JOSÉ MARTÍNEZ M.
El gobernador Miguel Barbosa le ha declarado la guerra a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. El conflicto comienza escalar niveles altos de la política. La Secretaría de Gobernación ya ha tomado nota del asunto.
Barbosa quien gobierna –bueno eso es un decir– el estado al estilo de la mafia, se ha hecho acompañar de verdaderos delincuentes en su equipo de gobierno. Debido a las trapacerías y la corrupción en el gobierno por lo menos una decena de funcionarios han renunciado a sus cargos, alguno de ellos fue pillado en un audio exigiendo “moches” para el gobernador.
Hace poco el diputado Porfirio Muñoz Ledo le dio un consejo al gobernador: “con la universidad no te metas porque puedes cavar tu tumba”.
El mensaje fue contundente. Pero el gobernador puso oídos sordos. Barbosa se ha extralimitado en sus atribuciones y ha violentado la autonomía de la Universidad. Ni Manuel Bartlett que fue un gobernador duro tuvo la osadía de violentar la autonomía de la BUAP. Incluso su padre don Manuel Bartlett Bautista, que fue ministro de la Suprema Corte, se vio forzado a renunciar a la gubernatura de Tabasco en 1955 por un conflicto estudiantil.
Atacar a la BUAP no es cosa menor. Es una de las cinco principales universidades del país con un importante reconocimiento académico y de investigación. Y peor aún para el gobernador, la BUAP es la alma mater de Beatriz Gutiérrez Müller, la esposa del presidente Obrador quien siente agradecimiento y simpatía por el rector.
El conflicto con la BUAP surgió a comienzo del año en curso. La injerencia de Barbosa se ha dado a través del Congreso Local y la Auditoría Superior del Estado.
Durante su campaña por la gubernatura Barbosa solía placearse con Francisco José Romero Serrano, un personaje gris y de una pequeña estatura política. Vaya, para él, lo más “delicioso y lo mejor de su vida” fue “el haber dialogado unos minutos con Porfirio Muñoz Ledo”. De ese tamaño es su mundo. (https://www.milenio.com/.../buceo-la-gran-pasion-del...)
Serrano quien ilegalmente fue designado como el titular de la Auditoría Superior del Estado, responde a los intereses facciosos del gobernador. Serrano formó parte de la campaña de Barbosa y está impedido de ocupar la Auditoría Superior por el simple conflicto de interés.
Sin embargo, Serrano y los legisladores de Morena en el Congreso estatal han buscado a toda costa hacerse del control de la Universidad. El propio gobernador exigió personalmente su renuncia al rector José Alfonso esparza Ortiz, al no conseguir su capricho amenazó a la autoridad máxima de la BUAP con declararle la guerra. Cosa que ha conseguido.
Barbosa ha usado a la Procuraduría del estado como un instrumento de represión político-judicial y ha presentado una serie de denuncias sin fundamento legal para atacar al rector. Algunos dirigentes del sindicato de la Universidad (Suntuap) se han prestado a las maquinaciones del gobernador a cambio de cochupos.
No en balde el Consejo Universitario y la comunidad estudiantil han refrendado su apoyo al rector Esparza.
Otro de los políticos con ambiciones de apoderarse de la Buap, es David Méndez Márquez, un ingeniero civil egresado de esa universidad y quien fue designado por Barbosa como secretario de Gobierno en sustitución de Fernando Manzanilla, quien prefirió ocupar su cargo de diputado federal y no prestarse a las corruptelas del gobernador.
La llegada de Barbosa al gobierno el estado se convirtió en un botín para él y su camarilla. Es así que la BUAP –que maneja uno de los mayores presupuestos institucionales en la entidad– fue puesta en la mira del gobernador.
Barbosa es ese tipo de políticos que huelen y saben en dónde está el dinero. Por ejemplo, el gobierno adquirió mil unidades de patrullas a un sobreprecio de 100 por ciento más alto del mercado. Tan costosas son las patrullas que son las más caras después de las de Dubái. Según el gobierno cada vehículo tiene un costo de un millón 350 mil pesos. Muchas de estas se encuentran arrumbadas y los policías que deseen utilizarlas deben de pagar una “cuota”. La adquisición no se trataba de reforzar a la policía para atacar a la delincuencia, el asunto era el negocio. Lo mismo ha ocurrido con los uniformes escolares que se adquirieron a un sobreprecio 40 por ciento más caros.
La corrupción es tan profunda y rodea a todo el equipo del gobernador que un diputado local del PT, José Juan Espinoza Torres presentó una denuncia penal ante la Fiscalía General del estado en contra del auditor general Francisco Serrano Romero por presuntos actos de corrupción en compras del gobierno con empresas “fantasma”. Las denuncias contra Serrano incluyen delitos por desvío de recursos e incumplimiento de un deber legal.
Otra de las “fichitas” en el equipo de gobierno es el secretario de Seguridad Pública, Raciel López, un funcionario de pésima fama involucrado en actos de corrupción en Chiapas, que ahora cumple tareas ilícitas con la práctica de espionaje político por órdenes del gobernador Barbosa para “tener controlados” a sus adversarios políticos. De Raciel López ya nos ocuparemos.
La guerra declarada contra la BUAP es parte del cochinero de Barbosa desde su llegada al poder.
Barbosa uno de los políticos más repudiados y con pésima fama, llegó al gobierno de Puebla con el sello de la corrupción en la frente.
Asumió su mandato (1/8/19) como resultado de unas elecciones extraordinarias luego de la trágica muerte de la gobernadora Martha Erika Alonso en un accidente aéreo en el que también perdió la vida su esposo Rafael Moreno Valle.
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