sábado, 28 de noviembre de 2020

Contracolumna: MARADONA - JOSÉ MARTÍNEZ M.

 


 JOSÉ MARTÍNEZ M.

En la zona del Tigre, al norte de la ciudad de Buenos Aires, en la negrura salpicada de estrellas, se fue a la cama a descansar, la vigilia era un inevitable presagio. Durante horas lo acosó el sueño que lo había maltratado toda la noche, en el naufragio de pensamientos logró dormir, pero ya no despertó.
Murió inexplicablemente devorado por el hastío. Su existencia diaria estaba fatalmente condenada a la monotonía. El trajín y la vaciedad de todos aquellos años lo anclaron en la frivolidad hasta el final de su vida. Sin tregua renovada pasaba los años, los meses, las semanas y los días en una especie de adormecida conciencia, de un pesado estupor, de haber vivido sin fines, de haber estado comiendo y produciendo mierda durante los años y los años.
Su cuerpo estaba dotado de apetitos urgentes, de una insaciable multiplicidad por esa droga que un famoso escritor argentino llamó “exitocina”. Quienes tienen esa adicción no saben qué hacer con ella.
Una tarde cualquiera, el que fue el hombre más rico del mundo me dio una cátedra de lo que, según él, es el éxito. La “exitocina”, me dijo, no solo es el dinero, es hacer lo que más amas en la vida y te lleva al triunfo.
Ahora que falleció el famoso personaje en medio del estupor en todos los rincones del mundo, él fue un zafio como muchos hombres y mujeres meramente intuitivos y sólidamente ignorantes. Personajes que alcanzaron la gloria y se hicieron millonarios, unos simples tunantes con historias semejantes. Siempre insatisfechos, convertidos en objetos, en ídolos, vanidosos a raudales, que consciente o de manera inconsciente se encargaron de derrumbar sus mitos.
Dinero, alcohol, drogas y sexo. Fama y poder, hay muchos que no saben qué hacer con ello. Muchos de estos personajes llegan a la fama de una manera deslumbrante, provenientes de un barrio de alguna ciudad pequeña, despuntan desde los primeros años de su existencia, sustraídos de la casa paterna salen derecho a las fauces de los lobos.
Poseídos como objetos, las estrellas del espectáculo (de los deportes o la farándula) son especímenes que sufren una deshumanización que los amarga y pudre aprisa. Son pocos en realidad los que se apartan de ese itinerario.
Maradona fue etiquetado como “el mejor futbolista del mundo”. Despertó encanto y exaltación entre quienes lo vieron jugar con la magia que hacían sus poderosas piernas. Muchos dueños de equipos en el mundo querían adueñarse de él, en medio del gozo, la codicia y el dolor de sus triunfos y derrotas.
Tras su fama en las canchas llegó el momento del retiro en la plenitud de su vida –aunque para el futbol ya era un viejo– tenía entonces 37 años pero su cuerpo escocido y aterido de tantos golpes lo llevó a una nueva vida que con años acabó en una desdeñosa lástima. Su poderosa figura física se acabó y comenzó abiertamente a llevar una existencia de una frivolidad asfixiante sin mínimos espacios a la inteligencia.
Los políticos en turno, de aquí y allá, comenzaron a servirse de él. Lo mismo en Libia que en Dubái, en Cuba que en Venezuela, en Argentina que en México.
En el fútbol la inteligencia es un artículo de escaso consumo o de ningún consumo. Pero en ese mundo sobra la adulación a raudales. Las estrellas de ese deporte, como en muchos otros, son manejados, manoseados y poseídos como objetos. Y Maradona no sabía que en lo oscuro del olmo podrido las arañas van tejiendo sus telas grises. Restaurantes de lujo, antros y fiestas continúas con borracheras los 365 días del año con amigos y desconocidos de a poco se iba urdiendo la vía dolorosa de su triste final.
El encierro permanente por la pandemia lo deprimió y la abstinencia lo acabó. El sobrepeso de su cuerpo lo tenía semiparalizado ni siquiera tenía un perro para conversar con él. Sus conversaciones sin fin eran con las paredes de su cuarto ni siquiera con los criados que lo atendieron sus últimos días.
Desde mucho antes de los 60 años de edad, era ya un tiliche, cuando llegaba a salir a la calle no aguardaba el equilibrio. Alguna vez en el palco de un estadio mientras veía la derrota de su selección se le vio auxiliado por un equipo médico, cuando algunos llegaron a temer lo peor. En los últimos meses cuando se caía y no había nadie a su alrededor, se quedaba en el suelo hasta que alguien lo ayudaba a levantarse.
La compulsión irrefrenable de entregarse a una vida mundana lo derrotó. En la plenitud de su vida se le veía con envidia por las mujeres de las que se hacía acompañar, hembras poderosas como máquinas ninfales, estrellas de cine de argumentos idiotas que ellas filmaban sin protestar. Ese era su alimento de mucho tiempo, botellas de champaña, de güisqui en güisqui, de antro en antro, de pleito en pleito, fue el divertido escándalo lo mismo en París que en cualquier parte del mundo. El mismo tren de grosería y disipación, de amontonamiento de aventuras.
Su muerte no fue una sorpresa. Amaneció adormecido como su conciencia. Millones de todo el mundo le lloraron, para algunos hacía tiempo que se acabó el negocio del futbol que les dejó fabulosas ganancias.
Así es de cruel y estúpido el mundo, el negocio del futbol, del “deporte” que va dirigido a las masas, que masifica y embrutece a los que ponen en él su destino.
El héroe de las canchas murió en la soledad de sus enfermedades. Deprimido en la penumbra de su existencia, repetía una y otra vez alguno de los programas del Chavo del Ocho, por quien sentía una devoción, eso le alimentaba el alma y le brindaba descanso y paz.



sábado, 7 de noviembre de 2020

Contracolumna • QUÉ GANAMOS, QUÉ PERDEMOS • OBRADOR Y EL ESPEJO DE LA HISTORIA


JOSÉ MARTÍNEZ M.

