
sábado, 23 de mayo de 2020
Octavio Paz Cincuenta años de Posdata' de Carlos Ramirez

jueves, 21 de mayo de 2020
Desafío 4T: PIB con distribución de la riqueza o más neoliberalismo
Carlos Ramírez
El gran debate dentro del gobierno y entre los factores de
la producción no es el coronavirus, sino el proyecto económico
posneoliberal convocado sin definirlo. Ahí, en esa discusión, se está jugando
su suerte el gobierno de la 4T.
El ensayo presidencial sobre una nueva política económica,
el decreto sobre centralización del gasto en el ejecutivo, el decreto de
re-estatización de la electricidad y la iniciativa de Morena para inspeccionar
en la riqueza son algunos indicios de que el modelo de la 4T carece de
un plan formal de reforma económica progresista, que anda picoteando
recursos por aquí y por allá y que no está encarando un dilema
sexenal: o una gran reforma económica o quedarse con un neoliberalismo vergonzante.
Las tres experiencias radicales de modificación del modelo
de desarrollo y de la estructura de distribución de la riqueza --Cárdenas,
Echeverría y López Portillo-- fracasaron porque no encontraron la
fórmula para financiar al Estado. Aumentar el gasto es demasiado fácil, pero el
resultado es lo más complicado: déficit presupuestal si se mantiene
el gasto creciente o burocratización económica porque el incentivo para
producir es la utilidad y no el bien común.
Ahora el PIB es el villano favorito. Sin embargo, hay dos
detalles: será imposible desaparecerlo porque es una variable mundial y
existen ya modelos alternativos de análisis económico. El PIB es un
punto referencial. Y la felicidad o el bienestar tienen mecanismos
existentes, entre ellos tres: la encuesta ingreso-gasto del INEGI que revela la
distribución del ingreso nacional, las cifras sobre resultados de
programas sociales del CONEVAL que exhiben porcentajes de bienestar y
pobreza y las cifras oficiales de empleo formal, desempleo, informalidad
e ingreso salarial. El cruce de estas variables daría una especie de índice
global de felicidad/infelicidad.
Un dato que muestran las encuestas del INEGI y de CONEVAL exhiben
una cifra que pudiera ser el índice de felicidad: el 20% de los
mexicanos vive feliz sin carencias sociales y el 80% vive infeliz con
una a cinco carencias sociales. Por tanto, el debate no debiera ser
sobre las cifras y su medición, sino sobre las estrategias para combatir
la desigualdad ya conocida de sobra.
El gobierno de la 4T ya ha gastado año y medio en tener al
neoliberalismo en la hoguera, pero sigue sin definir la reorganización
productiva y distribución de funciones económicas del Estado. La gran
revolución de política económica no se localiza en el regreso del Estado
según el modelo chileno de Salvador Allende o el esquema chavista
de ingresos petroleros, sino en el tema fiscal con sus tres
derivaciones: recursos para programas sociales, financiamiento del desarrollo y
redistribución de la riqueza.
Si la estrategia se basa
sólo en gasto social para atender desigualdades, entonces tendrá el
límite de los ingresos. Y sin cambiar la estructura fiscal, entonces el dinero
para la producción se destinará a subsidios que se le quitarán al
fomento productivo. La contrarrevolución neoliberal de. Salinas de
Gortari achicó al Estado y su gasto social para potenciar la producción
privada que sólo concentró más la riqueza entre los ricos. La nueva revolución
posneoliberal se medirá no por el tamaño del Estado o la concentración
de actividades productivas, sino por la capacidad para obtener ingresos
para la pobreza y para el estímulo al desarrollo.
La pandemia trastocó el escenario sexenal: el desplome del
PIB a -10%, la quiebra de millones de empresas, el desempleo y el pleito con
los empresarios hizo encarecer la agenda de la reforma económica
posneoliberal. Y el dilema quedó planteado: o revolucionar el modelo de
desarrollo o mantener el modelo neoliberal. En economía no hay
términos medios.
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Guerrero. De los gobernadores que están mostrando dedicación a la
estrategia antivirus destaca el de Guerrero, Héctor Astudillo, porque, sobre
todo, no anda promocionando fotos de iniciativas inexistentes, como el oaxaqueño
José Murat Hinojosa, y sólo para ir a presumir a Palacio Nacional. Astudillo ha
recorrido colonias, comunidades y hospitales para supervisar respuestas
oficiales y sensibilizar a la población, sobre todo porque se trata de zonas
marcadas por la desigualdad y la pobreza.
