jueves, 28 de mayo de 2020

No es desorden, sino amalgama babélica de ideas y movimientos


Carlos Ramírez

 

Como se predijo desde la configuración de Morena no como partido, sino como movimiento de movimientos sociales, el tiempo está llegando a la agenda de la 4T: el presidente de la república está gastando más tiempo y capital político en negar propuestas de los militantes de Morena con las cuales eventualmente pudo coincidir, pero con la certeza de que carece de una base militante heterogénea.

La reciente propuesta de indagar la riqueza de las personas fue uno de los indicios de que el grupo del viejo Partido Comunista Mexicano y sus aliados anticapitalistas están percibiendo el agotamiento de los tiempos de cambio. El ideólogo de ese grupo es el exlíder de la Juventud Comunista, Pablo Gómez Alvarez, quien en la ultima propuesta de PCM en 1988 planteó la expropiación de Televisa, la nacionalización de la industria farmacéutica y una reforma fiscal contra la riqueza.

No son todos, pero hasta ahora se pueden identificar los diferentes movimientos internos de Morena:

--Los lopezobradoristas que van donde el líder diga.

--Los comunistas del PCM.

--Los anticapitalistas.

--La izquierda coalicionista que se unió al PCM y dio luz al PSUM y al PMS.

--Los experredistas.

--Los expriístas.

--Los expanistas.

--Los progresistas que pulularon como abejas sombre muchas flores.

--Los líderes de movimientos sociales que viven del asistencialismo y que operan control de masas.

--Los revolucionarios de membrete que se forjaron viendo las revoluciones guerrilleras de América Latina, pero que se aliaron con la policía política de Zedillo para traicionar al EZLN y que hoy ven en López Obrador al líder del amanecer una revolución socialista-marxista.

--La élite del primer círculo de poder de Palacio Nacional que se dinamizó alrededor de López Obrador y que tiene a su cargo la funcionalidad del gobierno, pero sin llegar a ser ni politburó ni comité central.

--La élite de funcionarios de alto nivel que dejo de tener espacio en los gobiernos del PRI y del PAN y que se salió para encontrar acomodo en el PRD y ahora en Morena.

--Los grupos sociales que se mueven en función de programas asistencialistas, que tienen lealtad asegurada y que mantendrán la base militante de López Obrador.

--Los infaltables funcionalistas con experiencia de gobierno que se adhirieron al lopezobradorismo por la puerta de un cargo público, pero que sólo se representan a sí mismos.

--Y la pluralidad de votantes con o sin partido que vieron en López Obrador la ultima oportunidad para terminar sólo, y nada más, con la corrupción.

No se trata de una estructura novedosa. Todos los partidos y liderazgos tienen una diversificación de bases; el PRI la convirtió en línea verticalista marcada por la sumisión, el PAN perdió sus bases y el PRD ni a bases llegó.

La diferencia de los partidos de 1929 a 2018 radica en que Morena no ha derivado en un partido tradicional y se ha quedado, por decisión propia, en un movimiento de movimientos, lo que centralizaría el liderazgo en López Obrador, aunque sin disolver la fuerza de sus organizaciones sobre todo ideológicas.

En este escenario de la desarticulación interna de Morena y la falta de caminos de entendimiento con el poder presidencial morenista se verá un incremento de presiones de grupos para empujar agendas de coalición, pero que el presidente de la república no considera viables en sus tiempos de poder.

Lo que viene en Morena es un proceso ya en marcha de definición de lealtades y alianzas, las primeras sometidas y las segundas preparado su participación con agendas propias en las elecciones legislativas y de quince gubernaturas del 2021. El primer año de la próxima legislatura verá una tensión entre los movimientos y el presidente de la república que no se resolverán en una conferencia mañanera.

 

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80 grados. El boletín sobre el COVID-19 de la UNAM y la Facultad de Medicina es gráficamente inobjetable. México se encuentra en el grupo de países en emergencia roja: la línea no es aun curva sino angular y tiene una inclinación de 80 grados, a 10 de la vertical. Y no baja. Ni bajará pronto. El boletín pone a México en los países “lejos de controlar la primera ola de la epidemia”. Y frente a esta evidencia de la UNAM-FM, no hay López Gatell que valga.

