martes, 3 de noviembre de 2020

Contracolumna • PUEBLA SUMIDA EN UNA CRISIS POLÍTICA • BARBOSA, MANO DURA CONTRA LA BUAP

 



JOSÉ MARTÍNEZ M.

El estado de Puebla vive una de sus mayores crisis políticas desde la llegada de Miguel Barbosa al poder. En una guerra abierta que atenta contra la autonomía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Barbosa ha criminalizado a la máxima casa de estudios de ese estado.
Producto de la ingobernabilidad y la violencia que azota al estado, en el pasado mes de febrero, la víspera de la pandemia, 120 mil estudiantes de diferentes universidades salieron a las calles a protestar en una manifestación sin precedentes, desde el movimiento estudiantil de 1964, para protestar por el asesinato de tres jóvenes estudiantes universitarios.
Barbosa desdeñó las protestas estudiantiles y lejos de atender las demandas, emprendió una campaña política y judicial en contra de la BUAP.
Ante el acoso y las amenazas de encarcelar al rector por oponerse a la injerencia del gobernador en la vida universitaria, el Consejo Universitario, que es la máxima autoridad de la BUAP, dirigió un desplegado a las más altas autoridades del país para llamar al orden legal al gobernador Miguel Barbosa. VER DESPLEGADO (https://www.e-consulta.com/assets/desplegado.pdf)
Durante 55 años la (1964/2019) la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla mantuvo una normalidad académica que le permitió sobreponerse a los acosos externos. Con la llegada de Barbosa al gobierno la BUAP comenzó a sufrir la injerencia del gobernador con el único propósito de apoderarse del control político de la máxima casa de estudios de la entidad.
Con Barbosa, la Universidad vive como en los peores tiempos del general Antonio Nava Castillo en cuyo gobierno el ambiente político era irrespirable, lo cual al final le costó su renuncia a la gubernatura.
La BUAP tiene una historia de reivindicaciones políticas. Como lo constata el movimiento de reforma universitaria de 1961, que derivó en la promulgación de la Ley Orgánica, en febrero de 1963, que reconoce la autonomía y el autogobierno de la Universidad, al Consejo Universitario como máxima autoridad, así como la libertad de cátedra e investigación.
La lucha universitaria de la pasada década de los sesenta se dio en defensa de la independencia de la Universidad respecto de la iniciativa privada, el clero y el Estado, así como la modernización y desarrollo académico de la misma.
Como hace 55 años la Universidad vuelve a ser agredida por un gobernador.
Miguel Barbosa, cuyo gobierno se ha caracterizado por la corrupción y los abusos del poder, que ameritan un juicio político contra el gobernador para que sea destituido y consignado por diversos delitos que van desde la agresión policial, la criminalización de la vida universitaria, la corrupción de su gobierno y los abusos de poder, que se reflejan en la renuncia de la mitad de los colaboradores de su equipo de gobierno en menos de dos años.
A lo largo de los años la BUAP se ha sobrepuesto a diferentes embates como la lucha entre gobierno e iniciativa Prida de 1972-1973 en contra de la Universidad y el Partido Comunista, la toma del edificio Carolina en 1976 y la crisis de 1989 siendo rector Samuel Malpica Uribe.
Ahora, ante los nuevos embates del gobierno de Barbosa la comunidad universitaria se apresta a dar una lucha más en defensa de su autonomía como repudio a los abusos del gobernador quien pretende apoderarse de la institución para imponer a un nuevo rector a su imagen y semejanza ante las lecciones para la renovación de las autoridades de la BUAP previstas en próximo octubre.
Sin argumentos legales y sin las atribuciones constitucionales el gobernador Barbosa ha manipulado al Congreso Local y a la Auditoría Superior del Estado para intervenir en los manejos presupuestales de la Universidad.
Las universidades públicas como la BUAP son sujetas del escrutinio público del Congreso federal y de la Auditoría Superior de la Federación y no de los gobiernos estatales como pretende imponer Barbosa.
Es por esa razón que la máxima autoridad de la Universidad, que es el Consejo Universitario dirigió un desplegado a las más altas autoridades del país (el presidente de la República, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, del Congreso de la Unión, la Auditoría Superior de la Federación, la Fiscalía General de la República y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos), para denunciar las atrocidades del gobernador Barbosa, en el que se señala entre otras cosas lo siguiente:
Toda vez que el ejercicio del gobierno local, encabezado por Luis Miguel Barbosa Huerta, atenta contra los derechos fundamentales de los poblanos, especialmente en materia de seguridad, certeza jurídica y libertad de pensamiento. Desde el más reciente cambio del Titular del Poder Ejecutivo, el Rector ha sido blanco del asedio, de la acción articulada y sistemática del gobierno local, incluso de órganos estatales que debieran ser autónomos e imparciales en su actuar, como la Auditoría Superior del Estado (ASE) y la Fiscalía General del Estado (FGE), cuyos titulares han emprendido acciones arbitrarias no sólo contra la cabeza de esta universidad, sino contra su familia. Ejemplo de ello es la persecución política que el Gobierno del Estado de Puebla ha emprendido contra el Rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Alfonso Esparza Ortiz y, por lo tanto, contra la propia institución educativa; la cual consiste principalmente en una manipulación de las instituciones del Estado para fabricar procesos judiciales sin fundamento, así como en el uso de un aparato propagandístico para afectar la imagen de nuestra máxima autoridad universitaria. Tenemos claro que todos estos hechos, como el propio Gobierno del Estado de Puebla lo ha manifestado en diversas comunicaciones oficiales, son represalias a la negativa del Rector para renunciar a su cargo y para entregar al Poder Ejecutivo estatal el control de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Hemos sido incluso testigos de declaraciones en las que el Gobernador Barbosa, asumiendo facultades exclusivas de la FGE, asegura tener pruebas de que el Rector Esparza ha participado en operaciones de desvío de recursos. Más aún, el Ejecutivo estatal se ha atrevido a asegurar que en la Universidad ha detectado desvíos hasta por 1,000 millones de pesos; es decir, un monto que habría dejado inoperante a una institución que, en los hechos, ha alcanzado, e incluso superado, todos sus objetivos académicos. Cuando se juzga sin mediar un juicio o resolución conforme a derecho es condenar a priori por un interés o predisposición personal. Las mencionadas denuncias, difundidas irregularmente por la ASE a través de redes sociales, en clara violación a la presunción de inocencia, se interpusieron además sin que el órgano auditor hubiera iniciado su facultad de revisión y, por lo tanto, sin que hubiera existido un proceso de confronta con el ente obligado, como lo establece el marco jurídico de la actividad de auditoría. Prueba de lo anterior son las denuncias que la Auditoría Superior del Estado anunció contra el Rector Alfonso Esparza, por presuntamente obstaculizar la revisión de una Cuenta Pública, cuando la mencionada revisión era a todas luces ilegal; primero, por considerar una gestión financiera de sólo 11 meses del año 2019 y, después, por pretender revisar los recursos autogenerados por la BUAP y los correspondientes a pardas federales; estos últimos competencia exclusiva de la Auditoría Superior de la Federación.