No solo los estadounidenses, sino en todo el mundo, la gente festejó más la derrota de Donald Trump que el triunfo de Joe Biden. Un asunto de percepción. Trump, el malo y Biden, el bueno. Vaya.
Con Biden no nos puede ir mejor que con Trump.
Lo dijo John Foster Dulles, el secretario de Estado en el gobierno del presidente Dwight D. Eisenhower, durante la Guerra Fría: “Estados Unidos no tiene amigos, tiene intereses”.
Más claro ni el agua de horchata.
Solo en la mente del presidente Obrador, la imagen de Trump pudo ser vista como un “amigo” de México. El discurso de la sumisión así lo dejó ver cuando Obrador visitó a Trump en Washington, palabras que quedarán como una mancha en las relaciones históricas entre ambos países.
Obrador quien se jacta de ser un intérprete de la historia, ignora el peso que tienen los hechos históricos de las humillaciones de Estados Unidos a México.
Ahí está, por ejemplo, el momento significativo durante el gobierno del presidente James K. Polk quien ordenó la invasión a México en 1847, cuando soldados al mando del general Winfield Scott, colocaron la bandera de Estados Unidos en Palacio Nacional.
Al amanecer del 14 de septiembre de ese año, el teniente M Lovell recibió la orden del general Winfield Scott de colocar la bandera estadounidense y el capitán Roberts fue el encargado de hacerla ondear en las narices de los mexicanos en los tiempos de Antonio López de Santa Anna.
En ninguno de sus más delirantes discursos Obrador se ha puesto a reflexionar sobre los agravios de Estados Unidos a nuestro país. Frente a los improperios y la denostación constante de Trump contra los mexicanos Obrador se quedó callado. Ahora desempolva un viejo discurso de halagos a Joe Biden, como si el político del Partido Demócrata fuera la reencarnación del bien.
Seamos cínicos y no tengamos escrúpulos para elogiar a Biden. Gritemos como los súbditos de los imperios “¡El rey ha muerto, viva el rey!”
Con Estados Unidos hemos mantenido una relación más o menos estable en los últimos 100 años.
Con Trump la relación se trastocó con la necedad de reforzar y construir el muro fronterizo. Un chasquido de dedos de Trump puso a temblar al gobierno de Obrador cuando amenazó a México de castigarlo con mayores aranceles sino contenía la avalancha de inmigrantes centroamericanos. Desde entonces se selló la frontera sur de nuestro país. A cambio se acordó dotar de un miserable presupuesto a los países de la región bajo el supuesto de una ayuda para “financiar su desarrollo”.
El encono contra Trump se alimentó entre los inmigrantes de esos países y de buena parte de los mexicanos asentados en territorio estadounidense, lo mismo que se incubó un malestar social contra Obrador por su política entreguista con el gobierno de Trump.
Obrador que presume las remesas como una conquista económica de su gobierno y no como un sacrificio de los millones de mexicanos que sufren discriminación y constantes agravios a sus derechos laborales y humanos y los cuales son la reencarnación del gran fracaso de México como país.
Con Biden y los demócratas nos espera más de lo mismo.
A Obrador se le acabó la “luna de miel” con Trump. El plutócrata que se burlaba del tabasqueño al que llama “Juan Trump”.
Nada debemos esperar del próximo gobierno de los demócratas. Tal vez se puedan hacer algunos pequeños ajustes al Tratado comercial pero no una gran cosa. Biden empeñó su palabra con regularizar a millones de inmigrantes, lo mismo prometió Obama y resultó peor que Trump, quien al menos no se anduvo por las ramas y sabíamos a qué atenernos.
Trump, el fiel partidario de la Doctrina Monroe de “América para los americanos”, el líder populista en cuyo espejo se debe ver Obrador.
Es tiempo de consolidar las relaciones bilaterales y superar los viejos traumas de la historia.
Lo malo es que Obrador frente a Estados Unidos no tiene memoria. Lo peor fue que con Trump, Obrador antepuso sus intereses políticos personales a los intereses del país.
Históricamente Estados Unidos nos ha tratado con la punta del pie.
Vayamos a la narrativa de nuestras relaciones.
Con Trump no termina una Era, continúa por otros medios.
Apenas hace 100 años sufrimos la última invasión norteamericana a nuestro territorio. Tuvo lugar en marzo de 1916 con la llamada Expedición Punitiva que se mantuvo durante un año cuando el general John Pershing jefaturó al ejército yanqui en busca de Francisco Villa tras el ataque al poblado de Columbus, Nuevo México.
La lección que debe aprender el presidente Obrador es muy sencilla.
Los mexicanos cada vez que nos dividimos hemos sufrido invasiones y despojos de nuestro territorio. Pero Obrador, ignorante de nuestra historia, no se ha cansado de dividir a los mexicanos.
La discordia patológica de Obrador genera inestabilidad política y amenaza a nuestra soberanía. Su permanente discurso belicoso nos conduce al pasado. A los tiempos de los liberales y conservadores (1821-1876) cuando el país padeció sangrientas luchas fratricidas. Como consecuencia el país sufrió invasiones y el país fue mutilado cuatro veces.
Al momento de nuestra Independencia el territorio del país se extendía hasta Centroamérica. La región permaneció unida solo un decenio hasta que en 1824 se balcanizó en cinco países: Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica.
En 1836 sufrimos la separación de Texas.
En 1848, después de dos años de batallas, Estados Unidos nos arrebató California, Nevada, Utah, Colorado, Arizona, Nuevo México y una parte de Oklahoma.
La última mutilación de nuestro territorio se dio en 1853 con la venta de La Mesilla a Estados Unidos. Ese territorio comprendía una parte de Chihuahua y Sonora y abarcaba poco más de 100 mil kilómetros cuadrados, equivalente a la extensión sumada de los estados de Veracruz, Tabasco y Morelos.
Lo peor que nos puede suceder ahora con Obrador y su discurso belicoso de dividir al país, es que los gobiernos de la Alianza Federalista –que demandan un nuevo trato fiscal– terminen por declarar su separación del país.
Obrador se debe ver en el espejo de la historia pero actúa a contracorriente.
Lo más seguro es que termine denostado y humillado como Trump, que al igual que el tabasqueño llegó al poder ofreciendo falsas expectativas con su discurso ramplón de “Que América vuelva a ser grande”.
Lo mismo prometió Obrador, de convertir a México en una potencia mundial, pero el país cada día es más pobre y dividido.
Hoy la derrota de Trump es la derrota de Obrador.
En ese espejo se debe ver el tabasqueño.
Para un político no hay nada más amargo que la derrota. En cambio, el triunfo alimenta el ego. Para los políticos el poder es una sustancia misteriosa que los transforma. Cuando sienten que alguien les regatea ese poder se vuelven paranoicos e impredecibles. Cuando un político es investido de poder su primer reclamo es el reconocimiento.
Una amarga experiencia para Trump y una advertencia para Obrador.
Sabias las palabras de John F. Kennedy quien acuño la célebre frase: “La victoria tiene mil padres. La derrota es huérfana”. Cierto.

