Carlos
Ramírez
Como se predijo
desde la configuración de Morena no
como partido, sino como movimiento de movimientos sociales, el tiempo está
llegando a la agenda de la 4T: el
presidente de la república está gastando
más tiempo y capital político en negar
propuestas de los militantes de Morena con las cuales eventualmente pudo
coincidir, pero con la certeza de que carece
de una base militante heterogénea.
La reciente
propuesta de indagar la riqueza de
las personas fue uno de los indicios de que el grupo del viejo Partido
Comunista Mexicano y sus aliados anticapitalistas están percibiendo el agotamiento de los tiempos de cambio.
El ideólogo de ese grupo es el exlíder de la Juventud Comunista, Pablo Gómez
Alvarez, quien en la ultima propuesta de PCM en 1988 planteó la expropiación de Televisa, la nacionalización de la
industria farmacéutica y una reforma fiscal contra la riqueza.
No son todos,
pero hasta ahora se pueden identificar los diferentes
movimientos internos de Morena:
--Los
lopezobradoristas que van donde el líder diga.
--Los
comunistas del PCM.
--Los
anticapitalistas.
--La izquierda
coalicionista que se unió al PCM y dio luz al PSUM y al PMS.
--Los experredistas.
--Los
expriístas.
--Los
expanistas.
--Los
progresistas que pulularon como abejas sombre muchas flores.
--Los líderes
de movimientos sociales que viven del asistencialismo y que operan control de
masas.
--Los
revolucionarios de membrete que se forjaron viendo las revoluciones
guerrilleras de América Latina, pero que se aliaron con la policía política de
Zedillo para traicionar al EZLN y que hoy ven en López Obrador al líder del
amanecer una revolución socialista-marxista.
--La élite del
primer círculo de poder de Palacio Nacional que se dinamizó alrededor de López
Obrador y que tiene a su cargo la funcionalidad del gobierno, pero sin llegar a
ser ni politburó ni comité central.
--La élite de
funcionarios de alto nivel que dejo de tener espacio en los gobiernos del PRI y
del PAN y que se salió para encontrar acomodo en el PRD y ahora en Morena.
--Los grupos
sociales que se mueven en función de programas asistencialistas, que tienen
lealtad asegurada y que mantendrán la base militante de López Obrador.
--Los
infaltables funcionalistas con experiencia de gobierno que se adhirieron al
lopezobradorismo por la puerta de un cargo público, pero que sólo se
representan a sí mismos.
--Y la
pluralidad de votantes con o sin partido que vieron en López Obrador la ultima
oportunidad para terminar sólo, y nada más, con la corrupción.
No se trata de
una estructura novedosa. Todos los
partidos y liderazgos tienen una diversificación
de bases; el PRI la convirtió en línea verticalista marcada por la sumisión, el
PAN perdió sus bases y el PRD ni a bases llegó.
La diferencia de los partidos de 1929 a
2018 radica en que Morena no ha
derivado en un partido tradicional y se ha quedado, por decisión propia, en un
movimiento de movimientos, lo que
centralizaría el liderazgo en López Obrador, aunque sin disolver la fuerza de sus organizaciones sobre todo
ideológicas.
En este
escenario de la desarticulación interna
de Morena y la falta de caminos de entendimiento con el poder presidencial
morenista se verá un incremento de
presiones de grupos para empujar agendas de coalición, pero que el presidente
de la república no considera viables
en sus tiempos de poder.
Lo que viene en
Morena es un proceso ya en marcha de definición
de lealtades y alianzas, las primeras sometidas y las segundas preparado su
participación con agendas propias en
las elecciones legislativas y de quince gubernaturas del 2021. El primer año de
la próxima legislatura verá una tensión
entre los movimientos y el presidente de la república que no se resolverán en una conferencia mañanera.
-0-
80 grados. El boletín sobre el COVID-19
de la UNAM y la Facultad de Medicina es gráficamente inobjetable. México se
encuentra en el grupo de países en emergencia roja: la línea no es aun curva
sino angular y tiene una inclinación de 80 grados, a 10 de la vertical. Y no
baja. Ni bajará pronto. El boletín pone a México en los países “lejos de
controlar la primera ola de la epidemia”. Y frente a esta evidencia de la
UNAM-FM, no hay López Gatell que valga.
Política para dummies: La política es el juego de la tensión dinámica. Gana
quien empuja más.
@carlosramirezh
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