viernes, 29 de mayo de 2020
BUENDÍA, PARECE QUE FUE AYER -- LA CONEXIÓN BARTLETT-ZORRILLA
jueves, 28 de mayo de 2020
¿Regresar a cuál normalidad? Los cuatro dilemas poscoronavirus
Carlos Ramírez
Presionado
por la economía estadunidense a la
que está atado, por el desempleo en
modo Calcuta de millones de trabajadores que no han recibido apoyo y por una
planta productiva que se pone en
funcionamiento o se destruye, la decisión gubernamental para regresar a la nueva-vieja normalidad
económica y social tendrá que resolver cuatro
dilemas:
1.- El dilema entre la salud o la economía.
Los datos reales de las afectaciones
de la pandemia a la planta productiva son peores
a los que se conocen y deberían obligar a las autoridades a cuando menos dos semanas de medidas drásticas de
confinamiento para romper los contagios, pero las presiones de las cadenas
productivas estadunidenses y el peligro de que la planta productiva parada pierda mercados van a llevar a la
decisión del regreso a la actividad
económica cuando aún no se ha
alcanzado el punto máximo de contagios. España, que aplicó medidas drásticas de
confinamiento autoritario, apenas
está viendo bajar el ritmo de fallecidos y contagiados.
2.- El dilema entre economía productiva o
economía subsidiada. Sin ningún tipo de apoyo, la economía de servicios y buena
parte de la economía industrial fue afectada
en su dinamismo por el desplome de la demanda, el desempleo obligatorio de
trabajadores y la competencia con otros países que ocuparon lugares mexicanos
en la proveeduría de bienes y servicios. El turismo y los servicios quedaron destrozados por falta de apoyo y su
reinicio será lento. Las expectativas de PIB de -8% a -12% tardarán en
recuperarse cuando menos 25 años. Los datos de que el 2021 se crecerá a 2% a
2.5% será sobre el hoyo recesivo de
2020. El gobierno federal regresará a la economía de subsidios que tenía antes
de la pandemia y que llevaron a un PIB de -0.1% en 2019 y previsible de -0.5% a
0.5% en 2020. La opción oficial era
la de economía de subsidios sociales no
productivos y no multiplicadores de
la demanda efectiva.
3.- El dilema entre mercado o Estado.
Anunciado desde su primera campaña electoral estatal en 1988, el modelo de
desarrollo de López Obrador fue siempre el Estado que había sido sustituido por el mercado en el modelo
neoliberal de Carlos Salinas de Gortari 1979-1994. En su campaña electoral de
2018 López Obrador anuncio el fin del neoliberalismo. Y buena parte de sus
decisiones presidenciales han sido en el escenario de la restauración del Estado como el eje de la economía. Sin embargo, el
modelo de Estado depende sólo de tres
claves: ingresos fiscales del doble
de los existentes, desarrollo tecnológico
para potenciar la competencia y empresas públicas
en el sector industrial basadas en la generación de utilidades y no quebradas
por subsidios.
4.- Y quizá
el dilema más importante:
regresar a la normalidad de un país hundido
en la improductividad que se enfilaba a tasas promedio sexenal de PIB de 1% a
2%, muy lejos del 4% promedio anual
anunciado de manera oficial o construir la normalidad prometida de un nuevo modelo de desarrollo posneoliberal imaginado
y no diseñado. Hasta ahora, con cuatro meses de coronavirus, no existe
ningún nuevo modelo de desarrollo posneoliberal ni ninguna definición del Estado productivo.
De acuerdo
con las cifras del INEGI, el PIB de 2019 y el del primer trimestre de este año
se salvó por el sector primario, el
agropecuario, pero con sectores industrial y de servicios sin incentivos y atorados por el desmoronamiento de la demanda.
Para crecer a tasas anuales del PIB arriba
del 2.2% promedio de los últimos años se requiere una planta productiva
renovada o reconvertida, una política efectiva
de fomento industrial y sobre todo un nuevo modelo de desarrollo.
Ahí está el
eje de todos los dilemas: regresar a
la normalidad de antes o construir una nueva.
