Obrador quien menosprecia a los científicos y detesta a cualquier inteligencia, ha optado por conducirse no chabacana sino irresponsablemente.
Lo suyo, lo suyo no es gobernar y predicar con el ejemplo. No tiene ni la más remota idea de lo que significan las políticas públicas. Él se rige por sus ocurrencias.
Comenzó a chacotear con sus famosas estampitas religiosas y sus fetiches como un trébol de la suerte como parte de su “protección” contra sus enemigos y su salud.
Y ha terminado por echarle la culpa a la chatarra y al consumo de los refrescos como responsables de las causas mortíferas de la pandemia. Ya sabemos que esos productos son nocivos para la salud, pero Gatell y Obrador no son nutriólogos y eso sí son consumidores de tortas de tamal, que es lo mismo.
En el fondo se trata de una guerra disfrazada contra los grupos empresariales productores de golosinas, chatarra y refrescos. Pero es un tema permanente de las autoridades de Salud y Educación y de la Procuraduría del Consumidor.
Vaya, el propio Obrador fue empleado de la Profeco en los inicios de esta institución.
Se trata más bien de atacar a los empresarios de Monterrey que están detrás del Frente Nacional Ciudadano, al que todos identifican como FRENA y que ha ido replicando el todo el país y que cada vez es más creciente y organiza actos hostiles a donde quiera que vaya el presidente Obrador.
En eso consiste la politización de la pandemia, en un ajuste de cuentas desde el poder contra quienes presuntamente “conspiran” para derrocarlo.
Todos identifican al grupo Femsa (Fomento Económico Mexicano) al que pertenece Gilberto Lozano quien acaudilla el movimiento anti-Obrador. El grupo Bimbo –un conglomerado de escala mundial– tampoco comulga con la ideas del gobierno obradorista.
No es una posición nueva, en otras etapas del país, ha ocurrido lo mismo cuando los empresarios se han confrontado con el gobierno.
Pasó abiertamente con los gobierno de Cárdenas, Echeverría y López Portillo.
En medio de las aguas revueltas del coronavirus ha emergido la figura de Carlos Slim como el “salvador” de la patria con la famosa vacuna, pero esa es otra historia que abordaremos en este espacio, como parte de la politización de la pandemia.
Lo que sí es cierto es el papel de Gatell como un pájaro de mal agüero, contra quien se debe de actuar con la ley en la mano por el manejo criminal de la pandemia.
Y el presidente Obrador debe asumir su responsabilidad. No basta con un minuto de silencio y promulgar un decreto en memoria de las víctimas, cuando jamás ha puesto un pie en un hospital. Hacerlo ahora es demasiado tarde, sería un acto de cinismo con ribetes políticos.

jueves, 13 de agosto de 2020

Biden-Harris, el imperialismo bueno, pero imperialismo militar y económico

 


Carlos Ramírez

 

El primer discurso de presentación de la senadora Kamala Harris como candidata demócrata a la vicepresidencia de los EE UU en nada se diferenció del modelo republicano de administración del imperio estadunidense. Pero los votantes y muchos de los analistas extranjeros siguen pensado en la existencia de un imperialismo bueno: Trump es el imperialista atrabancado y Biden-Harris son imperialistas misericordiosos, pero los dos son imperialistas.

Lo que se vota en cada elección presidencial es el estilo de los candidatos y en él de manera sobresaliente el discurso. Pero en el fondo, todos los políticos estadunidenses han llegado a los diferentes niveles del Estado para mantener el american way of life o modo de vida estadunidense. El confort y la riqueza es producto del modelo imperial de expoliación interna y de otras naciones.

La diferencia entre Trump y Obama, por ejemplo, es de imagen; el primero es grosero, arrogante, racista, irrespetuoso; el segundo ofreció indicios de humildad al saludar a un empleado de limpieza de la Casa Blanca o a un marine de su guardia de escolta. Pero los dos, como todos los presidentes anteriores, garantizaron el funcionamiento militar imperial, desde Corea a mediados del siglo pasado hasta ahora en el medio oriente.

Obama prometió regularizar a los hispanos ilegales y se olvidó de la promesa, y hoy Biden dice que sí les otorgará estatus oficial legal. Sin embargo, la decisión le toca al Congreso y no a la presidencia y de todos modos tampoco se cumplió el compromiso con una mayoría demócrata en la cámara baja. La guerra de Bush Jr. contra Irak basada en inteligencia falsa de Inglaterra y la CIA fue aprobada por los entonces senadores Barack Obama y Hillary Clinton porque respondía a los intereses del imperio.

