martes, 16 de junio de 2020

Rectoría del Estado: ¿populista, neoliberal, productiva o social?

Carlos Ramírez

 

A la memoria siempre viva

de la gran amiga Lucha Garza

y abrazo fraternal el Meme

 

En una de sus conferencias de prensa en medio de la pandemia, el presidente López Obrador fijó el papel del Estado citando el artículo 25 institucional que impone la rectoría del Estado en la economía. Paradójicamente, el concepto fue incluido en la reforma neoliberal del presidente Miguel de la Madrid de diciembre de 1983 y consolidada por la reforma neoliberal del gobierno de Salinas de Gortari.

En todo caso, la ambigüedad de aquellas reformas que redujeron el Estado a su dimensión mínima y le cedieron al mercado el dinamismo de la producción y la distribución; de todos modos, el bloque de artículos que construyeron el capítulo económico de la Constitución --artículos 25, 26, 27 y 28-- puede servir para reconstruir el papel del Estado como el dinamo de la economía, Y con el articulado existente, el Estado tiene la tarea prioritaria de modelar el desarrollo, distribuir la riqueza y el ingreso y sentar las bases de una justicia social distributiva.

Sin embargo, el Estado en la 4T no ha asumido sus funciones de motor del desarrollo ni de la rectoría del Estado.

Si el eje de la 4T son los artículos 25, 26, 27 y 28 constitucionales, entonces desde su inicio debió de haberse dado la reforma del Estado salinista neoliberal y de definirse las bases del nuevo Estado social.

En la pandemia y ahora en la reactivación económica no existe la conducción del Estado para moderar efectos nocivos, ni para definir los rumbos productivos, ni para apoyar a la planta productiva y el empleo. Es más, el modelo de desarrollo es el heredado del ciclo neoliberal 1983-2018 basado en el Tratado de Comercio Libre y en su enclenque y en retroceso planta productiva con bajos y nulos niveles de competitividad.

Es decir, a la 4T le falta el modelo de desarrollo para crecer, distribuir y subir en el escalafón internacional de competitividad. Hoy en día Vietnam, país aún en precarias condiciones de subdesarrollo, tiene más potencial económico que México y lo revelan las cifras de comercio exterior: México es deficitario.

El artículo 25 es más que sólo el concepto de “rectoría del Estado”. La rectoría implica el papel del Estado como el eje del desarrollo. Para ello, dice el tercer párrafo del artículo citado por el presidente de la república, “el Estado planeará, conducirá, coordinará y orientará la actividad económica nacional”. Y la rectoría acepta la concurrencia de los sectores público, privado y social.

La rectoría del Estado no radica solamente en el ejercicio de la autoridad institucional, sino que se basa en la definición del modelo de desarrollo, en el uso del presupuesto público para dinamizar sectores, en la política fiscal para financiar el desarrollo y despuntar los extremos de la riqueza y la miseria y en la obra pública como detonadora de la inversión privada.

Asimismo, la rectoría del Estado cuenta con tres instrumentos constitucionales hoy sin rumbo: primero, el Plan Nacional de Desarrollo programático que defina áreas productivas, apoyos en bienes de capital y definición de áreas que potencien otros sectores; segundo, el Sistema Nacional de Información Estadística y Geográfica y un Consejo Nacional de Evaluación de Política Social; los tres, el PND, el INEGI y el CONEVAL, han sido disminuidos con miras a anularlos.

Si la invocación del presidente López Obrador del artículo 25 constitucional que define la rectoría del Estado fue el anuncio de una reforma integral del aparato neoliberal salinista, entonces en el corto plazo debiera venir cuando menos la definición de tres instrumentos de la reactivación productiva: un nuevo plan de desarrollo, una nueva política económica y un nuevo Estado de bienestar.

Sin embargo, hasta ahora la rectoría del Estado carece de una propuesta de definición del nuevo Estado económico de bienestar de la 4T. Lo malo del caso es que ya pasó año y medio, la economía se hundió en la depresión económica por el coronavirus y no existe hasta ahora ningún  plan o programa de reactivación con reconstrucción del aparato productivo y no se conocen leyes o instrumentos de redistribución del ingreso para conocer el modelo de justicia distributiva de la 4T.

 

-0-

 

Política para dummies: La política es el todo de uno.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

 

---30---


La Contracolumna • OBRADOR, EL “JUAN TRUMP” • LA 4T Y LAS ELECCIONES DE EU


JOSÉ MARTÍNEZ M.

