jueves, 29 de octubre de 2020

EE. UU. 2020 (2): Biden, candidato tardío de Obama-establishment imperial

 


 

Carlos Ramírez

 

Joe Biden se había preparado para ser candidato presidencial en el 2016 con una larga carrera legislativa y ocho años de vicepresidente, pero al final Barack Obama ejerció el dedazo presidencial a favor de Hillary Clinton por compromisos con Bill Clinton. Hoy Biden es un títere de Obama y de los poderes fácticos detrás de la coalición demócratas-republicanos por el control del establishment de poder.

Los demócratas se han movido siempre como sociedad secreta para mantener el control de los principales hilos de los poderes reales, entre los que sobresalen los grandes medios, las corporaciones financieras, la industria militar, los grupos de la comunidad de los servicios civiles, militares y privados de inteligencia y seguridad nacional y los gigantes tecnológicos.

En las nominaciones presidenciales siempre se han dado batallas por el control de los candidatos tradicionales de ambos partidos. Donald Trump llegó como un foráneo y sin suscribir las alianzas con esos poderes fácticos. Biden fue ungido como candidato demócrata en una baraja de precandidatos famélicos. Hoy, por ejemplo, se quiere ascender a figura histórica a la candidata demócrata a la vicepresidente Kamala Harris por ser la primera mujer en llegar a esa nominación y por el color afroamericano de su piel, pero antes se dijo lo mismo con Hillary sin ser feminista sino parecer una mujer con fuerza de poder como hombre y Obama fue el primer presidente afroamericano.

Biden ha tenido que cargar con el saldo deficiente de los ocho años de Obama. Como vicepresidente tuvo funciones un poco de mayor responsabilidad a la figura tradicional inactiva de ese cargo, pero sin sobresalir. A Biden le falta presencia, temple, energía y sobre todo audacia. Sus posibilidades han crecido en función del miedo a la reelección de Trump. Si Biden gana la presidencia, no terminará siquiera su primer mandato de cuatro años, cederá la presidencia a Kamala Harris y ésta será la candidata a la reelección en 2024.

La agenda de campaña de Biden carece de propuestas reales, salvo la de reconstruir la fracasada reforma sanitaria de Obama que millones de estadunidenses están pagando sin accesos a servicios de salud. Dejó entrever la asunción de la agenda progresista fiscal --no socialista-- de Bernie Sanders, pero las condiciones de la coalición demócrata de intereses con el sector financiero van a impedirlas. La manera de tranquilizar a Sanders será nombrarlo, a petición del propio excandidato “socialista”, secretario del Trabajo que en los EE. UU. carece de valor político real.

Obama nunca confió en Biden; lo designó vicepresidente como parte de los compromisos con Bill Clinton. En cambio, Hillary asumió la titularidad del Departamento de Estado para potenciar de manera internacional su persona y venderla como una policía mundial “de pantalones”. Biden aceptó de manera sumisa las decisiones sucesorias de Obama, se hizo a un lado en la campaña por las elecciones internas de 2016 y bajó nivel a sus tareas políticas en los cuatro años de Trump. De hecho, Biden fue sacado del sótano de su casa, verdadero refugio de aislamiento político y ahora viral, para subirlo a una campaña agobiante por el desafío que representa Trump.

Biden fue hecho candidato y sería presidente --de ganar-- del establishment de los poderes fácticos de los EE. UU. dominados por corporaciones en todas sus áreas. El verdadero poder detrás de Biden es el expresidente Obama, cuya popularidad ha aumentado vis a vis la imagen atrabancada de Trump; es decir, es una competencia de imágenes mediáticas en medios, pero en un sistema de comunicación de masas controlado por el mismo establishment. Ahora se ve que todos los grandes medios han publicado editoriales apoyando a Biden, lo que explicaría las campañas de acoso y crítica contra Trump.

En este sentido, el gobierno de Biden será el tercer periodo presidencial de Obama, aunque con el debate abierto por anticipado de quién sería el candidato presidencial del expresidente en 2024: Biden o Harris o logrará colocar a Michelle Obama para seguir el modelo de los dos Bush que fueron presidentes, lo que no pudo lograr Clinton con Hillary, para consolidar la dinastía Obama.

En síntesis, la posibilidad de victoria de Biden depende del miedo a Trump y de su papel como títere de grupos, poderes fácticos y liderazgos que siempre lo han opacado.

