Carlos
Ramírez
En la campaña
presidencial del 2016, el candidato Donald Trump se presentó, de manera paradójica, como el candidato anti
Estado para conducir al Estado. No fue, como no es ahora, anti capitalista ni
anti imperialista; al contrario, su propuesta fue reconstruir el imperio estadunidense de las primeras tres cuartas
partes del sigo XX.
Los dos
presidentes estadunidenses que confrontaron al establishment dominante en los
EE UU cayeron víctimas de
conspiraciones internas del poder: Nixon (Watergate) y Clinton (Mónica
Lewinsky). El prototipo de
presidente del establishment fue Barack Obama, quien llegó a la Casa Blanca por
el color de su piel, pero su misión
fue salvar al capitalismo imperialista.
Con un estilo atrabancado y hasta violento,
Trump recuperó el poder de la
presidencia ante los grupos de poder y sus intereses. Los EE UU y su modelo
capitalista siempre ha sido operado por el establishment. En 1956 C. Wright
Mills publicó su ensayo ya clásico La
élite de poder para revelar que “los poderes de los hombres corrientes”
están determinados por los grandes y reales
poderes: el económico, el político y el militar.
En 1967 G.
William Domhoff publicó su investigación ¿Quién
manda en Estados Unidos? y desmenuzó a las grandes corporaciones financieras e industriales, las siete
principales fundaciones que forjaban
líderes --entre ellas la Ford y la Rockefeller--, la estructura de poder
legislativo y judicial y el sector de seguridad
nacional de los militares, la CIA y el FBI.
En 1980,
Leonard Silk y Mark Silk bautizaron
de manera formal a esos poderes reales en su libro El establishment americano y completaron la lista de esos grupos
dominantes de poder: la Universidad de Harvard, el The New York Times, la Fundación Ford, el Instituto Brookings, el
Consejo de Relaciones Exteriores, entre otros, formaban y controlaban a los tomadores de decisiones.
Trump rompió los lazos de dependencia de la
presidencia con esos poderes, en nombre del ciudadano de condado que padecía el
funcionamiento del Estado autónomo
como poder autoritario y explotador sobre el ciudadano. En los hechos, Trump ha
sido igual o más capitalista e imperialista
que sus antecesores. Y su racismo no
difiere mucho del de Obama o los Bush o Clinton, éstos más hipócritas.
Por primera vez los demócratas del
establishment se quedaron sin cuadros, En los debates de una docena de
precandidatos demócratas a la presidencia nadie
destacó con fuerza como para enfrentar a Trump en las urnas. El único que dejó ver indicios diferentes
fue Bernie Sanders, pero su bandera de “socialismo”
atrajo a los jóvenes, pero ahuyentó
a los grandes intereses económicos.
A lo largo de
las últimas semanas, el establishment
liberal-conservador/demócrata-republicano ha fijado los criterios a favor de Joe Biden y su padrino Barack
Obama, con el respaldo de los grandes medios
de comunicación de los grupos de poder y ahora resulta que Biden sería el
presidente bueno.
Los poderes del
establishment quieren un presidente manipulable,
respetuoso de las jerarquías de las élites, administrador de los intereses de
los grupos dominantes, sometido a
las prioridades del capital, el imperio y las corruptelas. Trump desdeñó a esos grupos y decidió en
solitario.
El
establishment se convirtió en el Estado
profundo que está maquinando la derrota republicana…, con la alianza de los miembros republicanos
del viejo establishment. Lo que se debate en los EE UU no son definiciones de política, sino estilos mediáticos y alianzas de poder.
Trump no va a terminar con el establishment
porque carece de inteligencia estratégica y de bloque de poder y porque sólo
ofrece un estilo diferente, pero sí
podría humillarlo si le gana la
reelección en noviembre próximo a Biden-Obama como se la ganó en el 2016 a Obama-Hillary.
-0-
El PRI en Sinaloa. En la última
encuesta de gobernadores realizada por Consulta Mitofsky de nueva cuenta
destaca el de Sinaloa, el priísta Quirino Ordaz Coppel, en el primer sitio,
mientras el PRI de Alito y José Murat
siguen ignorando esas señales por sus acuerdos en lo oscurito con Morena. Ordaz calificó en el primer sitio del top de
cinco, subiendo diez puntos porcentuales en un año. Inclusive, el sinaloense
está arriba del panista yucateco Mauricio Vila, del panista queretano Francisco
Domínguez y de la morenista Claudia Sheinbaum.
Política para dummies: La política es un juego de poderes, no de éticas.
@carlosramirezh
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