-0-
Batallas burocráticas. Justo en
el momento en que el Tren Maya depende de negociaciones con grupos indígenas
para evitar otro Atenco, presiones dentro del gabinete quieren desplazar a
Ricardo Peralta, el subsecretario de Gobernación experto en negociaciones in extemis. El expediente de aduanas que
lo tuvo seis meses se ha enredado en fuego
amigo, al grado que su sucesor tiró
la toalla por la complejidad del tema. Peralta ha sido eficaz en apagar
fuegos conflictivos y tiene ante sí el del Tren Maya, una de las joyas del sexenio que se puede ahogar en
tribunales.
Política para dummies: La
política, al final del día, decide entre soluciones malas o soluciones peores.
@carlosramirezh
---30---
No es desorden, sino amalgama babélica de ideas y movimientos
Carlos
Ramírez
Como se predijo
desde la configuración de Morena no
como partido, sino como movimiento de movimientos sociales, el tiempo está
llegando a la agenda de la 4T: el
presidente de la república está gastando
más tiempo y capital político en negar
propuestas de los militantes de Morena con las cuales eventualmente pudo
coincidir, pero con la certeza de que carece
de una base militante heterogénea.
La reciente
propuesta de indagar la riqueza de
las personas fue uno de los indicios de que el grupo del viejo Partido
Comunista Mexicano y sus aliados anticapitalistas están percibiendo el agotamiento de los tiempos de cambio.
El ideólogo de ese grupo es el exlíder de la Juventud Comunista, Pablo Gómez
Alvarez, quien en la ultima propuesta de PCM en 1988 planteó la expropiación de Televisa, la nacionalización de la
industria farmacéutica y una reforma fiscal contra la riqueza.
No son todos,
pero hasta ahora se pueden identificar los diferentes
movimientos internos de Morena:
--Los
lopezobradoristas que van donde el líder diga.
--Los
comunistas del PCM.
--Los
anticapitalistas.
--La izquierda
coalicionista que se unió al PCM y dio luz al PSUM y al PMS.
--Los experredistas.
--Los
expriístas.
--Los
expanistas.
--Los
progresistas que pulularon como abejas sombre muchas flores.
--Los líderes
de movimientos sociales que viven del asistencialismo y que operan control de
masas.
--Los
revolucionarios de membrete que se forjaron viendo las revoluciones
guerrilleras de América Latina, pero que se aliaron con la policía política de
Zedillo para traicionar al EZLN y que hoy ven en López Obrador al líder del
amanecer una revolución socialista-marxista.
--La élite del
primer círculo de poder de Palacio Nacional que se dinamizó alrededor de López
Obrador y que tiene a su cargo la funcionalidad del gobierno, pero sin llegar a
ser ni politburó ni comité central.
--La élite de
funcionarios de alto nivel que dejo de tener espacio en los gobiernos del PRI y
del PAN y que se salió para encontrar acomodo en el PRD y ahora en Morena.
--Los grupos
sociales que se mueven en función de programas asistencialistas, que tienen
lealtad asegurada y que mantendrán la base militante de López Obrador.
--Los
infaltables funcionalistas con experiencia de gobierno que se adhirieron al
lopezobradorismo por la puerta de un cargo público, pero que sólo se
representan a sí mismos.
--Y la
pluralidad de votantes con o sin partido que vieron en López Obrador la ultima
oportunidad para terminar sólo, y nada más, con la corrupción.
No se trata de
una estructura novedosa. Todos los
partidos y liderazgos tienen una diversificación
de bases; el PRI la convirtió en línea verticalista marcada por la sumisión, el
PAN perdió sus bases y el PRD ni a bases llegó.
La diferencia de los partidos de 1929 a
2018 radica en que Morena no ha
derivado en un partido tradicional y se ha quedado, por decisión propia, en un
movimiento de movimientos, lo que
centralizaría el liderazgo en López Obrador, aunque sin disolver la fuerza de sus organizaciones sobre todo
ideológicas.
