lunes, 13 de julio de 2020

Contracolumna ¿ALGUIEN CONFÍA EN LA PALABRA DEL PRESIDENTE? UN PAÍS DE LUTO POR LAS VÍCTIMAS DE LA PANDEMIA


JOSÉ MARTÍNEZ M.


Oficialmente el número de fallecidos por la pandemia en México asciende a 35 mil pero en las actas del registro civil de todo el país el número de víctimas mortales supera las 55 mil. Este es el resultado de la estrategia criminal del doctor Hugo López Gatell, quien pretende lavarse las manos.
–“Es Inútil, buscar responsables por la pandemia”, dice Gatell.

El 23 de abril públicamente sentenció que “a lo mucho” habrá entre 6 mil y 8 mil muertos. Seis días después desde Palacio Nacional el presidente Obrador lanzó un mensaje triunfalista: “se aplanó la curva”.
La expresión se convirtió en la comidilla de las redes sociales (trending topic, o tendencia, le llaman en twitter). Brotaron los memes como los hongos en temporada de lluvias en el campo.

Como Gatell, el presidente Obrador también busca lavarse las manos: “El confinamiento es responsabilidad personal”.

¿Y las políticas públicas?

Jurídicamente Gatell y Obrador deberían ser sometidos a un juicio político y fincarles responsabilidades administrativas y penales.
Lo malo es que México no rige un Estado de Derecho. El mismo Obrador asumió la responsabilidad cuando dijo: “No dejen de salir. Yo les voy a decir cuando salgan”.
El Congreso tiene las facultades para llamar a cuentas al doctor Gatell, lo mismo al Presidente de la República. El problema es que los legisladores de Morena actúan como la tapadera de las atrocidades del presidente y su subalterno.
Ajeno, en su zona de confort, el secretario de Salud Jorge Alcocer Varela, se deslinda del macabro escenario que enluta al país.

No se puede dejar hacer y dejar pasar. Si alguien ha cumplido con su responsabilidad ante la opinión pública, son los medios de comunicación. Esa prensa que el presidente califica de conservadora y a los que ha ubicado burdamente en la trinchera de sus “enemigos”, porque el tabasqueño es de piel sensible e intolerante a la crítica.
Aún a estas alturas de la pandemia, el presidente Obrador no comprende la dificultad y la magnitud de la crisis sanitaria. Se actuó con lentitud y falta de inteligencia.
El propio Obrador politizó la crisis sanitaria. Ahora, él y Gatell le avientan la “papa caliente” a los gobernadores y alcaldes.
Y uno se pregunta: ¿Y cuál es la responsabilidad de la máxima autoridad sanitaria circunscrita en el Consejo General de Salud?

¿Quién o quiénes van a responder por los resultados del manejo criminal de la crisis sanitaria?

Durante buena parte de su vida Obrador se dedicó a confrontar al Establishment. Empeñó su palabra en cuestionar el poder. Su perseverancia le rindió frutos.
Instalado en Palacio Nacional comenzó a mostrar el músculo de su poder en medio de un ambiente de crispación. Apeló a la fuerza electoral pero llegado el momento de rendir cuentas por los resultados de la mayor crisis sanitaria en la historia del país, la palabra del presidente esta devaluada, no hay credibilidad ni confianza en su liderazgo.
Ni el presidente ni el secretario de Salud ni el vocero de la pandemia han puesto un pie en algún hospital. A regañadientes han usado el cubrebocas.
No hay manera de justificar tanta irresponsabilidad, pero Obrador en uno de sus mensajes salió a “ponderar” las cifras. “Tenemos más muertos que España e Italia porque somos un país con una población mayor”.
¿Y?
A estas alturas de la crisis sanitaria ¿habrá alguien que confié en la palabra de Gatell o del Presidente?

¿Obrador y Gatell sabrán acaso el valor de la palabra?