Política para dummies: La política es el juego de la tensión dinámica. Gana quien empuja más.

 

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miércoles, 27 de mayo de 2020

La Contra Columna MARCELO EBRARD Y LA IZQUIERDA FICTICIA



JOSÉ MARTÍNEZ M.


–A la izquierda ya se la llevó la chingada y no hay proyecto de país, me dice Marcelo Ebrard mientras engulle unas galletas danesas de mantequilla dispuestas en un platón de cerámica que dejó sobre la cubierta del escritorio de madera una de sus asistentes. Son las once de la mañana y Marcelo llega puntual a la cita para tomar “un cafecito” y “platicar”. Menos mal que el café era de grano, fuerte y de buen sabor, como me gusta. Lo disfruté.
Alfonso Brito quien desempeñó las tareas de vocero del gobierno de la ciudad encabezado por Ebrard me llamó por teléfono. Me dice: “Marcelo te espera el viernes 21 de diciembre a las once a eme en su oficina particular de Alfonso Reyes número cien”. Me anticipé 15 minutos para encontrar un lugar donde estacionar mi auto. Lo dejé a unas calles debajo de la sombra de un fresno, muy cerca de un liquidámbar, de esos que pintan sus hojas en otoño, aunque ese día comenzaba el invierno. Nueve días antes, el mero día de las ‘lupes’ del 2012 nacieron sus mellizos Ivanna y Julián, producto de su matrimonio con Rosalinda Bueso Asfura.
Peña Nieto cumplía sus primeros veinte días en el poder, los mismos que Ebrard tenía de haber concluido su gestión en medio de duros señalamientos por presuntas irregularidades en la línea 12 del Metro. La obra más costosa en la historia del sistema de transporte público, la más cara en su construcción y mantenimiento y la que menos personas transporta.
Vendrían días difíciles para Marcelo. Fue traicionado por una buena parte de sus colaboradores, le cedió la candidatura presidencial a Obrador y no le quedó más remedio que pintar su raya y salir del país porque el presidente Peña ya estaba enterado de la filtración de información sobre la llamada Casa Blanca que detonaría en un escándalo mediático y político, que finalmente le restó fortaleza a su triunfo y desacreditó, de paso, a su gobierno, sumido en uno de los episodios más corruptos en la historia del país.
Mi propósito era mantener un diálogo abierto con Ebrard para la elaboración de un perfil biográfico con miras a las elecciones de 2018, en el entendido de que Obrador se retiraría tras dos rotundas derrotas electorales, la de 2006 y la de 2012.
El escritor Carlos Fuentes y Carlos Monsiváis eran partidarios de que Ebrard fuera el candidato presidencial para el 2012. El PRD se dividió. Cuauhtémoc Cárdenas le dio un voto de confianza a Obrador. Monsiváis se murió en 2010 y Fuentes casi dos meses antes de la elección.
Obrador perdió y como la derrota es huérfana y la victoria tiene muchos padres, el tabasqueño terminó como un apestado. Y, como el hubiera no existe, muchos no aceptaban el fracaso: “Si Marcelo hubiera sido…” Pues no. Y punto.
Marcelo se desterró. El PRD sucumbió. Obrador traicionó al partido, se fue sin despedirse y comenzó a crear su propio engendro. En noviembre de 2014 Cárdenas renunció al partido y en su carta de despedida señaló: “Mantenemos profundas diferencias en las visiones de cómo enfrentar los problemas internos del partido, en particular las medidas que deben adoptarse para recuperar la credibilidad de la organización y de manera especial de sus dirigentes ante la opinión pública, indispensables para lograr un reposicionamiento como una verdadera opción política de carácter y alcances nacionales”.