En este
escenario de la desarticulación interna
de Morena y la falta de caminos de entendimiento con el poder presidencial
morenista se verá un incremento de
presiones de grupos para empujar agendas de coalición, pero que el presidente
de la república no considera viables
en sus tiempos de poder.
Lo que viene en
Morena es un proceso ya en marcha de definición
de lealtades y alianzas, las primeras sometidas y las segundas preparado su
participación con agendas propias en
las elecciones legislativas y de quince gubernaturas del 2021. El primer año de
la próxima legislatura verá una tensión
entre los movimientos y el presidente de la república que no se resolverán en una conferencia mañanera.
-0-
80 grados. El boletín sobre el COVID-19
de la UNAM y la Facultad de Medicina es gráficamente inobjetable. México se
encuentra en el grupo de países en emergencia roja: la línea no es aun curva
sino angular y tiene una inclinación de 80 grados, a 10 de la vertical. Y no
baja. Ni bajará pronto. El boletín pone a México en los países “lejos de
controlar la primera ola de la epidemia”. Y frente a esta evidencia de la
UNAM-FM, no hay López Gatell que valga.
Política para dummies: La política es el juego de la tensión dinámica. Gana
quien empuja más.
@carlosramirezh
---30---
miércoles, 27 de mayo de 2020
La Contra Columna MARCELO EBRARD Y LA IZQUIERDA FICTICIA
JOSÉ MARTÍNEZ M.
–A la izquierda ya se la llevó la chingada y no hay proyecto de país, me dice
Marcelo Ebrard mientras engulle unas galletas danesas de mantequilla dispuestas
en un platón de cerámica que dejó sobre la cubierta del escritorio de madera
una de sus asistentes. Son las once de la mañana y Marcelo llega puntual a la
cita para tomar “un cafecito” y “platicar”. Menos mal que el café era de grano,
fuerte y de buen sabor, como me gusta. Lo disfruté.
Alfonso Brito quien desempeñó las tareas de vocero del gobierno de la ciudad
encabezado por Ebrard me llamó por teléfono. Me dice: “Marcelo te espera el
viernes 21 de diciembre a las once a eme en su oficina particular de Alfonso
Reyes número cien”. Me anticipé 15 minutos para encontrar un lugar donde
estacionar mi auto. Lo dejé a unas calles debajo de la sombra de un fresno, muy
cerca de un liquidámbar, de esos que pintan sus hojas en otoño, aunque ese día
comenzaba el invierno. Nueve días antes, el mero día de las ‘lupes’ del 2012
nacieron sus mellizos Ivanna y Julián, producto de su matrimonio con Rosalinda
Bueso Asfura.
Peña Nieto cumplía sus primeros veinte días en el poder, los mismos que Ebrard
tenía de haber concluido su gestión en medio de duros señalamientos por
presuntas irregularidades en la línea 12 del Metro. La obra más costosa en la
historia del sistema de transporte público, la más cara en su construcción y
mantenimiento y la que menos personas transporta.
Vendrían días difíciles para Marcelo. Fue traicionado por una buena parte de
sus colaboradores, le cedió la candidatura presidencial a Obrador y no le quedó
más remedio que pintar su raya y salir del país porque el presidente Peña ya
estaba enterado de la filtración de información sobre la llamada Casa Blanca
que detonaría en un escándalo mediático y político, que finalmente le restó
fortaleza a su triunfo y desacreditó, de paso, a su gobierno, sumido en uno de
los episodios más corruptos en la historia del país.
Mi propósito era mantener un diálogo abierto con Ebrard para la elaboración de
un perfil biográfico con miras a las elecciones de 2018, en el entendido de que
Obrador se retiraría tras dos rotundas derrotas electorales, la de 2006 y la de
2012.
El escritor Carlos Fuentes y Carlos Monsiváis eran partidarios de que Ebrard
fuera el candidato presidencial para el 2012. El PRD se dividió. Cuauhtémoc
Cárdenas le dio un voto de confianza a Obrador. Monsiváis se murió en 2010 y
Fuentes casi dos meses antes de la elección.