Con un gabinete de mediocres y un presidente destructor, el canciller Marcelo Ebrard carga con todo el peso del gobierno de la cuarta transformación. El ministro de las buenas intenciones –cuya aspiración política es suceder en el cargo al tabasqueño– se ha visto forzado a ponerse el overol, un casco y botas de seguridad, guantes de lona y un equipo especial de respiración para poder maniobrar como un auténtico plomero en medio del tufo del cochinero de la cuarta transformación que ha puesto la imagen de México por los suelos. Ebrard ha sido el encargado del trabajo sucio en la relación con Estados Unidos, con el tema de los migrantes. E hizo lo mismo con España y el Vaticano cuando a nombre del gobierno de Obrador exigió una disculpa pública en desagravio de la conquista española. Cosa que no ocurrió y que fue asumida como una “ocurrencia” por la comunidad internacional.
Él lo sabe y tan es así que en la Secretaría de Relaciones Exteriores están muy preocupados por las próximas elecciones presidenciales de Estados Unidos. Los comicios se celebrarán el próximo 3 de noviembre y son muy bajas las posibilidades de reelección de Donald Trump.
El presidente Obrador sabe que su proyecto político depende en mucho de las elecciones estadounidenses. Por eso todas las noches le prende una veladora a Trump. El candidato del tabasqueño es el republicano. Aunque no se conocen personalmente, entre ambos existe una “química”, comparten una misma visión del mundo.
Los refranes son sabios, “Dios los cría y ellos se juntan”. A ambos los unen ciertas características y conducta política.
Obrador viajará a Washington en cualquier momento. Inicialmente se había acordado que sería en el mes de junio, pero como están las cosas a causa de la pandemia, lo más seguro es que sea en julio próximo.
Según las encuestas de las empresas demoscópicas de Estados Unidos, dos de cada diez latinos –la mayoría de ellos mexicanos– votarán por la reelección de Trump y Obrador acudirá a respaldarlo. Obvio, va hacer campaña en favor del republicano entre las huestes obradoristas asentadas en territorio estadounidense.
Cuando se anunció la visita, Obrador dijo que aprovecharía el viaje para “agradecerle” a Trump “el apoyo para adquirir ventiladores mecánicos para atender a los enfermos de Covid-19 y para la implementación del T-MEC”.
Como se sabe el acuerdo comercial México-Estados Unidos-Canadá entrará en vigor el próximo 1 de julio.
México mantiene una dependencia económica con los Estados Unidos. El ochenta por ciento de las exportaciones de nuestro país van al mercado estadounidense, y más del 40 por ciento de la inversión extranjera en México proviene de empresas estadounidenses.
De acuerdo al tratado, en el papel México ocuparía una posición ventajosa a nivel global debido a que millones de empleos en nuestro país dependen de las exportaciones.
En ese sentido se contempla un mecanismo de Respuesta Rápida binacional e imparcial en materia de derechos laborales e imparcial para hacer valer los derechos de los mexicanos en materia de votaciones para elegir sindicatos o aceptar el contenido de contratos colectivos.
Según el acuerdo se pretende fomentar la inversión y la producción reafirmando la certeza para los inversionistas, prestadores de servicios, consumidores y productores. Se incluyen además nuevas reglas para la economía digital para impulsar el desarrollo de más empresas, sectores y regiones para promover su participación con el comercio exterior. A grandes rasgos se busca impulsar a los empresarios, emprendedores y Pymes.
Muy bien todo suena muy bien en el papel, pero en el terreno de los hechos ocurre todo lo contrario. El gobierno de Obrador no garantiza ninguna certeza a los inversionistas extranjeros ni a los nacionales. El presidente insulta, agravia y descalifica a los empresarios, a los emprendedores y a los científicos y tecnólogos. Lo hemos visto durante la pandemia, los empresarios tuvieron que recurrir a la banca internacional para buscar apoyos financieros para mantener la planta productiva, pero eso irritó a Obrador quien no estuvo de acuerdo “por los moditos”.
Tenemos un presidente ignorante, que desconoce cómo funciona la economía. Lo suyo no es la gobernanza, es la política, el activismo, la grilla, la manipulación de las masas. Piensa en proyectos faraónicos pero no prioritarios y costosos.
Debe entender que no es lo mismo ser borracho que cantinero. El país enfrenta una crisis económica de proporciones mayúsculas y no le cae el veinte.
Ahora bien, todos sabemos que la relación de Trump y Obrador “está a partir un piñón”. El inquilino de la Casa Blanca está muy satisfecho con Obrador por su empeño en su política migratoria, tan es así que en tono burlón se refiere al tabasqueño con el sobrenombre de “Juan Trump”. Como lo escribió Mark Feierstein en un artículo publicado en el portal Americas Quarterly.