Días antes de la renuncia de Cárdenas, estalló el escándalo de la Casa Blanca de Peña Nieto. En noviembre de 2014 en el portal Aristegui Noticias apareció la información del libro sobre la opulenta propiedad de la familia presidencial, que de manera concertada se hizo público con otros medios mexicanos (la revista Proceso y el periódico La Jornada) y con medios internacionales anglo (The Wall Street Journal, The New York Times, The Guardian y The Economist).
Meses antes, Obrador había obtenido del INE (9 de julio de 2014) el registro de Morena. Al tabasqueño le ganó la ambición, quería ser el dueño de su propio partido. Cárdenas lo tomó como una traición. Y Porfirio Muñoz Ledo volvió a traicionar a Cárdenas, como lo hizo en el 2000 al renunciar su candidatura presidencial por el PARM para sumarse a la campaña de Fox quien luego de su triunfo lo nombró coordinador de la comisión de estudios para la reforma del Estado.
Con el surgimiento de Morena –un partido que nació con una declaración de principios confusa y sin declararse de izquierda sino nacionalista– Obrador preparó una campaña a la que se fueron sumando lo mismo miembros conspicuos del yunque, que personajes de la ultraderecha, expriistas, excomunistas, evangelistas, ladrones y hasta asesinos. De todo, como en botica. Un partido salchicha, con todos los desperdicios de la política.
Marcelo tenía razón. A la izquierda se la llevó la chingada y con Obrador no hubo proyecto de país. Cuando Obrador obtuvo su triunfo presento un mamotreto de proyecto con 50 puntos de austeridad y anticorrupción.
La Cuarta Transformación era un simple enunciado. Ahora ya no se habla de Transformación, se habla de “revolución”.
Si se trata de una “revolución”, suena más a un auto-golpe de Estado. Las revoluciones las hacen los pueblos, desde el poder se construyen tiranías.
Ahora Obrador declara a su gobierno como de “izquierda”. La izquierda ahora son Ebrard, Monreal, Noroña, Yeidckol, Padierna, Bejarano, Sheinbaum, Mario Delgado, Bartlett, Ackerman, Sanjuana, Salgado Macedonio, Barbosa.
El año pasado se cumplió el centenario del desaparecido Partido Comunista Mexicano, y nadie lo recordó.
Simplemente porque la izquierda no existe.
La misma izquierda abandonó el leninismo. Recuerdo los enconados debates del XIX Congreso del PCM en 1981, cuando el partido optó por seguir los lineamientos del eurocomunismo, dejando atrás la línea pro-soviética.
La izquierda mexicana sucumbió con el nacimiento del PRD. De hecho, el Frente Democrático Nacional la devoró.
A partir de la década de los sesenta la izquierda comenzó su transformación hasta llegar a su desaparición.
En 1960 en el XIII Congreso del PCM se postuló la “revolución democrática de liberación nacional”, luego en 1967 en el XV Congreso se postulaba la “revolución democrática, popular y antiimperialista”; en 1973, el XVI Congreso y en 1977 el XVIII Congreso la referencia era la “revolución democrática y socialista”. Al finalizar la década, el PCM priorizaba la lucha democrática, abjuraba de la “dictadura del proletariado” y el “internacionalismo proletario”, afirmaba su independencia con respecto del movimiento comunista internacional, encabezado por el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), y adoptaba una política de alianzas que buscaba sumar a las clases medias, los grupos emergentes, los jóvenes y las mujeres.
No, Marcelo no se refería a nada de eso, cuando él dijo que a la izquierda se la había llevado la chingada y que no existía un proyecto de país, se refería seguramente al regreso del PRI y a pensar que el triunfo de Obrador seguiría siendo una utopía.
Se equivocó. Llegó Obrador al poder sin un proyecto de país y sin un partido de izquierda. Pero eso sí, al país se lo está llevando la chingada.