Obrador perdió y como la derrota es huérfana y la victoria tiene muchos padres,
el tabasqueño terminó como un apestado. Y, como el hubiera no existe, muchos no
aceptaban el fracaso: “Si Marcelo hubiera sido…” Pues no. Y punto.
Marcelo se desterró. El PRD sucumbió. Obrador traicionó al partido, se fue sin
despedirse y comenzó a crear su propio engendro. En noviembre de 2014 Cárdenas
renunció al partido y en su carta de despedida señaló: “Mantenemos profundas
diferencias en las visiones de cómo enfrentar los problemas internos del
partido, en particular las medidas que deben adoptarse para recuperar la
credibilidad de la organización y de manera especial de sus dirigentes ante la
opinión pública, indispensables para lograr un reposicionamiento como una verdadera
opción política de carácter y alcances nacionales”.
Días antes de la renuncia de Cárdenas, estalló el escándalo de la Casa Blanca
de Peña Nieto. En noviembre de 2014 en el portal Aristegui Noticias apareció la
información del libro sobre la opulenta propiedad de la familia presidencial,
que de manera concertada se hizo público con otros medios mexicanos (la revista
Proceso y el periódico La Jornada) y con medios internacionales anglo (The Wall
Street Journal, The New York Times, The Guardian y The Economist).
Meses antes, Obrador había obtenido del INE (9 de julio de 2014) el registro de
Morena. Al tabasqueño le ganó la ambición, quería ser el dueño de su propio
partido. Cárdenas lo tomó como una traición. Y Porfirio Muñoz Ledo volvió a
traicionar a Cárdenas, como lo hizo en el 2000 al renunciar su candidatura
presidencial por el PARM para sumarse a la campaña de Fox quien luego de su
triunfo lo nombró coordinador de la comisión de estudios para la reforma del
Estado.
Con el surgimiento de Morena –un partido que nació con una declaración de
principios confusa y sin declararse de izquierda sino nacionalista– Obrador
preparó una campaña a la que se fueron sumando lo mismo miembros conspicuos del
yunque, que personajes de la ultraderecha, expriistas, excomunistas,
evangelistas, ladrones y hasta asesinos. De todo, como en botica. Un partido
salchicha, con todos los desperdicios de la política.
Marcelo tenía razón. A la izquierda se la llevó la chingada y con Obrador no
hubo proyecto de país. Cuando Obrador obtuvo su triunfo presento un mamotreto
de proyecto con 50 puntos de austeridad y anticorrupción.
La Cuarta Transformación era un simple enunciado. Ahora ya no se habla de
Transformación, se habla de “revolución”.
Si se trata de una “revolución”, suena más a un auto-golpe de Estado. Las
revoluciones las hacen los pueblos, desde el poder se construyen tiranías.
Ahora Obrador declara a su gobierno como de “izquierda”. La izquierda ahora son
Ebrard, Monreal, Noroña, Yeidckol, Padierna, Bejarano, Sheinbaum, Mario Delgado,
Bartlett, Ackerman, Sanjuana, Salgado Macedonio, Barbosa.
El año pasado se cumplió el centenario del desaparecido Partido Comunista
Mexicano, y nadie lo recordó.
Simplemente porque la izquierda no existe.
La misma izquierda abandonó el leninismo. Recuerdo los enconados debates del
XIX Congreso del PCM en 1981, cuando el partido optó por seguir los
lineamientos del eurocomunismo, dejando atrás la línea pro-soviética.
La izquierda mexicana sucumbió con el nacimiento del PRD. De hecho, el Frente
Democrático Nacional la devoró.
A partir de la década de los sesenta la izquierda comenzó su transformación
hasta llegar a su desaparición.