viernes, 6 de noviembre de 2020

Contracolumna • LA CANDIDATA DE LA CORRUPCIÓN • LORENA CUÉLLAR - MORENA - TLAXCALA



JOSÉ MARTÍNEZ M.
Lorena Cuéllar Cisneros ha sabido seguir los consejos del expresidente López Mateos quien solía decir: “Quien no tenga un amigo libanes, que lo busque”.
En efecto, Lorena Cuéllar es una de las aspirantes al gobierno de Tlaxcala como candidata de Morena y desde algunos años ha mantenido una relación “especial” –por decirlo de una manera amable– con la familia de los Gali. Sí, nos referimos a la dinastía poblana de los Gali, de la que José Antonio Gali Fayad fue gobernador por un breve periodo, menos de dos años, pero suficientes para consolidar su fortuna.
Por las manos de Lorena Cuéllar –como súper delegada del gobierno federal en Tlaxcala– pasaron miles de millones de pesos. Ella se jacta de haber “administrado” cerca de 9 mil millones de pesos para “beneficio” decenas de miles de familias.
Sin transparencia –al estilo del gobierno de Obrador– ese dinero lo utilizó para su promoción política, y de paso desviar cuentas millonarias en obras sin terminar y a costos elevados. Desde luego, con ese dinero hizo su “cochinito” para promocionarse y utilizarlo en su campaña, si es que resulta la agraciada.
La fortuna desmedida de Lorena Cuéllar tiene mucho que ver con algunos negocios manejados por el clan de los Gali, una familia de origen libanés que es conocida en Puebla por su empresa Grupo Ambar que maneja una red de antros, bares y restaurantes de lujo en San Andrés Cholula y la capital poblana.
Lorena Cuéllar, lo hemos señalado en este mismo espacio de la Contracolumna, tiene una forma muy particular de ver la política. Para ella los cargos de representación popular son negocios.
“Un político pobre es un pobre político”, solía decir el profesor Carlos Hank González y Lorena Cuéllar así lo entiende. Su ambición la ha llevado a saltar de partido en partido siempre en busca de su “superación personal”.
Y la mejor manera que encontró para sacar provecho a los negocios de la política, fue aliarse con los Gali. Si ella resulta la candidata de Morena no habrá que preocuparse por dinero, así que si Dulce Silva –la esposa de César Yáñez, el ex vocero de Obrador por muchos años y ahora colaborador cercano del tabasqueño– dice contar con 70 millones de pesos para su pretendida campaña, Lorena Cuéllar dispone de mucho más.
Frente a Dulce Silva, sin duda alguna Lorena tiene un palmarés político envidiable. A su lado, Dulce es una bisoña, en cambio Lorena es un costal de mañas y sabe endulzar el oído de Obrador. Lo malo para Lorena es que los partidarios de Obrador no confían en ella por sus malos manejos.
La mayor parte de su trayectoria política la hizo en el PRI, desde abajo como una modesta burócrata hasta llegar a un drama familiar en 2012 cuando tuvo que competir con su tío el exgobernador Joaquín Cisneros Fernández por un escaño en el Senado. Entonces rompió con el PRI, el partido de sus amores, y se pasó de la noche a la mañana al Movimiento Progresista acaudillado por Obrador.
Lorena es pragmática y si mañana no resulta la candidata a la gubernatura por Morena es capaz de aliarse con el diablo, no le importa que tenga que pasar sobre los cadáveres de Dulce Silva y otros aguerridos morenistas que tienen las mismas ambiciones de poder, al costo que sea.
Esa es la identificación que Lorena Cuéllar tiene con los Gali. Asumir la política como negocio.
Cuando José Antonio Gali Fayad fue alcalde de la capital poblana y luego gobernador de esa entidad lo hizo bajo los colores del PAN, ahora pretende que su hijo José Antonio Gali López se forme bajo la sombra de la “izquierda” para ocupar en el “futuro” la gubernatura de Puebla.
Si los adversarios de Lorena Cuéllar soltaron el “borrego” de que estaba bajo la lupa de la Unidad de Investigaciones Financieras, no estaría mal que la señora Cuéllar se le investigara sobre los malos manejos de los dineros para los programas en el estado por la Secretaría de Bienestar.
Según Lorena Cuéllar con los casi 9 mil millones de pesos que administró como delegada de Bienestar se “beneficiaron” 324 mil personas, entre estudiantes, personas de la tercera edad y gente con discapacidad. Pero las cuentas no han sido claras. El manejo de esos recursos se hizo de manera discrecional.
Es así que en su ambición por el poder, Cuéllar dejó la delegación federal en manos de un subordinado que responde a nombre de Carlos Luna Vázquez, a quien utiliza como su tapadera.
Por otro lado, son múltiples las denuncias sobre el enriquecimiento desmedido de su yerno, Fernando Lucio Celis quien en más de tres años tuvo a cargo la mayor parte de la obra pública en el municipio de Amaxac, con recursos gestionados por Lorena Cuéllar.
Todo mundo sabe en Tlaxcala que a Lucio Celis le gusta fanfarronear la vida de lujos que lleva sin el menor rubor, asumiéndose intocable.
Pero a Lorena Cuéllar le da urticaria cuando la prensa la llama a rendir cuentas por sus escándalos políticos y la rocambolesca vida de ella y de su yerno.

jueves, 5 de noviembre de 2020

EE. UU. 2020 (8). 49% de voto 2020 fue para Trump, no para partido Republicano

 


Carlos Ramírez

 

Pase lo que pase si hay o no recuento, el segundo saldo importante de las elecciones presidenciales revela el colapso del Partido Republicano: por traiciones, alianzas con demócratas y agotamiento de grupos oligárquicos, el Partido Republicano perdió bastiones electorales estatales, diluyó su conservadurismo acomodaticio y dejó al garete a importantes grupos sociales. El 49% del voto presidencial fue para Trump y no para el partido.

El problema de Trump radicó en no haber pactado con el establishment del Partido Republicano, pero debido a que los grupos dominantes de esa formación exigían en la práctica la entrega del poder a las élites oligarcas. Sin embargo, por ese desacuerdo, el PR perdió la presidencia para Trump por cuatro años, pero en realidad permitió que estados conservadores clave se pasaran al Partido Demócrata con el indicio de que tal vez nunca regresarán.

Lo peor de todo fueron las traiciones. Los Bush en Texas y Florida, por ejemplo, operaron a favor de Joe Biden y los demócratas, pero al final Trump se quedó con la mayoría y dejó a esa familia sin bastiones y, lo peor, sin credibilidad política porque fueron asociados a los intereses de Barack Obama como el operador demócrata de las traiciones republicanas.