25% de familias con empleo formal y salario remunerador


Carlos Ramírez

 

La clave de la felicidad se localiza, como punto central, en el trabajo con prestaciones sociales y salario remunerador; es decir, que el trabajo sea fecundo, creador y genere dicha y bienestar para el trabajador y su familia.

Las cifras oficiales ya con el costo de desempleo por el frenón productivo provocado por el coronavirus daría cifras que representan el desafío para tener un PIB alto y cuando menos recuperar algo de lo perdido, sin que haya espacio para generar nuevo empleo formal:

--De la población económicamente activa de 57.3 millones de trabajadores, la mayoría --el 57%, 32.1 millones-- lo hace en el sector informal, es decir, sin seguridad social, ni salarios oficiales, ni prestaciones sociales; sin felicidad, pues.

--La tasa de desempleo oficial de 3.5% del INEGI representa dos millones de personas; a ellas se deben debe agregar un millón más de desempleados forzados por el virus en las cifras hasta abril --se sumarán cientos de miles más en el segundo trimestre--. Y hay que sumar 1.3 millones de mexicanos que se incorporarán en este año a la población económicamente activa por primera vez y no encontrarán empleo. Por tanto, hasta ahora se prevé un desempleo de 4.3 millones de personas en este año, casi el 9%.

--En términos reales, sólo el 47% de la población trabajadora se encuentra en situación de empleo formal. Y del total de la PEA, sólo el 25% tiene salarios arriba de cinco salarios mínimos.

En un análisis realizado en 2014 para definir los derechos del consumidor, la Procuraduría Federal del Consumido estableció los tres rangos de las clases sociales en México:

--Baja: 60%, con baja-baja de 35% y baja-alta de 25%.

--Media: 34%, con media-baja de 20% y media-alta de 14%.

--Alta: 6%, con alta-baja de 5% y alta-alta de 1%.

Estas cifras revelan la injusta y polarizada distribución de la riqueza en México: la clase más baja es de 35% del total de la población, casi un tercio del total, y la clase más alta es de 1%, apenas 1 millón 250 mil personas, de los 125 millones de mexicanos.

El problema de México no es el PIB como la suma anual de los bienes y servicios, sino de distribución de la riqueza. Por valor del PIB, México ocupa el lugar 15 entre todos los países del mundo, pero baja al lugar 75 en PIB per cápita o el total de valor del PIB dividido entre el número de habitantes. Justamente el PIB per cápita es el indicador mundial del bienestar.

En cifras del profesor Arnulfo R. Gómez la participación del PIB de México en el ranking mundial ha bajado del 2.65% en 2001 a 1.45% en 2018 México, pese al Tratado de Comercio Libre; y el lugar de México en la lista de países por PIB per cápita también ha disminuido: del lugar 41 al lugar 74.

El desafío de lograr la reversión de la actual distribución de la riqueza de 80% para ricos y 20% para pobres a una distribución de 80% para pobres y 20% para ricos exige una política de Estado para la redistribución de la riqueza por lo menos durante 15 años.

En un libro La economía de las desigualdades, Cómo implementar una redistribución justa y eficaz de la riqueza, publicado en 2008, el economista francés Thomas Piketty --vuelto famoso por sus libros sobre el capital como riqueza y no como eje del marxismo-- establece dos formas de redistribución de la riqueza:

--La pura: “se adapta a las situaciones en que el equilibrio del mercado es eficaz, sí, en el sentido de Pareto; es decir, cuando es imposible reorganizar la producción y la asignación de los recursos de manera en que todo el mundo gane, pero a la vez las consideraciones de pura justicia social requieren una redistribución desde los individuos más favorecidos hacia los que son menos”.

--La eficaz: “situaciones en que imperfecciones del mercado requieren intervenciones directas en el proceso de producción, que simultáneamente permiten mejorar la eficacia paretiana de la asignación de los recursos y la equidad de su redistribución”.

En este sentido, la redistribución justa y eficaz de la riqueza para lograr la felicidad de el 80% de los mexicanos no propietarios que usan su fuerza de trabajo para ingresos que le permitan la felicidad sólo es posible al pasar de la mano invisible del mercado a la mano redistribuidora del Estado.

 

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Política para dummies: La política real es el mundo frío de los números,

 

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lunes, 25 de mayo de 2020

La Contra Columna: EZLN, OBRADOR Y LA FARSA DE LA CUARTA TRANSFORMACIÓN



JOSÉ MARTÍNEZ M.