EE. UU. 2020 (5). Trump interrumpió geopolítica Bush-Obama post 9/11

 

 


Carlos Ramírez

 

Detrás de la campaña personal del establishment demócrata-republicano para impedir la reelección de Donald Trump no se localiza un enfoque decente de la política ni la defensa de la supuesta democracia, sino el intento de regresar la estrategia de seguridad nacional estadunidense al modelo imperial definido por George Bush Jr. y Barack Obama en sus programas oficiales de seguridad nacional.

En este contexto debe leerse también la carta abierta de casi quinientos funcionarios de la comunidad de inteligencia y seguridad nacional de los últimos treinta y cinco años --desde Reagan hasta los despedidos por Trump-- denunciando que Trump había abandonado los principios de la geopolítica estratégica de la Casa Blanca basados en la guerra, el posicionamiento territorial en el mundo y la lucha antiterrorista como eje del imperialismo del complejo militar-industrial-mediático.

La comunidad neoconservadora posterior a los ataques terroristas del 2001 fue delineada por el presidente Bush en su Estrategia de Seguridad Nacional 2002: “la defensa de la Patria y la defensa basada en misiles forman parte de la seguridad mayor y son prioridades esenciales para los EE. UU.” Con esos principios logró Bush Jr. el apoyo y aval de los demócratas en el congreso, entre ellos el voto de los senadores Barack Obama y Hillary Clinton a favor de la invasión a Irak en 2003 basados en inteligencia falsa inventada por el MI6 de Inglaterra y la CIA norteamericana.

A pesar de usar como engañifa el discurso de Berlín en su campaña electoral en 2008 a favor de la nueva paz sin misiles ni marines, Obama refrendó los principios del modelo de Bush Jr. y sus estrategas encabezados por el perverso Dick Cheney y los halcones reaganianos, puso como secretaria de Estado a Hilary Clinton por su perfil guerrerista. Por cierto, entre los halcones de Bush Jr. estaba John Bolton, que fue consejero de seguridad nacional de Trump y salió despedido por tratar de imponer su modelo bushiano-obamista de seguridad estratégica imperialista.

Aunque Trump aprobó su Estrategia de Seguridad Nacional 2017 con los mismos principios de Bush Jr. y Obama, en los hechos desactivó la diplomacia de las cañoneras, se salió de la lógica guerrerista en el medio oriente, dialogó con el líder comunista de Corea del Norte y busco entendimientos con el ruso Putin y el chino Xi Jinping, contrariando a la comunidad de los servicios militares y civiles del conservadurismo militarista.

