lunes, 25 de mayo de 2020

La felicidad sólo es producto de la redistribución de la riqueza


Carlos Ramírez

 

La fórmula de la felicidad del pueblo sería la siguiente:

 

Felicidad= PIB+impuestos+gasto social-corrupción

80% población

 

El problema de la desigualdad social no tiene que ver con su medición, sobre todo si en México hay datos certeros sobre la concentración de la riqueza, el ingreso, el bienestar en el 20% de las personas más ricas.

En diferentes ensayos sobre la distribución del ingreso se tienen registro de la distribución del ingreso en 10 grupos de familias conocidos como deciles. Esta distribución del ingreso ha sido retomada por la Encuesta Ingreso-Gasto que realiza el INEGI con bastante precisión.

La cifra oficial de concentración del ingreso en la encuesta de 2018 es muy explícita: el 20% de las familias más ricas tiene el 49.4% del ingreso, en tanto que el 80% restante se reparte el 50.6% restante del ingreso. Como dato comparativo: en 1958, hace 60 años, el 10% de las familias más ricas acaparaba el 49.3% del ingreso nacional, contra 50.3% del 80% de la población.

Los mecanismos de distribución de la riqueza fueron de 1934 a 2018, populistas, aún en el largo ciclo del neoliberalismo 1083-2018; el decir, el Estado y su política fiscal asumieron la tarea de dotar a las personas de bienestar asistencialista. Pero la disminución de ingresos fiscales, la burocratización y la corrupción fueron disminuyendo la disponibilidad de recursos para las políticas sociales.

En economía se cuantifica el bienestar o la situación de necesidades satisfechas aún de manera mínima en cinco indicadores básicos: vivienda, salud, educación, alimentación y salarios. Pero el gobierno castigaba salarios en aras de bajar presiones inflacionarias y convertía subsidios básicos en salario no-monetario atado a los intereses de los funcionarios sexenales del Estado que buscaban la dependencia social.

La clave del bienestar está en control inflacionario, salarios remuneradores sin subsidios y posibilidades de ascenso social. Las políticas asistencialistas cubren necesidades muy-muy indispensables, otorgan como subsidios algunos beneficios también mínimos y no garantizan el escalafón social.

La felicidad es un estado de ánimo no cuantificable, porque hay pobres muy felices y ricos muy infelices. Y las condiciones de felicidad no tienen más que una forma de resumirse: políticas de bienestar del Estado financiadas con impuestos. El Estado acota la riqueza acumulada y aumenta el bienestar en los pobres.

Más que infeliz, México es un país con polarización social: 80% de mexicanos viviendo con una a cinco carencias sociales y 12 personas con una riqueza de más del 12% del PIB. Esta concentración de la riqueza ha sido aprobada y estimulada por el Estado con una política fiscal que no graba la riqueza.

El país más feliz del mundo es Finlandia. Una nota del sitio web El Confidencial revela que los finlandeses más ricos llegan a pagar el 53% de impuestos sobre su riqueza, lo que permite que el Estado tenga los servicios sociales más amplios del mundo. La fórmula es sencilla: el Estado es la única instancia que puede equilibrar el bienestar y requiere de tres condiciones: impuestos cobrados a los ricos y a los productores, infraestructura social integral e ingresos fiscales suficientes, todo ello garantizada por la tasa mas baja de corrupción. La carga fiscal en Finlandia es de 42.3% en tanto que en México es de 17%; y Finlandia tiene apenas 5.5 millones de habitantes y México se acerca a 130 millones.

El estado económico de la felicidad --en caso de existir-- sería producto del modelo Pareto: 80% de personas sin restricciones sociales y 20% de marginados; hoy México está el revés. El modelo de PIF --Producto Interno de Felicidad-- dependerá de los mecanismos de distribución de la riqueza para evitar la concentración de la riqueza en el 20% de las familias y para modular la riqueza excesiva vía políticas fiscales.

 

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Minería. Con acuerdos firmes de atención a la emergencia sanitaria, la minería regresa a la producción, luego de un acuerdo del subsecretario federal de Minería con las principales agrupaciones de trabajadores mineros. La minería proporciona casi tres millones de empleos directos e indirectos, representa casi el 4% del PIB nacional y el 8% del PIB industrial. Los lideres sindicales Ismael Leija, Javier Villarreal y Carlos Pavón pivotearon el compromiso y la urgencia de regresar a la producción con normas estrictas de seguridad sanitaria.