Ver enlace: 

Para complacer a Trump, Obrador ha pasado por encima de los derechos humanos en la contención de los flujos migratorios. Obrador ha sido complaciente hasta la saciedad. Eso no es fortuito, comparten la mismas políticas y prácticas anti-ambientales, las noticias falsas y su pleito con la prensa, entre otras “coincidencias” político-ideológicas.
Es triste, es lamentable que las palabras de Robert Lansing, secretario de Estado en el gobierno de Woodrow Wilson, señaladas en una carta hace un poco más de un siglo, se hayan convertido en una realidad con Obrador, “México es un país extraordinariamente fácil de dominar porque basta con controlar a un solo hombre. El Presidente”.
Habrá que ver si Obrador en su próximo encuentro con Trump tiene los cojones para enfrentarse y reclamarle por la mayor ofensa que ha recibido México en su historia, cuando un día después de la Batalla de Chapultepec el 14 de septiembre de 1847, a la siete de la mañana el invasor norteamericano tomaba oficialmente nuestra capital, haciendo ondear la bandera de Estados Unidos en el asta de palacio Nacional. Sí, donde ahora vive Obrador con todos los lujos de un rey.

lunes, 15 de junio de 2020

Sin acuerdo de reactivación, PIB de 2021 estará abajo de 0%



Carlos Ramírez

 

Las expectativas del PIB de 2020 de analistas consultados por el Banco de México siguen a la baja:

--1% pronosticado en enero antes de la crisis del coronavirus, contra el 2% oficial.

--Y -8.1% en la encuesta de mayo, sin registrar aún la totalidad del frenón económico que durará buena parte de junio.

La peor fase del frenón productivo se dio en el segundo trimestre; por ello, las expectativas de todo el año podrían situarse de -8% a -10%, tomando en cuenta que el PIB del segundo trimestre podría ser de -20% y la reactivación en el segundo semestre no tendrá el dinamismo requerido para levar la tasa anual arriba de -8% promedio.

La crisis productiva que reflejará el PIB es producto de tres circunstancias:

--El frenón decretado para romper las cadenas de contagio con el cierre casi total de actividades productivas.

--La falta de un plan de protección de la planta productiva y el empleo durante el tiempo de la inactividad productiva.

--La falta de un acuerdo nacional productivo para apoyar a empresas y trabajadores a regresar a la actividad económica.

La economía, en sus cifras, es una ciencia científica; las expectativas pueden llevar a los terrenos de la hechicería. Y son las cifras las que usan los analistas para prever escenarios de corto plazo.

El principal problema del frenón económico fue la falta de apoyo gubernamental a la planta productiva y el empleo. Pocas empresas, en realidad, y sólo las más grandes, pudieron mantener salarios de sus trabajadores en inactividad. Sin embargo, alrededor de 85% de la planta productiva, las micro, pequeñas y medianas empresas, quedaron al garete, sin apoyo, sin mecanismos de protección.

En este sentido, la capacidad de reactivación de la planta productiva será muy baja si no existe un acuerdo gobierno-empresarios-trabajadores para reanudar la producción. Y no se tiene un diagnóstico de las empresas sacadas de las líneas de producción, de núcleos productivos pequeños que dependían de manera directa de la demanda. A ello se agrega el grave problema de la demanda: sin apoyo gubernamental, la sociedad de consumo perdió capacidad de compra, carece de ingresos formales o informales y tardará quizá un año en reconstruir su fuerza multiplicadora de demanda efectiva.

Los países europeos que están saliendo del confinamiento tendrán una rápida incorporación productiva porque dieron apoyos a la planta productiva y el empleo, con cargo, eso sí, a déficit presupuestal y deuda. Sin embargo, todos los organismos financieros internacionales apoyaron esas decisiones porque evitaron un colapso productivo extenso después de la pandemia.

La política económica estabilizadora del gobierno mexicano negó afectar déficit y deuda, pero a costa de no apoyar a las unidades productivas individuales y colectivas. Por tanto, la pandemia desde junio ha mantenido bajo control las variables financieras, pero con abandono de la planta productiva y el empleo.

