martes, 29 de septiembre de 2020

Complejo militar-mediático-seguridad- inteligencia-espionaje contra Trump

 



Carlos Ramírez

 

Como no se había visto desde que el subdirector general del FBI, Mark Felt, se alió Bob Woodward y al The Washington Post para forzar la renuncia del presidente republicano Richard Nixon, ahora de nueva cuenta la comunidad de los servicios de inteligencia y seguridad nacional civiles y militares acaban de dar un paso público para pedir el voto a favor del demócrata Joe Biden y contra el republicano Donald Trump.

Detrás de las acusaciones de arrogante, grosero, racista, autoritario, impulsivo y sobre todo antisistémico se localiza el hecho de que Trump ha ido desmantelando y depurando los servicios civiles y militares de inteligencia y seguridad nacional porque se convirtieron en un poder autónomo dentro del Estado estadunidense, con capacidad para arrinconar, acotar e imponerse sobre los presidentes civiles. Con los relevos poco educados de funcionarios del área de seguridad Trump logró demostrar que esos servicios son un nido de intereses y de corrupción.

En este sentido debe leerse la carta abierta del pasado 24 de septiembre de 489 generales, almirantes, altos funcionarios, embajadores y servidores civiles del área de seguridad nacional --todos retirados-- a favor de Biden. Leída con enfoques de seguridad nacional, se trató el primer paso de lo que pudiera ser un intento de golpe de Estado de funcionarios de alta jerarquía de seguridad contra el presidente que no les hizo caso ni les respetó.

La carta tiene, además, otro contexto que iría completando el Estado profundo que siempre denunció Trump: una estructura de intereses reales de poder económico, mediático, político, militar y de seguridad para dictaminar sobre posibilidades presidenciales. Aun en el supuesto caso de que todas las acusaciones contra Trump fueran ciertas, la carta de exfuncionarios de seguridad y los pronunciamientos de The Washington Post y de la revista The New Yorker ofrecerían el panorama de un poder oculto que está moviendo preferencias a favor de Biden, justo cuando comienza a declinar en encuestas clave como la de Florida.

The Washington Post ha dedicado ocho editoriales para ofrecer un racimo inflexible de críticas severas contra Trump y ninguna contra Biden; al contrario, el diario pide votar por el demócrata. La tesis central radica en la argumentación de que con Trump “nuestra democracia está en peligro”, aunque los comportamientos del diario violen la objetividad en el tratamiento periodístico de asuntos electorales. Inclusive, dice el diario que uno de los objetivos de Trump es Jeff Bezos, dueño del Post y de Amazon y el hombre más rico de los EE. UU. con una fortuna de más de 100,000 millones de dólares por actividades dedicadas al comercio. La revista The New Yorker igual pide votar contra Trump y celebra los acercamientos de Biden con el exprecandidato socialista Bernie Sanders.

En este contexto, el principal adversario de Trump no es el demócrata Joe Dormilón Biden, sino el complejo militar-industrial-mediático-inteligencia que representa el verdadero poder en los EE. UU. y cuyos intereses fueron dañados por Nixon a mediados de los setenta y ahora por Trump. Y en el fondo estaría un asunto oscuro: la posible intervención de Rusia en las elecciones estadunidenses a favor de Trump, presuntamente descubierta por los servicios de inteligencia y seguridad nacional de Washington. Sin embargo, hay otros analistas que señalan que esa versión es parte de la estrategia demócrata de campaña para debilitar a Trump.

Lo grave, en todo caso, fue la carta abierta de 489 exfuncionarios de inteligencia y seguridad nacional civiles y militares contra el presidente en funciones, dejando indicios de una guerra interna en la estructura del poder que sólo tendrá dos opciones: echar a Trump y retomar el poder y que gane Trump y profundice la limpia de funcionarios de inteligencia y seguridad nacional. Esta lectura tiene el contexto del hecho de que Nixon renunció en 1994 por una alianza FBI-The Washington Post.

 

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sábado, 26 de septiembre de 2020

Contracolumna · J. CARDENAS, LA OTRA LA MAFIA DEL PODER · MANUEL BARTLETT Y JULIA ABDALA, AMIGOS

 


JOSÉ MARTÍNEZ M.


Como El Padrino de Mario Puzo, la del Indep y la cuarta transformación es una historia de película. Cuando el presidente Obrador designó al abogado Jaime Cárdenas Gracia como director del Instituto para Devolverle al Pueblo lo Robado, lo llenó de elogios, tres meses después las alabanzas se convirtieron en vituperios.
Al presentar su renuncia, el jurista desnudó al gobierno del presidente Obrador. Los críticos del tabasqueño de sopetón convirtieron a Cárdenas en un héroe y los obradoristas lo tildaron de traidor.
Ya sabemos que Obrador nada más escucha una crítica en su contra y reacciona como un capo di tutti capi, de inmediato saca su metralleta de injurias. Ningún político ha tenido la habilidad de disparar más insultos por minuto que una AK-47, de esas que llaman cuerno de chivo. Una ráfaga de ofensas de los cartuchos del tabasqueño y sus víctimas caen abatidas en su dignidad, honor y credibilidad.
Cuando el caso amerita, Obrador tiene su brazo ejecutor para castigar a sus enemigos acusados de corruptos. Santiago Nieto Castillo, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera es el inquisidor que actúa a la menor señal del Jefe con la clásica instrucción de “encárgate de esto”. Esos “moditos” le han acarreado a Nieto conflictos con el fiscal Alejandro Gertz Manero.
Como en la mafia, el jefe de jefes de la cuarta transformación exige a sus subordinados un juramento de lealtad absoluta. Pareciera que con su renuncia Jaime Cárdenas rompió el código de honor de las mafias sicilianas, la omertá, que en este caso prohíbe hablar de los asuntos internos del gobierno.
Jaime Cárdenas no es un soplón. No estuvo dispuesto a jugarle al redentor. Por eso denunció que el presidente Obrador espera una fe ciega de sus colaboradores como si fueran unos “juanitos”. Simplemente no estuvo de acuerdo y decidió cumplir con su obligación de denunciar los malos manejos en el Indep que involucran a personajes cercanos al círculo del presidente, específicamente a Alejandro Esquer, su secretario particular, como antes lo fue René Bejarano con los millones de pesos recibidos del empresario Carlos Ahumada.
Contra su voluntad Jaime Cárdenas, un político de perfil bajo, pasó a convertirse en un personaje mediático.
Desde muy joven su vida ha estado ligado a la academia donde es reconocido por su trabajo especializado en los temas de la corrupción. Sin duda alguna su renuncia al Indep representa una ruptura con Morena y la política. Cárdenas anticipó que va a regresar a su cubículo en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
En un ejercicio de introspección asumió la decisión más difícil de su vida. Renunció a su cargo con las consecuencias que todo ello implica. “El presidente esperaba una lealtad ciega”, denunció tan pronto comenzó a sufrir el acoso de los medios y de las huestes obradoristas.
Como en las películas de vampiros, Cárdenas le puso una estaca en el corazón de la cuarta transformación.
Aunque de alguna formaron fueron compañeros de lucha, Cárdenas y Obrador no son los grandes amigos.
En 1989 mientras Cárdenas estudiaAba un doctorado en España conoció al senador del PRD Luis Martínez Fernández del Campo quien lo presentó con Manuel Camacho Solís. Camacho lo incluyó en su equipo de trabajo en el gobierno de la Ciudad de México durante el sexenio de Salinas. Cárdenas fue enviado por Camacho a estudiar transiciones democráticas a Estados Unidos pero al no ser favorecido con la candidatura presidencial, Cárdenas ingresó al Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
Un trabajo académico sobre procesos electorales causó impacto en el PRD. Fue así que Los Chuchos lo invitaron a ser consejero del IFE, cuando José Woldenberg presidió ese instituto. Al concluir su gestión como consejero regresó a la UNAM y de ahí pasó a convertirse en diputado externo del PT.
A partir de entonces se hizo amigo y después asesor jurídico de Manuel Bartlett.
La pregunta es ¿cómo un jurista prestigiado en el tema de la corrupción iba a ser consejero de uno de los políticos más corruptos ligados a Obrador?
Cuando estalló el escándalo de la millonaria fortuna en propiedades de Bartlett y su familia, Jaime Cárdenas se vio metido en un brete. ¿Cómo ayudar al amigo metido en problemas? Bueno, ya todos sabemos que el primer defensor de Bartlett fue el presidente Obrador quien lo defendió a capa y espada, diciendo que el exgobernador de Puebla era una víctima de las canalladas de los conservadores.
La esposa de Cárdenas, María de la Luz Mijangos Borja, titular de la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción le tocó conocer el expediente de la sospechosa fortuna de Bartlett y su familia, estimada en cerca de mil millones de pesos. Pero lejos de actuar con la ley en la mano la flamante esposa de John Ackerman, la secretaría de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval se apresuró a exonerar al director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett de los señalamientos de corrupción.
Inexplicablemente la pareja sentimental de Bartlett, la señora Julia Abdala sin antecedentes empresariales antes de conocer a Bartlett, y la que ha recibido condonación de impuestos y ha amasado una multimillonaria fortuna, fue dejada en el olvido sospechoso.
Santiago Nieto el titular de la terrorífica UIF jamás se dio a la tarea de investigar a la señora Abdala y congelar sus cuentas, como regularmente se hace con los enemigos de Obrador.
Jaime Cárdenas, sin duda alguna, es un hombre que sabe demasiado, quien debe estar comprometido ética y moralmente a desvelar la historia de la mafia de la cuarta transformación, o pasará a la historia como una tapadera de Bartlett y compañía.