No tengo el gusto de conocer al subcomandante Galeano (Marcos).
Admito mi admiración por su lucha. Me cimbró como a millones de mexicanos y ciudadanos de todo el mundo la irrupción del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Estaba al pendiente de sus comunicados. Llegaban al periódico El Financiero –donde yo trabajaba– Los hacía llegar al mismo tiempo a la revista Proceso y a La Jornada. Estoy convencido que eligió El Financiero porque mi compañero y amigo Carlos Ramírez era el columnista más influyente y leído en todo México. Carlos traía de cabeza al gobierno y al presidente Carlos Salinas de Gortari.
Tras el cese al fuego, y a unos días de que se iniciara formalmente el diálogo de paz entre el EZLN y el gobierno, Marcos concedió una entrevista formal a periodistas de Proceso (Vicente Leñero), New York Times (Tim Golden) y El Financiero (Óscar Hinojosa). La conversación se realizó en la selva de Chiapas el 17 de febrero de 1994. Era la segunda entrevista que concedía el líder guerrillero.
Sólo una cámara, la de Proceso, fue autorizada ahí por el Sub para tomarle fotos desde cualquier ángulo.
Cuando le preguntaron al Subcomandante si él era el primer evangelista en encabezar una lucha armada, respondió en tono socarrón: “Dios me libre, no. Contra lo que dice Carlos Ramírez –y se vuelve para mirar a Oscar Hinojosa–: que me tomaron unas fotos en los servicios religiosos, quiero decir que el último servicio religioso en el que estuve fue cuando hice la primera comunión. Tenía ocho años. No he estudiado ni para Padre, ni para Papa, ni para Nuncio Apostólico”
La primera entrevista que Marcos concedió fue a un grupo de periodistas entre los que se encontraba Epigmenio Ibarra y Phillipe de Saint Phalle, el camarógrafo que fue el primero en tomar imágenes del levantamiento la mañana del 1 de diciembre.
Según ha contado Epigmenio Ibarra TV Azteca por órdenes tajantes de Ricardo Salinas Pliego se negó a transmitir la entrevista. Epigmenio le pidió a su amigo y socio Carlos Payán su intervención para publicar la entrevista. Payán fue con Don Joaquín Vargas, de MVS y respaldó a Payán: 'por mis huevos esta entrevista se transmite'. Así pasó al aire por Multivisión en el programa especial que se llamó 'Chiapas, la historia a fondo'". A su vez, Carlos Fuentes también apoyó la difusión, tomó el teléfono y le habló a gente de CNN Internacional, mientras que Juan Luis Cebrián, del periódico El País habló con Canal Plus de España y Canal Plus de Francia. Y todos pasaron la entrevista simultáneamente.
Después vino la famosa entrevista de Julio Scherer García que inició con una llamada a las 11 de la noche del viernes 9 de marzo de 2001, al teléfono de la Dirección de Proceso. En la madrugada del día 10 se realizó la insólita entrevista aprovechando la visita del Subcomandante en su gira por el Distrito Federal luego de tomarle la palabra al presidente Vicente Fox. El viaje de la caravana zapatista tenía como propósito para demandar la aprobación en el Congreso de las reformas constitucionales que garantizaran los derechos de los pueblos indígenas.
La entrevista se llevó a cabo en el patio del convento anexo a la Parroquia de la Asunción de María, donde pernoctaba la caravana del EZLN, y se transmitió en vivo por Televisa.
Scherer inició el diálogo con la siguiente pregunta:
—¿Qué se hace, qué se dice, a quién se reza cuando se ha llegado a donde usted ha llegado, tan aborrecido, tan temido, tan admirado, tan único?
—Nosotros pensamos que se ha construido una imagen de Marcos que no corresponde con la realidad, que tiene que ver con el mundo que se maneja en los medios de comunicación, que ha dejado de tener interlocución con la gente y ha decidido tener interlocución con la clase política. En ese sentido, los medios ya no están preocupados por lo que pida la mayoría de la gente, sino que, de una u otra forma, se retroalimentan porque en el proceso de transición el gran elector se ha convertido en el medio de comunicación. Su capacidad de influencia en la toma de decisiones, su capacidad de decidir el rumbo del país, incluso marcando ritmos en la transición, ha dado a los medios de comunicación un poder sobre el que no han reflexionado, y, en ese sentido, lo que tocan los medios de comunicación lo transforman…
Dos años después lo bellamente onírico ocurrió. El viernes 28 de febrero de 2003 uno de mis jóvenes asistentes me llamó eufórico: Maestro, el Subcomandante Marcos te cita en un comunicado hoy. Ver enlace (https://www.jornada.com.mx/2003/02/28/008n1pol.php…)
En efecto, Marcos había leído dos de mis libros: Las enseñanzas del Profesor y Carlos Slim, Retrato Inédito y me citaba a propósito de las relaciones de Obrador y Carlos Slim. Sentí una profunda satisfacción al saber que un personaje al que yo admiraba se refiriera a mi trabajo periodístico. En ese comunicado Marcos le ponía una tunda al Pejelagarto por su servilismo con el magnate.
Hace unos días cuando escribí la Contracolumna de Obrador y los Enfermos me llamó un fotógrafo que leyó el texto y me confió: Pepe hay cosas que debes saber y que son muy delicadas: cuando Zedillo ordenó que se identificara la verdadera identidad de Marcos para detenerlo, Epigmenio Ibarra vendió al ejército un video para ubicar el lugar donde se encontraba el Subcomandante. Me quedé helado. Hoy al amanecer leí el texto de Héctor Aguilar Camín publicado en el periódico Milenio sobre la “revolución” de la que habla Epigmenio Ibarra y menté madres y decidí escribir estas líneas.
No creo que a estas alturas Epigmenio tenga las agallas para poner un pie en territorio zapatista.
Lo sé y lo tengo muy claro: Marcos abomina a Obrador. Lo ve como un político despreciable.
Simplemente no se puede hacer una “revolución” detrás de un escritorio con fanfarrones como Epigmenio Ibarra, el gurú de Obrador.