La historia más completa y ampliada del modelo de diplomacia militarista de los neoconservadores del periodo 2001-2003 la cuenta el analista Alex Callinicos en su libro Los nuevos mandarines del poder americano (Alianza Editorial, 2003). La elección de Obama, el papel militarista de Hillary Clinton y su candidatura presidencial en 2016 desdeñando al pasivo Joe Biden y la victoria de Trump en 2016 por encima de los poderes fácticos del complejo militar-industrial--mediático del nuevo establishment estadunidenses completan el cuadro político para entender las razones de la campaña concertada para derrotar a Trump en la reelección y regresar a los EE. UU. al modelo imperial conquistador tipo Imperio Romano.

Por tanto, las acusaciones de racismo, mala educación y agresividad contra Trump quieren aplastar el hecho de que cuando menos el 45% de los estadunidenses apoya el modelo de Trump que ha marginado las invasiones, las guerras y el papel de superpolicía para centrarse en la economía. La política migratoria de Trump responde a las demandas de los estadunidenses caucásicos e hispanos que no quieren invasiones de migrantes para competir por las pocas plazas y la política exterior se basa en que el terrorismo es una respuesta de las comunidades árabes radicales contra la presencia estadunidense en territorios árabes para imponer una democracia tipo estadunidense.

La alianza de operadores y seguidores de Bush con operadores y seguidores de Obama contra Trump responde, en consecuencia, a su exclusión del modelo imperial de Trump para buscar el regreso de los viejos imperialistas tipo Reagan, Bush Sr., Cheney y Hillary Clinton. En este sentido, la elección presidencial de hoy martes redefinirá el papel imperial de los EE. UU. entre las cañoneras o el del dólar y el comercio.

 

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Política para dummies: La política sólo define posiciones estratégicas de seguridad nacional de grupos de poder.

 

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lunes, 2 de noviembre de 2020

EE. UU. 2020 (4). No, no se trata de democracia, sino de república imperial

 

 

Carlos Ramírez

 

El discurso liberal sobre la democracia estadunidense ha sido comprado, en arrinconamiento filosófico, por el centro liberal y la izquierda socialista de los EE. UU. y de fuera. Pero no, nada indica que los EE. UU. sean un sistema democrático. Si acaso, la única herencia democrática sea el Estado de derecho, pero ya pervertido por el mismo derecho, los grupos dominantes de poder y la ideologización de las leyes.

En el lenguaje político cotidiano en los EE. UU. se refieren al país como “la Unión”, sin reconocer que, en estricto sentido, es una república. El sistema representativo popular de la Revolución Francesa ha sido suplido por el modelo legislativo de grupos de interés que pagan para imponer legisladores y que luego cobran favores. La función central del presidente es la seguridad nacional basada en el instrumento de coerción militar nuclear, en subir y bajar impuestos por razones electorales, en mantener el modelo imperial de exacción de recursos y riquezas de otras naciones y en la explotación del débil por razones de pobreza, de raza o de producción.

Los presidentes no ejercen el poder para servir al pueblo, como reza la máxima lincolniana incumplible. Su tarea es la de administrar los intereses dominantes y sus grupos de lobistas que representan los poderes reales fácticos. Aquí lo hemos dicho y por la elección hay que repetirlo:

--En 1956 C. Wright Mills estableció la existencia de tres poderes reales: económico, político y militar. “las demás instituciones parecen estar al margen” y “en ocasiones debidamente subordinadas a ésas”. Sus brazos operativos son claros: las grandes sociedades anónimas, la institución militar, el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Las instituciones religiosas, educativas y familiares son “zonas descentralizadas” moldeadas por los intereses económicos, políticos y militares.

--En 1967 G. William Domhoff se preguntó ¿Quién gobierna Estados Unidos?, encontró un dominio vertical de élites de poder y su lista de poderes reales es precisa: las grandes empresas y sus intereses determinados por la tasa de utilidad, la Fundación Ford, la Rockefeller, la Carnegie Co., la Lilly Endorsement, el Pew Memorial Trust, la Dandforth Foundation; las asociaciones; el Consejo de Relaciones Exteriores, la Asociación de Política Exterior, el Comité de Desarrollo Económico, el Consejo de Asesores de Negocios, el National Advertising Council y la National Association of Manufacturers. Las oficinas de finanzas de los partidos Demócrata y Republicano que ocultan ingresos de sectores de poder; los militares, la CIA y el FBI, entre los más importantes.

--En 1980 Leonard Silk y Mark Silk publicaron su investigación The american establishment para enlistar los grupos que “dan forma” a la sociedad americana: la Universidad de Harvard, el The New York Times, el The Washington Post, la Fundación Ford, el Brookings Institution, el Consejo de Relaciones Exteriores y los partidos políticos.