En 1960 en el XIII Congreso del PCM se postuló la “revolución democrática de
liberación nacional”, luego en 1967 en el XV Congreso se postulaba la
“revolución democrática, popular y antiimperialista”; en 1973, el XVI Congreso
y en 1977 el XVIII Congreso la referencia era la “revolución democrática y
socialista”. Al finalizar la década, el PCM priorizaba la lucha democrática,
abjuraba de la “dictadura del proletariado” y el “internacionalismo
proletario”, afirmaba su independencia con respecto del movimiento comunista
internacional, encabezado por el Partido Comunista de la Unión Soviética
(PCUS), y adoptaba una política de alianzas que buscaba sumar a las clases
medias, los grupos emergentes, los jóvenes y las mujeres.
No, Marcelo no se refería a nada de eso, cuando él dijo que a la izquierda se
la había llevado la chingada y que no existía un proyecto de país, se refería
seguramente al regreso del PRI y a pensar que el triunfo de Obrador seguiría
siendo una utopía.
Se equivocó. Llegó Obrador al poder sin un proyecto de país y sin un partido de
izquierda. Pero eso sí, al país se lo está llevando la chingada.
25% de familias con empleo formal y salario remunerador
Carlos
Ramírez
La clave de la felicidad se localiza, como
punto central, en el trabajo con
prestaciones sociales y salario remunerador; es decir, que el trabajo sea
fecundo, creador y genere dicha y
bienestar para el trabajador y su familia.
Las cifras oficiales ya con el costo de
desempleo por el frenón productivo
provocado por el coronavirus daría cifras que representan el desafío para tener un PIB alto y cuando
menos recuperar algo de lo perdido, sin que haya espacio para generar nuevo empleo formal:
--De la
población económicamente activa de 57.3
millones de trabajadores, la mayoría
--el 57%, 32.1 millones-- lo hace en el sector informal, es decir, sin
seguridad social, ni salarios oficiales, ni prestaciones sociales; sin
felicidad, pues.
--La tasa de
desempleo oficial de 3.5% del INEGI
representa dos millones de personas;
a ellas se deben debe agregar un millón
más de desempleados forzados por el virus en las cifras hasta abril --se
sumarán cientos de miles más en el segundo trimestre--. Y hay que sumar 1.3 millones de mexicanos que se
incorporarán en este año a la población económicamente activa por primera vez y
no encontrarán empleo. Por tanto,
hasta ahora se prevé un desempleo de 4.3
millones de personas en este año, casi el 9%.
--En términos
reales, sólo el 47% de la población
trabajadora se encuentra en situación de empleo formal. Y del total de la PEA,
sólo el 25% tiene salarios arriba de
cinco salarios mínimos.
En un análisis realizado en 2014 para definir
los derechos del consumidor, la Procuraduría Federal del Consumido estableció
los tres rangos de las clases
sociales en México:
--Baja: 60%, con baja-baja de 35% y baja-alta de 25%.
--Media: 34%, con media-baja de 20% y media-alta de 14%.
--Alta: 6%, con alta-baja de 5% y alta-alta de 1%.
Estas cifras
revelan la injusta y polarizada
distribución de la riqueza en México: la clase más baja es de 35% del total de la población, casi un
tercio del total, y la clase más alta es de 1%, apenas 1 millón 250 mil
personas, de los 125 millones de mexicanos.
El problema de
México no es el PIB como la suma anual de los bienes y servicios, sino de distribución de la riqueza. Por valor
del PIB, México ocupa el lugar 15
entre todos los países del mundo, pero baja
al lugar 75 en PIB per cápita o el
total de valor del PIB dividido entre el número de habitantes. Justamente el
PIB per cápita es el indicador mundial del bienestar.
En cifras del
profesor Arnulfo R. Gómez la participación
del PIB de México en el ranking mundial ha bajado del 2.65% en 2001 a 1.45% en
2018 México, pese al Tratado de Comercio Libre; y el lugar de México en la
lista de países por PIB per cápita también ha disminuido: del lugar 41 al lugar 74.
El desafío de
lograr la reversión de la actual distribución de la riqueza de 80% para ricos y
20% para pobres a una distribución de 80% para pobres y 20% para ricos exige
una política de Estado para la
redistribución de la riqueza por lo menos durante 15 años.