viernes, 25 de septiembre de 2020

Segundo tercio sexenal, de banderillas, con la agenda de AMLO o de Morena

 


Carlos Ramírez

 

Con seguridad en Palacio Nacional están extrañados que nadie haya preguntado, cuando menos en público, qué quiere el presidente López Obrador de Morena para su proyecto sexenal. Y eso que todos ya saben que las definiciones y gestiones de gobierno se deciden en las conferencias de prensa matutinas, no en los espacios tradicionales del poder.

El primer tercio del sexenio se fue en el planteamiento de las estrategias presidenciales, la definición de los nuevos estilos de gobernar y la lidia con una pandemia inesperada. El segundo tercio, el de banderillas en los toros, es el de los jaloneos entre los grupos de poder presidencial por el relevo legislativo, las gubernaturas y los alineamientos para la sucesión presidencial de 2024. Los grandes toreros se hacen cargo de poner en persona las banderillas a los toros para fijar la autoridad que manda en la plaza.

Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto perdieron sus sucesiones y las elecciones de sus sucesores por colapsos en sus partidos, fracturas en sus coaliciones y permisividades democráticas. Y todos ellos salieron fracturados en sus coaliciones y partidos en las elecciones de medio sexenio con el cambio de diputados federales que implica, de suyo, un nuevo reacomodo de grupos de poder con miras al sexenio siguiente.

A favor de la estrategia lopezobradorista corre el hecho de que nunca ha pensado en Morena como un partido tradicional, sino como estructura administradora de cargos públicos. PRI, PAN y PRD han sido partidos de proyectos, el primero de corporaciones, el segundo de creencias y el tercero de tribus. Morena no tiene un proyecto ideológico porque ese proyecto es el presidente López Obrador. Y para evitar que Morena pudiera ser otro PRI corporativo, la estrategia radicará en dividir las posiciones de poder con el PES 2.0, el Partido Verde y el PT, además de los grupos lopezobradoristas --como el de Pedro Haces-- que no lograron registro como partidos, pero que van a funcionar como hilos de poder fuera de Morena. En este sentido, las candidaturas se van a gestionar en Palacio Nacional, no en Morena.

La clave para resolver el enigma Morena se localiza en la agenda presidencial. Lo que menos quisiera el presidente sería tener que lidiar con Morena como --para citar un ejemplo histórico sólo en parecidos de coyuntura partidista-- Díaz Ordaz tuvo que bregar con Carlos A. Madrazo y su PRI autónomo, militante y equidistante a Los Pinos o como Salinas cuando la sucesión se le salió de control por la fuerza personal de Manuel Camacho Solís operando por la libre.

Morena va a ser el pivote lopezobradorista para consolidar su proyecto, vencer las presiones que quieren tumbarle sus puntos clave --apoyos sociales, obras y nuevas relaciones políticas-- y encarar la alianza opositora previsible de partidos y formaciones sociales hoy confrontadas con la presidencia. El bloque de poder lopezobradorista no va a pasar por Morena y menos si llega al partido algún líder político que quiera quitarle liderazgo político al presidente. Hasta ahora han bastado el gabinete y las dos cámaras para ir desinflando apasionamientos y arrinconando a la oposición en una derecha conservadora sin destino histórico.

La tarea fundamental del segundo tercio del sexenio será la de administrar la crisis para impedir confrontaciones innecesarias. La polarización ayuda a decantar posicionamientos, como ahora, por ejemplo, muchos intelectuales han comenzado a replegarse porque no quieren estar en la misma lista con Héctor Aguilar Camín --¿colegas enemigos 2.0?-- y sus negocios de poder con Carlos Salinas de Gortari o aliados al Gabriel Lozano desbocado de FRENAAA.

En este sentido, lo peor que le puede pasar al gobierno actual es que Morena se convierta en un dolor de cabeza con un dirigente que busca un Guinness record y no entender el juego de poder presidencial.

 

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jueves, 24 de septiembre de 2020

Contracolumna • OBRADOR, ENTRE EBRARD Y SHEINBAUM • SUCESIÓN 2024, YA LLEGÓ, YA ESTA AQUÍ



JOSÉ MARTÍNEZ M.

