JOSÉ MARTÍNEZ M.
El presidente Obrador ha decidido cometer una de las mayores pifias de su gobierno: nombrar a quien fue una de sus niñeras en la nueva encargada de combatir al crimen organizado y la delincuencia. Se trata ni más ni menos de Rosa Icela Rodríguez, una ex reportera de La Jornada, el periódico oficialista del régimen.
Años atrás Obrador escenificó en Iztapalapa una de sus comedias políticas con Rafael Acosta mejor conocido como “Juanito”. La historia todos la conocemos. Un despojo de su cargo como delegado “en nombre de la democracia”.
Obrador no es un simple vendedor de ilusiones, es un político manipulador y perverso, como una gran mayoría de los políticos. La Jornada, sin duda, fue su impulsor desde su renuncia al PRI. Carmen Lira, la directora de ese diario mantiene una relación tan estrecha que raya en la complicidad.
En días recientes el periódico El País publicó un encuentro del reportero Jacobo García con tres de los caricaturistas y un articulista de La Jornada en la que exhiben su abyección por Obrador. Nada más denigrante para quienes se asumen como sus soldados. (https://elpais.com/.../los-amigos-muy-amigos-de-lopez...)
En la entrevista los jornaleros asumen que desde las páginas del periódico Reforma se implementa una “conjura” contra el gobierno de la cuarta transformación. De una manera repugnante exhiben su servilismo hasta llegar al grado de llenar de improperios a Cuauhtémoc Cárdenas al que califican de un “junior” sin liderazgo social. En cambio, a Obrador lo asumen como “un político muy sofisticado”. En otras ocasiones han llegado incluso hacer hablar a los muertos: “si Monsiváis viviera estaría con Obrador”.
Lo cierto es que Monsiváis tenía la peor opinión de Obrador, a quien no le regateaba su liderazgo.
El economista Gerardo Esquivel –un tecnócrata cercano a Obrador y quien cobra como subgobernador del Banco de México– en su blog recoge un texto bajo el título “AMLO visto por Monsiváis” en lo que Esquivel interpreta como “El placer de disentir”. (http://gerardoesquivel.blogspot.com/.../amlo-visto-por...)
En ese texto, Monsiváis crítica a Obrador al que acusa de mostrar “su peor retrato”, y de “asumir comportamientos absurdos” y de rodearse de políticos “que no ameritan consideración alguna”.
Obrador –también lo sabemos– se ha rodeado de gente pusilánime. Jaime Cárdenas Gracia, su ex colaborador encargado de devolverle al pueblo lo robado, lo retrató muy bien cuando dijo que Obrador suele rodearse de individuos que le profesan una “fe ciega”.
En la entrevista con El País los moneros de La Jornada exhiben esa “fe ciega”. En esa charla, El Fisgón cuenta: “Con Andrés Manuel me pasa con mucha frecuencia que no estoy de acuerdo con cosas que dice. Pero ahora, mi reflejo es preguntarme: ‘¿Qué es lo que no estoy entendiendo?’. Y sí, me doy cuenta de que con mucha frecuencia, a la larga, él tiene razón, y esto lo ves a la larga. Esto te habla básicamente de que es un dirigente político muy sofisticado…”
José Hernández, otro de los caricaturistas, dice: “A mí me pasaba lo que hace momento comentaba El Fisgón, que hace algo López Obrador, dice algo y yo digo: ‘Está mal. Es un error, una gran pifia’, y después lo entiendo”.
“Los amigos (muy amigos) de López Obrador”, es el encabezado de la entrevista publicada en El País. Pero más que “amigos” los jornaleros se proyectan como fieles súbditos, con una fe ciega que raya en la abyección.
Igual ocurre con doña Rosa Icela Rodríguez la fiel escudera de Obrador desde tiempos “inmemoriales”.
Egresada de la escuela de periodismo “Carlos Septién García”, Rosa Isela emprendió su quehacer periodístico hasta que fue deslumbrada por Obrador en sus tiempos de reportera de La Jornada.