Lo expreso de la siguiente manera:

El hombre es sólo la palabra, no es otra cosa; el hombre no es un ser que piensa, que siente, que padece dolor, que goza alegrías, que viaja, que conoce; No, el hombre es un ser que habla, la única distancia frente a la especie zoológica es la voz, la palabra; y hay que ver, en este lamentable país, cómo lo único en lo que no se hace énfasis es en la palabra, precisamente. De ahí que tengamos que soportar tanto al político analfabeta como al político sagaz y cínico que no habla, vomita ruidos, vacíos, desde el Presidente de la República, o el candidato de las masas proletarias hasta el encargado del archivo de alguna oficina pública; vomitar el mismo cretinismo, la misma vaciedad de modo constante.
La palabra, cuando es usada con propiedad, con respeto, con devoción, con cierto santo temor, es como un bisturí que abre el espíritu y lo muestra; es como asomarse a la ventana del castillo y ver el valle mojado por la lluvia y salir el sol.
Por el contrario, salvo honrosas excepciones, los políticos nos han demostrado que son la especie inferior del hombre; primero, no se puede pensar a gritos, y el político no habla, grita, vocifera, ladra; segundo, no se puede gobernar con la verdad.
El político es el que a sabiendas propone lo menos como si fuera más, pero a sabiendas de que es lo menos lo que está proponiendo. El político es el hombre del engaño, de la falacia, es además una especie de bruto sumamente hábil, que no ama a nadie y que tiene como oficio convencer a todos de que los ama profundamente.
Es, verdaderamente al revés, casi demoníaco, de la especie humana superior. El político es, ante todo, un hombre de poder, nada más. Se puede estar dando una batalla tremenda para llegar al poder, si no lo gana no es político; el político es el hombre de el poder, en el poder; el político sin poder es tan ridículo como un escritor sin ideas, o sin pluma, como una bailarina contrahecha o inmensamente gorda.

Fracaso de Inversión Extranjera con TCL; no respetan Estado de derecho


Carlos Ramírez

 

Ante la caída de las inversiones mexicanas por el desdén hacia los empresarios no afines, la expectativa en la visita presidencial a Washington giró hacia la Inversión Extranjera Directa (IED). Sin embargo, la principal exigencia de inversionistas extranjeros no tuvo respuesta: el respeto al Estado de derecho.

En la cena con inversionistas ocurrió un suceso que se ha difundido poco. Gretchen Walkins, presidente de Shell, y Jeffrey Martín, director de Sempra Energy, le dijeron al presidente López Obrador que deseaban invertir en México como parte del Tratado, pero que necesitaban confianza y certidumbre jurídica, algo de lo que ya había polemizado el embajador de los EE. UU. en México, Christopher Landau. El presidente mexicano dijo que él lo vería y le pidió al canciller Marcelo Ebrard y al asesor Alfonso Romo que atendieran el asunto.

Pero en la mesa también estaba Don Dignes, presidente de Cabot Oil & Gas, quien comentó en voz alta que el presidente mexicano dijera si había o no Estado de derecho, pero la respuesta fue un silencio tenso. Lo menos que quieren los inversionistas es que el presidente de México se involucre en persona en la garantía del Estado de derecho, porque distorsionan el papel de las instituciones y las leyes y canalizan las decisiones al presidencialismo centralista.

Pero el problema afecta no sólo a las empresas extranjeras que invierten en México, sino en las empresas mexicanas que no encuentran condiciones en México por el intervencionismo gubernamental y de funcionarios, la corrupción y el cambio sorpresivo de reglas y han preferido ir a invertir a otros países. Las cifras son contundentes de 2006 a 2019 la inversión mexicana que ha salido a invertir a otros países sumó 42,709 millones de dólares, alrededor de un billón de pesos en total, porque en México se carece del Estado de derecho para garantizar funcionamiento productivo. Sólo en 2019 salieron capitales mexicanos a invertir a otros países por 10,228 millones de dólares, algo así como 250,000 millones de pesos, el 0.4% del presupuesto de egresos de la federación de ese año o el 31% de la IED que ingresó en ese mismo año.

Para 2020 la IED caerá debido a la pandemia, a los problemas jurídicos de algunas empresas extranjeras, a la marcha atrás a apertura de sectores a la IED y con la falta de seguridad jurídica que señaló el embajador Landau y que conoció en directo el presidente López Obrador en su gira a Washington.

En un análisis de las cifras de IED en los años del TCL, el investigador Arnulfo R. Gómez concluyó que en el 2019 México quedó en el bajo lugar 19 como destino preferido y el porcentaje de captación descendió 2.14%. La razón es “consecuencia de la imposibilidad de lograr una integración comercial y productiva con sus socios, pues ninguno de los otros objetivos (del TCL) se alcanzó, ya que no hubo una estrategia que permitiera aprovechar las ventajas comparativas, lo que se tradujo en decreciente competitividad, por lo que México perdió atractivo para los inversionistas extranjeros”.

La crisis de la IED en México no sólo se percibe en las cifras y sectores de interés, sino en el hecho de que por falta de estrategias y políticas han salido del país más de 900 maquiladoras y se fueron a Asia.