Sin ese apoyo antes de la pandemia, durante ella y en las primeras semanas posteriores, la capacidad productiva de la economía mexicana será demasiado baja como para constituir una dinámica productiva en cadena. Algunas expectativas de analistas académicos señalan que el PIB del segundo semestre no alcanzará para sacar a la economía del hoyo de -8% a -10% para todo el año. Sin embargo, la peor parte estará en 2021: mientras las primeras estimaciones en lo general señalan un PIB de 2% positivo, los analistas académicos consideran que el PIB sería de -1% a -2% porque la desarticulación de la plana productiva, el empleo y la demanda será demasiado baja como para impactar expectativas.

 

-0-

 

Abusos de la Coca Cola. Con el pretexto de rendir homenaje al personal que lucha en hospitales contra la pandemia del coronavirus, la empresa Coca Cola difunde un comercial en el que pasa lista a los sectores involucrados, pero en cada uno de ello ilustra con el logo de cada uno de los productos de la empres. En realidad, la Coca manipula los sentimientos de la gente con los médicos y enfermeros, pero en el fondo está haciendo propaganda para su producto. Así gana dinero y fama, pero no ayuda al personal sanitario.

Política para dummies: La política es la sensibilidad para entender lo que viene y decidir a tiempo para evitarlo.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

 

---30---


domingo, 14 de junio de 2020

La Contracolumna : OBRADOR Y LA GUERRA DE PODERES • URGE EMPODERAR A LOS CIUDADANOS




JOSÉ MARTÍNEZ M.*

México vive en la orfandad y la soledad. Como nunca antes el país experimenta una de sus mayores crisis. Estamos en una encrucijada. En un cruce de caminos ¿hacia dónde vamos? A ciencia cierta no lo sabemos.
Lo que sí sabemos es que experimentamos un resquebrajamiento político. Todos los partidos, sin excepción, están en decadencia. Es la consecuencia de la partidocracia y la ausencia de auténticos liderazgos.
Ahora nueve gobernadores de extracción panista formaron un bloque para un nuevo pacto fiscal como un primer paso en busca de un nuevo equilibrio de poderes. Cargado de simbolismos el nuevo frente Anti-Amlo de los gobernadores es la respuesta a la concentración de poder que venía ejerciendo el presidente Obrador.
El riesgo es la balcanización política. La división del país en términos políticos que describen el proceso de fragmentación por la hostilidad conque se ha conducido el presidente Obrador en sus discursos.
¿Qué sigue? Esa es una pregunta que todos nos hacemos y que merece una respuesta del Presidente. Es cierto, se equivocó desde el principio, pues en lugar de llamar a la concordia se inclinó por la confrontación y ahí están estos primeros resultados de lucha de poderes. Obrador tiene un reto difícil para lograr una verdadera gobernabilidad. Vivimos uno de los sexenios más complicados por la impericia de un Presidente obstinado por tratar de erigirse en el poder de los poderes. Ofreció tanto y no ha cumplido en nada. Ahora falta que surja la rebelión de los empresarios y otros poderes fácticos, los medios de comunicación son una parte, habrá que incluir a los grupos de presión.
Durante décadas vivimos en el engaño. Cada seis años la elección presidencial se convertía en un rito. Una y otra vez se nos prometió el paraíso. Así pasó con la larga estadía del PRI en el poder y luego con la alternancia del PAN. Después apareció el PRD con la promesa de una esperanza y terminó por descomponerse hasta llegar con Morena, donde el componente fue la suma de todos esos partidos. Lo malo es que Morena nació corrupto y con un caudillo al frente que se siente un iluminado.
Los partidos que emergieron con la reforma política lo hicieron como parcelas de poder. Lo peor es que tenemos un Presidente anclado en el pasado, con un lenguaje político que no corresponde a nuestra realidad. Un político aldeano que divide al país y sus habitantes en liberales y conservadores. Un presidente que no sabe llevar la batuta, con colaboradores que tratan de interpretar la partitura pero que ni siquiera saben afinar sus instrumentos. Al final todo es un caos y en medio de éste un director de orquesta que se siente un virtuoso de todos los instrumentos y que al final ha ofrecido un pésimo concierto. Y en lugar del aplauso le exigen la devolución de las entradas.
Al final tenemos un pésimo Presidente con pésimos colaboradores y una administración con pésimos resultados.
Enfrentamos no sólo una crisis sanitaria sin precedente, padecemos la peor crisis económica en décadas, sufrimos una severa crisis de violencia, crimen organizado y seguridad pública, atravesamos una crisis política aderezada por la corrupción y la impunidad y lo peor una crisis de liderazgo. Como en las monarquías, el rey reina pero no gobierna. Un Presidente que usa recursos públicos para neutralizar a las masas con dádivas. La manipulación de la asistencia social en todo su esplendor.
A estas alturas del incipiente siglo XXI la única salida posible a la crisis política es el empoderamiento de los ciudadanos. La sociedad civil nació como consecuencia de una tragedia, con los terremotos de 1985 y ahora ha reaparecido, en medio del caos, en las redes sociales. Grupos emergentes que con desesperación buscan frenar las atrocidades de un gobierno sin brújula e incapaz de dar respuestas a los reclamos sociales.
Es cierto, tenemos una democracia joven. El gobierno tuvo siempre el control de los procesos electorales. Mucho antes de la reforma política de 1977 el sistema político se regía por el PRI y sus partidos satélites. Los comicios presidenciales de 1988 fueron unas elecciones de Estado y Manuel Bartlett fue el encargado del fraude para prolongar la estancia del PRI en el poder por otros dos sexenios y fue altamente recompensado. Después de esas elecciones, en 1990 como resultado de las Reformas realizadas a la Constitución en materia electoral, el Congreso de la Unión expidió el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (COFIPE) y ordenó la creación del Instituto Federal Electoral (IFE), a fin de contar con una institución imparcial que diera certeza, transparencia y legalidad a las elecciones federales.
Pero con esa reforma surgió también la partidocracia. Para obtener mayores recursos, los partidos inflaron sus padrones electorales. Lo real es que ningún partido tiene un verdadero registro de militantes. Todos hablan de millones de militantes como si viviéramos en una sociedad politizada con un alto grado de cultura política. Falso.
Lo podemos percibir incluso en las redes sociales donde los partidos políticos tienen sus grupos de simpatizantes interactuando y recurriendo a los bots. Regularmente los partidos recurren a programas informáticos para lanzar ataques masivos contra sus adversarios o contra sus críticos.
En las redes sociales, además podemos percibir la falta de la cultura política de quienes interactúan. No hay diferencia entre unos y otros. Abundan las expresiones de descalificación y agresión de manera constante. No hay reflexión ni aportación de ideas. Es simplemente una guerra de descalificaciones que nos revela nuestro analfabetismo político.
Las redes sociales son un instrumento excepcional de comunicación política pero no se les otorga esa importancia. Podrían ser un instrumento de presión política para poner frente a las cuerdas a los gobernantes.
Ante la partidocracia, los grupos emergentes, que poco a poco van tomando cuerpo, pudieran acudir a las redes sociales como un instrumento inteligente de participación ciudadana de la sociedad civil, de donde deberían surgir nuevos liderazgos políticos encabezados por un grupo de notables con representaciones en cada uno de los estados del país y así trabajar mediante objetivos y resultados, puesto que ahora el movimiento anti-obradorista cada vez más se extiende a diferentes actores políticos y sectores económicos y sociales.
En medio de las disputas de poder, están los ciudadanos y los partidos necesitan de una sociedad política fuerte y activa para consolidar nuestra incipiente democracia.

