domingo, 14 de junio de 2020

Frenón y reactivación productiva en desorden; sector minero, bajo control

 

Carlos Ramírez

1.- El apagón productivo como medida para interrumpir los contagios del coronavirus se hizo sin ningún sentido económico ni productivo; por ello, la reactivación solo prendiendo el switch no está resolviendo el gravísimo problema del empleo y de la producción.

La economía productiva es lo suficientemente gigantesca como para haber tenido un programa estratégico de desconexión, sobre todo por el problema de las cadenas productivas nacionales y extranjeras. La interrupción de actividades fue fácil, pero está siendo complicada en la reanudación de actividades aún con muchas restricciones sanitarias de seguridad para evitar un rebrote de la epidemia.

La economía mexicana enfrentó dos escenarios de cadenas productivas: el de la economía local y la derivada del Tratado de Comercio Libre. Y las dos están enfrentando problemas porque los funcionarios responsables de la economía se están encontrando con la sorpresa de que muchas empresas inmersas en cadenas productivas tuvieron que cerrar sus actividades por la epidemia sin contar con atención gubernamental y ahora no existen para reactivar la economía. Y el dilema es serio: o crear de manera urgente nuevas empresas con las dificultades de capital y trabajo o ceder el espacio a empresas extranjeras con mayor experiencia productiva.

Las autoridades del gobierno actual carecen de experiencia productiva, no le han dedicado atención personal a atender las necesidades de las empresas y sus trabajadores y sus funciones se reducen a decisiones de autoridad en materia de supervisión y permisos. Las cadenas productivas internas son más complejas y diversificadas en millones de pequeñas empresas entrelazadas y entre todas han atendido muy mal la demanda, con el grave problema de que esa mala integración afecta al consumidor por precios finales que pagan la ineficiencia. Y las cadenas productivas internacionales son más competitivas y debieron requerir de atención y subsidios que nunca llegaron.

De ahí que la mala reactivación productiva vaya a darse con inflación y con el desplazamiento de empresas mexicanas por extranjeras más eficientes.

2.- Entre los sectores que lograron saltar el obstáculo del coronavirus se localiza la industria minera, con 670 mil empleos directos y 2.2 millones indirectos. Aunque su localización está en zonas rurales alejadas de núcleos de población, de todos modos, hubo contaminación indirecta y por ello hubo de cerrar actividades. Pero tanto en el cierre como en la reapertura hubo un detalle importante: la presencia personal en las zonas mineras del subsecretario de Minería, Francisco Quiroga Fernández, mientras en otros sectores los funcionarios se dedicaron solo a transmitir las ordenes de suspensión de actividades productivas.

La supervisión directa sobre las 200 minas grandes y cientos de medianas y pequeñas logró, como en casi ningún otro sector productivo, el acuerdo con gobernadores estatales --no la institución sino con sus titulares--, los sindicatos del ramo y los empresarios. La minería no sólo se dedica a metales preciosos, sino que configura la producción de metales diversos para la producción industrial y tiene especial intervención en las cadenas productivas del Tratado de Comercio Libre de Norteamérica.

El modelo de supervisión directa y de articulación de sectores involucrados ha sido el único eficaz para haber suspendido actividades sin romper compromisos laborales y empresariales, con la expectativa de que la reactivación podría recuperar en poco tiempo lo perdido. Otros sectores fueron abandonados a su suerte y ahora no saben como meterlos de nuevo a las cadenas productivas.

El involucramiento directo del subsecretario Quiroga Fernández en la actividad de su sector ha ido avanzando en otro problema grave del país: la inseguridad en minas, pero no la del trabajo, sino la actividad de la delincuencia organizada. Ahí también el subsecretario Quiroga ha jalado a las zonas mineras a miembros del gabinete de seguridad por la presencia activa de los cárteles en robos y extorsiones. La minería ha sido integrada a la seguridad pública en la república, con especial actividad de la Guardia Nacional. Al final, el poder de seguridad del Estado sigue siendo muy superior al de las organizaciones delictivas.

 

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