--Y quien pudo resumir en un concepto el modelo de los EE. UU. fue el sociólogo francés Raymond Aron en 1973 con su investigación La república imperial a partir del estudio sobre el papel de dominación, control y hegemonía de la política exterior desde su papel clave en la segunda guerra mundial contra la amenaza nazi y luego contra el imperio comunista soviético. La fuerza nuclear posicionó a los EE. UU. como el eje rector del capitalismo mundial contra el comunismo soviético y a partir del poder político imperial, del señorío del dólar y del armamento nuclear quedaron los EE. UU. como la única potencia global.

En este sentido, las elecciones presidenciales en los EE. UU. desde su fundación y la presidencia de George Washington han servido para refrendar el papel imperial de los EE. UU. y sus intereses por encima de las relaciones internacionales, de las soberanías inexistentes y de las economías locales. Por eso los presidentes más imperialistas fueron los demócratas Kennedy, Carter (a su pesar), Clinton y Obama y, por ello, resultaron peor que los republicanos.

Biden, por tanto, no sería el presidente de la democracia del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, sino el jefe del imperio estadunidense que Obama y Trump (reeligiéndose o perdiendo), en sus contradicciones, lograron fortalecer.

 

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EE. UU. a horas de las elecciones presidenciales. Biden se desmoronó y Obama tuvo que tomar su lugar como candidato informal a la presidencia.

 

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Política para dummies: La política es el realismo del poder, como lo enseñó Machiavelli.

 

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sábado, 31 de octubre de 2020

Contracolumna • BARBOSA DECLARA LA GUERRA A LA BUAP • GOBIERNO INTEGRADO POR DELINCUENTES


JOSÉ MARTÍNEZ M.


El gobernador Miguel Barbosa le ha declarado la guerra a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. El conflicto comienza escalar niveles altos de la política. La Secretaría de Gobernación ya ha tomado nota del asunto.
Barbosa quien gobierna –bueno eso es un decir– el estado al estilo de la mafia, se ha hecho acompañar de verdaderos delincuentes en su equipo de gobierno. Debido a las trapacerías y la corrupción en el gobierno por lo menos una decena de funcionarios han renunciado a sus cargos, alguno de ellos fue pillado en un audio exigiendo “moches” para el gobernador.
Hace poco el diputado Porfirio Muñoz Ledo le dio un consejo al gobernador: “con la universidad no te metas porque puedes cavar tu tumba”.
El mensaje fue contundente. Pero el gobernador puso oídos sordos. Barbosa se ha extralimitado en sus atribuciones y ha violentado la autonomía de la Universidad. Ni Manuel Bartlett que fue un gobernador duro tuvo la osadía de violentar la autonomía de la BUAP. Incluso su padre don Manuel Bartlett Bautista, que fue ministro de la Suprema Corte, se vio forzado a renunciar a la gubernatura de Tabasco en 1955 por un conflicto estudiantil.
Atacar a la BUAP no es cosa menor. Es una de las cinco principales universidades del país con un importante reconocimiento académico y de investigación. Y peor aún para el gobernador, la BUAP es la alma mater de Beatriz Gutiérrez Müller, la esposa del presidente Obrador quien siente agradecimiento y simpatía por el rector.
El conflicto con la BUAP surgió a comienzo del año en curso. La injerencia de Barbosa se ha dado a través del Congreso Local y la Auditoría Superior del Estado.
Durante su campaña por la gubernatura Barbosa solía placearse con Francisco José Romero Serrano, un personaje gris y de una pequeña estatura política. Vaya, para él, lo más “delicioso y lo mejor de su vida” fue “el haber dialogado unos minutos con Porfirio Muñoz Ledo”. De ese tamaño es su mundo. (https://www.milenio.com/.../buceo-la-gran-pasion-del...)
Serrano quien ilegalmente fue designado como el titular de la Auditoría Superior del Estado, responde a los intereses facciosos del gobernador. Serrano formó parte de la campaña de Barbosa y está impedido de ocupar la Auditoría Superior por el simple conflicto de interés.
Sin embargo, Serrano y los legisladores de Morena en el Congreso estatal han buscado a toda costa hacerse del control de la Universidad. El propio gobernador exigió personalmente su renuncia al rector José Alfonso esparza Ortiz, al no conseguir su capricho amenazó a la autoridad máxima de la BUAP con declararle la guerra. Cosa que ha conseguido.
Barbosa ha usado a la Procuraduría del estado como un instrumento de represión político-judicial y ha presentado una serie de denuncias sin fundamento legal para atacar al rector. Algunos dirigentes del sindicato de la Universidad (Suntuap) se han prestado a las maquinaciones del gobernador a cambio de cochupos.
No en balde el Consejo Universitario y la comunidad estudiantil han refrendado su apoyo al rector Esparza.
Otro de los políticos con ambiciones de apoderarse de la Buap, es David Méndez Márquez, un ingeniero civil egresado de esa universidad y quien fue designado por Barbosa como secretario de Gobierno en sustitución de Fernando Manzanilla, quien prefirió ocupar su cargo de diputado federal y no prestarse a las corruptelas del gobernador.
La llegada de Barbosa al gobierno el estado se convirtió en un botín para él y su camarilla. Es así que la BUAP –que maneja uno de los mayores presupuestos institucionales en la entidad– fue puesta en la mira del gobernador.
Barbosa es ese tipo de políticos que huelen y saben en dónde está el dinero. Por ejemplo, el gobierno adquirió mil unidades de patrullas a un sobreprecio de 100 por ciento más alto del mercado. Tan costosas son las patrullas que son las más caras después de las de Dubái. Según el gobierno cada vehículo tiene un costo de un millón 350 mil pesos. Muchas de estas se encuentran arrumbadas y los policías que deseen utilizarlas deben de pagar una “cuota”. La adquisición no se trataba de reforzar a la policía para atacar a la delincuencia, el asunto era el negocio. Lo mismo ha ocurrido con los uniformes escolares que se adquirieron a un sobreprecio 40 por ciento más caros.
La corrupción es tan profunda y rodea a todo el equipo del gobernador que un diputado local del PT, José Juan Espinoza Torres presentó una denuncia penal ante la Fiscalía General del estado en contra del auditor general Francisco Serrano Romero por presuntos actos de corrupción en compras del gobierno con empresas “fantasma”. Las denuncias contra Serrano incluyen delitos por desvío de recursos e incumplimiento de un deber legal.
Otra de las “fichitas” en el equipo de gobierno es el secretario de Seguridad Pública, Raciel López, un funcionario de pésima fama involucrado en actos de corrupción en Chiapas, que ahora cumple tareas ilícitas con la práctica de espionaje político por órdenes del gobernador Barbosa para “tener controlados” a sus adversarios políticos. De Raciel López ya nos ocuparemos.
La guerra declarada contra la BUAP es parte del cochinero de Barbosa desde su llegada al poder.
Barbosa uno de los políticos más repudiados y con pésima fama, llegó al gobierno de Puebla con el sello de la corrupción en la frente.
Asumió su mandato (1/8/19) como resultado de unas elecciones extraordinarias luego de la trágica muerte de la gobernadora Martha Erika Alonso en un accidente aéreo en el que también perdió la vida su esposo Rafael Moreno Valle.