En suma, el Partido Republicano perdió la presidencia, dejó al partido sin grupos de poder, se irá desfondando porque los grupos conservadores radicales trumpistas ya no votarán por sus candidatos y disminuyó representatividad social, al tiempo que los liderazgos tradicionalistas republicanos también se quedaron desideologizados porque el conservadurismo fue copado y cooptado por los demócratas. Los grupos conservadores tradicionales encontraron espacio en el corrimiento a la derecha del Partido Demócrata.

El Partido Republicano cometió el error estratégico de no negociar con Trump y preferir alianzas con los demócratas Clinton, Obama y Biden. En el 2016 Trump había quitado a los demócratas el dominio e Iowa, Wisconsin, Michigan, Ohio, Pensilvania y Florida y en el 2020 Trump por esfuerzo propio mantuvo Florida. Hay la percepción equivocada de que Arizona es conservador, pero en las últimas cinco elecciones presidenciales ha votado demócrata, aunque ahora Trump hizo subir la votación casi a empate.

Sin liderazgos políticos, hundido en alianzas oscuras con los demócratas, con una mayoría en el Senado por Trump y ahora sin rumbo y sin una propuesta de ideología conservadora moderna, el Partido Republicano fue el gran derrotado en las elecciones. Y falta por ver qué va a hacer Trump si el proceso legal le asigna la victoria a Biden, porque se posicionó --a pesar de una campaña en contra en el establishment demócrata-republicano de los principales medios de comunicación-- como un líder conservador duro, visibilizó a la ultraderecha violenta y agitó a la participación directa de ciudadanos que antes habían repudiado el modelo de representación intermediadora de lideres políticos que en realidad servían a los grupos conservadores con alto poder adquisitivo.

Luego de acomodarse en el conservadurismo ideológico light interno, los republicanos se convirtieron en el complemento radical del conservadurismo bélico en la política exterior en su vertiente militarista de los demócratas ahora en la fase antiterrorista. Pero para mantener su base militante interna animada, los republicanos necesitarán de propuestas políticas coherentes y de respuesta a las demandas de la derecha sobre todo radical. El discurso antinmigrante de Trump reconstruyó la ideología racista estadunidense que forma parte de la identidad excluyente ideológica de los EE. UU., como lo ha evidenciado la crisis de brutalidad policiaca de policías de estados y condados demócratas contra minorías afroamericanas e hispanas, una especie de guerras civiles moleculares en el modelo de Enzensberger.

Si Trump decide seguir en política y construir un nuevo partido o de plano arrebatarles el partido a los republicanos, a los EE. UU. le esperan luchas ideológicas internas que habrían desatado la alianza Clinton-Bush-Obama y la complicidad de las élites republicanas contra Trump

 

-0-

 

Política para dummies: La política es el movimiento perpetuo de las contradicciones sociales.

 

El contenido de esta columna es responsabilidad exclusiva del columnista y no del periódico que la publica.

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

Canal YouTube: https://t.co/2cCgm1Sjgh

 

---30---






Contracolumna • ESPIONAJE POLÍTICO PARA INTIMIDAR • EL TENEBROSO RACIEL LÓPEZ SALAZAR

 


JOSÉ MARTÍNEZ M.

