miércoles, 8 de julio de 2020

Contracolumna AMLO Y LA MAFIA DEL PODER EN LA CASA BLANCA



JOSÉ MARTÍNEZ M.

Por la Casa Blanca pasan todos los representantes del Smart Money. Los barones del dinero sagaz. Los hombres que huelen y saben dónde está el dinero. Lo mismo ocurre en Palacio Nacional donde la crema y nata del dinero sagaz acude en pleno a las convocatorias del Presidente.
En su encuentro con Donald Trump, Obrador se hace acompañar por un séquito de los representantes del Smart Money. Los hombres que él nombró como los representantes de la Mafia del Poder y que ahora forman parte de su rimbombante “Consejo Asesor”.
Personajes de la vida pública que ahora se desenvuelven en las antesalas y los pasillos del poder como auténticos centauros: mitad político – mitad empresarios.
Hombres inconmensurablemente ricos y poderosos que acumularon sus fortunas al amparo del poder. Apellidos ilustres que nos recuerdan que donde hay dinero hay dinastía.
En el lenguaje político se le conoce como la “cargada” cuando acuden en tropel los grupos que apoyan las aspiraciones políticas de algún candidato. Y en Washington ahora están encabezados por el presidente Obrador los barones del dinero para refrendarle su apoyo a Trump, cuya aspiración es reelegirse por un nuevo periodo de cuatro años.
¿Pero quiénes son esos personajes del Smart Money que acompañan a Obrador?
Carlos Slim Helú, Ricardo Salinas Pliego, Bernardo Gómez, Carlos Hank González, Olegario Vázquez Aldair, Carlos Bremer, Francisco González Sánchez, Daniel Chávez, Miguel Rincón, Marcos Shabot y Patricia Armendáriz.
La mayoría de este grupo de conspicuos personajes forma parte de la ‘nomenklatura’ –al estilo de la desaparecida Unión Soviética– que rodea al presidente Obrador y lo “asesora” en materia de inversiones. Es la elite que mantiene enormes negocios dentro y fuera del país.
Algunos de ellos han estado bajo la lupa del gobierno de Estados Unidos por malos manejos como fraudes financieros, negocios inescrupulosos e incluso hasta vínculos con el mundo del narcotráfico.
Por ejemplo, Carlos Slim –quien ininterrumpidamente desde el gobierno de Salinas ha sido un interlocutor del gobierno mexicano ante los Estados Unidos– ha actuado como una especie de “embajador” financiero, por esa razón Slim ha sido señalado como un benefactor gracias a sus conexiones políticas. Los investigadores del MIT, Daron Acemoglu y de Harvard, James A. Robinson, en su libro Por qué fracasan los países, señalan que Slim “en los momentos en los que se ha aventurado a ir a Estados Unidos, no ha tenido éxito. En 1999, su grupo Carso adquirió la empresa de distribución de productos informáticos CompUSA. En aquel momento CompUSA había acordado una franquicia con una empresa llamada COC Services para vender sus productos en México. Slim inmediatamente rompió ese contrato con la intención de establecer su propia cadena de tiendas, evitando la competencia de COC. Sin embargo, COC demandó a CompUSA en un tribunal de Dallas. No hay amparos en Dallas, así que Slim perdió, y le impusieron una multa de 454 millones de dólares”. El mensaje fue que las empresas deben respetar las reglas de Estados Unidos si quieren participar en el mercado estadounidense. Así, que cuando Carlos Slim estuvo sometido a las instituciones de Estados Unidos, sus tácticas habituales para ganar dinero no funcionaron.
Slim se hizo inconmensurablemente rico en la economía mexicana en gran parte gracias a sus conexiones políticas. Por eso mantiene su relación con el gobierno de Obrador a pesar del fracaso del malogrado aeropuerto de Texcoco, donde Slim y otros inversionistas no perdieron ni un centavo porque fueron recompensados por el presidente Obrador.
Otro caso especial es el de Ricardo Salinas Pliego y su grupo empresarial, quien gracias a sus contactos políticos con el presidente Salinas se hizo de la concesión de la televisora del Ajusco e incluso recibió un préstamo de decenas de millones de dólares de parte de Raúl Salinas para financiar la compra.
Salinas Pliego, el más cercano de los empresarios al presidente Obrador, ha protagonizado escándalos sin precedente en Estados Unidos.
En 2005 la Comisión de Bolsa y Valores (U. S. Securities and Exchange Commission) lo puso bajo su lupa por un fraude de 109 millones de dólares y lo exhibieron como non grato en Wall Street.