En la plaza principal de Ciudad Valles, en San Luis Potosí reposa una escultura con el busto del presidente Obrador. La obra realizada en piedra de cantera rosa fue elaborada por el joven artesano Amado Montalvo Salazar. El domingo 31 de marzo del año pasado cuando la plana mayor de Morena se presentó en el lugar para rendir un homenaje a su líder moral, al momento de descorrer el telón se llevaron un chasco. La decepción fue tan desagradable que acabó con la ilusión de los fanáticos del tabasqueño. La figura de Obrador no resultó lo que se esperaba. Al hacerse pública se desató una incesante burla en las redes sociales con una incontenible lluvia de memes.
La escultura es una representación grotesca de lo que representa Obrador.
Lo mismo pasa con el Obrador de carne y hueso. Obrador resultó una decepción nacional, a tal punto que el creador de Morena se encuentra moralmente derrotado. Se ha esfumado su sueño de pasar a la historia en un lienzo junto a los próceres de la patria, lo cierto es que su figura acabará fundida en un bronce como una mala réplica del Napoleón derrotado, la famosa escultura de Vincenzo Vela que resume la decadencia del famoso personaje.
Morena –el partido creado por Obrador a su imagen y semejanza, como un político ecléctico– vive su Waterloo. Todas las tribus morenistas libran un feroz combate por el control del partido.
Obrador creó a Morena con el solo propósito de llegar al poder. Cumplido su objetivo lo demás sale sobrando. El partido es él, el poder es él, el Estado es él, hasta Dios es él, no en balde en más de una ocasión se ha comparado con Jesucristo.
Marcelo Ebrard quien no forma parte de Morena ha sido leal con Obrador hasta decir basta. En cambio los fundadores del partido han sido desleales con el tabasqueño. Muñoz Ledo y un grupo de conspicuos personajes están decididos a amputarle las manos a Obrador para que no meta las manos en Morena. La idea es acabar desde ahora con cualquier posibilidad de que Ebrard se perfile como el sucesor de Obrador.
De todo el gabinete obradorista Ebrard brilla con luz propia y ha estado presente en los momentos más apremiantes del gobierno tanto en lo interno como en lo externo.
Muñoz Ledo y su grupo responden a los intereses de Claudia Sheinbaum.
A diferencia de Ebrard, Sheinbaum se ha visto opacada por su incompetencia y su falta de experiencia pero cobijada por el grupo de Muñoz Ledo.
Desde la precampaña se había anunciado que Héctor Vasconcelos sería el titular de Relaciones Exteriores, pero a la mera hora declinó la invitación pues prefirió asumir su escaño en el Senado de la República. Obrador optó por nombrar en su lugar a Ebrard como Canciller, lo cual incomodó a los más conspicuos personajes de Morena. Su designación les cayó como agua fría. Incluso a la propia esposa de Obrador. Familiares de la señora Gutiérrez Müller tienen mucho que ver con la guerra sucia contra Ebrard. Específicamente su tío Agustín Gutiérrez Canet esposo de la embajadora de México en Washington, Martha Bárcena.
Política e intelectualmente hay un mundo de diferencia entre Ebrard y Gutiérrez Canet, un diplomático que surgió de las filas del periodismo a la burocracia y quien está ahora con Muñoz Ledo a partir un piñón, con la misión de torpedear al Canciller para favorecer las aspiraciones de Sheinbaum de suceder en el cargo a Obrador.
El julio pasado cuando le preguntaron a Muñoz Ledo cuál era su mayor deseo de cumpleaños, respondió: “ver una mujer presidenta de México”. Bueno, no era una novedad, de eso ha publicado artículos en la prensa desde el arranque de la cuarta transformación. Incluso en una entrevista con El Universal 16/10/2018
(https://www.eluniversal.com.mx/…/falta-poco-para-que-haya-p…)
Por eso no causó sorpresa la declaración que hizo en una entrevista con el periódico El País cuando señaló: “Marcelo Ebrard, está ansioso, ganoso, desembocado para ser presidente de la república. En todos sus actos lo demuestra. (…) Que se cuide. Perdóname, Marcelo, pero te vas a ir del partido si sigues así. Yo me comprometo. Te vas”.
Las palabras de Muñoz Ledo tienen una fuerte connotación porque se trata de una auténtica declaración de guerra contra Ebrard.
Lo cierto es que Obrador perdió el control de Morena. El simple hecho de que se hayan presentado más de medio centenar de aspirantes a la dirección del partido, más que una pluralidad, refleja el desorden y el choque de posiciones de las tribus, peor aún que en los tiempos del PRD, que acabaron por matar al partido.
En el Congreso los legisladores de Morena se manejan lejos de la disciplina partidista. Las propias iniciativas presidenciales no han sido atendidas en tiempo y forma. Obrador mismo ha regañado públicamente a los líderes de diputados y senadores. De a poco el tabasqueño ha ido perdiendo el control, no solo del partido y de sus bancadas, sino en el gabinete mismo.
La futura sucesión presidencial ya llegó, ya está aquí.
Hasta la recámara presidencial llegan las disputas por ambiciones familiares, donde aparece la sombra de la intriga de Agustín Gutiérrez Canet, aliado de Muñoz Ledo y promotor de Sheinbaum.
Habrá que esperar el desenlace de esta comedia que involucra lo que queda del liderazgo de Obrador, ver quiénes se hacen del control del partido y los resultados de la elección, que de resultar adversa a Morena, el sueño de la cuarta transformación se derrumbará como un castillo de naipes.

Por si a algún morenista le interesa: las opciones de Morena como partido

  



Carlos Ramírez

 

Aunque nadie parece asumirlo así, la elección de la próxima dirigencia del partido Morena va a definir lo que hasta ahora no se ha querido decidir: qué es Morena como partido político.

Las opciones de Morena están a la vista:

1.- Una restauración de un PRI como partido-sistema en cuyo seno se controlaba (versión de José Revueltas) la totalidad de las relaciones sociales.

2.- Un partido de la inexistente izquierda basado en una clase obrera inexistente para dotar al Estado de una columna vertebral orgánica en cuanto a definiciones de clase.

3.- Un partido lombardista izquierdista por fuera y conservador-empresarial por dentro.

4.- Un movimiento social de apoyo sólo al líder social López Obrador.

5.- Un micro partido que cambie el sistema político de un partido dominante a una alianza de varios partidos para impedir la partidocracia.

6.- Una agencia electoral para distribuir el poder entre lealtades y rifas-sorteos y no entre representantes de grupos, corrientes, ideas o tendencias.

Los morenistas no están discutiendo ideas o proyectos, sino personalidades construidas en torno a suposiciones partidistas personales. Y los candidatos a dirigir a Morena se representan, antes que otra cosa, a mismos, sin entender, además, de que López Obrador no tiene interés en un partido fuerte porque ya lo hubiera consolidado, sino que quiere un partido achicado para ceñir al ámbito de la presidencia de la república la administración de las relaciones de poder, de las relaciones sociales y de las relaciones de producción. Por lo tanto, parece que sólo Yeidckol Polevnsky y Mario Delgado han entendido el modo lopezobradorista de partido y por ello podrían ganar la contienda. En el otro extremo, Porfirio Muñoz Ledo crearía un partido contra el presidente de la república.

López Obrador está dejando sueltos a los morenistas para ir midiendo las corrientes dentro del partido y la distancia leal/desleal con el jefe del movimiento, sobre todo ante la expectativa de que el proceso normal --salvo sorpresas-- no llevará a la reelección presidencial, pero alguien tendrá que ser el candidato de Morena y habrá de hacerse cargo del partido. Al final de cuentas, el verdadero legado de López Obrador se conocerá después de que haya dejado la presidencia.

Pero a todos se le ha escapado que Morena se encuentra en el escenario de una sociedad política en reorganización casi total. Morena nació del PRD y éste salió del Partido Comunista Mexicano y existe dentro de Morena una corriente especial comunista --pasiva hasta ahora, pero podría despertar-- que sabe de política de partidos que tiene la idea de un partido leninista y que considera al partido como la organización de la clase obrera --hoy inexistente-- para definir un proyecto socialista.

Morena va a definir su rumbo 2020-2024 en la elección de dirigente, si acaso se completa el proceso legal para hacerlo o se regresan a las argucias leguleyas para ir posponiendo la renovación. Si López Obrador pierde el control del proceso y la encuesta organizada por el INE escoge al menos indicado, entonces el presidente de la república podría cumplir su amenaza de salirse del partido para construir otra corriente que sea la que opere las candidaturas de sus piezas legislativas para el 2021 y la de su candidato presidencial en el 2024.

Hasta ahora el más desbocado --en velocidad y en verborrea-- es Muñoz Ledo, quien ya amenazó a Marcelo Ebrard con echarlo del partido y expulsar al mismo tiempo nada menos que al jefe legislativo de los diputados Mario Delgado, dos piezas clave del primer círculo de poder lopezobradorista, como para enviar el mensaje de que Muñoz Ledo quiere aislar al presidente de la república para que el poder presidencial real lo tenga él como jefe de Morena…, finalmente, después de su fracaso de 1975 y 2000.