Política para dummies: La política es el lenguaje que dice una cosa y quiere decir otra.

 

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domingo, 24 de mayo de 2020

La Contracolumna: OBRADOR Y LOS ENFERMOS




JOSÉ MARTÍNEZ M.

-¿Cómo está Payán? ¿Qué sabes de él? ¿Dónde anda?
Carlos Slim me pregunta mientras sorbemos una taza de café y degustamos una rebanada de pastel de fresa sin azúcar. Charlamos en la sobremesa en el comedor privado de su oficina de avenida Las Palmas. Le respondo que anda en la Ciudad de México, según leí en un diario.
-Quiero invitarlo a comer. Hace rato que no sé de él, me dice el Ingeniero.
En la cartera de Slim caben casi todos, hasta los más ultras. Claro, el dinero genera amigos y neutraliza enemigos.
La relación de Slim con Carlos Payán Velver fue una amistad que le dejó como herencia el escritor Fernando Benítez, uno de los primeros intelectuales que conocieron al magnate mucho antes de la privatización de Telmex.
Conocí a Payán en el periódico unomásuno del que fui reportero. Antes de la fundación de unomásuno en 1977, Payán era un militante del Partido Comunista Mexicano y fue uno de los entusiastas colaboradores de El Machete, una publicación del PCM, como también fue uno de los editores de la revista Memoria del Centro de estudios para el Movimiento Obrero Socialista. Después Payán dio un bandazo y se cambió al PRI persuadido por Porfirio Muñoz Ledo quien encabezó al tricolor en el último año del gobierno del presidente Luis Echeverría. Payán fue el director de La República el periódico oficial del PRI. En esa época el jefe de Payán era Ricardo Valero, que fungía como coordinador editorial del partido, además de tener a cargo la divulgación ideológica. Payán dio un brinco del PRI al unomásuno con el respaldo del entonces secretario de Gobernación Jesús Reyes Heroles. Después Payán fue de los fundadores de La Jornada y recibió el apoyo financiero de Slim mediante convenios publicitarios.
La relación entre Payán y Slim es añeja. El magnate respaldó a Payán en su aventura con la productora Argos a donde se asoció con Epigmenio Ibarra, un reportero que derivó en productor de telenovelas con un inusitado éxito y fama.
A Epigmenio le tocó cubrir como camarógrafo la guerra en Centroamérica, especialmente en El Salvador con el frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y con los sandinistas en Nicaragua.
Quizás uno de los mejores fotógrafos que cubrieron dicha guerra fue mi compañero y amigo Pedro Valtierra. Un periodista bien plantado y con los cojones bien puestos.

El reconocido fotógrafo documentalista Antonio Turok compañero de Epigmenio en Centroamérica, recuerda que el moderno Goebbels del tabasqueño “era muy loco”.
“Podías ir con él y cruzar dos fronteras. Llegar a donde estaba el ejército y luego seguir caminando y llegar a donde estaba la guerrilla. Él tenía acceso de un lado y del otro”.
Desde entonces Epigmenio aprendió a caminar en dos aguas. Aprendió a estar con Dios y con el diablo.

Como muchos intelectuales Epigmenio fue seducido por Slim. Ajonjolí de todos los moles, es un asiduo a las fiestas nice del Ingeniero. En ellas Epigmenio se codea con la gente ‘bonita’, siempre acompañado de su esposa, la periodista Verónica Velasco.

Ahora Epigmenio está con Obrador como su principal asesor de imagen. Es la materia gris detrás de las mañaneras, me cuenta un reconocido periodista extranjero que ha puesto a Obrador bajo su lupa. El mismo Epigmenio ha reconocido el papel preponderante que juega en la propaganda ideológica de la cuarta transformación.
Epigmenio en su defensa ante las críticas dice que él es un simple ciudadano que apoya Obrador, que lo hace “genuinamente” y que no invierte ni un centavo ni promueve acciones, como le dijo a Carmen Aristegui en una entrevista.