En cifras consolidadas, la crisis de la IED en México se percibe con claridad en dos temas resaltados por Arnulfo R. Gómez:

--Como consecuencia de los retrocesos económicos de México durante la vigencia del TLCAN y particularmente a partir de 2001 en que entraron, además, en vigor los TCL con otros 54 países y los APPRIS con 33 países, México cayó de la posición 8 en la economía mundial a la 15, el valor agregado nacional en las exportaciones disminuyó de 59% a 37% y el PIB per cápita bajó del lugar 42 al 72.

--En las cifras, México tuvo mejor posición con la IED sin Tratado que con Tratado. De 1980 a 1993 la participación de México en la captación del IED fue de 2.37% y sin TCL ni APPRIS, en tanto que en los años del TCL 1994-2019 esa participación bajó a 2.12%.

Después de la Cumbre de Washington México debe decidir si necesita o no a la IED.

 

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domingo, 12 de julio de 2020

TCL en EE UU, entre el neoliberalismo Trump y el posneoliberalismo AMLO


Carlos Ramírez

 

A pesar de que el apoyo mexicano al Tratado de Comercio Libre 2.0 fue el motivo central del viaje del presidente López Obrador, en realidad el acuerdo comercial no tiene cabida en los planes posneoliberales y de austeridad de la 4-T.

Basta un botón de muestra: en el viaje presidencial se firmaron proyectos de inversión extrajera directa que traerán nuevas formas tecnológicas, pero en México el sistema educativo, el sistema científico-tecnológico y la economía están regresando a la edad del lápiz y papel y abandonando el desafío de las computadoras.

Y la paradoja resulta más profunda con lo que ocurre en la Secretaría de Economía, cuya titular fue --además de la obligada del canciller Marcelo Ebrard Casaubón-- la única presente en la comitiva oficial, como dando el mensaje de que México estaba priorizando los efectos del Tratado.

En el “Epílogo. Visión hacia el futuro”, del Programa Sectorial de la Secretaría de Economía 2020-2024, publicado apenas el pasado 24 de junio en el Diario Oficial de la Federación, la dependencia anunció que en el 2024 “la mayoría de los trámites del gobierno federal se harán por la vía digital”; sin embargo, esa misma dependencia acaba de suspender el uso del 75% de sus computadoras y todos los empleados han regresado a la edad de piedra de las oficinas: los archivos de papel, carpetas y archiveros. Y eso que la Secretaría señaló que las labores de personal directo con los empresarios generaba espacios de corrupción y que por la vía digital eso iba a disminuir.

Lo anterior indica que la función del gobierno federal sólo fue la de firmar el mismo Tratado con reformas exigidas por los EE UU de Donald Trump para que hubiera desde ahora mayores beneficios para los estadunidenses. Por la austeridad posneoliberal, otro compromiso del Programa Sectorial de la Secretaría de Economía tampoco se va a cumplir: la creación de “suficientes Centros de Innovación” para “asegurar que las empresas tengan acceso a la innovación y el desarrollo tecnológico”.

Sin recursos, en un proceso de achicamiento imparable y sin planes subsectoriales, el nuevo Tratado exaltado en Washington carecerá de recursos, planes educativos y apoyos a los empresarios. El programa de la SE reitera la incumplible meta de 4% de PIB promedio anual 2019-2024 por el hoyo recesivo de -10% a -12% de 2020, pero lo más grave fue el compromiso de incrementar el contenido nacional en los sectores estratégicos, que bajó de 58% en 1993 a 27% sin petróleo por falta de apoyos a las cadenas productivas mexicanas.

En la cena con empresarios entre los dos presidentes, los mexicanos representaban a sectores aliados al presidente López Obrador y no a los sectores dinámicos del comercio exterior. Estuvieron en la Casa Blanca los dueños de las principales armadoras de vehículos que Trump está obligándolas a salir de México y regresar a los EE UU, pero nadie de las empresas de cadenas productivas mexicanas del sector automotriz. Eso sí, en primera fila, los dueños de las dos cadenas de televisión ajenos a los sectores del Tratado, el mismo Carlos Slim salinista y ahora lopezobradorista y figuras empresariales del sector de emprendedores, cualquier cosa que ello signifique.

Con un enclenque apoyo gubernamental en los sexenios de Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto, el Tratado apenas pudo lograr un crecimiento anual promedio de PIB de 2% de 1993 a 2018. Y para significar esa carencia de apoyo, del 2001 al 2018 cerraron sus actividades casi 2,500 empresas exportadoras y las partes mexicanas en los productos de exportación en el mismo periodo bajaron de 45% a 37%.