Política para dummies: La política es la propuesta de soluciones de
fondo, no el discurso sin decisiones.
@carlosramirezh
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Si no son los militares, ¿entonces quién? Seguridad es su existencia
Carlos Ramírez
Las tres preguntas que
se tienen que hacer sobre las acciones de las fuerzas armadas en labores de
seguridad pública en modo de seguridad
interior son las que no se
quieren hacer: si no son los militares, entonces quién garantizará la seguridad del Estado y la sociedad; la razón de la existencia de los militares
y marinos es la seguridad y a eso irán; y cuál sería la alternativa inmediata, ya, para combatir el reflujo de las bandas criminales.
Las fuerzas armadas no
pueden quedarse de florero mientras
las bandas criminales salen a las calles con la impunidad de sus armas no solo
a repartir despensas, sino a hacer las labores propias de su oficio; delinquir. Y como la acción de los grupos
delictivos se ubican en la zona de la seguridad
ciudadana, de las instituciones y de la soberanía del Estado, entonces lo más normal es que las fuerzas armadas
ayuden sin salirse de la ley a la seguridad --y hay que reiterarlo hasta la
saciedad-- en modo de seguridad interior.
El tránsito del modelo
de policía federal agotado al nuevo de Guardia Nacional iba a ser complejo y tardado, pero todos los
indicios revelaban que la policía federal estaba descompuesta desde tiempos de Genaro García Luna. Y, para ser
realistas, los cinco años señalados en el decreto serán insuficientes para una profesionalización total, además de que falta la reorganización de las policías
estatales y municipales, el replanteamiento del concepto de cárceles y la limpieza del poder judicial.
Las funciones legales
de las fuerzas armadas en seguridad están establecidas en la Ley Orgánica del
Ejército y la Fuerza Aérea son cinco muy claras
y tres de ellas tienen que ver con la seguridad y la soberanía del Estado:
I. Defender la integridad,
la independencia y la soberanía de la nación;
II. Garantizar la seguridad
interior;
IV. Realizar acciones
cívicas y obras sociales que tiendan al progreso del país.
La Ley Orgánica de la Armada de México, a su vez, otorga a los marinos facultades que
tienen que ver con la seguridad del
Estado.
II. Cooperar en el mantenimiento
del orden constitucional del Estado Mexicano;
IX. Garantizar el cumplimiento del orden jurídico en las zonas
marinas mexicanas por sí o coadyuvando
con las autoridades competentes en el combate
al terrorismo, contrabando, piratería en el mar, robo de embarcaciones
pesqueras, artes de pesca o productos de ésta, tráfico ilegal de personas,
armas, estupefacientes y psicotrópicos, en los términos de la legislación
aplicable;
Por lo tanto, las labores centrales
de las fuerzas armadas no se agotan en auxilio a la población civil ni en la
organización de desfiles, sino que se centran
en la defensa de la soberanía y la integridad del Estado y la gobernabilidad
democrática. De ser jurídicamente estrictos,
entonces todo régimen político está militarizado
porque la defensa del Estado civil está en manos de los militares. El fundador
del concepto del Estado, Thomas Hobbes, acuñó una frase que ilustra la existencia del Estado en su
capacidad de defensa: los pactos sin
espada no logran sobrevivir y el
Estado ha sido el punto culminante del contractualismo
político.
No es posible imaginar
que las fuerzas armadas estén en sus cuarteles mientras los grupos delictivos
hacen de las suyas y la Guardia Nacional termina su proceso de
profesionalización. La seguridad pública es una parte de la seguridad nacional y con la seguridad nacional
conforman el trípode de la
estabilidad, soberanía y hegemonía del Estado.
Ahora se trata de que las fuerzas armadas protejan al Estado de grupos delictivos que atentan contra la
sociedad y el Estado.
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Minería. Chihuahua está poniendo el ejemplo, por el pivote de empresas y
trabajadores y el gobierno estatal, en un regreso controlado a las actividades
mineras. Como uno de los estados productores de minerales más importantes del
país, el acuerdo de egreso a las actividades cuidará la salud de sus operadores
con compromisos directos: apego a las indicaciones de autoridades sanitarias;
creación de un comité de contingencia con suficiente autonomía y recursos para
tomar decisiones sustantivas sobre la operación, encargado de la implementación
de los lineamientos y protocolos sanitarios y de que la Comisión Mixta de
Seguridad e Higiene se encuentre instalada y funcione adecuadamente.
Política para dummies:
La política es el reino del realismo del poder.