Salinas Pliego se convirtió en uno de los primeros ejecutivos acusados bajo la ley conocida como Sarbanes-Oxley, promulgada en el contexto de los escándalos de fraude empresarial cometidos por Enron, Worldcom y otras empresas que provocaron una de las peores crisis en la historia del sector financiero. Salinas Pliego protagonizó el primer caso mayor en donde un abogado se apega a esa nueva ley y denuncia maniobras irregulares y cuestionables de su propio cliente empresarial. Todo estalló cuando los propios abogados estadunidenses de Tv Azteca del poderoso bufete Akin-Gump cuestionaron la maniobra financiera de Salinas Pliego ante directivos de Tv Azteca, que amenazaron con informar a la SEC y luego renunciaron como consejeros legales de la empresa a fines de 2003. Cuando esta noticia fue divulgada por The New York Times resultó en una demanda civil por inversionistas minoritarios y nutrió la investigación de la SEC. Además de Salinas Pliego, la SEC demandó a Pedro Padilla Longoria, director de Tv Azteca, y a Luis J. Echarte Fernández, presidente de Azteca América y director financiero de Grupo Salinas.
En México, Salinas Pliego ha ocupado espacios en los medios por sus escándalos. Por ejemplo, documentos consultados por Proceso muestran que Salinas Pliego participó en la oscura trama de la venta de Grupo Fertinal, pero no sólo como acreedor, como ya se sabe. Mediante una complicada madeja de empresas fachada y testaferros, el magnate del Ajusco se hizo socio de la compañía de fertilizantes comprada por Pemex el sexenio pasado y fue uno de los principales promotores y beneficiarios de esa operación de compra-venta. Salinas Pliego siempre negó ser socio de Fertinal. Se limitó a reconocer que entre 2008 y 2015 Banco Azteca y Arrendadora Internacional Azteca –del Grupo Salinas– prestaron 406 millones de dólares a la empresa. A cambio, se quedaron con todos los bienes y las acciones de Covarrubias en prenda y se convirtieron en la “tesorería” de Fertinal, según los documentos consultados.
Carlos Bremer, comprador de la mansión del chino Zhenli Ye Gon, rematada en una subasta, es uno de los consentidos del presidente Obrador. Bremer de la Casa de Bolsa Value SA, una casa de corretaje en Monterrey, fue denunciado por manejar indebidamente decenas de millones de dólares en un fondo fiduciario administrado por Value, que fue invertido en papeles rusos. También su compañía obtuvo ganancias cobrando comisiones en las emisiones de certificados bursátiles y en la compra de bonos que contribuyeron al quebranto del fondo de pensiones del Isssteleón.
Bremer es cercano a los Clinton (Bill y Hillary), patrocinador de sus campañas políticas y fue él quien presentó a Carlos Slim con los Clinton.
Bernardo Gómez vicepresidente de Televisa ha actuado como un lobbista tanto en Estados Unidos como en México a favor de los intereses del consorcio mediático y es el interlocutor de Obrador con el yerno de Trump, Jared Kushner. El Grupo Televisa es el mayor beneficiario de la publicidad del gobierno de Obrador y en Estados Unidos distribuye sus contenidos a través de Univisión.
Televisa ha sido un instrumento de control político que se ha dado el lujo de poner y quitar presidentes. Obrador lo sabe y corresponde a los intereses de Televisa, donde ahora el tabasqueño es una estrella más.
En la lista de los acompañantes de Obrador en su visita a la Casa Blanca destaca su compadre Miguel Rincón, quien es el mayor fabricante de papel y productos de papel en México y América Latina y quien mantiene negocios con el gobierno de la cuarta transformación.
Destacan los empresarios de medios Olegario Vázquez Aldir cuyo clan se enriqueció inconmensurablemente al amparo del gobierno de Vicente Fox, también sobresale el presidente del grupo Multimedios Francisco González Sánchez quien opera a favor del gobierno de Obrador a cambio de canonjías y prebendas.
Pero el caso más cuestionable es el de Carlos Hank González, nieto del Profesor e hijo de Carlos Hank Rhon, cuya familia fue puesta bajo la lupa del gobierno de Estados Unidos por presuntos vínculos con el narcotráfico.
Anexamos aparte de este texto, la investigación del gobierno de Estados Unidos sobre los Hank en la denominada “Operación Tigre Blanco”.

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