Como él, un puñado de colaboradores del tabasqueño han rayado en el fanatismo ramplón al convocar a una nueva “revolución”. Están tan enfermos y fanatizados que no les importa convertir al país en un campo de batalla.
A esa caterva de fanáticos pertenecen lo mismo que Gerardo Noroña, el antropólogo Héctor Díaz Polanco, el líder morenista Alfonso Ramírez Cuéllar y el escritor Paco Ignacio Taibo II.
Noroña que dice que la Venezuela de Maduro es el faro que ilumina la lucha de Morena. Díaz Polanco el que propone incluir a México en la “revolución bolivariana” del chavismo y Ramírez Cuéllar el que propone inventariar el patrimonio y la riqueza de los mexicanos.
Y Taibo el que aconsejó a Obrador y amenazó con expropiar las empresas mexicanas.
En uno de sus habituales arranques de locura Taibo se explayó: “si los empresarios presionan a Obrador y amenazan con sacar sus fábricas del país… Ese mismo día y a esa misma hora, estamos dos, tres millones de mexicanos en la calle, diciendo, ‘si te quieren chantajear, Andrés, exprópialos. Chingue a su madre, exprópialos”.
Fue el mismo Taibo el que propuso “fusilar” en el Cerro de las Campanas a los hacedores de la Reforma Energética por ser considerados “traidores”.
Ante el silencio y bajo la premisa de que él que calla otorga, tuvo que salir al ruedo Marcelo Ebrard quien dijo que Obrador cree firmemente en la libertad de expresión y en el respeto a la propiedad privada.
En esa tesitura se encuentra Epigmenio Ibarra quien nunca entendió que las águilas vuelan solas y los patos en parvada. Él pertenece a esa cargada de dulce, chile y de manteca que conforma a Morena. Epigmenio es de los radicales.
Los ultras de Morena me recuerdan a los “Enfermos de Sinaloa”, aquel grupo de estudiantes comunistas inclinados a la violencia que en el sexenio de Echeverría pretendían hacer una “revolución”, apoyados por la Liga 23 de Septiembre.
No cabe duda que estos fanáticos del lopezobradorismo nos recuerdan el libro escrito por Lenin, La enfermedad infantil del izquierdismo, en el comunismo. Los ultras de Obrador están infectados del virus de la cuarta transformación al estar dispuestos a ahorcar con las tripas de sus adversarios al último rey.
Atendamos las palabras de Epigmenio Ibarra en el siguiente enlace para darnos cuenta de su pasión enfermiza por seguir los pasos de López:



Cuando Payán recibió la medalla “Belisario Domínguez” ahí estaba Epigmenio Ibarra con Dios y con el diablo. Slim y Obrador eran las figuras centrales entre los invitados especiales por Payán.

sábado, 23 de mayo de 2020

Octavio Paz Cincuenta años de Posdata' de Carlos Ramirez

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📹En unos momentos iniciamos con la mesa de análisis On Line sobre el libro: ''Actualidad de Octavio Paz Cincuenta años de Posdata'', de Carlos Ramirez, con la presencia de Javier Sánchez Galicia, presidente del Instituto de Comunicación Política y Lázaro Jiménez Aquino, presidente del Instituto Reyes Heroles a través de FB Live https://www.facebook.com/ICPIberoamerica/



jueves, 21 de mayo de 2020

Desafío 4T: PIB con distribución de la riqueza o más neoliberalismo


Carlos Ramírez

El gran debate dentro del gobierno y entre los factores de la producción no es el coronavirus, sino el proyecto económico posneoliberal convocado sin definirlo. Ahí, en esa discusión, se está jugando su suerte el gobierno de la 4T.

El ensayo presidencial sobre una nueva política económica, el decreto sobre centralización del gasto en el ejecutivo, el decreto de re-estatización de la electricidad y la iniciativa de Morena para inspeccionar en la riqueza son algunos indicios de que el modelo de la 4T carece de un plan formal de reforma económica progresista, que anda picoteando recursos por aquí y por allá y que no está encarando un dilema sexenal: o una gran reforma económica o quedarse con un neoliberalismo vergonzante.

Las tres experiencias radicales de modificación del modelo de desarrollo y de la estructura de distribución de la riqueza --Cárdenas, Echeverría y López Portillo-- fracasaron porque no encontraron la fórmula para financiar al Estado. Aumentar el gasto es demasiado fácil, pero el resultado es lo más complicado: déficit presupuestal si se mantiene el gasto creciente o burocratización económica porque el incentivo para producir es la utilidad y no el bien común.