En un libro La economía de las desigualdades, Cómo
implementar una redistribución justa y eficaz de la riqueza, publicado en
2008, el economista francés Thomas Piketty --vuelto famoso por sus libros sobre
el capital como riqueza y no como eje del marxismo-- establece dos formas de redistribución de la
riqueza:
--La pura: “se adapta a las situaciones en
que el equilibrio del mercado es eficaz, sí, en el sentido de Pareto; es decir,
cuando es imposible reorganizar la
producción y la asignación de los recursos de manera en que todo el mundo gane,
pero a la vez las consideraciones de
pura justicia social requieren una redistribución desde los individuos más
favorecidos hacia los que son menos”.
--La eficaz: “situaciones en que imperfecciones del mercado requieren intervenciones directas en el proceso de producción, que simultáneamente permiten
mejorar la eficacia paretiana de la asignación de los recursos y la equidad de
su redistribución”.
En este
sentido, la redistribución justa y
eficaz de la riqueza para lograr la felicidad
de el 80% de los mexicanos no propietarios que usan su fuerza de trabajo para
ingresos que le permitan la felicidad sólo
es posible al pasar de la mano invisible del mercado a la mano
redistribuidora del Estado.
-0-
Política para dummies: La política real es el mundo frío de los números,
@carlosramirezh
---30---
lunes, 25 de mayo de 2020
La Contra Columna: EZLN, OBRADOR Y LA FARSA DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN
JOSÉ MARTÍNEZ M.
No tengo el gusto de conocer al subcomandante Galeano (Marcos).
Admito mi admiración por su lucha. Me cimbró como a millones de mexicanos y ciudadanos de todo el mundo la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Estaba al pendiente de sus comunicados. Llegaban al periódico El Financiero –donde yo trabajaba– Los hacía llegar al mismo tiempo a la revista Proceso y a La Jornada. Estoy convencido que eligió El Financiero porque mi compañero y amigo Carlos Ramírez era el columnista más influyente y leído en todo México. Carlos traía de cabeza al gobierno y al presidente Carlos Salinas de Gortari.
Tras el cese al fuego, y a unos días de que se iniciara formalmente el diálogo de paz entre el EZLN y el gobierno, Marcos concedió una entrevista formal a periodistas de Proceso (Vicente Leñero), New York Times (Tim Golden) y El Financiero (Óscar Hinojosa). La conversación se realizó en la selva de Chiapas el 17 de febrero de 1994. Era la segunda entrevista que concedía el líder guerrillero.
Sólo una cámara, la de Proceso, fue autorizada ahí por el Sub para tomarle fotos desde cualquier ángulo.
Cuando le preguntaron al Subcomandante si él era el primer evangelista en encabezar una lucha armada, respondió en tono socarrón: “Dios me libre, no. Contra lo que dice Carlos Ramírez –y se vuelve para mirar a Oscar Hinojosa–: que me tomaron unas fotos en los servicios religiosos, quiero decir que el último servicio religioso en el que estuve fue cuando hice la primera comunión. Tenía ocho años. No he estudiado ni para Padre, ni para Papa, ni para Nuncio Apostólico”
La primera entrevista que Marcos concedió fue a un grupo de periodistas entre los que se encontraba Epigmenio Ibarra y Phillipe de Saint Phalle, el camarógrafo que fue el primero en tomar imágenes del levantamiento la mañana del 1 de diciembre.
Según ha contado Epigmenio Ibarra TV Azteca por órdenes tajantes de Ricardo Salinas Pliego se negó a transmitir la entrevista. Epigmenio le pidió a su amigo y socio Carlos Payán su intervención para publicar la entrevista. Payán fue con Don Joaquín Vargas, de MVS y respaldó a Payán: 'por mis huevos esta entrevista se transmite'. Así pasó al aire por Multivisión en el programa especial que se llamó 'Chiapas, la historia a fondo'". A su vez, Carlos Fuentes también apoyó la difusión, tomó el teléfono y le habló a gente de CNN Internacional, mientras que Juan Luis Cebrián, del periódico El País habló con Canal Plus de España y Canal Plus de Francia. Y todos pasaron la entrevista simultáneamente.