 

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miércoles, 28 de octubre de 2020

Contracolumna • OBRADOR Y LA POLÍTICA DEL AVESTRUZ • EE. UU., ELECCIONES Y LA AGENDA MÉXICO




JOSÉ MARTÍNEZ M.

El próximo martes 3 de noviembre habrá elecciones en Estados Unidos. Si Trump gana será más de lo mismo. Su contrincante Joe Biden es un político de larga carrera y un conocedor del tema de las drogas. Tiene cincuenta años de trayectoria. Un demócrata belicoso e inflexible a la hora de negociar. Un hueso duro de roer. De resultar ganador, sin duda el asunto del narcotráfico será uno de los principales componentes en la agenda con México. Y ese punto es el más vulnerable del gobierno del presidente Obrador. Ahora mismo está en la discusión pública el proceso en contra del general Salvador Cienfuegos, el militar de más alto rango bajo señalamientos de estar coludido con un grupo de traficantes de drogas.
Hace ya 50 años que surgió la Operación Cóndor diseñada desde el Departamento de Estado y que dio pauta al surgimiento de la DEA en la pasada década de los setenta. En octubre de 1969 el gobierno estadounidense dio a conocer al mundo la implementación de un plan intervencionista en los países sudamericanos, donde en su mayoría regían las dictaduras militares para contener a las masas disidentes durante el periodo de la guerra sucia. Bajo esa misma cobertura se incluyó a México para intervenir en el tema del combate a las drogas.
En la pasada década de los sesenta Estados Unidos ya se había convertido en uno de los principales países consumidores de drogas. De entonces para acá son ya varias generaciones de estadounidenses víctimas de una sociedad narcotizada.
Cada año –desde hace cinco lustros– mueren alrededor de 75 mil estadounidenses por sobredosis de narcóticos, la mitad de ellos por drogas sintéticas como el fentanilo y el tramadol, según los reportes anuales del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
Es una guerra perdida que ha dejado millones de víctimas mortales no sólo en Estados Unidos sino en los propios países productores que al paso de los años se convirtieron en consumidores.
Colombia fue un importante proveedor pero fue desplazado por México, aunque el problema de las drogas es un asunto global.
El Observatorio Geopolítico de las Drogas, con sede en Francia, ha sido puntual en las definiciones de los narco-Estados, tales como Burma y Pakistán. En Turquía como en México y Colombia prevalecen las relaciones entre la política y el crimen, entre el dinero del narcotráfico y las instituciones bancarias. En estos países las organizaciones criminales que se financian con el tráfico de las drogas, están protegidas por figuras de alto nivel dentro de sus respectivos gobiernos. Panamá en los tiempos del general Noriega fue un ejemplo de ello. Fue puesto bajo la lupa de la DEA. El ejército estadounidense intervino en su derrocamiento en la famosa “Operación Causa Justa”, a finales de 1989.
En el caso de México el dinero generado por la marihuana y la amapola constituye una creciente contribución a la economía rural del país. Al sembrar una docena de plantas de marihuana los campesinos pretenden obtener una ganancia que no tendrían al sembrar sus cultivos tradicionales o al contratarse como peones en sus localidades.
A su vez las grandes organizaciones criminales prefieren las drogas sintéticas pues les reditúan enormes ganancias que les dan el suficiente poder para “comprar” políticos y militares de cualquier nivel.
Al menos en las últimas tres décadas la prensa mexicana ha recogido innumerables historias de capos del crimen organizado que emergieron de la pobreza y que se convirtieron en malas leyendas. Son varias las generaciones de narcotraficantes que han mantenido un control sobre el territorio nacional dividiéndolo en parcelas de poder.
Así con el transcurso de los años México sucumbió a la narcopolítica. Gobiernos van gobiernos vienen y todo sigue igual. La guerra contra las drogas ha dejado cientos de miles de muertes. Somos el país más mortífero del mundo en esta materia.
Lo malo es que vivimos en una sociedad que glorifica al narco. Es una realidad. Películas, bioseries, música y narcoliteratura nos retratan como un país narcotizado. Las drogas, con todo lo que ello implica, se han convertido, para nuestra desgracia, en una segunda naturaleza. Un asunto de salud pública y de seguridad nacional.
Las más importantes cabezas de los encargados de combatir a este flagelo han sucumbido a la tentación del narco. Gutiérrez Rebollo, García Luna y Cienfuegos son apenas una muestra de ese sórdido mundo en el que la hiedra de las drogas llega hasta los niveles más insospechados.
Las denuncias sobre financiamiento de campañas políticas con dinero del narco es lo de menos. Eso ya lo sabemos.
En la agenda política de los Estados Unidos, nuestro país aparece como una amenaza a su seguridad nacional. El intervencionismo de la DEA y otras agencias de inteligencia de ese país no es una novedad. Nuestra soberanía ha sido puesta en sus manos mediante pactos políticos que rebasan la agenda bilateral.
El general Cienfuegos enfrenta un proceso judicial que pone contra la pared al gobierno mexicano. Lo peor que nos pudo pasar lo vivimos con el gobierno del presidente Obrador, quien se conduce como un avestruz. Todos fuimos testigos como agachó la cabeza en su encuentro con Trump por aquello lares, lo llenó de elogios y le rindió pleitesía.
Quién gané las elecciones del próximo martes no importa, de todas maneras México seguirá perdiendo. Al menos eso nos ha pasado en materia de narcotráfico desde los tiempos de la Operación Cóndor. Y peor aún con la política del avestruz que aplica Obrador sin menoscabo alguno que nos deshonra como país.
Cienfuegos es y será una mera anécdota en esta historia. Y peor para él, con un gobierno que llegó derrotado y entregado a las organizaciones del crimen organizado. El Culiacanazo por la liberación de Ovidio Guzmán es la síntesis de la política del presidente Obrador contra las drogas. Un rotundo fracaso.
Qué importa. Brindemos por el Chapo Guzmán, que desde ahora ya no será llamado así por nuestro presidente, ahora es el respetable señor Joaquín Guzmán Loera.
¿Y?
¿Biden o Trump?