Ahora el PIB es el villano favorito. Sin embargo, hay dos detalles: será imposible desaparecerlo porque es una variable mundial y existen ya modelos alternativos de análisis económico. El PIB es un punto referencial. Y la felicidad o el bienestar tienen mecanismos existentes, entre ellos tres: la encuesta ingreso-gasto del INEGI que revela la distribución del ingreso nacional, las cifras sobre resultados de programas sociales del CONEVAL que exhiben porcentajes de bienestar y pobreza y las cifras oficiales de empleo formal, desempleo, informalidad e ingreso salarial. El cruce de estas variables daría una especie de índice global de felicidad/infelicidad.

Un dato que muestran las encuestas del INEGI y de CONEVAL exhiben una cifra que pudiera ser el índice de felicidad: el 20% de los mexicanos vive feliz sin carencias sociales y el 80% vive infeliz con una a cinco carencias sociales. Por tanto, el debate no debiera ser sobre las cifras y su medición, sino sobre las estrategias para combatir la desigualdad ya conocida de sobra.

El gobierno de la 4T ya ha gastado año y medio en tener al neoliberalismo en la hoguera, pero sigue sin definir la reorganización productiva y distribución de funciones económicas del Estado. La gran revolución de política económica no se localiza en el regreso del Estado según el modelo chileno de Salvador Allende o el esquema chavista de ingresos petroleros, sino en el tema fiscal con sus tres derivaciones: recursos para programas sociales, financiamiento del desarrollo y redistribución de la riqueza.

 Si la estrategia se basa sólo en gasto social para atender desigualdades, entonces tendrá el límite de los ingresos. Y sin cambiar la estructura fiscal, entonces el dinero para la producción se destinará a subsidios que se le quitarán al fomento productivo. La contrarrevolución neoliberal de. Salinas de Gortari achicó al Estado y su gasto social para potenciar la producción privada que sólo concentró más la riqueza entre los ricos. La nueva revolución posneoliberal se medirá no por el tamaño del Estado o la concentración de actividades productivas, sino por la capacidad para obtener ingresos para la pobreza y para el estímulo al desarrollo.

La pandemia trastocó el escenario sexenal: el desplome del PIB a -10%, la quiebra de millones de empresas, el desempleo y el pleito con los empresarios hizo encarecer la agenda de la reforma económica posneoliberal. Y el dilema quedó planteado: o revolucionar el modelo de desarrollo o mantener el modelo neoliberal. En economía no hay términos medios.

 

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Guerrero. De los gobernadores que están mostrando dedicación a la estrategia antivirus destaca el de Guerrero, Héctor Astudillo, porque, sobre todo, no anda promocionando fotos de iniciativas inexistentes, como el oaxaqueño José Murat Hinojosa, y sólo para ir a presumir a Palacio Nacional. Astudillo ha recorrido colonias, comunidades y hospitales para supervisar respuestas oficiales y sensibilizar a la población, sobre todo porque se trata de zonas marcadas por la desigualdad y la pobreza.

Política para dummies:  La política es la propuesta de soluciones de fondo, no el discurso sin decisiones.

 

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Si no son los militares, ¿entonces quién? Seguridad es su existencia

Carlos Ramírez

 

Las tres preguntas que se tienen que hacer sobre las acciones de las fuerzas armadas en labores de seguridad pública en modo de seguridad interior son las que no se quieren hacer: si no son los militares, entonces quién garantizará la seguridad del Estado y la sociedad; la razón de la existencia de los militares y marinos es la seguridad y a eso irán; y cuál sería la alternativa inmediata, ya, para combatir el reflujo de las bandas criminales.

Las fuerzas armadas no pueden quedarse de florero mientras las bandas criminales salen a las calles con la impunidad de sus armas no solo a repartir despensas, sino a hacer las labores propias de su oficio; delinquir. Y como la acción de los grupos delictivos se ubican en la zona de la seguridad ciudadana, de las instituciones y de la soberanía del Estado, entonces lo más normal es que las fuerzas armadas ayuden sin salirse de la ley a la seguridad --y hay que reiterarlo hasta la saciedad-- en modo de seguridad interior.