La felicidad sólo es producto de la redistribución de la riqueza


Carlos Ramírez

 

La fórmula de la felicidad del pueblo sería la siguiente:

 

Felicidad= PIB+impuestos+gasto social-corrupción

80% población

 

El problema de la desigualdad social no tiene que ver con su medición, sobre todo si en México hay datos certeros sobre la concentración de la riqueza, el ingreso, el bienestar en el 20% de las personas más ricas.

En diferentes ensayos sobre la distribución del ingreso se tienen registro de la distribución del ingreso en 10 grupos de familias conocidos como deciles. Esta distribución del ingreso ha sido retomada por la Encuesta Ingreso-Gasto que realiza el INEGI con bastante precisión.

La cifra oficial de concentración del ingreso en la encuesta de 2018 es muy explícita: el 20% de las familias más ricas tiene el 49.4% del ingreso, en tanto que el 80% restante se reparte el 50.6% restante del ingreso. Como dato comparativo: en 1958, hace 60 años, el 10% de las familias más ricas acaparaba el 49.3% del ingreso nacional, contra 50.3% del 80% de la población.

Los mecanismos de distribución de la riqueza fueron de 1934 a 2018, populistas, aún en el largo ciclo del neoliberalismo 1083-2018; el decir, el Estado y su política fiscal asumieron la tarea de dotar a las personas de bienestar asistencialista. Pero la disminución de ingresos fiscales, la burocratización y la corrupción fueron disminuyendo la disponibilidad de recursos para las políticas sociales.

En economía se cuantifica el bienestar o la situación de necesidades satisfechas aún de manera mínima en cinco indicadores básicos: vivienda, salud, educación, alimentación y salarios. Pero el gobierno castigaba salarios en aras de bajar presiones inflacionarias y convertía subsidios básicos en salario no-monetario atado a los intereses de los funcionarios sexenales del Estado que buscaban la dependencia social.

La clave del bienestar está en control inflacionario, salarios remuneradores sin subsidios y posibilidades de ascenso social. Las políticas asistencialistas cubren necesidades muy-muy indispensables, otorgan como subsidios algunos beneficios también mínimos y no garantizan el escalafón social.

La felicidad es un estado de ánimo no cuantificable, porque hay pobres muy felices y ricos muy infelices. Y las condiciones de felicidad no tienen más que una forma de resumirse: políticas de bienestar del Estado financiadas con impuestos. El Estado acota la riqueza acumulada y aumenta el bienestar en los pobres.

Más que infeliz, México es un país con polarización social: 80% de mexicanos viviendo con una a cinco carencias sociales y 12 personas con una riqueza de más del 12% del PIB. Esta concentración de la riqueza ha sido aprobada y estimulada por el Estado con una política fiscal que no graba la riqueza.

El país más feliz del mundo es Finlandia. Una nota del sitio web El Confidencial revela que los finlandeses más ricos llegan a pagar el 53% de impuestos sobre su riqueza, lo que permite que el Estado tenga los servicios sociales más amplios del mundo. La fórmula es sencilla: el Estado es la única instancia que puede equilibrar el bienestar y requiere de tres condiciones: impuestos cobrados a los ricos y a los productores, infraestructura social integral e ingresos fiscales suficientes, todo ello garantizada por la tasa mas baja de corrupción. La carga fiscal en Finlandia es de 42.3% en tanto que en México es de 17%; y Finlandia tiene apenas 5.5 millones de habitantes y México se acerca a 130 millones.