Contracolumna - JOSÉ MARTÍNEZ M. • LA JORNADA, LA NIÑERA Y LA FE CIEGA • ROSA ICELA RODRÍGUEZ, RIFA DEL TIGRE



JOSÉ MARTÍNEZ M.


El presidente Obrador ha decidido cometer una de las mayores pifias de su gobierno: nombrar a quien fue una de sus niñeras en la nueva encargada de combatir al crimen organizado y la delincuencia. Se trata ni más ni menos de Rosa Icela Rodríguez, una ex reportera de La Jornada, el periódico oficialista del régimen.
Años atrás Obrador escenificó en Iztapalapa una de sus comedias políticas con Rafael Acosta mejor conocido como “Juanito”. La historia todos la conocemos. Un despojo de su cargo como delegado “en nombre de la democracia”.





Obrador no es un simple vendedor de ilusiones, es un político manipulador y perverso, como una gran mayoría de los políticos. La Jornada, sin duda, fue su impulsor desde su renuncia al PRI. Carmen Lira, la directora de ese diario mantiene una relación tan estrecha que raya en la complicidad.
En días recientes el periódico El País publicó un encuentro del reportero Jacobo García con tres de los caricaturistas y un articulista de La Jornada en la que exhiben su abyección por Obrador. Nada más denigrante para quienes se asumen como sus soldados. (https://elpais.com/.../los-amigos-muy-amigos-de-lopez...)
En la entrevista los jornaleros asumen que desde las páginas del periódico Reforma se implementa una “conjura” contra el gobierno de la cuarta transformación. De una manera repugnante exhiben su servilismo hasta llegar al grado de llenar de improperios a Cuauhtémoc Cárdenas al que califican de un “junior” sin liderazgo social. En cambio, a Obrador lo asumen como “un político muy sofisticado”. En otras ocasiones han llegado incluso hacer hablar a los muertos: “si Monsiváis viviera estaría con Obrador”.
Lo cierto es que Monsiváis tenía la peor opinión de Obrador, a quien no le regateaba su liderazgo.
El economista Gerardo Esquivel –un tecnócrata cercano a Obrador y quien cobra como subgobernador del Banco de México– en su blog recoge un texto bajo el título “AMLO visto por Monsiváis” en lo que Esquivel interpreta como “El placer de disentir”. (http://gerardoesquivel.blogspot.com/.../amlo-visto-por...)
En ese texto, Monsiváis crítica a Obrador al que acusa de mostrar “su peor retrato”, y de “asumir comportamientos absurdos” y de rodearse de políticos “que no ameritan consideración alguna”.
Obrador –también lo sabemos– se ha rodeado de gente pusilánime. Jaime Cárdenas Gracia, su ex colaborador encargado de devolverle al pueblo lo robado, lo retrató muy bien cuando dijo que Obrador suele rodearse de individuos que le profesan una “fe ciega”.
En la entrevista con El País los moneros de La Jornada exhiben esa “fe ciega”. En esa charla, El Fisgón cuenta: “Con Andrés Manuel me pasa con mucha frecuencia que no estoy de acuerdo con cosas que dice. Pero ahora, mi reflejo es preguntarme: ‘¿Qué es lo que no estoy entendiendo?’. Y sí, me doy cuenta de que con mucha frecuencia, a la larga, él tiene razón, y esto lo ves a la larga. Esto te habla básicamente de que es un dirigente político muy sofisticado…”
José Hernández, otro de los caricaturistas, dice: “A mí me pasaba lo que hace momento comentaba El Fisgón, que hace algo López Obrador, dice algo y yo digo: ‘Está mal. Es un error, una gran pifia’, y después lo entiendo”.
“Los amigos (muy amigos) de López Obrador”, es el encabezado de la entrevista publicada en El País. Pero más que “amigos” los jornaleros se proyectan como fieles súbditos, con una fe ciega que raya en la abyección.
Igual ocurre con doña Rosa Icela Rodríguez la fiel escudera de Obrador desde tiempos “inmemoriales”.
Egresada de la escuela de periodismo “Carlos Septién García”, Rosa Isela emprendió su quehacer periodístico hasta que fue deslumbrada por Obrador en sus tiempos de reportera de La Jornada.