El tránsito del modelo de policía federal agotado al nuevo de Guardia Nacional iba a ser complejo y tardado, pero todos los indicios revelaban que la policía federal estaba descompuesta desde tiempos de Genaro García Luna. Y, para ser realistas, los cinco años señalados en el decreto serán insuficientes para una profesionalización total, además de que falta la reorganización de las policías estatales y municipales, el replanteamiento del concepto de cárceles y la limpieza del poder judicial.

Las funciones legales de las fuerzas armadas en seguridad están establecidas en la Ley Orgánica del Ejército y la Fuerza Aérea son cinco muy claras y tres de ellas tienen que ver con la seguridad y la soberanía del Estado:

I. Defender la integridad, la independencia y la soberanía de la nación;

II. Garantizar la seguridad interior;

IV. Realizar acciones cívicas y obras sociales que tiendan al progreso del país.

La Ley Orgánica de la Armada de México, a su vez, otorga a los marinos facultades que tienen que ver con la seguridad del Estado.

II. Cooperar en el mantenimiento del orden constitucional del Estado Mexicano;

IX. Garantizar el cumplimiento del orden jurídico en las zonas marinas mexicanas por sí o coadyuvando con las autoridades competentes en el combate al terrorismo, contrabando, piratería en el mar, robo de embarcaciones pesqueras, artes de pesca o productos de ésta, tráfico ilegal de personas, armas, estupefacientes y psicotrópicos, en los términos de la legislación aplicable;

Por lo tanto, las labores centrales de las fuerzas armadas no se agotan en auxilio a la población civil ni en la organización de desfiles, sino que se centran en la defensa de la soberanía y la integridad del Estado y la gobernabilidad democrática. De ser jurídicamente estrictos, entonces todo régimen político está militarizado porque la defensa del Estado civil está en manos de los militares. El fundador del concepto del Estado, Thomas Hobbes, acuñó una frase que ilustra la existencia del Estado en su capacidad de defensa: los pactos sin espada no logran sobrevivir y el Estado ha sido el punto culminante del contractualismo político.

No es posible imaginar que las fuerzas armadas estén en sus cuarteles mientras los grupos delictivos hacen de las suyas y la Guardia Nacional termina su proceso de profesionalización. La seguridad pública es una parte de la seguridad nacional y con la seguridad nacional conforman el trípode de la estabilidad, soberanía y hegemonía del Estado.

Ahora se trata de que las fuerzas armadas protejan al Estado de grupos delictivos que atentan contra la sociedad y el Estado.

 

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Minería. Chihuahua está poniendo el ejemplo, por el pivote de empresas y trabajadores y el gobierno estatal, en un regreso controlado a las actividades mineras. Como uno de los estados productores de minerales más importantes del país, el acuerdo de egreso a las actividades cuidará la salud de sus operadores con compromisos directos: apego a las indicaciones de autoridades sanitarias; creación de un comité de contingencia con suficiente autonomía y recursos para tomar decisiones sustantivas sobre la operación, encargado de la implementación de los lineamientos y protocolos sanitarios y de que la Comisión Mixta de Seguridad e Higiene se encuentre instalada y funcione adecuadamente.

Política para dummies: La política es el reino del realismo del poder.

 

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miércoles, 20 de mayo de 2020

Contracolumna: OBRADOR, ENTRE EL FASCISMO Y LA OCLOCRACIA




JOSÉ MARTINEZ M.

¿Cómo pasará Obrador a la historia?
Ese es el dilema de Obrador. Él se sueña en un lienzo al lado de los héroes de la Patria. Pero Obrador ignora que la historia no la hace un solo hombre. La verdadera historia la hacen los pueblos.
Sería un despropósito de su parte pretender convertir a México en una Venezuela, pero aunque suene a una mafufada hay quienes alientan al tabasqueño. Uno de ellos es el dominicano Héctor Díaz Polanco quien ocupa un alto cargo en la directiva nacional de Morena.
Díaz Polanco es el presidente de la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de Morena y es uno de los responsables del adoctrinamiento de las “camisas guindas” del lopezobradorismo.

Un video en el siguiente enlace (https://www.youtube.com/watch?v=izocG1gsltA) demuestra la pretensión de este conspicuo personaje quien conspira desde el poder para “integrar” a México a la “revolución bolivariana”.