Los presidentes de los EE UU son titulares del poder ejecutivo del Estado de Seguridad Nacional. Es decir, la principal función de la Casa Blanca y de sus habitantes es la de mantener la centralidad estadunidenses en el mundo y someter a todas las naciones a las necesidades de los estadunidenses, incluyendo a los que votan liberales y los que apoyaron al socialista Bernie Sanders. La seguridad nacional estadunidense es el bienestar del 70% de los estadunidenses que disfrutan de los placeres del capitalismo.

El gran enigma no resuelto en la policía estadunidense sigue latente: explicar porque el racista, imprudente, atrabiliario y atrabancado Donald Trump ganó las elecciones del 2016 si Hillary Clinton representaba la herencia moral, social y de imagen de Obama. El voto hizo pasar a los EE UU del día a la noche. Un intento de explicación radica en el voto del estadunidense resentido contra el Estado, contra la burocracia y contra los políticos, y hoy Biden y Harris representan ese perfil que fue repudiado hace cuatro años.

Lo que los habitantes del mundo deben entender radica en el hecho de que no hay imperialismo malo ni imperialismo bueno, sino que existe una sola categoría de funcionamiento determinista de los EE UU: el imperialismo expoliador que vive de la exacción de recursos de naciones y ciudadanos pobres. Todavía hay personas fuera de los EE UU que añoran a Obama, pero sin aportar ni un solo dato que probara que hizo algún programa social para los pobres. El entusiasmo de 2008 por la victoria de Obama se convirtió en resentimiento social en el 2016.

Trump y Biden ya dejaron claro que la salida de la crisis económica y social de los EE UU pasará por la exacerbación de la explotación comercial y racial de otras naciones. Los demócratas liberales en el Congreso avalaron las reformas al Tratado Comercial con México de Trump porque beneficiaban a los EE UU y sometía más la economía mexicana a las exigencias de la economía estadunidense. La mayor deportación de mexicanos ocurrió no con Trump, sino en los dos periodos de Obama.

El enfoque analítico mexicano sobre las elecciones estadunidenses debiera de salirse de la dialéctica buenos/malos y centrarse en la racionalidad de la dinámica de explotación económica. La sociedad estadunidense, bases y élites, se mueve por tres resortes: la codicia, la competencia y la expoliación. Si Biden y Harris ganan las elecciones, gobernarán con menos groserías y más urbanidad, pero con los mismos objetivos de explotación económica y de dominio militar y sin modificar la estructura interna de desigualdad social que quita a los muchos para mantener a los pocos.

 

-0-

 

Política para dummies: La política es el ejercicio del poder y el poder es la dominación del otro.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

 

---30---

Contracolumna • ¿POR QUÉ NO RENUNCIA? • UN SEXENIO PERDIDO

 




JOSÉ MARTÍNEZ M.