*José Martínez M. Periodista y escritor.

Frenón y reactivación productiva en desorden; sector minero, bajo control

 

Carlos Ramírez

1.- El apagón productivo como medida para interrumpir los contagios del coronavirus se hizo sin ningún sentido económico ni productivo; por ello, la reactivación solo prendiendo el switch no está resolviendo el gravísimo problema del empleo y de la producción.

La economía productiva es lo suficientemente gigantesca como para haber tenido un programa estratégico de desconexión, sobre todo por el problema de las cadenas productivas nacionales y extranjeras. La interrupción de actividades fue fácil, pero está siendo complicada en la reanudación de actividades aún con muchas restricciones sanitarias de seguridad para evitar un rebrote de la epidemia.

La economía mexicana enfrentó dos escenarios de cadenas productivas: el de la economía local y la derivada del Tratado de Comercio Libre. Y las dos están enfrentando problemas porque los funcionarios responsables de la economía se están encontrando con la sorpresa de que muchas empresas inmersas en cadenas productivas tuvieron que cerrar sus actividades por la epidemia sin contar con atención gubernamental y ahora no existen para reactivar la economía. Y el dilema es serio: o crear de manera urgente nuevas empresas con las dificultades de capital y trabajo o ceder el espacio a empresas extranjeras con mayor experiencia productiva.