La reforma en 2018-2020 al Tratado de 1993 se hizo para ampliar los beneficios estadunidenses del intercambio empresarial, sin que México metiera las manos para proteger a la planta nacional. La ratificación mexicana del Tratado 2.0 en Washington, por si fuera poco, se dio desde el enfoque posneoliberal de la 4-T, sin un programa de desarrollo industrial, sin una estrategia dinámica de apoyo al sector exportador mexicano y sin un modelo de competitividad que es el eje del comercio exterior en los mercados internacionales supercompetitivos.

 

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Política para dummies: La política pone la direccional para dar vuelta a la izquierda, pero para dar vuelta a la derecha.

 

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sábado, 11 de julio de 2020

Contracolumna AMLO Y LA DIGNIDAD NACIONAL TRUMP Y LOS BAD HOMBRES


JOSÉ MARTÍNEZ M.

Después de la visita oficial del presidente Obrador a Washington, en el escenario internacional se ríen y burlan de México.
No es para menos.
Claro, en lo personal Obrador salió fortalecido pero el país salió perdiendo en su dignidad al tirar por el cesto de la basura los Sentimientos de la Nación.
¿Cómo pasará Obrador a la historia? No lo sabemos, quizás las próximas generaciones lo juzguen.
En el ocaso de su vida Obrador confía en las palabras del mítico Fidel Castro cuando señaló “la historia me absolverá”, entonces el cubano era un veinteañero idealista que fue detenido y procesado por el gobierno del dictador Fulgencio Batista. Y ya vemos cómo dejó a su país con un falso legado de “prosperidad”.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) de Naciones Unidas, 14% de los cubanos (más de millón y medio de personas) viven fuera de su país, la gran mayoría en Estados Unidos. Lo mismo ocurre con 36 millones de mexicanos, el 11 % de la población de EU, que representan casi el mismo número de la población que tiene Canadá.
De ese tamaño es la importancia de los migrantes mexicanos en territorio estadounidense. No se les puede ignorar ni siquiera en el peor de los discursos.
Ahora, mientras tanto y de cara a la historia, Obrador está sujeto al bisturí de las críticas.
Quien sea que le haya redactado su discurso no tuvo la menor humildad para estampar por lo menos una línea de autocrítica. De un plumazo borraron las ofensas a los migrantes, a esos trabajadores que carecen de los más elementales derechos en territorio estadounidense, pero que cada temporada de elecciones los ven como una cosecha de votos allá y acá.
Para ganar votos de los grupos republicanos conservadores Trump los ha llenado de improperios, y a su vez Obrador para atraer simpatía de éstos llegó a comparar a Trump con Hitler y amenazó con demandarlo ante los derechos humanos de la ONU.
Pero de las diatribas a los hechos hay un abismo. Ayer Hitler, hoy Trump es visto por Obrador mucho mejor que la Madre Teresa de Calcuta.
Duele el trato a nuestros paisanos.
Hoy como ayer flotan las palabras filosas de Trump como cuchillos al igual que las expresadas en el tercer y último debate presidencial con Hillary Clinton cuando señaló: “Tenemos algunos ‘bad hombres’ aquí y los vamos a expulsar”. (“We have some bad hombres here, and we’re going to get them out”).
Pero en su propia pequeñez, Obrador se fue de la lengua robusteciendo la campaña de Trump con un discurso divino: usted es el mejor amigo de México, nunca nos ha insultado ni nos ha ofendido, usted jamás ha atentado contra nuestra soberanía y bla bla bla…