Después vino la famosa entrevista de Julio Scherer García que inició con una llamada a las 11 de la noche del viernes 9 de marzo de 2001, al teléfono de la Dirección de Proceso. En la madrugada del día 10 se realizó la insólita entrevista aprovechando la visita del Subcomandante en su gira por el Distrito Federal luego de tomarle la palabra al presidente Vicente Fox. El viaje de la caravana zapatista tenía como propósito para demandar la aprobación en el Congreso de las reformas constitucionales que garantizaran los derechos de los pueblos indígenas.
La entrevista se llevó a cabo en el patio del convento anexo a la Parroquia de la Asunción de María, donde pernoctaba la caravana del EZLN, y se transmitió en vivo por Televisa.
Scherer inició el diálogo con la siguiente pregunta:
—¿Qué se hace, qué se dice, a quién se reza cuando se ha llegado a donde usted ha llegado, tan aborrecido, tan temido, tan admirado, tan único?
—Nosotros pensamos que se ha construido una imagen de Marcos que no corresponde con la realidad, que tiene que ver con el mundo que se maneja en los medios de comunicación, que ha dejado de tener interlocución con la gente y ha decidido tener interlocución con la clase política. En ese sentido, los medios ya no están preocupados por lo que pida la mayoría de la gente, sino que, de una u otra forma, se retroalimentan porque en el proceso de transición el gran elector se ha convertido en el medio de comunicación. Su capacidad de influencia en la toma de decisiones, su capacidad de decidir el rumbo del país, incluso marcando ritmos en la transición, ha dado a los medios de comunicación un poder sobre el que no han reflexionado, y, en ese sentido, lo que tocan los medios de comunicación lo transforman…
Dos años después lo bellamente onírico ocurrió. El viernes 28 de febrero de 2003 uno de mis jóvenes asistentes me llamó eufórico: Maestro, el Subcomandante Marcos te cita en un comunicado hoy. Ver enlace (https://www.jornada.com.mx/2003/02/28/008n1pol.php…)
En efecto, Marcos había leído dos de mis libros: Las enseñanzas del Profesor y Carlos Slim, Retrato Inédito y me citaba a propósito de las relaciones de Obrador y Carlos Slim. Sentí una profunda satisfacción al saber que un personaje al que yo admiraba se refiriera a mi trabajo periodístico. En ese comunicado Marcos le ponía una tunda al Pejelagarto por su servilismo con el magnate.
Hace unos días cuando escribí la Contracolumna de Obrador y los Enfermos me llamó un fotógrafo que leyó el texto y me confió: Pepe hay cosas que debes saber y que son muy delicadas: cuando Zedillo ordenó que se identificara la verdadera identidad de Marcos para detenerlo, Epigmenio Ibarra vendió al ejército un video para ubicar el lugar donde se encontraba el Subcomandante. Me quedé helado. Hoy al amanecer leí el texto de Héctor Aguilar Camín publicado en el periódico Milenio sobre la “revolución” de la que habla Epigmenio Ibarra y menté madres y decidí escribir estas líneas.
No creo que a estas alturas Epigmenio tenga las agallas para poner un pie en territorio zapatista.
Lo sé y lo tengo muy claro: Marcos abomina a Obrador. Lo ve como un político despreciable.
Simplemente no se puede hacer una “revolución” detrás de un escritorio con fanfarrones como Epigmenio Ibarra, el gurú de Obrador.
La felicidad sólo es producto de la redistribución de la riqueza
Carlos
Ramírez
La fórmula de
la felicidad del pueblo sería la siguiente:
Felicidad= PIB+impuestos+gasto
social-corrupción
80% población
El problema de
la desigualdad social no tiene que
ver con su medición, sobre todo si en México hay datos certeros sobre la concentración de la riqueza, el
ingreso, el bienestar en el 20% de las personas más ricas.
En diferentes
ensayos sobre la distribución del
ingreso se tienen registro de la distribución del ingreso en 10 grupos de
familias conocidos como deciles. Esta
distribución del ingreso ha sido retomada
por la Encuesta Ingreso-Gasto que realiza el INEGI con bastante precisión.