La incompetencia del presidente Obrador está fuera de toda duda. Es imposible que a estas alturas de su gobierno remonte la gran crisis que agobia al país. Las metas que se trazó difícilmente se cumplirán. 
Cuando presentó su Plan Nacional de Desarrollo prometió las perlas de la virgen. Lo peor que pudo hacer fue meter su mano en la elaboración del documento. No había ninguna necesidad de hacerlo y desestimó el trabajo de los expertos. 
Un presidente que no entiende cómo funciona la economía y que se rige por sus ocurrencias. Simplemente no tiene la capacidad de análisis porque no está preparado para ejercer un cargo de tal envergadura. 
Lo dijo sin rubor: “salgo al escenario todas las mañanas y hablo de lo que siento. No analizo”.
Lo mismo ocurre en sus juntas de trabajo. En las reuniones no deja hablar a su equipo de colaboradores y cuando hablan, no los escucha y termina por imponer sus caprichos. 
Una y otra vez cuando presenta sus informes a lo largo del año hace cuentas alegres y aburre. Sus informes se convierten en un fastidio como sus mañaneras. 
Se ha pasado todo el tiempo quejándose de las pasadas administraciones y su cantaleta es la misma. Todo es culpa de la corrupción. 
Lo más sensato es que renuncie. Que se vaya. 
En cualquier empresa cuando un ejecutivo no entrega resultados y pone pretextos para todo es echado a patadas. 
Obrador está obligado a rendir cuentas a los mexicanos. Debe transparentar su gobierno. Por desgracia reina la opacidad. Pero él siempre alega para todo que tiene otros datos.
Cuando llegó al poder prometió resultados y se comprometió a transformar el país en una auténtica democracia. Lo primero que iba hacer –según él– era implantar un nuevo régimen en sustitución “del modelo neoliberal neoporfirista” para resolver la corrupción, la inseguridad y la violencia. 
En todo ello ha fallado. Los resultados, hasta ahora, son incluso peor que los de sus antecesores. 
“Vamos por el camino de todo nuevo”, prometió cuando señaló que el país llevaba 36 años “sin un plan de desarrollo apegado a nuestras necesidades”. 
Lo que importa a la gente –decía Obrador– es saber cómo se va a reactivar la economía, cómo se va a garantizar el bienestar de los mexicanos.
Vamos acabar –insistía– con las llamadas reformas estructurales, se va a priorizar el bienestar y no el lucro.
“La Cuarta Transformación significa un cambio de mentalidad… una revolución de las conciencias”. 
Para él, todo estaba mal a partir de la llegada de los tecnócratas al poder desde el sexenio de Miguel de la Madrid pasando por la alternancia del PAN hasta llegar a Peña Nieto con el regreso del PRI a Los Pinos. 
Todo quedó en palabrería. En lugar de transformar al país, hay un severo retroceso. En términos prácticos el gobierno de Obrador en materia económica es más neoliberal que las administraciones anteriores. En lo político es más populista que los gobiernos de Echeverría y López Portillo. 
En la práctica todo es improvisación comenzando por las peroratas de las mañaneras y las acciones de gobierno, los ejemplos más claros son la “estrategia” para enfrentar la crisis sanitaria y la política de seguridad para enfrentar la violencia del crimen organizado.
No se puede hablar de grandes logros, cuando la cruda realidad nos anticipa que el de Obrador será un sexenio perdido.
En materia económica se registra el peor de los escenarios. Obrador recibió al país en una situación inmejorable tanto en las reservas del Banco de México como el Fondo de Estabilización.
Lo malo es que se han tomado decisiones de política económica equivocadas con obras polémicas como la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el Aeropuerto de Santa Lucía.
El modelo que pretendía Obrador era el de continuar por la senda del llamado “milagro mexicano”, pero resultó un espejismo a la hora de enfrentarse a la realidad.
Sin experiencia mínima en materia económica y con enormes prejuicios por el tema del Fobaproa, Obrador sigue anclado en el pasado, por lo que su falta de visión hace prácticamente imposible que se tomen las medidas adecuadas para amortiguar el impacto negativo de la economía derivado de la crisis provocada por la pandemia. Por ejemplo, equivocadamente no se recurre a la deuda pública para obtener recursos a menor costo y reactivar la economía.
Estamos en el peor momento con el peor gobierno y con el peor presidente que se recuerda. Cada vez es mayor la evidencia de su incompetencia, la eficacia del discurso obradorista ha ido minando. 
Se suponía que la cuarta transformación traería nuevas ideas y expresiones, pero la ideología y el lenguaje están anclados en el pasado.
Es significativo el vacío como la interpretación de los símbolos, las imágenes, los mitos y las evocaciones. 
Es pertinente que el presidente contemple su renuncia. No es descabellado asumirlo. El país reclama un verdadero liderazgo no un político charlatán que sale al escenario a ver qué se le ocurre todas las mañanas con un discurso hostil e irrespetuoso contra quién sea.
Ya basta de la repetición de conjuros.
Es imposible que el presidente se vaya a dormir todas las noches como una fresca lechuga soñando que las decenas de miles de víctimas mortales de la pandemia y de la violencia son un “montaje”.

miércoles, 12 de agosto de 2020

Mercados, ejército y élites, los verdaderos problemas de EE UU

 



Carlos Ramírez

 

La nominación de la senadora Kamala Harris como candidata a la vicepresidencia de los EE UU por el Partido Demócrata hizo arrancar el proceso electoral presidencial. El presidente Trump viene de atrás, abajo en las encuestas y en el ánimo mediático, en medio de una grave crisis social por las protestas afroamericanas estridentes, la violencia en las calles y los desastres por el coronavirus.

Las primeras lecturas saludaron a Harris por un inexistente perfil afroamericano, producto del color de su piel. Pero las raíces familiares vienen de Sri Lanka y Jamaica, no de Africa. Y como para poner su juego central, el candidato Joe Biden adelantó la legalización de los indocumentados hispanos que han sido perseguidos por Trump.