Obrador olvida que en la política el azar es una combinación de circunstancias de causas y efectos imprevisibles.
Trump al invitar a Obrador a la Casa de Campaña como al burro le puso la zanahoria y éste mordió el anzuelo. No se puede creer tanta candidez, si se le puede llamar así a la nueva diplomacia del entreguismo, como lo hemos constando con el muro en el norte y el sur con el sello de la frontera por órdenes de Washington.
Obrador al carecer de la formación y visión de un estadista, no alcanza a vislumbrar el horizonte. Los políticos inteligentes saben negociar con filosa prudencia ante los grandes del mundo, ahí están los casos de presidentes de la talla de Lázaro Cárdenas o López Mateos a quienes les tocó lidiar con las expropiaciones de las industrias petrolera y energética.
Pero en el colmo con incredulidad, atestiguamos cómo las huestes de Obrador le aplauden ante la ausencia de hechos, se magnifica un discurso de anécdotas ¿En qué ranchería vivimos? ¿Tan grande es la distancia que separa a Obrador de Trump para rendirle pleitesía?
Trump es un facineroso en el que no se puede confiar. ¿Cómo en Obrador puede persistir esa torva forma de estupidez?
Condenar a la humillación la indignación de todo un pueblo por el atropello de un plutócrata rijoso y todavía aplaudir la vesania en su contra, la más baja e irracional pasión que como lepra pueda tener un político de la calaña de Donald Trump.
Ahí quedó para la historia la abismal humillación de un Obrador sometido en la más íntima entraña de la Casa Blanca desde donde Trump ha proferido sus destrozos verbales y los escupitajos en contra de los mexicanos.
Es verdaderamente una pena la entrega fácil que hizo de sí mismo el presidente Obrador. Lo sabíamos aun antes del encuentro: el mismo tren se grosería y de aburrida disipación, así que no nos esperaba ninguna sorpresa si al fin y al cabo entre Trump y Obrador sus vidas políticas son tan semejantes entre sí, que uno puede pasar de una a otra y a otra sin sentir el cambio.
Escuchamos un discurso a la altura de la arrogancia de Trump, como si se tratara de unos juegos florales a ver quién lanzaba los mejores piropos.
Trump: “¡Usted es el mejor presidente de México!”
Obrador: “Hacia mi país, hemos recibido de usted, comprensión y respeto”.
Urgen unas clases de dialéctica para el tabasqueño para que ponga en orden sus ideas y aprenda a dialogar y discutir con razonamientos y argumentaciones y no incurrir en adjetivos como los que lanzó como un baño de flores a Trump, porque ahora sus críticos se los estamos restregando en la cara.
Obrador debe sopesar la invitación que le hizo a Trump para visitar a México, pues más allá del cumplido no se puede invitar a casa al que te escupe a la cara y luego patea la puerta.
Veremos también qué dice Obrador a nuestros compatriotas en su próxima visita a Estados Unidos con fines electorales y si éstos son capaces de reclamarle que como representante de los mexicanos el tabasqueño está obligado a salir en defensa de la dignidad nacional y no a recitar poemas candorosos como lo apuntó mi colega y amigo Carlos Ramírez en su Indicador Político:
“Somos amigos, aliados y socios… el más grande espaldarazo que presidente mexicano alguno le haya dado a algún candidato presidencial estadounidense, demócrata o republicano”