Nadie duda del fracaso en los temas de seguridad nacional en el gobierno de Obrador. Mientras los cárteles de la droga y las mafias del crimen organizado viven en el paraíso de la impunidad, el gobierno recurre a la añeja práctica del espionaje como un recurso para intimidar a sus adversarios políticos. Algunos gobiernos emanados de Morena lo han puesto en práctica. El caso de Puebla es un ejemplo revelador del uso político del espionaje, lo cual contrasta con el escándalo que desató la jefa de gobierno de la ciudad de México, Claudia Sheinbaum cuando descubrieron la existencia de una madriguera desde la cual operaban los servicios de espionaje de su antecesor Miguel Ángel Mancera.
Como ocurre en otros gobiernos estatales, en Puebla el espionaje político es un “pilar” en el que se apoyan las tareas de “seguridad pública” ordenadas por el gobernador. El objetivo de Barbosa es intimidad y provocar a sus adversarios, incluso de su mismo partido que han demandado su destitución y un juicio político.
En los últimos meses el espionaje ha estado orientado a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, empresarios, periodistas y los partidos políticos que se preparan para las campañas del próximo año. Algunas de las intercepciones son filtradas a algunos medios que las reproducen y las difunden en las redes sociales.
Al inicio del mandato de Miguel Barbosa, el vice almirante Miguel Idelfonso Amezaga Ramírez ocupaba la titularidad de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado pero a principios de marzo del presente año fue sustituido por el abogado Raciel López Salazar, un personaje tenebroso que carga con una polémica y sucia trayectoria.
En febrero pasado cuando recién iniciaba la pandemia del coronavirus, en la Casa Puebla hubo una reunión un tanto informal, ahí el “extraño” visitante era ni más ni menos que el ex gobernador de Chiapas Juan Sabines Guerrero, habló con Barbosa sobre “los nuevos tiempos políticos”. Le dijo:
– Es muy importante tener controlados a tus enemigos. Para ello, agregó Sabines, necesitas tener la mejor tecnología y un equipo con experiencia.
–La gente que te recomiendo, dijo Sabines, ha sido entrenada por el Mossad, la CIA, el MI6… han sido formados por los mejores…
–Me encanta la idea, respondió Barbosa, quien estuvo de acuerdo. “Adelante, adelante”, le dijo.
Sabines recomendaba a uno de sus viejos colaboradores que en Chiapas había fungido como procurador y que pasó a despachar como delegado de la Fiscalía General de la República en el Estado de México, donde ya empezaba a tener problemas, Raciel López Salazar quien no encajaba en el equipo del fiscal general Alejandro Gertz Manero. Tarde que temprano López Salazar sabía que con Gertz podía terminar mal por sus nefastos antecedentes y sus relaciones peligrosas con las mafias del crimen organizado.
Así que ha Barbosa la recomendación de Raciel López, “le cayó como anillo al dedo”, como diría el clásico.
Pero Raciel no llegó solo a Puebla. Antes de él, llegó otro tenebroso personaje que había trabajado con el gobernador Sabines en Chiapas. Moisés Grajales Monterrosa, quien antes de Raciel había sido nombrado secretario Ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad Pública.
Moisés pronto se vio envuelto en escándalos de corrupción donde se había amafiado con los presos que controlan las prisiones en el estado. Entonces habían circulado videos e información sobre supuestos actos de tortura y corrupción en el penal de San Miguel.
Antes de llegar a Puebla, Moisés Grajales había estado al frente del Consejo Estatal de Seguridad Pública de Chiapas en el gobierno de Juan Sabines sin haber aprobado nunca los exámenes de control de confianza, pero aun así el sucesor de Sabines, Manuel Velasco –el amigo del presidente Obrador y de su hermano Pío– designó a Grajales como director del Centro Estatal de Control de Confianza para que él mismo se autoevaluara.
En Chiapas Moisés Grajales no pudo acreditar su riqueza mal habida; en el 2002 se le abrió un acta y la averiguación previa 91FESP2/2012 por homicidio, y el expediente 3887FESP6/2012 por violencia familiar y violencia de género, además de otras averiguaciones por diversos delitos.
Al final el gobernador Barbosa lo sustituyó por Raciel López, otro pájaro de cuenta como Grajales.
Como procurador de Chiapas Raciel López protagonizó numerosos escándalos. Veamos algunos ejemplos:
Sin contar con evidencias ni una investigación metió a la cárcel durante 18 meses al líder transportista Walter León Montoya por el delito de homicidio en agravio del dirigente minero Mariano Abarca Roblero en el municipio de Chicomuselo, Chiapas. El verdadero “delito” de Walter León Montoya fue por iniciarle juicio político a Juan Sabines, por la corrupción desmedida en su gobierno.
El 10 de abril de 2019, Walter León envió una carta al gobernador Rutilio Escandón Cadenas. En ella no pedía más que lo justo: “Instruir al Fiscal General del Estado para continuar con la investigación del homicidio perpetrado en contra del señor Mariano Abarca Roblero. Disculpa pública por haber quedado sujeto a un proceso penal sin haber tenido ninguna responsabilidad en el delito imputado. Atención médica y psicológica por la tortura sufrida durante el tiempo que estuvo privado de mi libertad. Investigar todas las irregularidades cometidas durante el proceso penal a que fue sometido”.
Otra víctima de los abusos de poder de Raciel López y el gobernador Sabines fue el abogado Horacio Culebro Borrayas, acusado también del homicidio de Mariano Abarca. Recluido durante 13 meses tampoco se le pudo comprobar participación alguna. Liberado por falta de pruebas alcanzó su libertad. Sólo que al momento de salir de prisión, en ese mismo instante fue detenido y, de nuevo, recluido por el delito de ecocidio, también inventado.
En Puebla, Raciel López ha sido dotado de un inconmensurable poder por el gobernador Barbosa.
Bajo el argumento de los altos índices de violencia en el estado y la presencia de los cárteles de la droga, Barbosa ordenó un aumento de 64 por ciento en el presupuesto para la Secretaría de Seguridad Pública, cuya dependencia dispone de recursos por 4 mil 253 millones de pesos para el año en curso.
Raciel, fiel a su costumbre, ahora goza de dinero, poder e impunidad. Es una mala copia del inefable Genero García Luna. Y no cabe duda de que sigue los mismos pasos del colaborador estrella en el gobierno de Calderón.
Barbosa y Raciel están involucrados en la turbia adquisición de mil patrullas que se adquirieron a sobreprecios. A más de un millón 350 mil pesos cada una. Un negociazo con un tufo de corrupción, en el que la Auditoría Superior del Estado está coludida, sin duda alguna.
Lo de las patrullas no es un asunto menor, lo grave es el espionaje político con fines perversos.
El espionaje de Barbosa incluye los teléfonos y toda la variedad de los dispositivos electrónicos de sus adversaros políticos, lo mismo que periodistas, defensores de derechos humanos y activistas.
El gobierno de Barbosa incurre en delitos federales que se consideran graves. El espionaje que realiza su gobierno bajo la conducción de Raciel López se hace sin ningún tipo de autorización judicial lo cual es violatorio del artículo 16 constitucional que protege las comunicaciones privadas.
El espionaje de Barbosa no cabe en ninguna de las excepciones previstas en la ley para que un juez otorgue la autorización correspondiente.
La violación al artículo 16 de la Constitución está prevista en el Código Penal Federal por violar los artículos 177 y 211 Bis del citado código, los cuales contemplan penas de 6 a 12 años de prisión para cada uno de los implicados. En el caso del secretario de Seguridad Pública se pueden presentar cargos por al menos dos delitos en su contra lo mismo en contra de los funcionarios que hayan ordenado y autorizado la intervención ilegal de las comunicaciones privadas de los afectados.
Raciel López montó un sofisticado equipo de espionaje con el sistema Pegasus desarrollado por la compañía israelí NSO Group. El malware de espionaje Pegasus, es comercializado a gobiernos con la condición de que solo sea utilizada para combatir a terroristas o grupos criminales y carteles de drogas por la empresa NSO, y en Puebla se aplican de manera ilegal, sin autorización judicial y para fines ilegítimos.
El software utilizado por Raciel López se infiltra en los teléfonos inteligentes y otros aparatos para monitorear cualquier detalle de la vida diaria de una persona por medio de su celular: llamadas, mensajes de texto, correos electrónicos, contactos y calendarios. Incluso puede utilizar el micrófono y la cámara de los teléfonos para realizar vigilancia; el teléfono de la persona vigilada se convierte en un micrófono oculto.
El software Pegasus no deja rastros del hacker que lo utilizó. Incluso el fabricante, NSO Group, señala que no se puede determinar exactamente quién está detrás de los intentos específicos de hackeo.
Pero los ciberexpertos pueden verificar en qué momento se ha utilizado el software en el teléfono de un objetivo, lo cual les deja pocas dudas de que el gobierno mexicano o algún grupo corrupto interno están involucrados.
Al gobernador Barbosa y su testaferro Raciel no les importan las leyes, pues solo un juez federal es el único que puede autorizar la vigilancia de comunicaciones privadas y solo cuando los funcionarios demuestran que tienen un caso bien armado para realizar esa solicitud.
Pero en Puebla sin mediar ninguna justificación, el gobierno de Barbosa a nadie pide permiso para hacerlo.

EE. UU. 2020 (7). Del fenómeno Trump al factor Trump y al trumpismo social

 



Carlos Ramírez

 

Desdeñado, repudiado, apartado casi con asco, sin espacios en medios, Donald Trump le quitó la mitad de los electores a los demócratas, al expresidente Barack Obama, al cártel de las encuestas, a los grandes y poderosos medios de comunicación, a los más prestigiados columnistas y editorialistas, al sistema electoral pensado para gobernar con una élite de grupos de interés y a todos los que predijeron que estaba derrotado antes de las elecciones.