EE. UU. 2020 (1). Trump: rebelión social conservadora vs. establishment

 


Carlos Ramírez

 

A pesar de la campaña mediática exitosa por el control y la complicidad de los grandes medios de comunicación de masas, en realidad Donald Trump no debe ser visto como una anomalía política en la crisis de liderazgo estadunidense, sino que se ha perfilado como un sujeto histórico de las contradicciones sociales en la sociedad de los EE. UU.

Es decir, Trump es producto de la sociedad estadunidense desgastada, corrompida, engañada y manipulada por la gran coalición liberal-conservadora de los partidos Republicano y Demócrata. El voto por Trump en 2016, a pesar de la herencia de Barack Obama como el primer presidente afroamericano en la sociedad racista y esclavista y ante la candidatura de la primera mujer Hillary Clinton, no puede ser una aberración histórica de 63 millones de votos populares.

En realidad, el voto de 2016 ha sido escondido por las ciencias sociales estadunidenses y por los propios medios que hoy repudian a Trump con información tergiversada, manipulada y engañosa. Y no se trata de asumir a Trump como un político común, sino de entender cómo un perfil caucásico, racista, explotador, misógino, vulgar, mentiroso y manipulador pudo convencer a la mayoría de los colegios electorales en el 2016 y cómo es que podría refrendar el apoyo el próximo martes 3 de noviembre y llegar a la reelección.

Los analistas extranjeros, entre ellos los mexicanos, han caído en la trampa intelectual del conflicto estadunidense. Los enfoques sobre las elecciones presidenciales en los EE. UU. parten de los vicios interpretativos anti Trump y no del esfuerzo de análisis racional de la compleja, irracional, polarizada y racista sociedad estadunidense. Y estos analistas aún no explican por qué llegó Obama a la presidencia en 2008, las razones de su olvido de compromisos de raza para servir mejor al capitalismo racista estadunidense y su imposición de Hillary como candidata de esa coalición de intereses capitalistas-imperialistas identificados de manera pomposa como bloque liberal, pero al final serían conservadores, racistas y explotadores.

Trump, pues, es un sujeto histórico de la contradicción de clases en los EE. UU., una rebelión de las masas conservadoras ante la depredación liberal que ha producido a un comerciante como el hombre más rico del mundo --Jeff Bezos, 190 mil millones de dólares de fortuna personal, empresa de envíos Amazon-- ante el crecimiento de la pobreza afroamericana. En esta lógica liberal-demócrata hay que evaluar el movimiento Black Live Mater por el abuso policiaco de policías de zonas gobernadas por demócratas contra afroamericanos sólo por el color de su piel.