jueves, 9 de julio de 2020

Contracolumna • WELCOME MISTER AMIGO • SE LAS METIERON DOBLADA


JOSÉ MARTÍNEZ M.

Obrador tuvo la oportunidad de reivindicarse pero terminó pastando de la mano de Trump en el jardín de las rosas.
Es triste, porque no hemos superado el trauma de la historia. Como los españoles, Trump engañó a Obrador vendiéndole espejitos.
Es que en realidad los grandes temas de la agenda bilateral quedaron fuera de la discusión. Uno de ellos fue la migración.
Resulta imposible tratar en unas cuantas horas temas tan complejos de la relación bilateral. Los empresarios que acudieron a la cena quedaron desencantados, estuvieron en calidad de “floreros”. Que no se quejen, eso ya lo sabían. Obrador no permite que nadie brille a su alrededor. Tan es así que se sintió en las nubes cuando de los labios de Trump salió una frase inmortal: “Obrador es el mejor Presidente que han tenido en su historia”.
No era para menos.
Amor con amor se paga.
El encuentro, en sí, fue disfrazado de una visita de Estado a la Casa Blanca, cuando en realidad se trató del pase de lista a la Casa de Campaña de Donald Trump.
Joe Biden –el candidato demócrata– interpretó la visita como “el beso del diablo”.
Biden le recordó a Obrador en un tuit el racismo de Trump. El demócrata escribió en @JoeBiden: "Trump lanzó su campaña de 2016 llamando violadores a los mexicanos. Él ha propagado el racismo contra nuestra comunidad latina desde entonces. Necesitamos trabajar en sociedad con México. Necesitamos restaurar la dignidad y la humanidad en nuestro sistema de inmigración. Eso es lo que haré como presidente".
Vaya, justamente el 31 de octubre de 2016 Marcelo Ebrard escribió en su Twitter @m_ebrard lo siguiente: “Trump es el peor enemigo que México haya enfrentado en muchos años. Debemos esforzarnos para frenarlo con votos en E.U.A.”
Ahora Ebrard como canciller y Obrador como Presidente de manera descarada hacen campaña a favor de Trump. Tan es así que el encuentro “histórico” de estos dos personajes histéricos, se convirtió en una especie de club de los elogios mutuos.
Tan sólo hace tres años (2017) Obrador cuando andaba en campaña en uno de sus libros (Oye, trump) escribió: “Es una canallada que Trump y sus asesores se expresen de los mexicanos como Hitler y los nazis se referían a los judíos, justo antes de emprender la infame persecución y el abominable exterminio”.
Trump le quitó la calentura tanto a Obrador como Ebrard.
Ahora sí que a Trump, Obrador y Marcelo le cayeron “como anillo al dedo” y como dice el “filósofo” de Morena Paco Ignacio Taibo: “se las metieron doblada”.
Así mientras en México los críticos y opositores se desgarraron las vestiduras por la visita incomoda, la prensa estadounidense en general miró con desdén el encuentro presidencial y lo ubicaron en su justa dimensión. Para los medios de ese país la visita pasó de noche, mientras el gobierno de la llamada cuarta transformación nos las quiere vender como la derrota de Hernán Cortés.
Vaya, hasta el sempiterno legislador Porfirio Muñoz Ledo alabó el discurso presidencial como si se tratara de las tablas de Moisés.
Muñoz Ledo olvida su servilismo y actúa como notario dando fe del equívoco diplomático como quien vende gato por liebre.
Si nos remitimos al pasado reciente, Muñoz Ledo como notario de la historia contemporánea certificó, avaló y reivindicó al presidente Gustavo Díaz Ordaz luego de la matanza estudiantil de 1968 con un discurso servil pronunciado el 9 de septiembre de 1969 a nombre del CEN del PRI en el que, entre otras frases, señaló lo siguiente: “Los conflictos sociales que tuvieron lugar en la ciudad de México y que tan severamente inquietaron a la opinión pública no dejaron como saldo el más mínimo incremento del poder o de influencia a favor de quienes se oponen a la transformación social y a la autonomía del país”.
Hoy, tres de los personajes que son pilares de Morena (Obrador, Ebrard y Muñoz Ledo), se inclinan con reverencia ante el presidente más racista y enemigo de los inmigrantes. El que más ha ofendido la dignidad del pueblo de México.
No en balde el presidente Trump se ha erigido en una especie de jurado, como el de aquella asociación de charros de Texas, que cada año otorga una distinción a un “mexicano ilustre” con el nombramiento de “Mister Amigo”.
Obrador ahora es el hijo adoptivo de la Casa Blanca al que el presidente estadounidense se refiere con el sobrenombre de Juan Trump y su carnal Marcelo.
Sin duda, un argumento para una película de Juan Orol y su humor involuntario, como aquella película de Charros contra Gángsters.

Los que perdieron: Obama, Biden, Pelosi, Hillary, DACA, migrantes…



Carlos Ramírez

 

Al final de cuentas, la política se juzga por los resultados, Sin embargo, todos los caminos están llenos de piedras y espinas.

Días antes de la Cumbre México-EE UU en Washington, el presidente Trump había sufrido una derrota parcial: la Corte Suprema votó a favor de los estudiantes extranjeros que quieren ser deportados por Trump, el modelo de los DACA inventado por el presidente Barack Obama. Pero de inmediato, Trump introdujo otra reforma para encontrar otro camino para la deportación. Por lo pronto, ya amenazó a los estudiantes que funcionan on line dentro de los EE UU.

Por si lo anterior fuera poco, horas antes del encuentro con el presidente López Obrador, el presidente Trump visitó su hermoso muro fronterizo en Arizona para enviar el mensaje de que el separatismo como disfraz del racismo sigue en ánimo de la Casa Blanca.

Más que López Obrador, el que dio la gran sorpresa el miércoles fue Trump: logró domar la bestia que tiene dentro de su alma y se mostró como el más amigou de los mexicanos y los hispanos, luego de cuatro y medio años de tableteo racista. Con el apoyo del presidente mexicano, el candidato republicano se enfiló casi hacia la reelección con el apoyo hispano.