Con la cuarta transformación Rosa Icela vive como en un cuento de hadas. Todóloga en las tareas de gobierno de Obrador, desde los tiempos del tabasqueño como jefe de gobierno de la Ciudad de México, ocupó un tiempo el cargo de vocera en la Asamblea Legislativa.
Su mayor mérito fue como escudera de Obrador durante los años en que emprendía la toma de los campos petroleros en el sureste del país.
En esos años cuenta el periodista Marco Lara Klahr en su libro Diarismo (Cultura e industria del periodismo impreso en México y el mundo), el siguiente pasaje:
“Un sábado de febrero de ese año (1996), acompañado de un colaborador, el presidente del Consejo de Administración de La Jornada, Rodolfo F. Peña, viajó a Villahermosa a visitar a Andrés Manuel López Obrador, quien en ese momento encabezaba el bloqueo de accesos a pozos petroleros en Tabasco, protestando contra los daños causados por Petróleos Mexicanos. Años atrás, él y Carmen Lira Saade, la actual directora de dicho diario, habían apadrinado en una modesta ceremonia religiosa a los dos hijos mayores del tabasqueño. Peña quería estar con su compadre en aquella hora aciaga.
“Se hospedó en el hotel Calinda Viva y pasado el mediodía, cuando se disponía a salir hacia la casa de López Obrador, en el vestíbulo intercambió saludos con una mujer acompañada de dos niños: Lourdes Galaz y dichos hijos del político tabasqueño. Ella dijo que los llevaría de compras y después al cine.
“… Galaz estaba expresamente para cuidar a los pequeños… Se despidieron y Peña marchó al fraccionamiento Galaxias, donde está la casa de López Obrador (en Villahermosa). Junto a la sala, en un rincón, una joven morena comía apresuradamente, muy encorvada y silenciosa: Rosa Icela Rodríguez, entonces reportera de La Jornada (hoy funcionaria del gobierno del Distrito Federal). Al ver entrar a Peña se puso de pie de un brinco, saludó y explicó: ‘Pues aquí estamos, al pie del cañón; no queremos que se lleven a Andrés Manuel; a ver cómo, pero no podemos permitirlo”.
Prosigue Lara Klahr:
“En suma, de las cinco personas que estaban ahí con recursos de un diario, La Jornada, Peña y su acompañante, Galaz, (Rosa Icela) Rodríguez y José Gil Olmos, sólo uno hacía periodismo (Olmos). En el recibidor del hotel, la mañana del domingo, mientras esperaba el transporte que lo llevaría de nuevo a los pozos, Rodolfo F. Peña respondió así a la cuestión de si era o no ético: “Mira, ya entenderás que La Jornada es un periódico que ha estado siempre en las mejores causas”.
Al final La Jornada se decantó por Obrador y rompió con el EZLN del Subcomandante Marcos (ahora Galeano).
Con Obrador Rosa Icela Rodríguez y los jornaleros viven como en un cuento de hadas.
Al igual que Lourdes Galaz, Rosa Icela que hacía también el papel de niñeras de los hijos de Obrador es promovida a ocupar un cargo en el gabinete presidencial. Sin duda, es como la rifa del tigre.
Si mayor mérito que su cercanía con Obrador, la ex periodista se apresta al mayor reto de su vida, sin contar con la exigencia que reclama el cargo: la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana.
Con base a la Ley de Seguridad Interior tendrá a su cargo el manejo de la inteligencia y las acciones para la seguridad interior y todos los instrumentos normativos, tales como Ley de Seguridad Nacional y Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Sin duda alguna se trata de las más polémica decisión del presidente Obrador que tan pronto se anunció mereció la reprobación de los expertos.
Habrá que sopesar su perfil y experiencia para una responsabilidad que rebasa al gobierno. La gobernanza no se trata de repartir cuotas de poder, compadrazgos ni amiguismos. Y peor es pervertir el poder entregando poder a quienes demuestran fe ciega, porque es una burda abyección de quienes se convierten en cómplices del poder.