Como suele ocurrir con los fascismos, los ricos lideran a los pobres. Ante esta realidad, el establishment liberal-demócrata ahora reforzado con republicanos resentidos con Trump por haberlos dejado fuera del poder ha construido la personalidad de un Trump anti social, pero la mayor parte de su base electoral sigue siendo de los excluidos por el capitalismo-imperial estadunidense, entre ellos afroamericanos e hispanos que siguen siendo explotados por el blanco capitalista.

En 2016 Trump se impuso a la campaña liberal-demócrata del establishment y la complicidad de los medios volcados a favor de Hillary y contra Trump, logró casi 63 millones de votos populares y por alguna razón no explicada y vigente hoy alcanzó 304 votos de los 538 votos electorales, arriba de los 270 mínimos. Y Hillary, la heroína del Obama como héroe existencial tipo Mailer --su existencia por el color de la piel sin atender a su pensamiento capitalista-imperial-racista-- fue derrotada por votos que vieron en Trump a la alternativa al modelo explotador del establishment liberal-imperialista y -como escribió un político-- se “taparon la nariz” en la urna para eludir el malo olor de la parte negativa de Trump. Esta contradicción no fue analizada por los medios y analistas liberales en estos casi cuatro años, agobiados por imponer la categoría de Trump como el peor hombre del planeta en toda su historia, y ahora repiten argumentos, pasiones e histerias para anunciar que Trump está ya derrotado antes de las elecciones.

Trump podría perder, pero la realidad histórica perseguirá a los explicadores del presente.

 

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lunes, 26 de octubre de 2020

Contracolumna • PUEBLA Y TLAXCALA, AMENAZAS A PERIODISTAS • FUNCIONARIOS Y UN MAGISTRADO CORRUPTO


JOSÉ MARTÍNEZ M.