Pero el problema no es personal o de victoria propia, sino que Trump volvió a dejar claro que existe una gran parte de la sociedad estadunidense que había sido desdeñada por el establishment demócrata-republicano y sobre todo la gran coalición Clinton-Bush-Obama que tenía el control del aparato de inteligencia y seguridad nacional y al complejo militar-industrial-mediático-tecnológico-corporativo-espionaje que había construido un Estado policiaco de control social, éste sí el verdadero fascismo estadunidense.

Como aquí se escribió desde 2016 en que apareció Trump como candidato incrustado en el Partido Republicano como un outsider del Estado de los poderosos grupos de intereses, el empresario era un verdadero desafío a las ciencias sociales. En dos ocasiones Trump se ha impuesto al aparato de poder que controlaba el Estado estadunidense desde el derrocamiento de Richard Nixon en 1974.

Y ahora existe el fermento de un trumpismo como corriente social entre los tradicionalistas y amafiados demócratas y republicanos.

--Una fuerza capaz de imponerse sobre el control de los grupos dominantes.

--Una mayoría silenciosa que engañó dos veces a medios y políticos tradicionalistas.

--Una nueva corriente social ajena a los intereses del Estado, del establishment de los medios corporativos que han controlado la opinión pública y que operaban como aparatos ideológicos del Estado demócrata-republicano.

--Una nueva agenda nacional que ya no pasa por las viejas promesas tradicionalistas que mantenía el modelo de concentración del ingreso en una élite de ricos.

--El fermento de un nuevo sistema representativo en donde los funcionarios en verdad representen a grupos sociales y no a grupos de intereses económicos y de poder militar.

--Un nuevo sistema de partidos fuera del control oligárquico que domina hoy al Partido Demócrata y al Partido Republicano. Trump abrió el camino para candidatos independientes dentro de los partidos vía elecciones primarias o sin pasar por los partidos y en contacto directo con la sociedad.

--Una nueva política de seguridad nacional no basada en el gasto militar para defender aliados, en el paraguas de dominación internacional y en la seguridad nacional de dominación de Estados, gobiernos y sociedades.

--Un nacionalismo social y económico que permita la reconstrucción del poder económico estadunidense.

--El fin de la democratización del mundo que convirtió a la Casa Blanca en la policía internacional para calificar, certificar y caracterizar validez de regímenes y gobernantes en función de intereses económicos.

--Y lo que estaría causando preocupación en el viejo establishment militar-empresarial-mediático-diplomático: una política exterior basada en el fortalecimiento de una política interior.

El análisis final de las elecciones tardará algunas semanas, una vez que se asiente el proceso electoral. Pero un dato queda como apunte importante: la complicidad de las élites republicanas de la familia Bush con los intereses del grupo de poder de los Clinton y los Obama expresado en lo que puede llamarse la traición de Bush en Texas y Florida, al operar a favor de Biden contra Trump. La victoria de Trump en esos dos estados derrotó los intereses de Bush y sus aliados del grupo de poder 9/11 que se apoderó del sistema militar, de seguridad y de espionaje.

Y en el mismo sentido, Trump aplastó a la comunidad demócrata-republicana de Clinton-Bush-Obama de servicios de inteligencia y seguridad nacional civiles, militares y privados, porque en septiembre casi quinientos funcionarios y exfuncionarios pidieron el voto por Biden para evitar la consolidación del nuevo enfoque de seguridad nacional y espionaje de Trump. A varios de los firmantes Trump los había despedido con deshonor por incompetentes y traidores.

Al margen del resultado oficial final que tardará unas horas, no podría hablarse de un trumpismo, pero si de grupos sociales liberados por Trump y orientados a la construcción de un sistema representativo que beneficie al ciudadano y no a los grupos de poder del establishment demócrata-republicano.

 

-0-

 

Política para dummies: La política tiene su peor veneno en la autocomplacencia tipo Obama.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

Canal YouTube: https://t.co/2cCgm1Sjgh

 

---30---

martes, 3 de noviembre de 2020

Contracolumna • PUEBLA SUMIDA EN UNA CRISIS POLÍTICA • BARBOSA, MANO DURA CONTRA LA BUAP

 



JOSÉ MARTÍNEZ M.