viernes, 30 de octubre de 2020

EE. UU. 2020 (3). Por Trump, izquierda se convirtió en derecha liberal-imperial

 



 Carlos Ramírez

 

Si durante decenios la izquierda mexicana y latinoamericana caracterizó a los EE. UU. como un modelo sistémico de imperialismo antidemocrático, Donald Trump hizo el milagro de que importantes personalidades de algunas izquierdas de la región consideren que Joe Biden y los demócratas salvarán a la democracia estadunidense del demonio fascista --así lo dicen-- que hoy habita en la Casa Blanca.

Personalidades como Andrés Oppenheimer en Reforma, David Brooks en La Jornada, Jorge Castañeda en sus redes y en sus plataformas de mesas redondas y León Krauze en El Universal, entre muchos otros, cayeron en la trampa maniquea de que un extremo determina la existencia del otro exactamente contrario. Y hoy resulta que el Partido Demócrata representa la Atenas clásica de la democracia real.

Lo malo, sin embargo, ha radicado en el hecho de que Trump contribuyó a aportar elementos suficientes no para ubicarlo en la ultraderecha puritana del siglo XVII, sino para revelar que el extremo demócrata de Joe Biden y su promotor Barack Obama nunca han representado la democracia. Y que las elecciones en los EE. UU., por más extremosas que sean, nunca han sido un ejemplo de democracia, sino que siempre han exhibido la pugna por el poder entre bloques de dominación social basados en la codicia, la explotación y la competencia irracional.

Y, peor, aún, que la democracia no existe en los EE. UU. y que demócratas y republicanos han usado al ejército, a la CIA y al poder del dólar para derrocar gobiernos democráticos en varias partes del mundo. El demócrata Kennedy, por ejemplo, estalló la guerra imperialista estadunidense en Vietnam que el republicano Nixon tuvo que cancelar y que Kennedy también ordenó el derrocamiento criminal de la Revolución Cubana y el asesinato de sus lideres. Y que el demócrata Barack Obama asesinó en un país extranjero a Osama bin Laden, señalado sin juicio legal como responsable del ataque terrorista del 9/11 de 2001 y que tiró su cadáver al mar.

Y que demócratas y republicanos han forjado el papel de los EE. UU. como los policías del capitalismo mundial, que gobiernos de ambas formaciones mantienen invadido el medio oriente para asegurar los pozos petroleros y que la Junta Interamericana de Defensa en América Latina y la OTAN en Europa son cuarteles nucleares estadunidenses para invadir a cualquier país que atreva a salirse del capitalismo y quiera ser, por decisión interna, socialista.

Y que una democracia, en un buen resumen de Robert Dahl, se basa en dos coordenadas: información y participación, y los medios estadunidenses son aparatos del complejo de dominación ideológica demócrata-republicano y que sus políticas editoriales, como lo demuestran contra Trump, sólo sirven para mantener el status quo capitalista. Ahora se ve que los principales medios señalados como catedrales de la libertad de prensa ocultan las historias negras de demócratas y de Biden y dedican todas sus páginas a aplastar a Trump hasta en su forma de respirar.

Y que en participación la política estadunidense se hace con dinero, mucho dinero, fortunas de dinero, y que sólo los ricos y sus intereses pueden participar en el sistema electoral. Para ser candidato presidencial se debe tener un capital mínimo de mil millones de dólares, cuando en una democracia se mide la equidad. La popularidad de Biden no se calcula por sus propuestas sociales, que no tiene porque sus ofertas sirven sólo a los ricos, sino por la recaudación de dinero del pueblo para defender políticas capitalistas que siempre van contra el pueblo, como la reforma sanitaria de Obama.

Por eso llama la atención que analistas con ubicación en la izquierda digan que Trump dañó la democracia, cuando en realidad no ha hecho más que usar la misma democracia que han manipulado los demócratas; y que Biden llevaría a la democracia de regreso a la normalidad, cuando Trump terminó con guerras e invasiones --salvo las heredadas por demócratas y republicanos-- y Biden quiere regresar al imperialismo militar como dominación antidemocrática del mundo.

En la realidad, la batalla Trump-Biden es por el control del imperialismo depredador y antidemocrático de la Casa Blanca, no por la democracia que nunca ha existido en los EE. UU. Si no, que lo digan los indios, los mexicanos y los afroamericanos que padecieron la opresión racial e imperialista.