Aunque el epicentro de los ataques a los medios de comunicación se encuentra en Palacio Nacional, en Puebla y Tlaxcala las réplicas de los abusos de poder en contra de los periodistas son la más clara muestra de la intolerancia que reina sobre los destinos del país en materia de la libertad de expresión.
Apenas hace unos días tres organizaciones internacionales defensoras de la libertad de expresión dirigieron una carta al presidente Obrador para externarle su preocupación por las agresiones en contra de los periodistas, comenzando éstas desde el púlpito de las mañaneras.
Las organizaciones que suscriben la misiva son Artículo 19 (Oficina Regional para México y Centroamérica), Reporteros Sin Fronteras (ambas con sede en París) y el Comité de Protección a Periodistas (Nueva York).
Al menos en los primeros seis meses del presente año se documentaron 406 agresiones contra medios de comunicación y periodistas. La mayoría de los ataques –según la denuncia de las mencionadas organizaciones– son causados por funcionarios públicos, la mayoría de los atentados y presiones han sido ejecutados en los niveles estatales y municipales.
En Puebla, por ejemplo, el director – fundador del portal de noticias e-consuta, Rodolfo Ruiz acumula cuatro demandas civiles de parte de funcionarios del gobierno de Miguel Barbosa quienes reclaman, en conjunto, más de 20 millones de pesos como reparación de “daño moral”.
En Tlaxcala, los periodistas Edgardo Cabrera y José Luis Ahuactzin, ambos del portal de noticias Gentlx recibieron una demanda por “daño moral” por parte del magistrado Mario Antonio de Jesús Jiménez.
En ambos casos, los funcionarios recurren a laberintos legales para que sus fechorías queden impunes. La pregunta es ¿Cómo es posible que los funcionarios que incurren en delitos no son sancionados por ejercer la deshonestidad?
Los medios son el contrapeso del poder, en cualquier parte de los países democráticos. Pero en México los medios y los periodistas han sido puestos en la primera línea de fuego del gobierno. El presidente es el que decide cuál es la prensa buena y cuál es la prensa mala.
Thomas Jefferson acuñó una frase histórica cuando señaló: “Si hemos de elegir entre un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no dudaría en elegir lo segundo”.
En su visita a México con motivo de la transición del nuevo gobierno, Edison Lanza, relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en entrevista con El Universal habló del papel de los medios como contrapeso del poder. Revivió entonces el papel del periodismo como un “perro guardián de la democracia”.
E-consulta y Gentlx han cumplido de sobra su papel en sus respectivos estados, como ocurre con muchos otros medios de todo el país, se han esmerado en proteger los derechos de todos y cada uno de los ciudadanos en Puebla y Tlaxcala, son medios emergentes de la nueva prensa. Ejercen un periodismo incómodo para el poder. Por desgracia, los políticos y los funcionarios no entienden que la crítica y el debate enriquecen el diálogo y consolidan nuestro sistema democrático.
En algunos países cuando los periodistas investigan y exhiben las corruptelas de los políticos y de las figuras públicas, la sociedad se indigna y la fuerza de la opinión pública hace presión para que actúen los tribunales y castiguen a los responsables. Por desgracia en México, los políticos corruptos se salen con la suya, son los “corruptos legales” que recurren a las componendas y que todavía se dan el lujo de contra-atacar a los medios.
En Estados Unidos, por ejemplo, la Primera Enmienda de su Constitución señala que el Congreso no puede aprobar ninguna ley que coarte la libertad de palabra y prensa. Aún el presidente del país más poderoso tiene en los medios un contrapoder.
En México la prensa ahora da una enorme batalla en contra de un presidente y su gobierno que se empeña todos los días en atacar y denostar a los periodistas. Un gobernante que se pasa las leyes por el arco del triunfo.
Lo grave es que en materia de medios las señales que parten desde Palacio Nacional encuentran eco en personajes canallas que ejercen el poder con impunidad.
En Tlaxcala el magistrado del Tribunal Superior de Justicia Mario Antonio de Jesús Jiménez fue pillado en un audio donde se escucha conspirando junto con otras personas para birlarse 10 millones de pesos de una devolución de impuestos que realizó el SAT al Tribunal Superior de Justicia, cuando justamente dicho magistrado presidía este órgano colegiado.
Ayer mismo (lunes 26/10/2020), los periodistas Edgardo Cabrera y José Luis Ahuactzin con el respaldo del Consejo de Medios de Comunicación de Tlaxcala (COMECOT), presentaron ante el Congreso local una solicitud de Juicio Político contra el magistrado Jiménez Martínez, derivado de los actos u omisiones en perjuicio a los intereses públicos fundamentales y al buen despacho de la función pública jurisdiccional.
En el caso de Puebla, el periodista fundador del portal de noticias e-consulta, Rodolfo Ruiz tiene en su contra cuatro demandas por presunto daño moral. Los demandantes son el diputado Gabriel Biestro Medinilla, el subsecretario de Movilidad y Transportes, Seth Yassir Vázquez Hernández, el director del Instituto Estatal de Educación para Adultos, Jesús de la Luz Sánchez Cuevas, y el subsecretario de Administración, Juan Pablo Cortés Córdova.
Todos los mencionados líneas arriba tienen en común los mismos abogados que encabeza Florencio Madariaga Granados, exsubprocurador de Chiapas quien precisamente fue detenido en febrero de 2006 en Madrid, España, acusado de malversar 900 millones de pesos y por Roberto Morales Torres, quien en 2017 fue representante del exgobernador de Chiapas, Juan Sabines Guerrero, cuando éste demandó al activista Horacio Culebro Borrayas precisamente por “daño moral”.
Los periodistas de Puebla y Tlaxcala –que actúan en su papel de centinelas– solo han cumplido la función de vigilar y de alertar a la comunidad y a los individuos ante las posibles amenazas para su tranquilidad y paz social.
Es insensata, ilógica y reprochable la conducta de todos los funcionarios sometidos al bisturí de los periodistas de e-consulta y Gentlx.
Lo saludable es que todos los implicados en casos de corrupción y abusos de poder se sometan a la rendición de cuentas y dejen de gritar cínicamente “¡Al ladrón, al ladrón!”.

Morena y nuevo sistema de partidos sin partido hegemónico o casi único

 

 

Carlos Ramírez

 

El trasfondo del desorden en el partido-movimiento Morena para designar a su nueva dirección nacional se localiza en la propuesta de construcción de un sistema de partidos sin modificar el actual sistema político presidencialista: el fin histórico del partido único, dominante, hegemónico y mayoritario; es decir, la liquidación del modelo PRI.

En el escenario de Morena se deben agregar, como variables dependientes, las decisiones que llevaron al registro de tres nuevos partidos que girarán en la orbita del liderazgo del presidente López Obrador. A pesar de contar con una mayoría absoluta todavía sólida y una aprobación también mayoritaria, por directrices presidenciales Morena no repetirá las tres fases del modelo PRI: partido callista del caudillo como poder transexenal, el partido cardenista como poder dominante y el partido alemanista como estructura de Estado.