Díaz Polanco y Alfonso Ramírez Cuéllar, quien ocupa interinamente la dirección nacional de Morena, fueron quienes urdieron la marranada, no se le puede llamar de otra manera, de que se faculte al Inegi para “supervisar” el patrimonio familiar de los mexicanos.
Ramírez Cuéllar amenaza con presentar la propuesta como una iniciativa de ley una vez que regrese a su curul en la Cámara de Diputados. El borrador del mencionado engendro mereció un amplio rechazó social y político. Al presidente Obrador no le quedó más opción que recular porque tenía pleno conocimiento de ese documento.
Desde la irrupción de Morena en el poder, el gobierno ha llevado a cabo una demolición del sistema económico y pretende ampliarlo a todo el sistema político. Los cambios constitucionales, incluida la reelección de los legisladores y la consulta de la revocación del mando forman parte de esas aspiraciones encaminadas a establecer un Estado fascista disfrazado de un régimen populista.
No debemos permanecer indiferentes ante las asechanzas que todos tenemos a la vista. Por un lado, la actitud totalitaria con la que se conduce Obrador. El conflicto que mantiene con la prensa es una prueba de ello. En lo económico se ha manifestado groseramente contra los inversionistas, primero fue lo del aeropuerto, luego lo de una compañía cervecera en Mexicali hasta llegar a cuestionar el rescate de la banca internacional a los empresarios mexicanos por la crisis económica derivada de la pandemia y ahora las restricciones en el sector energético.
Otro rasgo que caracteriza a su gobierno bonapartista es la tendencia autoritaria de su comportamiento como líder político del país y el apoyo en que se basa para la toma de decisiones en consultas plebiscitarias para “legitimar” sus acciones de gobierno.
Realmente Obrador es un galimatías político.
No es de izquierda ni lo será jamás. La izquierda en México (lo poco o nada que existía de ella), sucumbió desde los inicios de la pasada década de los ochenta. Muchos “comunistas” aventaron la toalla antes del derrumbe del muro de Berlín. Una izquierda nylon, sin ideólogos y sin cabeza, que terminó absorbida por el ala nacionalista del PRI con el surgimiento de la Corriente Democratizadora que encabezó Cuauhtémoc Cárdenas, quien tampoco jamás militó en la izquierda.
Obrador proviene de las filas priistas más inclinadas al populismo que a la izquierda. Vaya, Obrador no se tomó el tiempo de aprender el abc del marxismo comenzando por el 18 Brumario de Luis Bonaparte.
En esa confusión mental y política, Obrador está más identificado con una oclocracia bajo falsas promesas de repartir bienes y ejercer justicia.
El champurrado de ideologías que componen a Morena y por tanto al gobierno de Obrador han incurrido en la degradación de nuestra democracia con sus defectos y sus virtudes. La de Obrador es una “mala democracia”. De ahí al despotismo hay solo un paso.
A un año y medio de su gobierno hemos atestiguado la decadencia de su gobierno mientras se refocila criticando al antiguo régimen priista y al fracaso de los panistas de la alternancia.
Obrador aún desde el poder ha puesto de manifiesto su menosprecio por la ley y su gobierno se rige por lo que digan las muchedumbres.
Lo hemos visto con sus consultas patitos para decidir sobre los destinos del Aeropuerto o del Tren Maya o para cerrar una empresa con inversión extranjera a punto de entrar a operar.
Como lo escribió en su ensayo sobre la oclocracia el politólogo Mario Arriagada Cuadriello:
“Los tipos impuros (los degradados) suelen ser más reales que los puros (¿por qué no nos molesta describir una aristocracia como oligárquica o a algunas monarquías árabes como tiránicas?). Pareciese que hoy los demagogos oclócratas nos han convencido a las multitudes que lo nuestro es puro y se llama democracia y nada más; cuando lo cierto es que el populacho al que pertenecemos está siendo víctima de la demagogia y de un típico y triste caso de borreguismo multitudinario o, como se dice más formalmente, de ‘conformidad grupal’”.
Nos guste o no, los mexicanos estamos a la mitad de una tormenta a bordo de un barco sin un capitán que atienda el timón mientras los pasajeros contemplan, algunos apacibles y otros entre horrorizados e indignados, cómo vamos directo a un choque contra un témpano de hielo.
El capitán y su equipo emborrachados de poder, en tanto, se regocijan festejando que son unos chingones, una camarilla de politicastros que ignoran que el barco corre el riego de chocar e irse a pique.