Las autoridades del gobierno actual carecen de experiencia productiva, no le han dedicado atención personal a atender las necesidades de las empresas y sus trabajadores y sus funciones se reducen a decisiones de autoridad en materia de supervisión y permisos. Las cadenas productivas internas son más complejas y diversificadas en millones de pequeñas empresas entrelazadas y entre todas han atendido muy mal la demanda, con el grave problema de que esa mala integración afecta al consumidor por precios finales que pagan la ineficiencia. Y las cadenas productivas internacionales son más competitivas y debieron requerir de atención y subsidios que nunca llegaron.

De ahí que la mala reactivación productiva vaya a darse con inflación y con el desplazamiento de empresas mexicanas por extranjeras más eficientes.

2.- Entre los sectores que lograron saltar el obstáculo del coronavirus se localiza la industria minera, con 670 mil empleos directos y 2.2 millones indirectos. Aunque su localización está en zonas rurales alejadas de núcleos de población, de todos modos, hubo contaminación indirecta y por ello hubo de cerrar actividades. Pero tanto en el cierre como en la reapertura hubo un detalle importante: la presencia personal en las zonas mineras del subsecretario de Minería, Francisco Quiroga Fernández, mientras en otros sectores los funcionarios se dedicaron solo a transmitir las ordenes de suspensión de actividades productivas.

La supervisión directa sobre las 200 minas grandes y cientos de medianas y pequeñas logró, como en casi ningún otro sector productivo, el acuerdo con gobernadores estatales --no la institución sino con sus titulares--, los sindicatos del ramo y los empresarios. La minería no sólo se dedica a metales preciosos, sino que configura la producción de metales diversos para la producción industrial y tiene especial intervención en las cadenas productivas del Tratado de Comercio Libre de Norteamérica.

El modelo de supervisión directa y de articulación de sectores involucrados ha sido el único eficaz para haber suspendido actividades sin romper compromisos laborales y empresariales, con la expectativa de que la reactivación podría recuperar en poco tiempo lo perdido. Otros sectores fueron abandonados a su suerte y ahora no saben como meterlos de nuevo a las cadenas productivas.

El involucramiento directo del subsecretario Quiroga Fernández en la actividad de su sector ha ido avanzando en otro problema grave del país: la inseguridad en minas, pero no la del trabajo, sino la actividad de la delincuencia organizada. Ahí también el subsecretario Quiroga ha jalado a las zonas mineras a miembros del gabinete de seguridad por la presencia activa de los cárteles en robos y extorsiones. La minería ha sido integrada a la seguridad pública en la república, con especial actividad de la Guardia Nacional. Al final, el poder de seguridad del Estado sigue siendo muy superior al de las organizaciones delictivas.

 

-0-

 

Política para dummies: La política es la habilidad de gobierno para prevenir, no para lamentar.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

 

---30---


sábado, 13 de junio de 2020

Racismo en EE UU, pilar imperial y coartada liberal

Racismo en EE UU, pilar imperial y coartada liberal


http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

Ante circunstancias violentas que explotan como expresiones de racismo, toda la sociedad estadounidense sale a protestar; pero en las relaciones sociales cotidianas, los EE UU se definen por el racismo. A pesar de leyes de igualdad social, en la sociedad estadounidense pasó de la esclavitud de la comunidad negra proveniente de Africa a la segregación de una raza.

El juego de palabras ayudará a entender la lógica de lo que se llama racismo. La esclavitud es la propiedad humana de una raza por otra, la segregación –según el Diccionario de la Real Academia Española– implica “separar y marginar a una persona o a un grupo de personas por motivos sociales, políticos o culturales”. Y el racismo es la “exacerbación del sentido racial de un grupo étnico que suele motivar la discriminación o persecución de otro u otros con los que convive” y que llega a niveles de ideología o doctrina.

Las victorias de las comunidades afroamericanas en los EE UU han tenido tres estaciones:

–El discurso de Gettysburg de Lincoln en 1863 en que fijó el concepto de igualdad de razas: “hace ochenta y siete años, nuestros padres hicieron nacer en este continente una nueva nación concebida en la libertad y consagrada en el principio de que todas las personas son creadas iguales”.

–Las leyes raciales de 1966 a 1968 en que se terminó la esclavitud y los afroamericanos lograron el mayor derecho social y humano: el de votar en igualdad de condiciones que sus ex amos.

–La presidencia 2009-2017 de Barack Obama como el primer presidente estadounidense de origen afroamericano interracial.

Pero estos tres avances tuvieron sus retrocesos:

–A la igualdad de razas se opuso la segregación: iguales, pero separados.