Una de las claves de la reorganización del sistema de partidos dentro del sistema político se localiza en el registro legal de tres nuevos partidos con grupos dirigentes que pululan alrededor del presidente de la república. Y ahí habrá un reparto negociado de votos que disminuirá la fuerza de Morena: cada nuevo partido necesitará de 3% de votos en el 2021 para mantener su registro, lo que quiere decir que le quitarán a Morena 9 puntos porcentuales; el PT y el Partido Verde, aun con alianzas regateadas, también, necesitaran como mínimo 3% cada uno, con lo cual Morena ya tendría que sacrificar 15 puntos porcentuales de su base electoral, aunque el PT y el PV tengan más de 3 puntos.

Si se reproduce el modelo de 2018, Morena repartirá votos en las elecciones y a la hora de la composición de su mayoría en la Cámara aceptará traslado de diputados. Pero en los hechos, la existencia de cinco partidos aliados a Morena tendrá que contabilizar sus votos cada uno arriba de 3% para mantener el registro.

Al final, la estrategia parece ser la de impedir la creación del modelo PRI como partido hegemónico por los cotos políticos que implica. Por eso el presidente López Obrador nunca aceptó la propuesta de Porfirio Muñoz Ledo de convertir a Morena en un nuevo PRI mayoritario, porque esa estructura de partidos tiende a cumplir la maldición de Robert Michels y convertirse en una estructura de oligarquías excluyentes. Y el asunto se iba a complicar porque Porfirio buscaría un partido sobre el presidente de la república.

El nuevo sistema de participación política estará en las personas, los grupos y los movimientos y no en un partido totalizador. El presidente López Obrador ha sido insistente en criticar las estructuras de representación partidista que se olvidan de la gente y asume a los votantes como boletas electorales y no como grupos sociales.

Este modelo tendrá una exigencia que hoy se cumple de manera sobrada, pero no se tienen datos de que se mantenga el próximo sexenio: el liderazgo personal del presidente sobre el partido y sus aliados. El próximo presidente tendrá que gobernar con una coalición de seis partidos; Morena, PT, PES, PVEM, Fuerza Social y Redes Progresistas. Y tampoco se prevé un Frente Amplio como en el 2006 porque en realidad Morena es dominante y los cinco restantes son partidos-rémora que dependen de López Obrador.

El sistema de partidos basado en una balcanización de partidos dificulta la definición de un proyecto de gobierno, obliga a negociaciones paso a paso y distrae a los presidentes en negociaciones menores, como se probó en Brasil. La clave estará en que Morena pueda liderar la coalición con mínimo un 45% de los votos y sólo necesitar 6 puntos para la mayoría absoluta.

Pero el problema radicará en los problemas previsibles para que los tres nuevos partidos --PES, RSP y FS-- en las dificultades para lograr el 3% de votos en una competencia en que deberán garantizar una base electoral que no dependa de López Obrador.

 

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EE. UU. a una semana de las elecciones. El promedio de encuestas en los estados clave revela una disminución de la ventaja de Joe Biden respecto a Donald Trump, al pasar de 6.5 puntos en julio pasado a menos de 4 puntos esta semana. De los seis determinantes, Trump ha recuperado tres. O sea…

 

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Contracolumna • DULCE SILVA SUEÑA SER GOBERNADORA • MORENA BUSCA APODERARSE DE TLAXCALA



JOSÉ MARTÍNEZ M.