Ni régimen, ni sistema, ni Estado, ni seguridad, ni sociedad militar


Carlos Ramírez

 

La campaña contra las fuerzas armadas en tareas de seguridad pública en grado de seguridad interior quiere dejar al Estado, al gobierno y a la sociedad a merced de la delincuencia en todos sus niveles. Las cifras de aumento de la inseguridad y los delitos son un aviso de que la actual estructura de seguridad pública ha sido rebasada por la criminalidad y que se requiere de un dique de contención.

La militarización de un Estado requiere que leyes, instituciones de gobierno y decisiones sean militares. Por razones de configuración administrativa, sólo dos posiciones del gabinete tienen cargas castrenses: el secretario de la Defensa Nacional y el secretorio de Marina-Armada de México. Sin embargo, sus tareas son propias de sus funciones de seguridad nacional, sin ninguna intervención en ninguna otra zona de decisiones del Estado.

 Y sólo en el gobierno de Vicente Fox un militar ocupó una cartera no castrense: el procurador general de la república fue el general retirado Rafael Macedo de la Concha y en ningún momento se habló de militarización del gabinete, además de que el funcionario se ajustó de manera estricta a sus funciones civiles de persecución del delito. En esa PGR no hubo tampoco otras estructuras controladas por militares.

Los militares construyeron, bien que mal, el sistema de gobierno vigente. El general-presidente Plutarco Elías Calles ideó el Partido Nacional Revolucionario, el general-presidente Lázaro Cárdenas lo transformó en Partido de la Revolución Mexicana y dio el primer y único paso para institucionalizar a las fuerzas armadas en estructuras políticas determinantes al crear el sector militar como el cuarto sector del partido del Estado, pero el general-presidente Manuel Avila Camacho decidió al iniciar su sexenio que los militares no participaran en el partido ni en la política. El último presidente del PRI con rango militar fue Alfonso Corona del Rosal (1958-1964), pero con más carrera en la burocracia política que en el ejército.

Los militares que participaron en política fueron más políticos que militares. Un caso fue singular: en 1977, por un pésimo manejo de la crisis estudiantil en Oaxaca por el secretario de Educación del presidente López Portillo, Porfirio Muñoz Ledo, el gobernador Manuel Zárate Aquino fue destituido de su cargo y en su lugar llegó como interino el general Eliseo Jiménez Ruiz, con fama de militar experto en contrainsurgencia y en su haber el rescate del gobernador Rubén Figueroa que había sido secuestrado por Lucio Cabañas. Pero el gobernador militar no llegó a reprimir, sino que pacificó la entidad con el brazo suave de la política.

La tarea asignada ahora a las fuerzas armadas es de seguridad pública en grado de seguridad interior. En los dos sexenios anteriores no hubo ninguna queja contra militares por ejercer funciones políticas. Tampoco hay razones ni espacios para que los militares hoy rebasen sus funciones de seguridad. Las quejas de exceso de fuerza, todas investigadas y sancionadas por tribunales civiles, no fueron contra organizaciones o líderes sociales.

Las fuerzas armadas siempre han tenido menor o mayor actividad en seguridad pública, pero con más intervención directa de diciembre de 2006 a noviembre de 2018. Y en ese tiempo, no hubo ninguna denuncia, ni preocupación, ni acusacion de que se hubiese militarizado la seguridad pública, al Estado, al gobierno y a las instituciones sociales.

La Guardia Nacional nació como cuerpo civil, pero se nutrió del cuerpo de la policía militar que ha tenido más funciones de policía para hacer que los militares respeten leyes y reglamentos. Aún con origen militar, la Guardia Nacional funciona --bien o deficiente-- bajo las reglas civiles. Y los militares y marinos que tendrán incidencia en seguridad también se ceñirán a las reglas civiles.

 

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Lo bueno. Entre todo lo malo que ha causado la pandemia del coronavirus, hay experiencias que no han saltado a los medios de manera suficiente. La estrategia de Aprende en Casa, operada por el gobierno federal para impartir emergencia sanitaria a distancia, salió con buenos resultados. El experto de la OCDE en educación y responsable del modelo PISA, Andreas Schleicher, señaló que ha sido lo suficientemente buena como la que implementó en China.

Política para dummies: La política es el análisis racional de la realidad.

 

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