Como ocurre en estos casos, el gobierno mexicano envió un equipo secreto a hablar con los demócratas para decirles que “no hay bronca” y que si ganan tendrán todo el apoyo. Sin embargo, experto en temas bilaterales consideran que la visita y apoyo del presidente mexicano a Trump fue un descontón electoral que dejó en la lona a los demócratas. Y no se trató de errores estratégicos, sino de la mala asesoría del expresidente Obama a su candidato Joe Biden, un político fuera de lugar, envejecido, con carga racista en sus espaldas, con acusaciones severas de corrupción y apenas un títere de la rencorosa y berrinchuda Nancy Pelosi. La noche del miércoles había contento en los republicanos porque se habían chamaqueado a los demócratas, como quedó demostrado con el patético tuit de Dormilón Biden.

La estrategia diplomática de México se basó en un informe de inteligencia que señala que Trump tiene la reelección en la bolsa. En el 2016 el presidente Peña Nieto carecía de esas certezas y la presencia de Trump en CDMX fue producto de una invitación a los dos candidatos --Trump y Hillary Clinton-- que la demócrata no racionalizó. Lo malo fue que Trump aprovecho esa visita para consolidar su base hispana y luego Peña Nieto no supo diseñar una estrategia de beneficio, salvo consolidar la relación personal de su operador Luis Videgaray Caso con el yerno Jared Kushner. En la renegociación del Tratado Peña asistió pasmado y sin fuerza política ni comercial.

La agenda del Tratado del presidente López Obrador era irrelevante, porque las reformas las impuso Trump. Y como en el TCL 1.0, en el TCL 2.0 México careció de modelo de desarrollo, no tuvo objetivos de competitividad y nunca diseñó estrategia de comercio exterior. Por eso Trump ha dicho a todo que en el comercio, porque al final las reglas benefician a los EE UU y el tema laboral, ambiental y de inversión van a desmoronar el sistema/régimen/Estado priísta que sostiene el modelo posneoliberal de la 4-T.

La frase de López Obrador de “somos amigos, aliados y socios” fue el más grande espaldarazo que presidente mexicano alguno le haya dado a algún candidato presidencial estadunidense, demócrata o republicano y quizá el clavo final en el ataúd político de Obama que maniobró para imponer al incompetente Biden como candidato demócrata. Como en agosto de 2016 con Peña Nieto, hoy la visita de López Obrador hizo presidente reelecto a Trump, quien tendrá otros cuatro años para desarrollar su racismo puritano contra los migrantes hispanos.

 

 

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Minería. Como ningún otro sector productivo, el minero desarrolla una estrategia de socialización sorprendente. El sábado 11 de julio realizará una conferencia digital para la reactivación del sector, aprovechando el Día del Minero. El evento estará coordinado por el subsecretario de Minería de la Secretaría de Economía, Francisco Quiroga Fernández, y su capacidad de convocatoria tendrá la presencia de seis gobernadores de estados mineros.

Política para dummies: La política de sobrevivencia es el del sacrificio de los principios.

 

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miércoles, 8 de julio de 2020

Contracolumna * EL DISCURSO DE LA RESIGNACIÓN * NI MODO, HAY SERÁ PARA LA OTRA


JOSÉ MARTÍNEZ M.


¿Oh! Decepción. Cuando todos esperábamos un gran discurso político en desagravio por las ofensas de Donald Trump, el presidente Obrador recitó un poema, una oda al enemigo de los migrantes… “hemos recibido de usted, comprensión y respeto”.
¡Zas!
Era la oportunidad de refrendar los Sentimientos de la Nación pero el discurso se convirtió en un mensaje de resignación. Palabras carentes de retórica. Líneas sin sustento, incapaces de conmover o persuadir.
Un discurso plano, lleno de lugares comunes y como una quesadilla embarrada de sesos, con datos anecdóticos de personajes históricos pero sin profundidad y sin menor contenido de filosofía.
De qué sirvieron tantos discursos antiTrump de parte de Obrador, el otrora candidato rebelde, el político rijoso que prometió en sus mítines de campaña con discursos incendiarios “poner en su sitio” al mayor agresor de los mexicanos, a los que ha llamado “narcotraficantes”, “asesinos” y “violadores”.
Obrador claudicó y terminó por alinearse con un “discurso oficial”, que contrasta con el líder vociferante que ahora no tiene una explicación cabal que lo justifique.
En alabanza a Trump, Obrador recitó el siguiente poema:
“Algunos pensaban que nuestras diferencias ideológicas habrían de llevarnos de manera inevitable al enfrentamiento. Afortunadamente, ese mal augurio no se cumplió y considero que hacia el futuro no habrá motivo ni necesidad de romper nuestras buenas relaciones políticas ni la amistad entre nuestros gobiernos…
“Presidente Trump:
“Como en los mejores tiempos de nuestras relaciones políticas, durante mi mandato como presidente de México, en vez de agravios hacia mi persona y, lo que estimo más importante, hacia mi país, hemos recibido de usted, comprensión y respeto”.
¡Zas!
Obrador se equiparó a la Nación. La Nación es él, como Luis XIV de Francia, el Rey Sol que decía: “El estado soy yo”.
¿Y el muro?
La respuesta es de Trump:
Lo dijo en un discurso electoral en Pittsburgh:
“¿Saben por qué vamos a ganar las elecciones? Porque los estadounidenses quieren seguridad en las fronteras”.