Pero el eje del proceso electoral no girará en torno a los afectados por Trump porque constituyen temas menores, sino que repetirá el escenario del 2016: la reconstrucción del imperio estadunidense contra la falsa bandera feminista de Hillary Clinton.

Los tres temas centrales de los EE UU están a la vista: recuperar del papel central de la economía estadunidense ante la competencia china, reposicionar el dominio militar estadunidense como eje imperial y depurar las funciones de las élites políticas que se han desviado del poder para centrarse en quejas sociales.

El tema del racismo afecta a la minoría, la violencia policial es el eje del control social de las masas como punto correlativo al imperialismo militarista exterior y la agenda afroamericana se reduce a quejas y no a la incorporación de esa comunidad minoritaria --16%-- al conjunto social productivo y dominante.

En el 2016 Trump ganó a Hillary-Obama por su meta de “hacer a América grande otra vez”, esencia del dominio imperial dominante de países, clases y economías. Cuatro años después los EE UU han recuperado parte de su centralidad mundial.

Para entender la lógica del electorado estadunidense hay que explorar la sociología de la dominación imperial: que los electores entiendan que el american way of life --modo de vida estadunidense-- no se logra con las buenas maneras, sino con la explotación de los otros. El modelo de “faro de la democracia” debilitó el pensamiento imperial estadunidense del siglo XIX de la expansión territorial sobre las muertes de indios y el robo de territorio a México.

Biden y Harris representan el pensamiento culpable de un imperio fundado a sangre, fuego y expansión militarista. En su discurso en Berlín en 2008 como candidato de la esperanza de la paz, Obama se comprometió a reparar el daño imperial; en el poder, el aparato presidencial lo orientó a salvar al capitalismo expoliador. James Carter, el último presidente con cargo de conciencia, asumía compromisos morales, pero a la hora de incumplirlos sólo alcanzaba a justificarse: “es que Casa Blanca dice”.

Aunque Biden-Harris podrían representar ante el electorado moral una imagen de cargo de conciencia, al final de cuentas esa presidencia sólo alargará la crisis de decadencia del imperio. Lo grave es que Trump tampoco ofrece una salida, porque su presidencia ha carecido de una estrategia de reconstrucción imperial. El único que tenía un modelo funcional al Trump que quería rehacer la grandeza de los EE UU fue Steve Bannon, pero la nueva burocracia trumpista lo echó de la Casa Blanca y creó un círculo de aislamiento de Trump de su propio proyecto.

Con la presidencia de Ronald Reagan se agotó el ciclo de la élite gobernante con pensamiento estratégico de los EE UU como un Estado de Seguridad Nacional (concepto de Gore Vidal). Desde entonces, los presidentes estadunidenses se han movido en la incompetencia, la frivolidad, la autocomplacencia y el deterioro imperial. Trump ganó en 2016 por su meta de reconstruir el imperio, pero Biden-Harris representan figuras improvisadas, sólo ofertando perdones a los ofendidos por Trump.

Lo más significativo para los EE UU es que Biden y Harris no son una oferta estratégica del imperio, ni un ejemplo de ejercicio del poder, ni un bloque dominante, ni un proyecto de reorganización económica, sino sólo un perfil anti Trump, sin entender que Trump no fue un candidato exitoso, sino un sujeto histórico de las contradicciones sociales de un imperio decadente.

 

-0-

 

Política para dummies: La política, solía decir Maquiavelo, comprueba que todos los hombres son malos por naturaleza.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

 

---30---


Contracolumna • OBRADOR, AHORA SOMOS BUENOS • LA CORRUPCIÓN DEL PRI A MORENA


JOSÉ MARTÍNEZ M.