¿Se acuerdan de la boda fifí de Dulce Silva y César Yáñez?
Doña Silva –quien en su palmarés carga con antecedentes criminales– considera que ella, y nadie más merece gobernar Tlaxcala. Para ello cuenta con 70 millones de pesos constantes y sonantes para su campaña y el apoyo del nuevo partido Fuerza Social por México. Al menos eso es lo que anda presumiendo entre los miembros de su círculo más cercano a los que ya anda repartiendo cargos aún si ser designada candidata y mucho antes de que se lleven a cabo las elecciones.
Pero eso no es lo más importante. Ella da por un hecho a su favor la relación de César Yáñez con el presidente Obrador, pues piensa que Morena está a su disposición por ese simple hecho.
En Morena no es bien vista por las tribus. Los partidarios de Obrador la han criticado por su arribismo y hasta se han deslindado de su precampaña.
Hace apenas unos días el responsable estatal de Morena en el estado, el senador Joel Molina había objetado a Dulce Silva por emprender una campaña al margen del movimiento. Lo malo es que Molina falleció el sábado por contagio de Covid y Morena se quedó sin cabeza. Quién sabe si Molina se fue con la conciencia tranquila.
Además de las impugnaciones del malogrado Molina, Dulce Silva tiene como rival a la diputada Lorena Cuéllar quien es algo así como una piedra en sus zapatos.
Todo mundo sabe en Tlaxcala que Cuéllar es una auténtica trapecista que brinca de partido en partido y solo vela por sus intereses, le importa más lo económico que lo político. Para Lorena la política es el medio y el fin es el dinero.
No en balde los malquerientes de Lorena soltaron el rumor de que la Unidad de Investigación Financiera lo tiene bajo la lupa. Cierto o no la diputada Lorena quien pertenece al Partido Encuentro Social se ha enriquecido desde que entró al negocio de la política.
Ella y su yerno el arquitecto Fernando Lucio Celis han sido señalados de desviar decenas de millones de pesos del erario público que inicialmente fueron destinados para la construcción del Campos Xaltocan de la Universidad Benito Juárez durante el trienio 2017-19 sin que las instalaciones estén funcionado, además de que la construcción del inmueble se realizó con materiales de la más baja calidad.
En medio de todo este cochinero ha emergido la figura de doña Dulce Silva quien carece de la más elemental experiencia política pues cree que es suficiente su empatía con el presidente Obrador, quien por cierto fue “testigo de honor” de su boda con César Yáñez, el exvocero del tabasqueño a quien acompañó a lo largo de veinte años del tingo al tango a lo largo y ancho del país prometiendo cambiar a México.
Antes de la boda con César Yáñez, Dulce Silva calentó cemento –como se dice en el argot de quienes caen en la cárcel– durante más de un largo año. Cada que se daba un tiempo, César la visitaba en prisión. Durante el gobierno de Rafael Moreno Valle, doña Dulce se vio envuelta en algunos delitos en el estado de Puebla que la pusieron tras las rejas luego de ser declarada culpable. Cuando Antonio Gali sucedió en el cargo a Moreno Valle, César Yáñez recurrió ante los funcionarios del nuevo gobierno para interceder por su amada pareja sentimental. No le importó incurrir en tráfico de influencias, vaya, hasta el exgobernador poblano Manuel Bartlett metió su cuchara. Poco faltó para que declararan a doña Dulce “presa política”.
En próximas entregas abordaremos los detalles de la historia oscura de Dulce Silva. Ahora nos ocupa su pretensión por ocupar la silla del Palacio de Gobierno de Tlaxcala –que por cierto fue una de las casas de Hernán Cortés después de la conquista– y en la que lucen su esplendor las columnas en piedra tallada y en cuyas paredes de la arcada y las escaleras se puede admirar el magnífico fresco del pintor Desiderio Hernández Xochitiotzin con escenas que cuentan la historia de los tlaxcaltecas.
Doña Dulce se sueña en el lienzo de la historia de ese estado pues en su inepcia confunde Fenicia con Atenas. Considera que es lo mismo arrear a las huestes de Morena como a los marranos de los negocios de la familia, cuya prosperidad está fuera de toda duda a base de la empresa comercializadora de su familia con los productos cárnicos que elaboran desde hace ya al menos tres generaciones.
Dulce Silva ha saltado a la fama por sus escándalos. La boda fifí ha sido su mayor éxito en su vida. Se hizo de la portada de la revista Hola! a cambio de unas decenas de miles de dólares y de una fastuosa y chocante fiesta que contrastaba con las promesas de austeridad del nuevo gobierno que emergía y en la que su amado esposo César Yáñez forma parte como Coordinador General de Política y Gobierno de la Presidencia de la República, un cargo tan relevante para alguien que se pasó la mitad de su vida haciendo boletines de prensa y propaganda para su jefe. El casi periodista que fue la sombra del tabasqueño y que ahora vive con Dulce Silva como en un cuento de hadas.
Algunos exgobernadores como Alfonso Sánchez Anaya y Antonio Álvarez Lima –que del PRI saltaron a Morena– están a partir un piñón con doña Dulce.
Habrá que esperar qué dice la diputada Lorena Cuéllar cuyas aspiraciones por la candidatura al gobierno se guían más que por el olfato político por los negocios a cargo del erario público. Si ella no resulta la agraciada está dispuesta a una “compensación” y a un cambio de aires en busca de un nuevo partido.