Ahora en Washington en el “encuentro histórico”, Obrador no dedicó ni una línea de su discurso al muro.
En cambio ofreció “mano de obra” barata y trabajadora con el nuevo tratado comercial.
Obrador lo dijo así:
“… el Tratado es una gran opción para producir, crear empleos y fomentar el comercio sin necesidad de ir tan lejos de nuestros hogares, ciudades, estados y naciones. En otras palabras, los volúmenes de importaciones que realizan nuestros países del resto del mundo, pueden producirse en América del Norte, con menores costos de transporte, con proveedores confiables para las empresas y con la utilización de fuerza de trabajo de la región.
Desde luego, no se trata de cerrarnos al mundo, sino de aprovechar todas las ventajas que nos brinda la vecindad, así como la aplicación de una buena política de cooperación para el desarrollo.
“Este Tratado permite atraer inversiones de otros lugares del hemisferio a nuestros países, siempre y cuando se cumpla con los principios de producir mercancías de elevado contenido regional y de procurar condiciones salariales y laborales justas para los trabajadores del país exportador o importador de bienes de consumo.
Es importante también señalar que, en este acuerdo, los tres países aportamos capacidad productiva, mercados, tecnología, experiencia, mano de obra calificada y terminamos complementándonos. Por ejemplo, México tiene algo sumamente valioso para hacer efectiva y potenciar la integración económica y comercial de la región; me refiero a su joven, creativa y responsable fuerza laboral”.
Desde el análisis de la semántica, la connotación de las palabras de Obrador nos remiten a un discurso neoliberal.
El estado de bienestar es solo un ideal, una fantasía que no es posible, una ficción, una ilusión como una quimera.
Es el discurso de la resignación.
¿Y la rebeldía? ¿Y la justicia?
Presidente Trump, dijo Obrador, “lo que más aprecio, es que usted nunca ha buscado imponernos nada que viole o vulnere nuestra soberanía”.
¿Y la frontera sur? ¿Y la amenaza de los aranceles a cambio de cerrar el paso a los migrantes?

Atrás quedó el discurso antiTrump.
Y pregunto:
¿A dónde quedó aquel discurso que pretendía cambiar el mundo?
Quedó claro, que no va cambiar el mundo.
El que ha cambiado es Obrador.
El político de la resignación que cree tener los otros datos ajenos a la realidad: los indicadores de que vamos bien.

Perverso en el manejo de la manipulación mediática, Obrador fue a Washington a sumarse como uno más a la campaña para la reelección de Trump.
Más claro ni el agua. El pretexto fue el T-MEC
Obrador sabía que al poner un pie fuera de su palacio con rumbo al aeropuerto para su encuentro con Trump, iban a estar sobre él los reflectores de la prensa.
Y ocurrió.
La idea era sacar raja política del viaje. En realidad el traslado de Obrador en un vuelo comercial se convirtió en un acto de campaña. El objetivo de atraer simpatías funcionó, aunque también le llovieron críticas y burlas al tabasqueño.
¡Qué sencillo! ¡Es encantador! Se deshacían las señoras en elogios, pero el viaje en si tiene muchas lecturas.
Pasamos del “avión de redilas”, al avión guajolotero.
La estrategia del equipo de Obrador consistió en diseñar una operación mediática convirtiendo en un espectáculo el viaje presidencial.
Obrador aprovechó para darse un baño de pueblo, para marcar una falsa distancia de los personajes de la Mafia del Poder que allá lo aguardaban y que ahora forman parte de su “Consejo Asesor”. Los auténticos pares de Trump, los personajes con los que al plutócrata suele dialogar.
Bisnes son bisnes. Lo demás es política barata.
¿Y los Sentimientos de la Nación?
Ni modo… ya será para la otra.
¡Viva México!