Cuando el presidente Carlos Menem ofreció un banquete en su primera recepción, su esposa Zulema Yoma quiso saber qué preparaban los cocineros de la casa presidencial y preguntó por los detalles de la comida.
–¿Todos los menús son iguales? – inquirió.
El jefe de cocineros de la casa presidencial de la Quinta de Olivos –donde viven los presidentes de ese país– Rubén Gómez respondió con una expresión que se hizo famosa en toda la Argentina:
–Cambian los menús, cambian los presidentes, pero nunca cambian los invitados.
En México exactamente ocurre lo mismo aunque Obrador haya corrido a los cocineros, los invitados siguen siendo los mismos, lo peor que pasa ahora en Palacio Nacional es que los convidados comen del mismo plato del presidente.
Los negocios desde el poder continúan, incluso de una manera más burda.
Lo del escándalo de Odebrecht involucró a una gran parte de los gobiernos de América Latina, México no podía ser la excepción. Tan insultante fue la corrupción que los mexicanos “cansados de tan pinche tranza” que emitieron un voto de castigo contra el PRI y el PAN.
Que Obrador siga creyendo que votaron por su persona es un sueño guajiro, como también es cierto: los electores no le entregaron un cheque en blanco.
Está claro que nadie, ni el propio Obrador, deben estar por encima de la ley. Sin duda alguna, el de Peña Nieto fue uno de los sexenios más corruptos, como lo fueron los gobiernos de Salinas y de Fox, tampoco Calderón debe de tratar de lavarse las manos como el famoso Layín, Hilario Ramírez Villanueva, el alcalde de San Blas, en Nayarit, que se ufanaba públicamente de “robar poquito”.
Lamentablemente el poder político, tanto en México como en muchas partes del mundo, es un botín político. El caso Odebrecht es solo una muestra de ello. El escándalo de los Papeles de Panamá es otro ejemplo de ello.
Políticos y empresarios han ido de la mano de la corrupción. Cuando Salinas emprendió la privatización de las empresas estatales fue un verdadero carnaval de corrupción. Luego Zedillo rescató a los hombres del dinero con el Fobaproa. Los Hank, por ejemplo, fueron parte de los beneficiarios y ahora son consejeros del presidente Obrador.
El caso Odebrecht debe sentar un precedente pero el gobierno de Obrador ha comenzado a administrar políticamente este asunto con propósitos meramente electorales y no de justicia. Porque si se tratara de aplicar la ley a rajatabla podría comenzar por Bartlett y los propios encargados de combatir la corrupción, en este caso barrer las escaleras de arriba hacia abajo empezando por la secretaria de la Función Pública Irma Eréndira Sandoval.
Desde luego que Peña Nieto y los principales miembros de su equipo presidencial están embarrados como también Vicente Fox y su esposa Marta Sahagún y sus hijos.
Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad –desde su fundación en 2015– y el propio equipo de Carmen Aristegui han hecho un espléndido trabajo periodístico. Han sido puntuales en ofrecer un retrato de la corrupción política del poder.
Lo malo de Obrador es que su gobierno también ha estado envuelto en escándalos de corrupción. Desde sus primeras campañas la corrupción los ha asediado. Gente de su primer círculo protagonizó escándalos, como los vimos posteriormente en su pasada campaña presidencial.
Ahora Obrador está rodeado de personajes involucrados en casos de corrupción, comenzando por su jefe de la oficina presidencial Alfonso Romo, en algún momento también lo estuvo el asesor jurídico Julio Scherer Ibarra.
En Palacio han cambiado los menús pero siguen los mismos invitados. Ahí están los casos de Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego quienes tienen más que derecho a picaporte en la oficina presidencial, hacen negocios aun en la peor crisis del país con la educación al ser favorecidos con cientos de millones de pesos.
Es el momento de que Obrador deje de ser el político ruidoso y vocinglero para pasar a actuar con la ley en la mano y ahora si “caiga quien caiga” castigar a los responsables de la corrupción de la pasada administración.
De la corrupción en las campañas ya lo sabemos. No hay un solo partido que escape de ello, en todo caso lo preocupante es la perversión con la que actúan los políticos en su ambición por hacerse del poder. Lo del caso Odebrecht es grave porque presuntamente involucra al mismo expresidente Peña Nieto y a sus principales colaboradores como Luis Videgaray, Osorio Chong y Pedro Joaquín Codwell.
Lo peor que podría ocurrir, en algún momento, es que se destapara la cloaca de la infiltración del narco en las elecciones, aunque ya sabemos que esto ha ocurrido y seguirá ocurriendo, como otras formas de corrupción, mientras en Palacio Nacional solo se cambien los menús.
Lo peor que puede hacer Obrador es pararse el cuello vociferando que ahora son buenos, la corrupción no distingue colores, siglas ni partidos políticos. La corrupción va del PRI pasando por todos los demás partidos hasta llegar a Morena.
Eso también ya lo sabemos.