 

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Por no dejar. La ventaja de 7 puntos porcentuales de Biden en los estados clave disminuyó ayer a 3.7.

 

 

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Política para dummies: La política es el arte del engaño y la política en su máxima expresión se descubre cuando la izquierda cae en el garlito ideológico del maniqueísmo disfrazado de dialéctica.

 

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jueves, 29 de octubre de 2020

EE. UU. 2020 (2): Biden, candidato tardío de Obama-establishment imperial

 


 

Carlos Ramírez

 

Joe Biden se había preparado para ser candidato presidencial en el 2016 con una larga carrera legislativa y ocho años de vicepresidente, pero al final Barack Obama ejerció el dedazo presidencial a favor de Hillary Clinton por compromisos con Bill Clinton. Hoy Biden es un títere de Obama y de los poderes fácticos detrás de la coalición demócratas-republicanos por el control del establishment de poder.

Los demócratas se han movido siempre como sociedad secreta para mantener el control de los principales hilos de los poderes reales, entre los que sobresalen los grandes medios, las corporaciones financieras, la industria militar, los grupos de la comunidad de los servicios civiles, militares y privados de inteligencia y seguridad nacional y los gigantes tecnológicos.

En las nominaciones presidenciales siempre se han dado batallas por el control de los candidatos tradicionales de ambos partidos. Donald Trump llegó como un foráneo y sin suscribir las alianzas con esos poderes fácticos. Biden fue ungido como candidato demócrata en una baraja de precandidatos famélicos. Hoy, por ejemplo, se quiere ascender a figura histórica a la candidata demócrata a la vicepresidente Kamala Harris por ser la primera mujer en llegar a esa nominación y por el color afroamericano de su piel, pero antes se dijo lo mismo con Hillary sin ser feminista sino parecer una mujer con fuerza de poder como hombre y Obama fue el primer presidente afroamericano.

Biden ha tenido que cargar con el saldo deficiente de los ocho años de Obama. Como vicepresidente tuvo funciones un poco de mayor responsabilidad a la figura tradicional inactiva de ese cargo, pero sin sobresalir. A Biden le falta presencia, temple, energía y sobre todo audacia. Sus posibilidades han crecido en función del miedo a la reelección de Trump. Si Biden gana la presidencia, no terminará siquiera su primer mandato de cuatro años, cederá la presidencia a Kamala Harris y ésta será la candidata a la reelección en 2024.

La agenda de campaña de Biden carece de propuestas reales, salvo la de reconstruir la fracasada reforma sanitaria de Obama que millones de estadunidenses están pagando sin accesos a servicios de salud. Dejó entrever la asunción de la agenda progresista fiscal --no socialista-- de Bernie Sanders, pero las condiciones de la coalición demócrata de intereses con el sector financiero van a impedirlas. La manera de tranquilizar a Sanders será nombrarlo, a petición del propio excandidato “socialista”, secretario del Trabajo que en los EE. UU. carece de valor político real.

Obama nunca confió en Biden; lo designó vicepresidente como parte de los compromisos con Bill Clinton. En cambio, Hillary asumió la titularidad del Departamento de Estado para potenciar de manera internacional su persona y venderla como una policía mundial “de pantalones”. Biden aceptó de manera sumisa las decisiones sucesorias de Obama, se hizo a un lado en la campaña por las elecciones internas de 2016 y bajó nivel a sus tareas políticas en los cuatro años de Trump. De hecho, Biden fue sacado del sótano de su casa, verdadero refugio de aislamiento político y ahora viral, para subirlo a una campaña agobiante por el desafío que representa Trump.

Biden fue hecho candidato y sería presidente --de ganar-- del establishment de los poderes fácticos de los EE. UU. dominados por corporaciones en todas sus áreas. El verdadero poder detrás de Biden es el expresidente Obama, cuya popularidad ha aumentado vis a vis la imagen atrabancada de Trump; es decir, es una competencia de imágenes mediáticas en medios, pero en un sistema de comunicación de masas controlado por el mismo establishment. Ahora se ve que todos los grandes medios han publicado editoriales apoyando a Biden, lo que explicaría las campañas de acoso y crítica contra Trump.

En este sentido, el gobierno de Biden será el tercer periodo presidencial de Obama, aunque con el debate abierto por anticipado de quién sería el candidato presidencial del expresidente en 2024: Biden o Harris o logrará colocar a Michelle Obama para seguir el modelo de los dos Bush que fueron presidentes, lo que no pudo lograr Clinton con Hillary, para consolidar la dinastía Obama.

En síntesis, la posibilidad de victoria de Biden depende del miedo a Trump y de su papel como títere de grupos, poderes fácticos y liderazgos que siempre lo han opacado.

 

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Política para dummies: La política siempre tiene un costo que muchos están deseosos de pagar con tal de estar en la feria del poder.

 

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