Y, sin embargo, Trump se mueve; Biden: ojeroso, cansado, sin agenda

 


Carlos Ramírez

 

El tercer y último debate presidencial en la campaña en los EE. UU., luego de suspender el segundo porque el demócrata Joe Biden lo quería virtual desde el sótano de su casa, debió ser una sorpresa hasta para el propio Donald Trump porque dejó la estridencia, acorraló a su adversario con datos de corrupción familiar y hasta respetó a la conductora.

Biden arribó al debate sin municiones políticas, con una imagen de político cansado, sin gestos, no fue una pose de estadista que pudieron haberle aconsejado sus asesores, sino más bien reflejó el cansancio de una nominación que en realidad no deseaba. Trump, en cambio, parecía una fiera herida del primer debate, pero apostó a las reglas institucionales que al final le beneficiaron.

Si no hay claridad sobre los efectos del último debate en el ánimo de los electores, algunos indicios deben tonarse en cuanta: hasta ahora parece que han votado por adelantado --y por miedo al contagio de las aglomeraciones del día de los comicios-- 50 millones de estadunidenses, casi un tercio de los casi 150 millones que se esperan en las urnas de los 250 millones del padrón electoral.

Los rezagados suelen ser los que esperan las últimas expresiones de los candidatos y por tanto los aún indecisos. Muchos de ellos, dijeron los analistas, eran votantes de Trump que estaban a la espera de algún indicio positivo de su candidato o cambiaban el sentido de su voto. A esos votantes debió de apelar Biden. Sin embargo, Trump se vio más vivo, más animado, más a la ofensiva, en tanto que Biden estuvo todo el tiempo contra las cuerdas. Cuando menos hubo cinco detalles que suelen animar a la toma de decisiones del votante:

1.- El problema del black live mater no es de Trump, sino de los alcaldes y gobernadores demócratas que han sido tolerantes con la violencia de los afroamericanos; y luego el movimiento se tornó anarquista, ideológico y destructivo, sin que los gobernantes lo encararan con las fuerzas.

2.- La corrupción familiar de la familia de Biden, revelada por el New York Post y censurada por Twitter, arrinconó a Biden en expresiones sólo de negación, en tanto que el presidente le dijo que todo estaba en la computadora de su hijo que tienen las autoridades. El hijo de Biden cobró por reuniones de empresarios extranjeros con su padre como vicepresidente.

3.- A la mitad del debate Trump se encontró con un argumento genial que luego le machacó a Biden toda la segunda mitad: prometes y prometes, pero fuiste ocho años vicepresidente y “no hiciste nada”. Un argumento similar fue de Reagan para derrotar a Carter: pregúntense ustedes si hoy están mejor que hace cuatro años, en medio de la crisis petrolera, inflacionaria y de caos. Cuando Biden prometió, como Obama en dos campañas, regularizar a los ilegales, Trump le volvió a remachar: por qué no lo hiciste como vicepresidente; Biden sólo pudo culpar a los senadores republicanos, y Trump no lo soltó: hubieras negociado.

4.- El tema racista careció de argumentación por parte de Biden, a pesar de que tenía mucha tela de donde cortar; sin esfuerzos, no pudo poner el tema de los supremacistas blancos violentos que entraron en el primer debate. Biden se enredó con temas menores que fueron desdeñados por Trump.

5.- En política exterior Biden dejó la imagen de halcón cuando se quejó que Trump se había hecho amigo del líder de Corea del Norte, de Putin y del jefe de China, pero Trump dijo que el camino no era la guerra, sino la negociación y que Corea del Norte ya no era un peligro nuclear.

Los debates tienen efectos irregulares en el sentido del voto, pero Biden necesitaba enganchar a Trump a conductas irracionales como las del primer debate y Trump se salió de esa trampa de ring de boxeo. Y con datos a veces no ciertos, Trump logró arrinconar a Biden en temas ideológicos tachándolos de socialistas que suelen desanimar a demócratas y puso al “socialista” Bernie Sanders y a la “socialista” Alexandria Ocasio-Cortez, ambos demócratas, como los ideólogos del programa de Biden.

El saldo quedó claro: Biden no pudo darle la puntilla a Trump y Trump mostró que Biden había fracasado con su agenda como ocho años como vicepresidente de Obama.

 

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Política para dummies: La policía es el arte de la confrontación, y de eso sabe más Trump que Dormilón Biden.

 

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