Trump, sólo anti establishment, no anti capitalista ni anti imperialista

 


Carlos Ramírez

 

En la campaña presidencial del 2016, el candidato Donald Trump se presentó, de manera paradójica, como el candidato anti Estado para conducir al Estado. No fue, como no es ahora, anti capitalista ni anti imperialista; al contrario, su propuesta fue reconstruir el imperio estadunidense de las primeras tres cuartas partes del sigo XX.

Los dos presidentes estadunidenses que confrontaron al establishment dominante en los EE UU cayeron víctimas de conspiraciones internas del poder: Nixon (Watergate) y Clinton (Mónica Lewinsky). El prototipo de presidente del establishment fue Barack Obama, quien llegó a la Casa Blanca por el color de su piel, pero su misión fue salvar al capitalismo imperialista.

Con un estilo atrabancado y hasta violento, Trump recuperó el poder de la presidencia ante los grupos de poder y sus intereses. Los EE UU y su modelo capitalista siempre ha sido operado por el establishment. En 1956 C. Wright Mills publicó su ensayo ya clásico La élite de poder para revelar que “los poderes de los hombres corrientes” están determinados por los grandes y reales poderes: el económico, el político y el militar.

En 1967 G. William Domhoff publicó su investigación ¿Quién manda en Estados Unidos? y desmenuzó a las grandes corporaciones financieras e industriales, las siete principales fundaciones que forjaban líderes --entre ellas la Ford y la Rockefeller--, la estructura de poder legislativo y judicial y el sector de seguridad nacional de los militares, la CIA y el FBI.

En 1980, Leonard Silk y Mark Silk bautizaron de manera formal a esos poderes reales en su libro El establishment americano y completaron la lista de esos grupos dominantes de poder: la Universidad de Harvard, el The New York Times, la Fundación Ford, el Instituto Brookings, el Consejo de Relaciones Exteriores, entre otros, formaban y controlaban a los tomadores de decisiones.

Trump rompió los lazos de dependencia de la presidencia con esos poderes, en nombre del ciudadano de condado que padecía el funcionamiento del Estado autónomo como poder autoritario y explotador sobre el ciudadano. En los hechos, Trump ha sido igual o más capitalista e imperialista que sus antecesores. Y su racismo no difiere mucho del de Obama o los Bush o Clinton, éstos más hipócritas.

Por primera vez los demócratas del establishment se quedaron sin cuadros, En los debates de una docena de precandidatos demócratas a la presidencia nadie destacó con fuerza como para enfrentar a Trump en las urnas. El único que dejó ver indicios diferentes fue Bernie Sanders, pero su bandera de “socialismo” atrajo a los jóvenes, pero ahuyentó a los grandes intereses económicos.

A lo largo de las últimas semanas, el establishment liberal-conservador/demócrata-republicano ha fijado los criterios a favor de Joe Biden y su padrino Barack Obama, con el respaldo de los grandes medios de comunicación de los grupos de poder y ahora resulta que Biden sería el presidente bueno.

Los poderes del establishment quieren un presidente manipulable, respetuoso de las jerarquías de las élites, administrador de los intereses de los grupos dominantes, sometido a las prioridades del capital, el imperio y las corruptelas. Trump desdeñó a esos grupos y decidió en solitario.

El establishment se convirtió en el Estado profundo que está maquinando la derrota republicana…, con la alianza de los miembros republicanos del viejo establishment. Lo que se debate en los EE UU no son definiciones de política, sino estilos mediáticos y alianzas de poder.

Trump no va a terminar con el establishment porque carece de inteligencia estratégica y de bloque de poder y porque sólo ofrece un estilo diferente, pero sí podría humillarlo si le gana la reelección en noviembre próximo a Biden-Obama como se la ganó en el 2016 a Obama-Hillary.

 

-0-

 

El PRI en Sinaloa. En la última encuesta de gobernadores realizada por Consulta Mitofsky de nueva cuenta destaca el de Sinaloa, el priísta Quirino Ordaz Coppel, en el primer sitio, mientras el PRI de Alito y José Murat siguen ignorando esas señales por sus acuerdos en lo oscurito con Morena. Ordaz calificó en el primer sitio del top de cinco, subiendo diez puntos porcentuales en un año. Inclusive, el sinaloense está arriba del panista yucateco Mauricio Vila, del panista queretano Francisco Domínguez y de la morenista Claudia Sheinbaum.

Política para dummies: La política es un juego de poderes, no de éticas.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

 

---30---