La cifra
oficial de concentración del ingreso
en la encuesta de 2018 es muy explícita: el 20% de las familias más ricas tiene
el 49.4% del ingreso, en tanto que
el 80% restante se reparte el 50.6%
restante del ingreso. Como dato comparativo: en 1958, hace 60 años, el 10% de
las familias más ricas acaparaba el 49.3%
del ingreso nacional, contra 50.3%
del 80% de la población.
Los mecanismos
de distribución de la riqueza fueron
de 1934 a 2018, populistas, aún en
el largo ciclo del neoliberalismo 1083-2018; el decir, el Estado y su política
fiscal asumieron la tarea de dotar a
las personas de bienestar asistencialista. Pero la disminución de ingresos
fiscales, la burocratización y la corrupción fueron disminuyendo la disponibilidad de recursos para las políticas
sociales.
En economía se cuantifica el bienestar o la situación
de necesidades satisfechas aún de manera mínima en cinco indicadores básicos: vivienda, salud, educación, alimentación
y salarios. Pero el gobierno castigaba
salarios en aras de bajar presiones inflacionarias y convertía subsidios
básicos en salario no-monetario atado
a los intereses de los funcionarios sexenales del Estado que buscaban la dependencia social.
La clave del bienestar está en control
inflacionario, salarios remuneradores sin subsidios y posibilidades de ascenso
social. Las políticas asistencialistas cubren
necesidades muy-muy indispensables, otorgan como subsidios algunos beneficios
también mínimos y no garantizan el
escalafón social.
La felicidad es
un estado de ánimo no cuantificable,
porque hay pobres muy felices y ricos muy infelices. Y las condiciones de felicidad no tienen más que una forma de resumirse:
políticas de bienestar del Estado
financiadas con impuestos. El Estado acota
la riqueza acumulada y aumenta el bienestar en los pobres.
Más que
infeliz, México es un país con polarización
social: 80% de mexicanos viviendo con una a cinco carencias sociales y 12
personas con una riqueza de más del 12%
del PIB. Esta concentración de la riqueza ha sido aprobada y estimulada por el Estado con una política fiscal que no graba la riqueza.
El país más feliz del mundo es Finlandia. Una nota
del sitio web El Confidencial revela
que los finlandeses más ricos llegan a pagar el 53% de impuestos sobre su riqueza, lo que permite que el Estado tenga los servicios sociales más
amplios del mundo. La fórmula es sencilla: el Estado es la única instancia que puede equilibrar el bienestar y requiere de tres condiciones: impuestos cobrados a
los ricos y a los productores, infraestructura social integral e ingresos
fiscales suficientes, todo ello garantizada por la tasa mas baja de corrupción. La carga fiscal en
Finlandia es de 42.3% en tanto que
en México es de 17%; y Finlandia
tiene apenas 5.5 millones de
habitantes y México se acerca a 130
millones.
El estado económico
de la felicidad --en caso de existir-- sería producto del modelo Pareto: 80% de personas sin restricciones
sociales y 20% de marginados; hoy México está el revés. El modelo de PIF --Producto Interno de Felicidad-- dependerá de los mecanismos de distribución
de la riqueza para evitar la
concentración de la riqueza en el 20% de las familias y para modular la riqueza excesiva vía
políticas fiscales.
-0-
Minería. Con acuerdos firmes de
atención a la emergencia sanitaria, la minería regresa a la producción, luego
de un acuerdo del subsecretario federal de Minería con las principales
agrupaciones de trabajadores mineros. La minería proporciona casi tres millones
de empleos directos e indirectos, representa casi el 4% del PIB nacional y el
8% del PIB industrial. Los lideres sindicales Ismael Leija, Javier Villarreal y
Carlos Pavón pivotearon el compromiso y la urgencia de regresar a la producción
con normas estrictas de seguridad sanitaria.
Política para dummies: La política es el lenguaje que dice una cosa y quiere
decir otra.
@carlosramirezh
---30---