 

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miércoles, 23 de septiembre de 2020

Contracolumna • OBRADOR, BEISBOLISTA • CORRUPCIÓN, DEPORTE

 



JOSÉ MARTÍNEZ M.


Durante mucho tiempo he sido seguido al comentarista deportivo José Ramón Fernández, uno de los mejores periodistas deportivos. Pero lo bellamente onírico sucedió una noche mientras atendía su programa en ESPN cuando recibí una llamada inesperada. En la línea estaba el periodista Tlatoani Carrera para solicitarme una entrevista para el programa de José Ramón. Quería abordar la afición del ingeniero Carlos Slim sobre los deportes. Al día siguiente un equipo de ESPN estaba en mi casa. Esa noche se trasmitió la entrevista-reportaje con una duración de ocho minutos. Conté al periodista algunas anécdotas: la visita de Slim al club Barcelona de futbol y los consejos del Ingeniero para mejorar las finanzas del equipo de Messi; hablé de una carta confidencial que escribió Slim para el pelotero de las grandes ligas Alex Rodríguez, de su relación con José Sulaimán, del Consejo Mundial de Boxeo, de su apoyo a la escudería Telmex de Checo Pérez, del apoyo al patronato de los Pumas, de los deportes que practicó el Ingeniero en su juventud (natación y futbol americano). En fin hablé hasta de las ganas de Slim por abrir un museo de los deportes.
Aficionado al béisbol el ingeniero Slim y su primo hermano Alfredo Harp Helú sopesaron la posibilidad de comprar la franquicia del equipo de los Padres de San Diego y traerla a México y construir un estadio. De esa manera México estaría presente en las grandes ligas. Pero al final Slim decidió que no. Le pregunté sus motivos. El magnate me respondió que por ética no iba hacer un negocio de su deporte preferido.
Al final, la principal razón para desistir fueron los números. Sería muy caro sostener a un equipo de esas dimensiones en un mercado como el mexicano. Simplemente no sería rentable.
A diferencia de Slim, que es uno de los diez hombres más ricos del mundo, el presidente Obrador –quien dice que siempre trae 200 pesos en su cartera y quien presume su “austeridad” – gasta una fortuna de recursos públicos como un capricho para mantener su afición al béisbol. Este año, por ejemplo, pese a la crisis de la pandemia y la peor caída de la economía mexicana en su historia, el presidente Obrador va a gastar 350 millones de pesos del presupuesto presidencial en su amada afición pelotera. Casi un millón de pesos diarios para el béisbol. Un gusto que ni siquiera Slim se puede dar.
Cuando Obrador resultó ganador de las pasadas elecciones presidenciales lo primero que hizo fue contratar los servicios del expelotero de las grandes ligas, Edgar González, un ferviente lector de libros cristianos que combina la palabra de Dios con la formación de jugadores y entrenadores de béisbol.
La ascendencia de Edgar sobre Obrador es sorprendente, tan es así que el tabasqueño ordenó acondicionar una oficina especial para el beisbolista a un costado del despacho presidencial. Edgar González depende directamente del presidente. Sólo a él le rinde cuentas. La pomposa oficina recibe el nombre de Promoción y Desarrollo del Béisbol en México (Probeis) y tiene contemplado un presupuesto sexenal de 2 mil 100 millones de pesos. Hasta ahora se gastado casi 700 millones de pesos en ese proyecto más otros 500 millones de pesos extras invertidos en un estadio de béisbol en el estado de Sonora.
Al margen de Conade que encabeza Ana Guevara, inmersa en la corrupción, el plan de Edgar González es construir 16 academias para formar a 640 niños y 128 entrenadores para que “en el futuro” puedan aspirar a “probarse” como jugadores de las grandes ligas, aunque no hay garantías de nada.
El expelotero Edgar González es íntimo amigo del gobernador Jaime Bonilla Valdez quien lo presentó con Obrador.
Bonilla, a su vez, se hizo amigo de Obrador cuando le abrió los micrófonos de la estación 1030 AM de radio “La Tremenda” y de la plataforma multimedia PSN para sus campañas políticas. A cambio Obrador le entregó a Bonilla una diputación y una senaduría, después le dio en compensación la gubernatura.
Bonilla quien mantuvo negocios con los gobernadores Xicoténcatl Leyva Mortera y Óscar Baylón Chacón jamás pensó entrar a la política, pero su camino se cruzó Obrador y fue como sacarse la lotería.
Bonilla fue dueño del equipo de béisbol Los Potros de Tijuana hasta que un día fue expulsado de por vida de ese deporte. La razón: prostitutas, alcohol, drogas y dinero.
En la temporada 1987-1988 Los Potros de Tijuana se coronaron campeones de la Liga Mexicana del Pacífico. En esa ocasión Los Potros se enfrentaron con las Águilas de Mexicali ganando la serie 5 a 3.
Bonilla sobornó a cada uno de los jugadores de las Águilas con 30 mil pesos, una fiesta en una casa de citas donde abundaron las mujeres, el alcohol y las drogas.
Durante toda su vida, Bonilla se ha manejado a base de cochupos para seducir lo mismo amigos que enemigos. Así como lo hizo con los jugadores de Mexicali, también actuó de la misma manera con los diputados del Congreso Local para extender ilegalmente su mandato constitucional como gobernador. Tenía el respaldo cómplice de la secretaría de Gobernación Olga Sánchez Cordero pero la Suprema Corte de Justicia de la Nación le puso un hasta aquí a sus abusos, mientras su amigo el presidente Obrador volteaba hacia otro lado haciéndose el desentendido en las ambiciones de Bonilla.
Ahora Obrador tiene a un lado de su oficina como protegido al expelotero de los Padres de San Diego, Edgar González el amigo íntimo de Bonilla.




Muñoz Ledo quiere a Morena como un PRI neolombardista y diazordacista

 


 

Carlos Ramírez

 

Aunque a nadie parece preocuparle, el destino de Morena en este cambio de dirigente podría cerrar el círculo abierto en 1986-1989 por la Corriente Democrática pos-neo-cardenista convirtiendo al movimiento lopezobradorista en un nuevo PRI diazordacista-echeverrista-lopezportillista de 1976.

Sólo que ahora con un toque del tipo del Partido Comunista soviético: el plan con maña de Porfirio Muñoz Ledo buscar mover el eje político de la presidencia de la república al partido y presidencializar desde el apparátchik partidista anulando al líder López Obrador.

Fue lo que quiso hacer Muñoz Ledo en 1975-1976 cuando el presidente Echeverría le negó la candidatura presidencial y le dio el partido como premio de consolación. Desde el PRI, Muñoz Ledo se alió con el cacique sindical Fidel Velázquez para intentar la reconstrucción del movimiento obrero como una organización de masas que le impusiera condiciones al presidente López Portillo. Con astucia, Fidel lo abanicó y Muñoz Ledo se quedó en el gabinete causando estropicios hasta que lo echaron.

Morena podría ser el punto final del movimiento de protesta nacido en el PRI en la segunda mitad de 1986 para intentar meterse en la sucesión presidencial de 1988: la Corriente Democrática formó el Frente Democrático Nacional de la elección presidencial de 1988, el Frente se transformó en PRD en 1989, los caudillismos de Cárdenas, Muñoz Ledo y López Obrador lo destruyeron, agonizó hasta que López Obrador creó su estructura Morena para su candidatura presidencial exitosa en 2018 y no será necesario para el 2024 porque el modelo sucesorio lopezobradorista no considera a un partido como eje dinamizador de la próxima nominación, sino que el candidato tendrá que depender de una coalición de muchos partidos pequeños.