Con la cuarta transformación Rosa Icela vive como en un cuento de hadas. Todóloga en las tareas de gobierno de Obrador, desde los tiempos del tabasqueño como jefe de gobierno de la Ciudad de México, ocupó un tiempo el cargo de vocera en la Asamblea Legislativa.
Su mayor mérito fue como escudera de Obrador durante los años en que emprendía la toma de los campos petroleros en el sureste del país.
En esos años cuenta el periodista Marco Lara Klahr en su libro Diarismo (Cultura e industria del periodismo impreso en México y el mundo), el siguiente pasaje:
“Un sábado de febrero de ese año (1996), acompañado de un colaborador, el presidente del Consejo de Administración de La Jornada, Rodolfo F. Peña, viajó a Villahermosa a visitar a Andrés Manuel López Obrador, quien en ese momento encabezaba el bloqueo de accesos a pozos petroleros en Tabasco, protestando contra los daños causados por Petróleos Mexicanos. Años atrás, él y Carmen Lira Saade, la actual directora de dicho diario, habían apadrinado en una modesta ceremonia religiosa a los dos hijos mayores del tabasqueño. Peña quería estar con su compadre en aquella hora aciaga.
“Se hospedó en el hotel Calinda Viva y pasado el mediodía, cuando se disponía a salir hacia la casa de López Obrador, en el vestíbulo intercambió saludos con una mujer acompañada de dos niños: Lourdes Galaz y dichos hijos del político tabasqueño. Ella dijo que los llevaría de compras y después al cine.
“… Galaz estaba expresamente para cuidar a los pequeños… Se despidieron y Peña marchó al fraccionamiento Galaxias, donde está la casa de López Obrador (en Villahermosa). Junto a la sala, en un rincón, una joven morena comía apresuradamente, muy encorvada y silenciosa: Rosa Icela Rodríguez, entonces reportera de La Jornada (hoy funcionaria del gobierno del Distrito Federal). Al ver entrar a Peña se puso de pie de un brinco, saludó y explicó: ‘Pues aquí estamos, al pie del cañón; no queremos que se lleven a Andrés Manuel; a ver cómo, pero no podemos permitirlo”.
Prosigue Lara Klahr:
“En suma, de las cinco personas que estaban ahí con recursos de un diario, La Jornada, Peña y su acompañante, Galaz, (Rosa Icela) Rodríguez y José Gil Olmos, sólo uno hacía periodismo (Olmos). En el recibidor del hotel, la mañana del domingo, mientras esperaba el transporte que lo llevaría de nuevo a los pozos, Rodolfo F. Peña respondió así a la cuestión de si era o no ético: “Mira, ya entenderás que La Jornada es un periódico que ha estado siempre en las mejores causas”.
Al final La Jornada se decantó por Obrador y rompió con el EZLN del Subcomandante Marcos (ahora Galeano).
Con Obrador Rosa Icela Rodríguez y los jornaleros viven como en un cuento de hadas.
Al igual que Lourdes Galaz, Rosa Icela que hacía también el papel de niñeras de los hijos de Obrador es promovida a ocupar un cargo en el gabinete presidencial. Sin duda, es como la rifa del tigre.
Si mayor mérito que su cercanía con Obrador, la ex periodista se apresta al mayor reto de su vida, sin contar con la exigencia que reclama el cargo: la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Ciudadana.
Con base a la Ley de Seguridad Interior tendrá a su cargo el manejo de la inteligencia y las acciones para la seguridad interior y todos los instrumentos normativos, tales como Ley de Seguridad Nacional y Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Sin duda alguna se trata de las más polémica decisión del presidente Obrador que tan pronto se anunció mereció la reprobación de los expertos.
Habrá que sopesar su perfil y experiencia para una responsabilidad que rebasa al gobierno. La gobernanza no se trata de repartir cuotas de poder, compadrazgos ni amiguismos. Y peor es pervertir el poder entregando poder a quienes demuestran fe ciega, porque es una burda abyección de quienes se convierten en cómplices del poder.
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