JOSÉ MARTÍNEZ M.
En la plaza principal de Ciudad Valles, en San Luis Potosí reposa una
escultura con el busto del presidente Obrador. La obra realizada en
piedra de cantera rosa fue elaborada por el joven artesano Amado
Montalvo Salazar. El domingo 31 de marzo del año pasado cuando la plana
mayor de Morena se presentó en el lugar para rendir un homenaje a su
líder moral, al momento de descorrer el telón se llevaron un chasco. La
decepción fue tan desagradable que acabó con la ilusión de los fanáticos
del tabasqueño. La figura de Obrador no resultó lo que se esperaba. Al
hacerse pública se desató una incesante burla en las redes sociales con
una incontenible lluvia de memes.
La escultura es una representación grotesca de lo que representa Obrador.
Lo mismo pasa con el Obrador de carne y hueso. Obrador resultó una
decepción nacional, a tal punto que el creador de Morena se encuentra
moralmente derrotado. Se ha esfumado su sueño de pasar a la historia en
un lienzo junto a los próceres de la patria, lo cierto es que su figura
acabará fundida en un bronce como una mala réplica del Napoleón
derrotado, la famosa escultura de Vincenzo Vela que resume la decadencia
del famoso personaje.
Morena –el partido creado por Obrador a su
imagen y semejanza, como un político ecléctico– vive su Waterloo. Todas
las tribus morenistas libran un feroz combate por el control del
partido.
Obrador creó a Morena con el solo propósito de llegar al
poder. Cumplido su objetivo lo demás sale sobrando. El partido es él, el
poder es él, el Estado es él, hasta Dios es él, no en balde en más de
una ocasión se ha comparado con Jesucristo.
Marcelo Ebrard quien no
forma parte de Morena ha sido leal con Obrador hasta decir basta. En
cambio los fundadores del partido han sido desleales con el tabasqueño.
Muñoz Ledo y un grupo de conspicuos personajes están decididos a
amputarle las manos a Obrador para que no meta las manos en Morena. La
idea es acabar desde ahora con cualquier posibilidad de que Ebrard se
perfile como el sucesor de Obrador.
De todo el gabinete obradorista
Ebrard brilla con luz propia y ha estado presente en los momentos más
apremiantes del gobierno tanto en lo interno como en lo externo.
Muñoz Ledo y su grupo responden a los intereses de Claudia Sheinbaum.
A diferencia de Ebrard, Sheinbaum se ha visto opacada por su
incompetencia y su falta de experiencia pero cobijada por el grupo de
Muñoz Ledo.
Desde la precampaña se había anunciado que Héctor
Vasconcelos sería el titular de Relaciones Exteriores, pero a la mera
hora declinó la invitación pues prefirió asumir su escaño en el Senado
de la República. Obrador optó por nombrar en su lugar a Ebrard como
Canciller, lo cual incomodó a los más conspicuos personajes de Morena.
Su designación les cayó como agua fría. Incluso a la propia esposa de
Obrador. Familiares de la señora Gutiérrez Müller tienen mucho que ver
con la guerra sucia contra Ebrard. Específicamente su tío Agustín
Gutiérrez Canet esposo de la embajadora de México en Washington, Martha
Bárcena.
Política e intelectualmente hay un mundo de diferencia
entre Ebrard y Gutiérrez Canet, un diplomático que surgió de las filas
del periodismo a la burocracia y quien está ahora con Muñoz Ledo a
partir un piñón, con la misión de torpedear al Canciller para favorecer
las aspiraciones de Sheinbaum de suceder en el cargo a Obrador.
El
julio pasado cuando le preguntaron a Muñoz Ledo cuál era su mayor deseo
de cumpleaños, respondió: “ver una mujer presidenta de México”. Bueno,
no era una novedad, de eso ha publicado artículos en la prensa desde el
arranque de la cuarta transformación. Incluso en una entrevista con El
Universal 16/10/2018
(https://www.eluniversal.com.mx/…/falta-poco-para-que-haya-p…)
Por eso no causó sorpresa la declaración que hizo en una entrevista con
el periódico El País cuando señaló: “Marcelo Ebrard, está ansioso,
ganoso, desembocado para ser presidente de la república. En todos sus
actos lo demuestra. (…) Que se cuide. Perdóname, Marcelo, pero te vas a
ir del partido si sigues así. Yo me comprometo. Te vas”.
Las palabras de Muñoz Ledo tienen una fuerte connotación porque se trata de una auténtica declaración de guerra contra Ebrard.
Lo cierto es que Obrador perdió el control de Morena. El simple hecho
de que se hayan presentado más de medio centenar de aspirantes a la
dirección del partido, más que una pluralidad, refleja el desorden y el
choque de posiciones de las tribus, peor aún que en los tiempos del PRD,
que acabaron por matar al partido.
En el Congreso los legisladores
de Morena se manejan lejos de la disciplina partidista. Las propias
iniciativas presidenciales no han sido atendidas en tiempo y forma.
Obrador mismo ha regañado públicamente a los líderes de diputados y
senadores. De a poco el tabasqueño ha ido perdiendo el control, no solo
del partido y de sus bancadas, sino en el gabinete mismo.
La futura sucesión presidencial ya llegó, ya está aquí.
Hasta la recámara presidencial llegan las disputas por ambiciones
familiares, donde aparece la sombra de la intriga de Agustín Gutiérrez
Canet, aliado de Muñoz Ledo y promotor de Sheinbaum.
Habrá que
esperar el desenlace de esta comedia que involucra lo que queda del
liderazgo de Obrador, ver quiénes se hacen del control del partido y los
resultados de la elección, que de resultar adversa a Morena, el sueño
de la cuarta transformación se derrumbará como un castillo de naipes.
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