Muñoz Ledo siempre quiso ser el Perón mexicano. Desde la Secretaría del Trabajo 1972-1975 construyó un acuerdo con el movimiento obrero priísta controlado por Fidel Velázquez y aplastó con represión al sindicalismo independiente de entonces, sindicatos industriales pequeños y sobre todo la Tendencia Democrática de Rafael Galván. Sin embargo, Muñoz Ledo ignoró que la lógica del sistema había fortalecido a Fidel para servir a la élite gobernante y no para constituirse en poder autónomo.

La estrategia de movimiento obrero apuntalado por el gobierno y política de bienestar no le alcanzó a Muñoz Ledo para obtener la candidatura presidencial. Muñoz Ledo presume sus lecturas de Duverger como presunto primer teórico de los partidos, pero medio siglo antes del francés fue el alemán Robert Michels el que definió en 1915 a los partidos políticos en la lógica de Muñoz Ledo: oligarquías dirigentes que imponen voluntades personales, lo que llamó “la ley de hierro de la oligarquía”.

De la Secretaría del Trabajo como Ministerio de Bienestar Social peronista, Muñoz Ledo pasó al PRI a operar la campaña de López Portillo y por su cuenta definir al PRI como “el partido de los trabajadores”, aunque su base obrera fuera la controlada, corrupta y lobotomizada de Fidel Velázquez. En su presidencia en el PRD quedó atrapado entre el liderazgo de Cárdenas y el dinamismo de López Obrador y por eso pactó en secreto con Vicente Fox su declinación como candidato presidencial del PARM en el 2000. Y de ahí, una carrera llena de traiciones, expulsiones, corruptelas y acomodos políticos.

Ahora aparece en Morena y se presenta como candidato de unidad, pero ya con una lista estaliniana de expulsados del paraíso partidista. En términos ideológicos, intelectuales, politológicos y de calidad moral, Muñoz Ledo siempre se topó con Manuel Camacho Solís y de ahí su odio político al camachista Marcelo Ebrard. La arrogancia intelectual de Muñoz Ledo está haciendo estragos en Morena y aún sin haber llegado a la presidencia del partido, con la amenaza directa de que meterá en cintura al propio presidente López Obrador y su estrategia política de liderazgo social.

Al final, Muñoz Ledo sigue arrastrando su diazordacismo como la personalidad autoritaria que define.

 

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martes, 22 de septiembre de 2020

Contracolumna • LA GLUCOSA DEL GOBERNADOR • BARBOSA Y SU SUERTE ECHADA

 

JOSÉ MARTÍNEZ M.

El gobernador de Puebla, bueno es un decir, Miguel Barbosa quien domina el estado como un nerón tiene la suerte echada. Con Barbosa, Morena tiene los días contados. No es que lo digan los pitonisos ni los aprendices de brujo, es la consecuencia de los malos yerros de su administración.
No solo por su condición física que le impide movilidad, pero Barbosa se ha convertido en un lastre para su partido. Obsesivo en someter a los gobiernos municipales bajo su control, Barbosa ve cómo se le va la vida producto de su mala salud política.
En su reciente visita por el estado, el presidente Obrador hizo pública la mala salud física del gobernador, aunque lo más grave no lo dijo pues el huésped de Palacio Nacional sabe perfectamente que en las próximas elecciones su partido va a recibir un tremendo voto de castigo.
Barbosa ha polarizado al estado, como Obrador ha polarizado al país. Vaya, es el estilo de la casa. Si todo marcha bien Barbosa espera llegar al próximo mes de agosto para sacar sus tiliches de la Casa Puebla. Para entonces ya habrán pasado las elecciones de medio gobierno y estarán dadas las condiciones políticas para que el congreso local designe un sucesor, pero si las condiciones de salud del gobernador empeoran de aquí a las elecciones de junio próximo las cosas se le pueden complicar a Morena y al presidente Obrador. Todo depende de los niveles de glucosa del gobernador cuya salud ha hecho estragos en su salud física.
Como se sabe, en las próximas elecciones estarán en disputa 15 gubernaturas y la renovación de la Cámara de Diputados, aunque en total serán 21, 368 los cargos de elección en todo el país.
Pero sin duda, Puebla tendrá la elección más grande del país. En esta entidad se elegirán 2,285 cargos entre diputados federales y locales, así como 217 alcaldes y miles de síndicos municipales y regidores. Eso sin contar los suplentes.
Las elecciones no solo se verán “empañadas” por la pandemia sino por el corto tiempo de las campañas que iniciarán el 3 de mayo y concluirán el 2 de junio.
En el caso de Puebla todos estos factores están en contra de Barbosa quien no tiene el respaldo de su partido. En su obsesión por tener el control de todo el gobernador se ha confrontado con todos. Eso ha provocado un desgaste que no solo ha mermado su salud sino ha perdido el consenso con el que llegó al gobierno.
Mantiene un largo pleito con la Universidad y con los propios alcaldes de su partido.
Alrededor de Barbosa zopilotean toda clase de políticos. Hay quienes ya lo ven como un político en agonía, otros como un cadáver. Los políticos priistas están al acecho y buscan recuperar el terreno perdido aprovechando que Barbosa tiene menos del 20 por ciento de aprobación en las encuestas.
En la zona metropolitana donde se concentra el 45 por ciento del padrón electoral hay un descontento generalizado. Es evidente la corrupción, los abusos y excesos, así como la impericia de los alcaldes de Morena en las Cholulas, Cuautlancingo, San Martín Texmelucan, Tehuacán, Amozoc, Coronango, Huejotzingo y la capital poblana.
Los problemas de gobernabilidad se han acentuado desde la llegada de Morena al gobierno poblano. Se han triplicado los femenicidios y los secuestros, en tanto Puebla es el paraíso del huachicol, como se le conoce al robo de combustible, específicamente en la zona de Tehuacán donde se ubica el famoso triángulo rojo.
En la última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana, el INEGI reveló que el 97 por ciento de los habitantes de la capital poblana se sienten inseguros.
En el cuadro siguiente podemos observar un comportamiento de los delitos más comunes en la capital del estado.




Frente a una prensa crítica por sus excesos y su autoritarismo, Barbosa en su delirio presume de encabezar un gobierno “austero” y “honrado”, donde la opacidad es la marca de la casa.
En su visita por Atlixco, el presidente Obrador se sorprendió por la salud de Barbosa –al que muchos ya dan políticamente por muerto– “Hace unos días me informaron que estaba mal, me preocupé, ya luego tuve un reporte de que gozaba de cabal salud”.
En Puebla todo depende de los niveles de la glucosa del gobernador, hasta las hojas de los árboles no se mueven si Barbosa no lo ordena.

Lista de los 667: intelectuales, exfuncionarios y algunos más

 


Carlos Ramírez

 

Vista en conjunto y apellidos conocidos, la lista de presuntos 667 intelectuales puede impresionar. Pero en una revisión de primera mano se pueden encontrar funcionarios recientemente despedidos, exfuncionarios de gobiernos cuyos presidentes quieren ser juzgados en la plaza pública y… algunos otros.

El otro detalle de la lista refiere la existencia de un filtro insalvable: para estar en ella se necesita compartir de manera acrítica el repudio a decisiones del gobierno del presidente López Obrador; por lo tanto, no defiende la libertad de crítica, sino el enfoque antilopezobradorista.