–El derecho al voto no logró la igualdad en los demás derechos, prevaleciendo el criterio de oportunidades de raza y no de competencia.

–Y el derecho al voto condujo a que se votara por el racista Donald Trump después de la presidencia del afroamericano Obama.

Lo malo en los últimos días ha sido la manipulación mediática de los grupos liberales demócratas para endosarle al republicano presidente Donald Trump la crisis por el asesinato de George Floyd a manos de policías estatales en el condado y un estado gobernado por demócratas. Con la politización electoral del caso Floyd se volvió a perder la perspectiva real del racismo en las policías estadunidenses.

La policía estadunidense en sus variantes de condados, estatales y federales forma parte de los mecanismos de control social. La afectación de minorías raciales en mayor medida que los delincuentes de raza anglosajona es apenas una parte de los indicios de racismo, pero no se tienen estudios de fondo para saber si en realidad es racismo o afectación por repudio de la raza afroamericana o por asumir la condición de color de piel como una definición social.

Alrededor de las protestas por el caso Floyd las redes difundieron un video interesante: un par de policías se acercó a un afroamericano que vestía camiseta roja y que tenía una barba descuidada. El tratamiento al ciudadano fue prefigurando un delincuente; cuando el agredido se resistió y comenzó a confrontar de palabra a los policías y a soltarse con movimientos bruscos, la reacción de seguridad aumentó de tensión y lo esposaron. Ya inmovilizado el detenido pidió que vieran su credencial en su cartera en el bolsillo derecho trasero de su pantalón y resultó que se trataba de un agente del FBI.

Existe una predisposición racial hacia los afroamericano e hispanos por su imagen y se da una variación en la intensidad policiaca. Pero ello no quiere decir que todos los anglosajones o no son detenidos o son tratados con mayor respeto. En realidad, todos los sospechosos son, para la policía, presuntos culpables y su perfil delictivo tiene que ver primero con su aspecto y después con su repudio a la policía. Pero del lado contrario existen datos duros que revelan la muerte de policías en operaciones de arresto: en el periodo enero-mayo de este año hubo 24 policías muertos por arma de fuego y más de 570 en el periodo 2009-2019.

El uso de la furia policiaca debe determinarse en función de la capacidad de violencia de la sociedad estadounidense, a lo que hay que agregar un componente importante de racismo sobre todo contra afroamericanos e hispanos.

El problema en lo general forma parte de la conciencia autoritaria y violenta de una sociedad estadounidense que ha construido su confort en invasiones militares agresivas. Los casos de abuso de fuerza de soldados en el extranjero violando códigos de guerra se apilan en las oficinas del Pentágono sin que haya instrucciones para controlar de manera más efectiva a soldados con armas.

La agresividad imperial en la conquista de otras naciones es producto del uso de la fuerza como mecanismo de control social interno. El grado de respeto a la ley en los EE UU que llega a sorprender a extranjeros no es otra cosa que la fuerza para mantener el orden social y de clase.

Ahora el congreso federal estadounidense prepara una nueva legislación para imponerle reglas a la policía, pero se van a encontrar con el peor de los mundos: la libertad de adquirir armas beneficia a la delincuencia y los policías suelen encontrar disparos a sus órdenes de arresto. Y ahí tendrán que decidir si se imponen controles a los policías, pero se dejan a los delincuentes con libertad en el uso de la fuerza letal.

Lo malo está en el hecho de que no habrá una verdadera reforma de control de la brutalidad policiaca, sino que sólo usarán a Floyd en la campaña presidencial contra Trump.


Contracolumna • UN PRESIDENTE CANALLA • ELECCIONES EN PELIGRO





JOSÉ MARTÍNEZ M.