@carlosramirezh
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miércoles, 20 de mayo de 2020
Contracolumna: OBRADOR, ENTRE EL FASCISMO Y LA OCLOCRACIA
Ni régimen, ni sistema, ni Estado, ni seguridad, ni sociedad militar
Carlos
Ramírez
La campaña contra las fuerzas armadas en
tareas de seguridad pública en grado de seguridad
interior quiere dejar al Estado, al gobierno y a la sociedad a merced de la
delincuencia en todos sus niveles. Las cifras de aumento de la inseguridad y
los delitos son un aviso de que la
actual estructura de seguridad pública ha sido rebasada por la criminalidad y
que se requiere de un dique de
contención.
La
militarización de un Estado requiere que leyes, instituciones de gobierno y
decisiones sean militares. Por
razones de configuración administrativa, sólo dos posiciones del gabinete
tienen cargas castrenses: el secretario de la Defensa Nacional y el secretorio
de Marina-Armada de México. Sin embargo, sus tareas son propias de sus funciones de seguridad nacional, sin
ninguna intervención en ninguna otra zona de decisiones del Estado.
Y sólo
en el gobierno de Vicente Fox un militar ocupó una cartera no castrense: el
procurador general de la república fue el general retirado Rafael Macedo de la
Concha y en ningún momento se habló
de militarización del gabinete,
además de que el funcionario se ajustó
de manera estricta a sus funciones civiles de persecución del delito. En esa
PGR no hubo tampoco otras
estructuras controladas por militares.
Los militares construyeron, bien que mal, el sistema
de gobierno vigente. El general-presidente Plutarco Elías Calles ideó el Partido Nacional
Revolucionario, el general-presidente Lázaro Cárdenas lo transformó en Partido
de la Revolución Mexicana y dio el primer y único paso para institucionalizar a las fuerzas armadas
en estructuras políticas determinantes al crear el sector militar como el
cuarto sector del partido del Estado, pero el general-presidente Manuel Avila
Camacho decidió al iniciar su sexenio que los militares no participaran en el partido ni en la política. El último
presidente del PRI con rango militar fue Alfonso Corona del Rosal (1958-1964),
pero con más carrera en la
burocracia política que en el ejército.
Los militares
que participaron en política fueron
más políticos que militares. Un caso
fue singular: en 1977, por un pésimo manejo de la crisis estudiantil en Oaxaca
por el secretario de Educación del presidente López Portillo, Porfirio Muñoz
Ledo, el gobernador Manuel Zárate Aquino fue destituido de su cargo y en su lugar llegó como interino el general
Eliseo Jiménez Ruiz, con fama de militar experto en contrainsurgencia y en su haber el rescate del gobernador Rubén
Figueroa que había sido secuestrado por Lucio Cabañas. Pero el gobernador
militar no llegó a reprimir, sino que pacificó
la entidad con el brazo suave de la política.
La tarea asignada ahora a las fuerzas
armadas es de seguridad pública en grado de seguridad interior. En los dos sexenios anteriores no hubo ninguna queja contra militares
por ejercer funciones políticas. Tampoco hay razones ni espacios para que los
militares hoy rebasen sus funciones
de seguridad. Las quejas de exceso de fuerza, todas investigadas y sancionadas
por tribunales civiles, no fueron
contra organizaciones o líderes sociales.
Las fuerzas
armadas siempre han tenido menor o
mayor actividad en seguridad pública, pero con más intervención directa de
diciembre de 2006 a noviembre de 2018. Y en ese tiempo, no hubo ninguna denuncia, ni preocupación, ni acusacion de que se
hubiese militarizado la seguridad
pública, al Estado, al gobierno y a las instituciones sociales.
La Guardia
Nacional nació como cuerpo civil, pero se nutrió
del cuerpo de la policía militar que ha tenido más funciones de policía para
hacer que los militares respeten leyes y reglamentos. Aún con origen militar,
la Guardia Nacional funciona --bien o deficiente-- bajo las reglas civiles. Y los militares y marinos que tendrán
incidencia en seguridad también se
ceñirán a las reglas civiles.
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Lo bueno. Entre todo lo malo que ha
causado la pandemia del coronavirus,
hay experiencias que no han saltado a los medios de manera suficiente. La
estrategia de Aprende en Casa,
operada por el gobierno federal para impartir emergencia sanitaria a distancia,
salió con buenos resultados. El experto de la OCDE en educación y responsable
del modelo PISA, Andreas Schleicher, señaló que ha sido lo suficientemente
buena como la que implementó en China.
Política para dummies: La política es el análisis racional de la realidad.
@carlosramirezh
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