De entrada, nada se dice del principal problema de la censura: los empresarios que son dueños de los medios impresos, radiofónicos y televisivos y deciden a los que aceptan en sus filas y a los que rechazan; algunos de los censurados fueron despedidos por los dueños, aunque hubiera habido de por medio alguna solicitud oficial. Cuando menos dos dueños de medios --Excelsior y TV Azteca-- tienen contratos con obras del gobierno actual. Y el 90% de los dueños de medios son empresarios que viven de la publicidad oficial.

Y en la lista hay investigadores que escriben en medios sin tener carrera periodística y que han sido afectados en sus ingresos por recortes en sus instituciones académicas u oficiales como el CIDE, el Conacyt y otros.

De la lista destacan algunos:

--Arturo Sánchez Gutiérrez no es intelectual, escribe de vez en cuando y fue consejero del INE.

--Claudio X. González, promotor de organizaciones civiles dedicadas a la observación critica de oficinas del sector público, sin que tenga ninguna tarea que lo pudiera haber convertido en intelectual.

--Juan Ignacio Zavala, hermano de Margarita Zavala, ha tenido más actividad política que de articulista en medios. Los Zavala y los Calderón han sido acosados por el nuevo gobierno por cargos referidos a sus tareas públicas en el sexenio 2006-2012 y sobre todo a las presuntas irregularidades electorales en las elecciones presidenciales del 2006.

--Julio Frenk, investigador médico, fue secretario de Salud del gobierno de Fox; escribe ensayos de su especialidad que se publican en la revista Nexos.

--María Elena Morera es articulista de El Universal a partir de su papel dirigente de organizaciones sociales dedicadas a la observación de políticas de seguridad, pero estuvo vinculada al exsecretario de Seguridad Genaro García Luna, arrestado en los EE. UU. por relaciones con el narcotráfico.

--María Amparo Casar, académica del CIDE, pero con cargo público en desarrollo político de la Secretaría de Gobernación en el gobierno de Vicente Fox; salta de ONG a ONG. Y es articulista en Excelsior.

--Jesús Reyes Heroles González-Garza fue director de Banobras, secretario de Energía, embajador en los EE. UU. y director de Pemex en gobiernos del PRI y del PAN y escribe en El Universal sin ser periodista.

--Mauricio Merino fue consejero del INE y escribe en El Universal, además de encabezar una ONG.

--Otto Granados Roldán fue director de Comunicación social del gobierno de Salinas, es politólogo y fue secretario de Educación Pública al final del gobierno de Peña Nieto. Escribe de manera irregular en medios.

--Raúl Padilla es el cacique de la Universidad Autónoma de Guadalajara donde fue rector y maneja la Feria Internacional del Libro como un gran negocio. No escribe ni tiene producción intelectual.

--Pedro Salazar Ugarte es articulista, pero fue director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, la catedral jurídica del PRI.

--Rolando Cordera Campos, que viene de la izquierda universitaria, trabajó de manera directa con el presidente Salinas de Gortari para promover el neoliberalismo y es funcionario editorial de la revista Nexos y escribe en La Jornada.

--Rubén Aguilar Valenzuela fue jefe de prensa del presidente Fox y su tarea fue aclarar lo que el presidente quería decir.

--Sergio García Ramírez es jurista de amplia y larga carrera, articulista en El Universal y la revista Siempre, exprecandidato presidencial priísta en 1987, ex procurador de la república.

--Santiago Levy, funcionario del gobierno de Zedillo.

Son, éstos, algunos de los que aparecen como intelectuales en la lista de los 667 denunciando censura de prensa.

 

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Política para dummies: La política es el “ya sé quién eres, te he estado observando”, homenaje tangencial a José Agustín.

 

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domingo, 20 de septiembre de 2020

Dilema de la 4-T: ruptura real con el pasado priísta o sólo sanación


Carlos Ramírez

 

El tono en que está redactada la carta del presidente López Obrador solicitando al Senado y a la Suprema Corte una consulta sobre las conductas económicas presuntamente delictivas de los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto pudiera llevar a una ruptura sistémica de lo que parece ser sólo una transición dentro de una transición.

Por el contenido del texto, López Obrador está marcando un deslindamiento histórico. No se trata sólo de acusaciones que refieran modelos de política económica, sino acusaciones que estarían tipificando delitos concretos contenidos en el código penal. Por lo tanto, la única forma de legalizar ese proceso sería con una ley de ruptura histórica o, como ocurre en países que construyeron democracias sobre las cenizas de dictaduras, una ley de memoria histórica.

Ahora mismo, por ejemplo, la alianza en España entre el Partido Socialista Obrero Español y el Partido Unidas Podemos y como acompañantes los resabios del Partido Comunista de España de Santiago Carrillo y La Pasionaria, están terminando de destruir las ruinas del franquismo --el Valle de los Caídos y la Fundación de Franco-- para transformar a posteriori la transición española en una ruptura revolucionaria que se eludió en la transición pactada de 1978.

Las acusaciones del presidente López Obrador a cinco expresidentes de la república --tres del PRI y dos del PAN, los cinco articulados por una misma política económica-- son lo suficientemente válidas como para crear ya una ley de memoria histórica que señale responsabilidades legales a quienes llevaron al país al hoyo de la gran crisis neoliberal 1983-2018.

La victoria presidencial del PAN en julio del 2000 no fue producto de algún modelo de transición pactada a la democracia, sino resultado del desmoronamiento del PRI, de la pérdida priísta del control procesal de las elecciones y del hartazgo ciudadano. Sin embargo, el PAN en la presidencia 2000-2012 careció de un esquema de ruptura con el sistema/régimen/Estado priísta y esos dos sexenios fueron, en los hechos, una continuidad del sistema-PRI.

El dilema y desafío de López Obrador, Morena y la 4-T radica en fijar, ahora sí, una ruptura con el modelo sistémico priísta para desarrollar una transformación de estructuras o deslindarse sólo de discurso del viejo régimen, pero mantener las variables priístas. Hasta ahora, la 4-T sólo se asume como posneoliberal, pero sin fijar nuevas relaciones sociales de producción que definan los objetivos de creación y distribución social de la riqueza más allá del camino fácil de los dardos verbales que en nada modifican la estructura neoliberal.

La carta presidencial para juzgar a los cinco últimos presidentes de la república hermanados por un mismo modelo neoliberal de gobierno podría ser el comienzo de una ruptura histórica de proyectos de nación o se quedará en mero planteamiento retórico. López Obrador ha sido muy certero en establecer efectos sociales negativos de presuntos delitos económicos y productivos, como alguna vez los planteó en una demanda en la antigua PGR.

A la carta le falta incluir al presidente Miguel De la Madrid --ya fallecido--, porque fue el responsable directo de las reformas constitucionales para pasar --en el razonamiento ideológico conservador de Carlos Salinas de Gortari en julio de 1985-- del Estado social posrevolucionario al Estado autónomo de compromisos sociales que ha sido la esencia del ciclo neoliberal 1983-2018. Ese tránsito hubo de tener la principal ruptura interna en el PRI con la salida de la Corriente Democrática de Cuauhtémoc Cárdenas a la que se sumó López Obrador en 1988 al aceptar la candidatura frentista a gobernador de Tabasco en 1988.

 El presidente López Obrador tiene elementos suficientes para fijar una ruptura real con el neoliberalismo. El juicio a expresidentes podría ser el primer paso o quedarse sólo en un acuerdo de sanación.

 

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Política para dummies: La política es el campo de las grandes decisiones históricas o el territorio de los engaños.