El estado económico de la felicidad --en caso de existir-- sería producto del modelo Pareto: 80% de personas sin restricciones sociales y 20% de marginados; hoy México está el revés. El modelo de PIF --Producto Interno de Felicidad-- dependerá de los mecanismos de distribución de la riqueza para evitar la concentración de la riqueza en el 20% de las familias y para modular la riqueza excesiva vía políticas fiscales.

 

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Minería. Con acuerdos firmes de atención a la emergencia sanitaria, la minería regresa a la producción, luego de un acuerdo del subsecretario federal de Minería con las principales agrupaciones de trabajadores mineros. La minería proporciona casi tres millones de empleos directos e indirectos, representa casi el 4% del PIB nacional y el 8% del PIB industrial. Los lideres sindicales Ismael Leija, Javier Villarreal y Carlos Pavón pivotearon el compromiso y la urgencia de regresar a la producción con normas estrictas de seguridad sanitaria.

Política para dummies: La política es el lenguaje que dice una cosa y quiere decir otra.

 

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domingo, 24 de mayo de 2020

La Contracolumna: OBRADOR Y LOS ENFERMOS




JOSÉ MARTÍNEZ M.

-¿Cómo está Payán? ¿Qué sabes de él? ¿Dónde anda?
Carlos Slim me pregunta mientras sorbemos una taza de café y degustamos una rebanada de pastel de fresa sin azúcar. Charlamos en la sobremesa en el comedor privado de su oficina de avenida Las Palmas. Le respondo que anda en la Ciudad de México, según leí en un diario.
-Quiero invitarlo a comer. Hace rato que no sé de él, me dice el Ingeniero.
En la cartera de Slim caben casi todos, hasta los más ultras. Claro, el dinero genera amigos y neutraliza enemigos.
La relación de Slim con Carlos Payán Velver fue una amistad que le dejó como herencia el escritor Fernando Benítez, uno de los primeros intelectuales que conocieron al magnate mucho antes de la privatización de Telmex.
Conocí a Payán en el periódico unomásuno del que fui reportero. Antes de la fundación de unomásuno en 1977, Payán era un militante del Partido Comunista Mexicano y fue uno de los entusiastas colaboradores de El Machete, una publicación del PCM, como también fue uno de los editores de la revista Memoria del Centro de estudios para el Movimiento Obrero Socialista. Después Payán dio un bandazo y se cambió al PRI persuadido por Porfirio Muñoz Ledo quien encabezó al tricolor en el último año del gobierno del presidente Luis Echeverría. Payán fue el director de La República el periódico oficial del PRI. En esa época el jefe de Payán era Ricardo Valero, que fungía como coordinador editorial del partido, además de tener a cargo la divulgación ideológica. Payán dio un brinco del PRI al unomásuno con el respaldo del entonces secretario de Gobernación Jesús Reyes Heroles. Después Payán fue de los fundadores de La Jornada y recibió el apoyo financiero de Slim mediante convenios publicitarios.
La relación entre Payán y Slim es añeja. El magnate respaldó a Payán en su aventura con la productora Argos a donde se asoció con Epigmenio Ibarra, un reportero que derivó en productor de telenovelas con un inusitado éxito y fama.
A Epigmenio le tocó cubrir como camarógrafo la guerra en Centroamérica, especialmente en El Salvador con el frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y con los sandinistas en Nicaragua.
Quizás uno de los mejores fotógrafos que cubrieron dicha guerra fue mi compañero y amigo Pedro Valtierra. Un periodista bien plantado y con los cojones bien puestos.

El reconocido fotógrafo documentalista Antonio Turok compañero de Epigmenio en Centroamérica, recuerda que el moderno Goebbels del tabasqueño “era muy loco”.
“Podías ir con él y cruzar dos fronteras. Llegar a donde estaba el ejército y luego seguir caminando y llegar a donde estaba la guerrilla. Él tenía acceso de un lado y del otro”.
Desde entonces Epigmenio aprendió a caminar en dos aguas. Aprendió a estar con Dios y con el diablo.