Si los mexicanos no ponemos un freno a Obrador, el país será convertido en un Estado totalitario. Es mentira que la cuarta transformación esté inspirada en los episodios que han marcado nuestra historia. Podría sonar a una locura pero no es así. Respecto a las ideas de Obrador hay que tomar las cosas con seriedad, pues el proyecto político del tabasqueño y su caterva de fanáticos que colaboran con él, responde más a las bases ideológicas del tercer Reich. La terminología de sus discursos está más orientada al fascismo, de ahí su nacionalismo ramplón a estas alturas del siglo XXI cuando el mundo gira en torno a la globalización.
Hemos atestiguado la conducta despreciable de muchos de los colaboradores de Obrador, desde la exaltación de la violencia hasta la impunidad de sus actos de corrupción.
En los últimos días hemos estado presenciando una actitud canallesca del Presidente. Ha violado las más elementales disposiciones de la máxima autoridad de salud para reiniciar sus giras proselitistas bajo el disfraz de jornadas de trabajo. Mientras el país se encuentra en el llamado semáforo rojo y el número de víctimas de la pandemia va en ascenso, Obrador ha viajado por el país de extremo a extremo desafiando las medidas esenciales de la salud pública. Ha recibido, incluso, la amonestación de las máximas autoridades mundiales de la salud (OMS) para que el Presidente se abstenga de hacer llamados imprudentes a la población, en tanto los responsables sanitarios insisten en que la gente no salga a las calles y se mantengan en casa debido a la contingencia derivada del covid -19.
Esa conducta del presidente no es extraña para los mexicanos. Su palabra ha estado siempre por encima de todas las leyes. No fue una simple expresión aquella cuando se refirió a “mandar al diablo las instituciones”. Se ha llegado a lo más ruin y vulgar, como ocurrió en el caso del nombramiento del escritor e historiador Paco Ignacio Taibo quien se ufanó de la maniobra leguleya de su designación con la famosa frase de “se las metimos doblada”.
Hemos visto la pretensión de Obrador al tratar de concentrar todo el poder en sus manos e incluso ha insistido en varias ocasiones en controlar todos los aspectos de la vida de los mexicanos. Desde el uso de un solo par de zapatos y una muda de ropa indispensable hasta el consumo de los alimentos: arroz y frijol para todos, no solo las masas populares, pues, según él, está en contra de las comidas “exóticas”. Ha insistido también en que la gente “denuncie” a sus vecinos cuando noten un ascenso en su vida social.
No hay que echar en saco roto la imposición que pretende de utilizar su propia terminología tanto para los indicadores económicos como para los aspectos en la calidad de vida. Por ejemplo, busca cambiar el concepto del PIB (Producto Interno Bruto) y el “bienestar” social por un nuevo índice para medir la “felicidad del pueblo”.
Su gobierno ha sobornado a algunos legisladores para eliminar a la oposición política en el Congreso, como ocurrió recientemente con el senador duranguense José Ramón Enríquez quien renunció al partido Movimiento Ciudadano para adherirse a las filas de Morena para alcanzar la mayoría calificada en la Comisión Permanente y de esa manera reformar las leyes y permitir que Obrador maneje el presupuesto de egresos a su antojo.
En el manejo perverso del poder se inscribe el tema de la violencia, como lo hemos percibido en varias partes del país (Jalisco, Ciudad de México, Baja California, etc). Se trata de una violencia inducida desde las altas esferas del gobierno para desestabilizar al país y justificar la intervención del gobierno federal en asuntos locales. Morena ha ido formando grupos de choque bajo el disfraz de “grupos de defensa” de la cuarta transformación.
El objetivo de los ideólogos y estrategas del gobierno de Obrador se encamina a tratar a toda costa de impedir la celebración de las próximas elecciones de medio gobierno en 2021.
De ahí la celebración que Obrador en una de sus “mañaneras” cuando se refirió a que la pandemia le había caído a su gobierno “como anillo al dedo”.
Nada justifica la obsesión desenfrenada de Obrador por continuar con sus giras en lo más alto de la pandemia. Se ha ocultado la verdad de las estadísticas, la manipulación de los datos es más que evidente. Hasta ahora el número de fallecidos asciende a acerca 17 mil y más de 140 mil contagiados. Y todavía faltan los subregistros de fallecidos y contagiados.
El corolario de la manipulación del gobierno fue sin duda la “aparición” de un “documento confidencial”, del que el propio Obrador y su vocero dijeron desconocer su origen y autenticidad, simplemente lo presentaron para generar un espectáculo mediático a partir de la “entrega” del mamotreto en las puertas de Palacio Nacional.
En ese documento se invoca a las más altas autoridades electorales (INE y Tribunal Electoral), lo mismo que a organismos empresariales, periodistas nacionales y extranjeros e intelectuales. Un manejo perverso que se revirtió contra el propio Obrador como una más de sus infinitas mentiras.
Conforme avancen los meses el gobierno y el partido de Obrador van hacer todo lo posible por provocar una crisis política y hasta propiciar un estallido social con tal de evitar ser sometidos al veredicto de las urnas.
Por eso lo dijo y lo subrayó Obrador: es tiempo de definiciones. “O se está a favor o en contra de la cuarta transformación”.
Lo mismo decía Carl Smith uno de los ideólogos de Hitler: “O estás conmigo o eres mi enemigo”.