El estado de Puebla vive una de sus mayores crisis políticas desde la llegada de Miguel Barbosa al poder. En una guerra abierta que atenta contra la autonomía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Barbosa ha criminalizado a la máxima casa de estudios de ese estado.
Producto de la ingobernabilidad y la violencia que azota al estado, en el pasado mes de febrero, la víspera de la pandemia, 120 mil estudiantes de diferentes universidades salieron a las calles a protestar en una manifestación sin precedentes, desde el movimiento estudiantil de 1964, para protestar por el asesinato de tres jóvenes estudiantes universitarios.
Barbosa desdeñó las protestas estudiantiles y lejos de atender las demandas, emprendió una campaña política y judicial en contra de la BUAP.
Ante el acoso y las amenazas de encarcelar al rector por oponerse a la injerencia del gobernador en la vida universitaria, el Consejo Universitario, que es la máxima autoridad de la BUAP, dirigió un desplegado a las más altas autoridades del país para llamar al orden legal al gobernador Miguel Barbosa. VER DESPLEGADO (https://www.e-consulta.com/assets/desplegado.pdf)
Durante 55 años la (1964/2019) la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla mantuvo una normalidad académica que le permitió sobreponerse a los acosos externos. Con la llegada de Barbosa al gobierno la BUAP comenzó a sufrir la injerencia del gobernador con el único propósito de apoderarse del control político de la máxima casa de estudios de la entidad.
Con Barbosa, la Universidad vive como en los peores tiempos del general Antonio Nava Castillo en cuyo gobierno el ambiente político era irrespirable, lo cual al final le costó su renuncia a la gubernatura.
La BUAP tiene una historia de reivindicaciones políticas. Como lo constata el movimiento de reforma universitaria de 1961, que derivó en la promulgación de la Ley Orgánica, en febrero de 1963, que reconoce la autonomía y el autogobierno de la Universidad, al Consejo Universitario como máxima autoridad, así como la libertad de cátedra e investigación.
La lucha universitaria de la pasada década de los sesenta se dio en defensa de la independencia de la Universidad respecto de la iniciativa privada, el clero y el Estado, así como la modernización y desarrollo académico de la misma.
Como hace 55 años la Universidad vuelve a ser agredida por un gobernador.
Miguel Barbosa, cuyo gobierno se ha caracterizado por la corrupción y los abusos del poder, que ameritan un juicio político contra el gobernador para que sea destituido y consignado por diversos delitos que van desde la agresión policial, la criminalización de la vida universitaria, la corrupción de su gobierno y los abusos de poder, que se reflejan en la renuncia de la mitad de los colaboradores de su equipo de gobierno en menos de dos años.
A lo largo de los años la BUAP se ha sobrepuesto a diferentes embates como la lucha entre gobierno e iniciativa Prida de 1972-1973 en contra de la Universidad y el Partido Comunista, la toma del edificio Carolina en 1976 y la crisis de 1989 siendo rector Samuel Malpica Uribe.
Ahora, ante los nuevos embates del gobierno de Barbosa la comunidad universitaria se apresta a dar una lucha más en defensa de su autonomía como repudio a los abusos del gobernador quien pretende apoderarse de la institución para imponer a un nuevo rector a su imagen y semejanza ante las lecciones para la renovación de las autoridades de la BUAP previstas en próximo octubre.
Sin argumentos legales y sin las atribuciones constitucionales el gobernador Barbosa ha manipulado al Congreso Local y a la Auditoría Superior del Estado para intervenir en los manejos presupuestales de la Universidad.
Las universidades públicas como la BUAP son sujetas del escrutinio público del Congreso federal y de la Auditoría Superior de la Federación y no de los gobiernos estatales como pretende imponer Barbosa.
Es por esa razón que la máxima autoridad de la Universidad, que es el Consejo Universitario dirigió un desplegado a las más altas autoridades del país (el presidente de la República, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, del Congreso de la Unión, la Auditoría Superior de la Federación, la Fiscalía General de la República y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos), para denunciar las atrocidades del gobernador Barbosa, en el que se señala entre otras cosas lo siguiente:
Toda vez que el ejercicio del gobierno local, encabezado por Luis Miguel Barbosa Huerta, atenta contra los derechos fundamentales de los poblanos, especialmente en materia de seguridad, certeza jurídica y libertad de pensamiento. Desde el más reciente cambio del Titular del Poder Ejecutivo, el Rector ha sido blanco del asedio, de la acción articulada y sistemática del gobierno local, incluso de órganos estatales que debieran ser autónomos e imparciales en su actuar, como la Auditoría Superior del Estado (ASE) y la Fiscalía General del Estado (FGE), cuyos titulares han emprendido acciones arbitrarias no sólo contra la cabeza de esta universidad, sino contra su familia. Ejemplo de ello es la persecución política que el Gobierno del Estado de Puebla ha emprendido contra el Rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Alfonso Esparza Ortiz y, por lo tanto, contra la propia institución educativa; la cual consiste principalmente en una manipulación de las instituciones del Estado para fabricar procesos judiciales sin fundamento, así como en el uso de un aparato propagandístico para afectar la imagen de nuestra máxima autoridad universitaria. Tenemos claro que todos estos hechos, como el propio Gobierno del Estado de Puebla lo ha manifestado en diversas comunicaciones oficiales, son represalias a la negativa del Rector para renunciar a su cargo y para entregar al Poder Ejecutivo estatal el control de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Hemos sido incluso testigos de declaraciones en las que el Gobernador Barbosa, asumiendo facultades exclusivas de la FGE, asegura tener pruebas de que el Rector Esparza ha participado en operaciones de desvío de recursos. Más aún, el Ejecutivo estatal se ha atrevido a asegurar que en la Universidad ha detectado desvíos hasta por 1,000 millones de pesos; es decir, un monto que habría dejado inoperante a una institución que, en los hechos, ha alcanzado, e incluso superado, todos sus objetivos académicos. Cuando se juzga sin mediar un juicio o resolución conforme a derecho es condenar a priori por un interés o predisposición personal. Las mencionadas denuncias, difundidas irregularmente por la ASE a través de redes sociales, en clara violación a la presunción de inocencia, se interpusieron además sin que el órgano auditor hubiera iniciado su facultad de revisión y, por lo tanto, sin que hubiera existido un proceso de confronta con el ente obligado, como lo establece el marco jurídico de la actividad de auditoría. Prueba de lo anterior son las denuncias que la Auditoría Superior del Estado anunció contra el Rector Alfonso Esparza, por presuntamente obstaculizar la revisión de una Cuenta Pública, cuando la mencionada revisión era a todas luces ilegal; primero, por considerar una gestión financiera de sólo 11 meses del año 2019 y, después, por pretender revisar los recursos autogenerados por la BUAP y los correspondientes a pardas federales; estos últimos competencia exclusiva de la Auditoría Superior de la Federación.

EE. UU. 2020 (5). Trump interrumpió geopolítica Bush-Obama post 9/11

 

 


Carlos Ramírez

 

Detrás de la campaña personal del establishment demócrata-republicano para impedir la reelección de Donald Trump no se localiza un enfoque decente de la política ni la defensa de la supuesta democracia, sino el intento de regresar la estrategia de seguridad nacional estadunidense al modelo imperial definido por George Bush Jr. y Barack Obama en sus programas oficiales de seguridad nacional.

En este contexto debe leerse también la carta abierta de casi quinientos funcionarios de la comunidad de inteligencia y seguridad nacional de los últimos treinta y cinco años --desde Reagan hasta los despedidos por Trump-- denunciando que Trump había abandonado los principios de la geopolítica estratégica de la Casa Blanca basados en la guerra, el posicionamiento territorial en el mundo y la lucha antiterrorista como eje del imperialismo del complejo militar-industrial-mediático.

La comunidad neoconservadora posterior a los ataques terroristas del 2001 fue delineada por el presidente Bush en su Estrategia de Seguridad Nacional 2002: “la defensa de la Patria y la defensa basada en misiles forman parte de la seguridad mayor y son prioridades esenciales para los EE. UU.” Con esos principios logró Bush Jr. el apoyo y aval de los demócratas en el congreso, entre ellos el voto de los senadores Barack Obama y Hillary Clinton a favor de la invasión a Irak en 2003 basados en inteligencia falsa inventada por el MI6 de Inglaterra y la CIA norteamericana.

A pesar de usar como engañifa el discurso de Berlín en su campaña electoral en 2008 a favor de la nueva paz sin misiles ni marines, Obama refrendó los principios del modelo de Bush Jr. y sus estrategas encabezados por el perverso Dick Cheney y los halcones reaganianos, puso como secretaria de Estado a Hilary Clinton por su perfil guerrerista. Por cierto, entre los halcones de Bush Jr. estaba John Bolton, que fue consejero de seguridad nacional de Trump y salió despedido por tratar de imponer su modelo bushiano-obamista de seguridad estratégica imperialista.

Aunque Trump aprobó su Estrategia de Seguridad Nacional 2017 con los mismos principios de Bush Jr. y Obama, en los hechos desactivó la diplomacia de las cañoneras, se salió de la lógica guerrerista en el medio oriente, dialogó con el líder comunista de Corea del Norte y busco entendimientos con el ruso Putin y el chino Xi Jinping, contrariando a la comunidad de los servicios militares y civiles del conservadurismo militarista.