Como muchos intelectuales Epigmenio fue seducido por Slim. Ajonjolí de todos los moles, es un asiduo a las fiestas nice del Ingeniero. En ellas Epigmenio se codea con la gente ‘bonita’, siempre acompañado de su esposa, la periodista Verónica Velasco.

Ahora Epigmenio está con Obrador como su principal asesor de imagen. Es la materia gris detrás de las mañaneras, me cuenta un reconocido periodista extranjero que ha puesto a Obrador bajo su lupa. El mismo Epigmenio ha reconocido el papel preponderante que juega en la propaganda ideológica de la cuarta transformación.
Epigmenio en su defensa ante las críticas dice que él es un simple ciudadano que apoya Obrador, que lo hace “genuinamente” y que no invierte ni un centavo ni promueve acciones, como le dijo a Carmen Aristegui en una entrevista.

Como él, un puñado de colaboradores del tabasqueño han rayado en el fanatismo ramplón al convocar a una nueva “revolución”. Están tan enfermos y fanatizados que no les importa convertir al país en un campo de batalla.
A esa caterva de fanáticos pertenecen lo mismo que Gerardo Noroña, el antropólogo Héctor Díaz Polanco, el líder morenista Alfonso Ramírez Cuéllar y el escritor Paco Ignacio Taibo II.
Noroña que dice que la Venezuela de Maduro es el faro que ilumina la lucha de Morena. Díaz Polanco el que propone incluir a México en la “revolución bolivariana” del chavismo y Ramírez Cuéllar el que propone inventariar el patrimonio y la riqueza de los mexicanos.
Y Taibo el que aconsejó a Obrador y amenazó con expropiar las empresas mexicanas.
En uno de sus habituales arranques de locura Taibo se explayó: “si los empresarios presionan a Obrador y amenazan con sacar sus fábricas del país… Ese mismo día y a esa misma hora, estamos dos, tres millones de mexicanos en la calle, diciendo, ‘si te quieren chantajear, Andrés, exprópialos. Chingue a su madre, exprópialos”.
Fue el mismo Taibo el que propuso “fusilar” en el Cerro de las Campanas a los hacedores de la Reforma Energética por ser considerados “traidores”.
Ante el silencio y bajo la premisa de que él que calla otorga, tuvo que salir al ruedo Marcelo Ebrard quien dijo que Obrador cree firmemente en la libertad de expresión y en el respeto a la propiedad privada.
En esa tesitura se encuentra Epigmenio Ibarra quien nunca entendió que las águilas vuelan solas y los patos en parvada. Él pertenece a esa cargada de dulce, chile y de manteca que conforma a Morena. Epigmenio es de los radicales.
Los ultras de Morena me recuerdan a los “Enfermos de Sinaloa”, aquel grupo de estudiantes comunistas inclinados a la violencia que en el sexenio de Echeverría pretendían hacer una “revolución”, apoyados por la Liga 23 de Septiembre.
No cabe duda que estos fanáticos del lopezobradorismo nos recuerdan el libro escrito por Lenin, La enfermedad infantil del izquierdismo, en el comunismo. Los ultras de Obrador están infectados del virus de la cuarta transformación al estar dispuestos a ahorcar con las tripas de sus adversarios al último rey.
Atendamos las palabras de Epigmenio Ibarra en el siguiente enlace para darnos cuenta de su pasión enfermiza por seguir los pasos de López:



Cuando Payán recibió la medalla “Belisario Domínguez” ahí estaba Epigmenio Ibarra con Dios y con el diablo. Slim y Obrador eran las figuras centrales entre los invitados especiales por Payán.

sábado, 23 de mayo de 2020

Octavio Paz Cincuenta años de Posdata' de Carlos Ramirez

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📹En unos momentos iniciamos con la mesa de análisis On Line sobre el libro: ''Actualidad de Octavio Paz Cincuenta años de Posdata'', de Carlos Ramirez, con la presencia de Javier Sánchez Galicia, presidente del Instituto de Comunicación Política y Lázaro Jiménez Aquino, presidente del Instituto Reyes Heroles a través de FB Live https://www.facebook.com/ICPIberoamerica/