 

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Contracolumna • OBRADOR Y SU IMPOSTURA • AUTORITARISMO Y FRIVOLIDAD


JOSÉ MARTÍNEZ M.

México está parado en tierra movediza. Es innegable que el país se encuentra fracturado. Nos encaminamos a una de las elecciones más importantes de las últimas décadas frente a un nuevo régimen sin contrapesos y con partidos sin representatividad. Obrador obtuvo un triunfo aplastante no tanto por sus ideas sino por el hartazgo de la gente. Los partidos postularon malos candidatos y entre ellos emergió por enésima vez Obrador con un discurso superficial y sin contenido pero a la vez incendiario dirigido a la muchedumbre. Prometía castigar a la “mafia del poder” y terminó rodeándose de ellos. La “rifa del avión” y el retiro de las pensiones a los expresidentes fueron otras de sus “ofertas”.
La impostura de un político que actúa con engaños con apariencia de verdad.
A la gente le pareció atractiva la propuesta pero en el fondo su discurso mostraba un hueco ideológico. Formó Morena a su imagen y semejanza con lo peor de los políticos de todas las tendencias, incluidos representantes del Yunque y otros grupos de la ultraderecha y personajes del clero político, entre ellos mezclados un puñado de tránsfugas de la izquierda.
En esa campaña predominó el insulto y las descalificaciones pero el país salió perdiendo. De 90 millones de electores, un terció lo hizo por obrador, unos 25 millones dividieron su voto como parte de la polarización, pero otro tanto cercano a los 35 millones se abstuvo de participar.
Los resultados de la gestión de Obrador al frente del gobierno son desastrosos en cualquier segmento que se analice. Cambiar las bases del viejo régimen no es cualquier cosa. Implica cambios estructurales y constitucionales profundos. Para ello se necesita un Congreso fuerte, no servil a los caprichos presidenciales y un poder judicial fortalecido, pero tenemos uno corrupto y elitista.
El país necesita partidos fuertes pero tenemos simples cascarones, que son auténticas fachadas de grupos privilegiados y poco o nada comprometidos con una refundación del país.
Se necesita también una sociedad civil empoderada pero la sociedad se encuentra dividida y desorientada. FRENA es solo una expresión de los grupos empresariales con una agenda muy precisa pero sin una auténtica base social, en ella concurren grupos sociales sin ideología pero hartos del manejo caciquil del presidente. Al final Gilberto Lozano, el líder de esta organización, es como el alter ego de Obrador.
La polarización del país es consecuencia del malestar social frente al encono, la cerrazón y la exclusión promovida desde Palacio Nacional.
Hasta ahora no hay una voz poderosa que se deje escuchar como contrapeso.
Como nunca antes los intelectuales empiezan a esbozar una propuesta política pero carecen de una plataforma ideológica cercana a la gente.
Mientras tanto el presidente Obrador aprovecha esos vacíos dejados por los partidos, aún incluso a Morena, para cautivar a las masas con sus discursos incendiarios.
Un presidente que se impone como el poder de los poderes sin siquiera saber qué hacer con el timón en medio de la tormenta que amenaza llevar al país a un naufragio.
El carácter esquizo-paranoide de Obrador es un reflejo de su liderazgo, lo cual se evidencia en el desorden de su gobierno.
La prensa es la única que ha cumplido de sobra su papel. Por eso el presidente la detesta. Los ataques y descalificaciones contra los medios son una muestra de la desesperación del presidente cuando se siente acorralado por las críticas.
El tiempo se agota y no hay visos de una verdadera oposición articulada en torno a una fuerza política partidaria. Los partidos aún no se reponen del golpe demoledor de las pasadas elecciones que los dejó fuera de combate. El de Morena fue un golpe de suerte como el un boxeador de peso minimosca contra un peso pesado que en lugar de músculo estaba lleno de grasa.
Morena con una mínima afiliación de simpatizantes contó con el apoyo del público expectante. Los que apoyaron el triunfo de Obrador fueron unos bisoños en política que le creyeron toda su palabrería pero de a poco se han ido desencantando.
El discurso de “Por el bien de México, primero los pobres” fue sólo un slogan de campaña. Publicidad barata y engañosa. El presidente dice que la crisis derivada de la pandemia no ha hecho estragos entre los pobres. Eso no se lo cree ni el más lerdo de sus seguidores.
Obrador vive lejos de esa realidad. Pero los partidos están peor. Morena ni se diga. Para este movimiento todo gira en torno a la figura del tabasqueño.
Lo peor de todo es que Obrador ha convertido a su gobierno en un espectáculo. Da lo mismo burlarse de las denuncias periodísticas de las masacres, que de la lucha de las mujeres. Su conducta es irresponsable y bochornosa. Para él la violencia y las matanzas no existen, como lo dijo en su segundo informe. Las mujeres, según él, son manipuladas por la derecha.
En ese sentido, las denuncias de la prensa resultan “triviales”, “insustanciales”, de poca trascendencia.
No hay autocrítica. Todo lo frivoliza. Para él no es importante la ciencia, el arte y la cultura. Para Obrador lo importante son las encuestas y las rifas. El espectáculo. Eso hace al pueblo, feliz… feliz.
Para él no es importante el hambre y las muertes que ha dejado la guerra de la pandemia.
Seamos cínicos y no nos quejemos de los excesos que comete éste personaje y la pasividad del entorno que le ha permitido alcanzarlos.

sábado, 19 de septiembre de 2020

Contracolumna • LA JORNADA, INSTRUMENTO POLÍTICO DE LA 4T • OBRADOR Y EL USO FACCIOSO DE LA PUBLICIDAD

 


JOSÉ MARTÍNEZ M.