La historia más completa y ampliada del modelo de diplomacia militarista de los neoconservadores del periodo 2001-2003 la cuenta el analista Alex Callinicos en su libro Los nuevos mandarines del poder americano (Alianza Editorial, 2003). La elección de Obama, el papel militarista de Hillary Clinton y su candidatura presidencial en 2016 desdeñando al pasivo Joe Biden y la victoria de Trump en 2016 por encima de los poderes fácticos del complejo militar-industrial--mediático del nuevo establishment estadunidenses completan el cuadro político para entender las razones de la campaña concertada para derrotar a Trump en la reelección y regresar a los EE. UU. al modelo imperial conquistador tipo Imperio Romano.

Por tanto, las acusaciones de racismo, mala educación y agresividad contra Trump quieren aplastar el hecho de que cuando menos el 45% de los estadunidenses apoya el modelo de Trump que ha marginado las invasiones, las guerras y el papel de superpolicía para centrarse en la economía. La política migratoria de Trump responde a las demandas de los estadunidenses caucásicos e hispanos que no quieren invasiones de migrantes para competir por las pocas plazas y la política exterior se basa en que el terrorismo es una respuesta de las comunidades árabes radicales contra la presencia estadunidense en territorios árabes para imponer una democracia tipo estadunidense.

La alianza de operadores y seguidores de Bush con operadores y seguidores de Obama contra Trump responde, en consecuencia, a su exclusión del modelo imperial de Trump para buscar el regreso de los viejos imperialistas tipo Reagan, Bush Sr., Cheney y Hillary Clinton. En este sentido, la elección presidencial de hoy martes redefinirá el papel imperial de los EE. UU. entre las cañoneras o el del dólar y el comercio.

 

-0-

 

Política para dummies: La política sólo define posiciones estratégicas de seguridad nacional de grupos de poder.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

Canal YouTube: https://t.co/2cCgm1Sjgh

 

---30---

lunes, 2 de noviembre de 2020

EE. UU. 2020 (4). No, no se trata de democracia, sino de república imperial

 

 

Carlos Ramírez

 

El discurso liberal sobre la democracia estadunidense ha sido comprado, en arrinconamiento filosófico, por el centro liberal y la izquierda socialista de los EE. UU. y de fuera. Pero no, nada indica que los EE. UU. sean un sistema democrático. Si acaso, la única herencia democrática sea el Estado de derecho, pero ya pervertido por el mismo derecho, los grupos dominantes de poder y la ideologización de las leyes.

En el lenguaje político cotidiano en los EE. UU. se refieren al país como “la Unión”, sin reconocer que, en estricto sentido, es una república. El sistema representativo popular de la Revolución Francesa ha sido suplido por el modelo legislativo de grupos de interés que pagan para imponer legisladores y que luego cobran favores. La función central del presidente es la seguridad nacional basada en el instrumento de coerción militar nuclear, en subir y bajar impuestos por razones electorales, en mantener el modelo imperial de exacción de recursos y riquezas de otras naciones y en la explotación del débil por razones de pobreza, de raza o de producción.

Los presidentes no ejercen el poder para servir al pueblo, como reza la máxima lincolniana incumplible. Su tarea es la de administrar los intereses dominantes y sus grupos de lobistas que representan los poderes reales fácticos. Aquí lo hemos dicho y por la elección hay que repetirlo:

--En 1956 C. Wright Mills estableció la existencia de tres poderes reales: económico, político y militar. “las demás instituciones parecen estar al margen” y “en ocasiones debidamente subordinadas a ésas”. Sus brazos operativos son claros: las grandes sociedades anónimas, la institución militar, el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Las instituciones religiosas, educativas y familiares son “zonas descentralizadas” moldeadas por los intereses económicos, políticos y militares.

--En 1967 G. William Domhoff se preguntó ¿Quién gobierna Estados Unidos?, encontró un dominio vertical de élites de poder y su lista de poderes reales es precisa: las grandes empresas y sus intereses determinados por la tasa de utilidad, la Fundación Ford, la Rockefeller, la Carnegie Co., la Lilly Endorsement, el Pew Memorial Trust, la Dandforth Foundation; las asociaciones; el Consejo de Relaciones Exteriores, la Asociación de Política Exterior, el Comité de Desarrollo Económico, el Consejo de Asesores de Negocios, el National Advertising Council y la National Association of Manufacturers. Las oficinas de finanzas de los partidos Demócrata y Republicano que ocultan ingresos de sectores de poder; los militares, la CIA y el FBI, entre los más importantes.

--En 1980 Leonard Silk y Mark Silk publicaron su investigación The american establishment para enlistar los grupos que “dan forma” a la sociedad americana: la Universidad de Harvard, el The New York Times, el The Washington Post, la Fundación Ford, el Brookings Institution, el Consejo de Relaciones Exteriores y los partidos políticos.

--Y quien pudo resumir en un concepto el modelo de los EE. UU. fue el sociólogo francés Raymond Aron en 1973 con su investigación La república imperial a partir del estudio sobre el papel de dominación, control y hegemonía de la política exterior desde su papel clave en la segunda guerra mundial contra la amenaza nazi y luego contra el imperio comunista soviético. La fuerza nuclear posicionó a los EE. UU. como el eje rector del capitalismo mundial contra el comunismo soviético y a partir del poder político imperial, del señorío del dólar y del armamento nuclear quedaron los EE. UU. como la única potencia global.

En este sentido, las elecciones presidenciales en los EE. UU. desde su fundación y la presidencia de George Washington han servido para refrendar el papel imperial de los EE. UU. y sus intereses por encima de las relaciones internacionales, de las soberanías inexistentes y de las economías locales. Por eso los presidentes más imperialistas fueron los demócratas Kennedy, Carter (a su pesar), Clinton y Obama y, por ello, resultaron peor que los republicanos.

Biden, por tanto, no sería el presidente de la democracia del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, sino el jefe del imperio estadunidense que Obama y Trump (reeligiéndose o perdiendo), en sus contradicciones, lograron fortalecer.

 

-0-

 

EE. UU. a horas de las elecciones presidenciales. Biden se desmoronó y Obama tuvo que tomar su lugar como candidato informal a la presidencia.

 

-0-

 

Política para dummies: La política es el realismo del poder, como lo enseñó Machiavelli.

 

http://indicadorpolitico.mx

indicadorpoliticomx@gmail.com

@carlosramirezh

Canal YouTube: https://t.co/2cCgm1Sjgh

 

---30---