La Jornada cumple hoy 36 años. A diferencia de la gran mayoría de los medios impresos –incluso las grandes empresas editoriales que han sido castigadas por el gobierno del presidente Obrador con el gasto de la publicidad oficial– La Jornada vive una boyante economía gracias a la millonaria partida de la publicidad oficial. Este periódico se ha convertido en el vocero de la cuarta transformación a costa de su esencia: credibilidad. Pero a cambio es favorecida con carretadas de dinero del presupuesto público.
En 2007 Carmen Lira se quejaba de la “asignación facciosa” de la publicidad oficial a los medios de comunicación. VER ENLACE
(https://www.jornada.com.mx/2007/05/17/index.php…)
Durante el primer año de gobierno de Felipe Calderón– al presentar su décimo informe a la asamblea de accionistas de La Jornada, en medio de una aclamación Carmen Lira denunció que “el gobierno federal, como los que le antecedieron, aplica una injustificable discriminación en la asignación de publicidad a los medios de comunicación.
“Esta actitud lo mantiene haciendo uso indebido de los recursos, que son públicos, ya que provienen de los impuestos que pagan los mexicanos.
"El manejo antidemocrático y patrimonialista, acentuado durante el sexenio pasado, no da visos de cambiar en el gobierno actual, en el que, por el contrario, se han tomado medidas para consolidarlo''.
Carmen Lira hizo saber a los accionistas que el 8 de febrero de ese año, la Secretaría de Gobernación publicó en el Diario Oficial de la Federación los lineamientos para el manejo de partidas de comunicación social, entre los cuales se establecía que los medios impresos editados en la capital del país no serían considerados, para efectos de adquisición de espacios publicitarios, como medios de cobertura nacional.
Frente a tal decisión gubernamental -informó-, que el 16 de abril, Demos, Desarrollo de Medios, empresa editora de La Jornada presentó un procedimiento contencioso administrativo en el fuero federal contra la Secretaría de Gobernación, por considerar que se trataba de una disposición que viola los derechos de los ciudadanos a la información, y los de los informadores a la libre expresión, y es contraria a los preceptos democráticos de independencia, pluralidad y diversidad de los medios.
La Jornada planteó además que la medida contraviene los artículos 25 y 26 constitucionales, donde se establece la obligación del Estado de fomentar el crecimiento económico y el empleo, así como una justa distribución de la riqueza.
Para fortuna la suerte de La Jornada cambió diametralmente con la llega de Obrador al poder. El tabasqueño ahora es su benefactor, como también lo fue Peña Nieto, cuyo gobierno se portó generoso con La Jornada.
Lo malo es que el periódico, como Saturno, con el tiempo fue devorando a sus hijos. Ocurrió con el regiomontano José Woldenberg, el autor del cabezal que le da nombre a La Jornada. Como muchos otros intelectuales Woldenberg abandonó La Jornada por extraviar el rumbo trazado en sus orígenes. Ahora colabora con El Universal, antes hizo lo propio en el Reforma. En las páginas de La Jornada la “pureza ideológica” es parte de su esencia pero muchos como Woldenberg terminaron satanizados por ser “parte del sistema”.
Cuando dio a luz este rotativo brillaba en el firmamento de los medios como un diario independiente y comprometido con sus lectores. Intelectuales de varias partes del mundo concurrían en sus páginas, le daban lustre y prestigio. Pero de a poco se fue extraviando en el horizonte al convertirse en un instrumento de propaganda al servicio del lopezobradorismo que desde el poder los recompensa con cientos de millones de pesos en contratos de “publicidad”. Por esa razón la lucha del subcomandante Marcos (ahora Galeano) dejó de existir en el mundo de La Jornada. Entre Marcos y Obrador, Carmen Lira se decantó por el tabasqueño.
Cuando se cumplieron los primeros 25 años del periódico, el activista y coordinador de las páginas de opinión Luis Hernández Navarro realizó el siguiente apunte:
“En un entorno en que los medios sirven para hablar –o lucrar– con el poder, La Jornada se fundó para que la sociedad hablara entre sí. En una industria en la que la prensa es un negocio de empresarios o instrumento de políticos, La Jornada se forjó para divulgar y opinar sobre los problemas sustantivos del momento. En una coyuntura política inclinada cada vez más a la derecha, el diario reivindicó, sin vergüenza alguna, un periodismo de izquierdas, plural y democrático”. Cierto.
Pero el proyecto fue perdiendo su encanto. En los primeros años comenzó la diáspora en las filas del periódico. El cruce de intereses provocó las primeras rupturas. Una de ellas fue la de Miguel Ángel Granados Chapa quien toda su vida sostuvo que “los verdaderos periodistas no deben ser socios de políticos”. Como Héctor Aguilar Camín, Granados Chapa y Humberto Mussachio (quienes compartían cargos directivos) eran partidarios de los derechos sindicales, también dijeron adiós a principios de los noventa, cuando en esos años coincidentemente se fraguaba el arribo de La Maestra como “colaboradora” especial en las páginas de La Jornada. En la cúspide de su cacicazgo Elba Esther Gordillo fue recibida con bombos y platillos. Se estrenó como colaboradora estrella en 1992 hablando de “cultura sindical” y se mantuvo inalterable hasta el 3 de diciembre de 2001. Después de casi diez años de colaborar hombro a hombro compartiendo los “ideales” de La Jornada, La Maestra dijo adiós y el diario desató entonces una feroz campaña en su contra.
Octavio Rodríguez Araujo y Luis González de Alba –dos conspicuos intelectuales de la izquierda– como otros más salieron también de las páginas de La Jornada. González de Alba demandó a la escritora Elena Poniatowska por algunas diferencias en su texto de La Noche de Tlatelolco hechos que se dirimieron por la vía legal. Por ese pleito Carlos Monsiváis quien apoyó a Poniatowska amagó a Carmen Lira con su permanencia en La Jornada: “O González de Alba o yo”.
Las pugnas internas florecieron con la llegada de Carmen Lira a la dirección provocando una crisis editorial y un manejo cuestionable de sus finanzas, en tanto ella se empoderaba y comenzaba a amasar una fortuna personal. El sindicato entonces se convirtió en un lastre.
Jaime Avilés –el periodista más cercano a Obrador– cuestionó la descomposición interna del diario lo cual le costaría su salida.
Lira ejerció mano dura contra el Sindicato Independiente de Trabajadores de La Jornada (Sitrajor). Ante los abusos de la directora, Avilés defendió a una veintena de afiliados al Sitrajor que terminaron puestos en la calle.
Jaime Avilés cuestionó la política editorial y escribió:
“Qué mala decisión tomaron Carmen Lira y su patibulario número dos, el tránsfuga de ETA o de Grapo, el acaudalado Josetxo Zaldúa, corrupto entre los corruptos, capataz de mis queridos compañeros de redacción y de oficio, al negarse a investigar y denunciar la masiva compra de votos que llevaba a cabo el PRI, en preparación del fraude que ahora ha arrastrado a México hasta la orilla de un abismo en que tal vez nada podrá evitar que se hunda, si se concreta la privatización de Pemex.
“Qué deprimente fue ver, en la semana que termina, el hecho insólito de que La Jornada se alineara con Milenio, Crónica, La Razón y demás excrecencias, para mentir diciendo que un policía estaba ‘en coma’ después de ser ‘herido’ por un maestro de la CNTE. O qué emético, es decir, vomitivo, fue el desplegado a toda plana que salió un día antes, firmado por el gobernador de Chihuahua, según el cual ´Ciudad Juárez es de nuevo una de las ciudades más seguras del mundo´”.
Avilés cuestionó: “¿Cuánto tiempo más habrá de transcurrir para que los trabajadores de ese diario le digan a Carmen Lira que su maravilloso e histórico ciclo ha concluido y que debe retirarse antes que esta decadencia lo empañe? ¿Qué se necesita para convencerla de que pase a retiro a Josetxo, para que ese soldado de fortuna se lleve también a los miembros de su camarilla de vividores, como el tuerto del ojo de vidrio que le lleva el whisky noche tras noche? ¿Qué debemos hacer para que La Jornada vuelva a enderezar el rumbo?”
“Perdón por haberme extendido tanto, pero el país atraviesa por un momento espantoso y la cuenta regresiva para el naufragio final avanza aceleradamente. ¿Logrará Morena evitar la privatización de Pemex? ¿Lograremos los habitantes del DF librarnos de Mancera? ¿Lograrán los periodistas de La Jornada iniciar una nueva etapa de lucha y de éxito?”
Avilés cuestionó con firmeza la corrupción de los más allegados a Carmen Lira: Josetxo y Miguel Ángel Velázquez, quienes ostentan con descaro su riqueza. Velázquez, al que Carlos Ahumada balconeó en su libro Derecho de Réplica como un “chayotero”.
Políticos como el exjefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera y el exgobernador de Oaxaca José Murat dejaron huellas de la corrupción en La Jornada de la que se beneficiaron unos cuantos.
Eternizada en el cargo Carmen Lira mantiene subordinada a La Jornada a los intereses de su compadre, el presidente Obrador quien a cambio les ha abierto las arcas públicas.
Para Obrador, los demás medios son “pasquines inmundos” que merecen su desprecio y sus burlas.
La Jornada terminó como instrumento político de la cuarta transformación, mientras el gobierno de Obrador hace una asignación facciosa de la publicidad oficial. La Jornada es un ejemplo de ello.