JOSÉ MARTÍNEZ M.
La Cámara de Diputados se ha convertido en un verdadero botín. Más allá
de las disputas entre los partidos por liderar el control político, un
grupo de legisladores mafiosos encabezados por el morenista Ignacio Mier
Velazco hacen y deshacen a su antojo un mal manejo de las finanzas de
este órgano del Congreso.
No es que el caso Noroña venga a destapar
la cloaca del mal manejo de recursos en la Cámara de Diputados. Desde
febrero pasado el diputado del Partido del Trabajo Gerardo Fernández
Noroña fue denunciado públicamente por su pareja sentimental Martha
Angélica Ojeda por incurrir en actos de corrupción, lavado de dinero y
delincuencia organizada.
Hace unos días volvió a detonar el
escándalo de las malas maniobras de Noroña cuando intentó imponer a su
partido como la tercera fuerza política de la Cámara de Diputados y
ejercer de esa manera el control político durante el tercer año de la
actual Legislatura.
Noroña fue descrito por su pareja como
“simulador, violento, mentiroso y vulgar ambicioso”, esas serían en todo
caso “peccatas minutas” –pues todos conocemos la mala fama de este
individuo– lo grave de los señalamientos en contra de este diputado son
los actos de corrupción y los innumerables delitos de los que ha sido
denunciado.
Ignacio Mier –un diputado con mala fama como la de
Noroña– es quien preside el Comité de Administración de ese órgano
legislativo, además de desempeñarse como integrante de las comisiones de
Presupuesto y Cuenta Pública y de Seguridad Pública.
El presidente
Obrador quien se ha declarado como un cruzado contra la corrupción
podría comenzar por limpiar la casa. Millones más millones menos todos
sabemos la historia del hermano incómodo Pío Obrador quien goza de cabal
salud no obstante haber sido pillado recibiendo moches para la causa
obradorista.
Pero para el presidente Obrador la corrupción de casa
es “peccata minuta” y la manera amable de disfrazar los delitos de sus
huestes son simples “aportaciones”.
Lo grave es que Morena ha
trasladado la corrupción al Congreso. En el caso de la Cámara de
Diputados es más que evidente el mal manejo de sus multimillonarios
recursos (los diputados se auto-aprobaron para el año 2020 un
presupuesto de 7 mil 76 millones de pesos)
Tan sólo para “gastos
personales” los diputados disponen de un poco más de 4 mil 674 millones y
para “ayudas” otros mil 34 millones, el resto de los recursos son para
“servicios generales”, “inversión púbica” y “gastos intangibles” bienes
muebles e inmuebles.
El diputado Mier Velazco quien a lo largo de su
trayectoria política ha estado salpicado de escándalos de corrupción,
es quien dispone discrecional y arbitrariamente de esos multimillonarios
recursos.
Más allá de independencia del Poder Legislativo –como
parte de los tres poderes del Supremo Poder de la Unión– es necesaria la
intervención de la Unidad de Inteligencia Financiera, la Fiscalía
General de la República y la Auditoría Superior de la Federación para
investigar los malos manejos del órgano legislativo que se ha convertido
en una auténtica cueva de Alí Babá.
Hace muchos años que el poder
legislativo dejó de ser el Honorable Congreso de la Unión, perdió su
brillo con tanta podredumbre. Se ha llegado al extremo de contar entre
sus miembros con naco-diputados como el tristemente célebre michoacano
Julio César Godoy Toscano protegido por Alejandro Encinas quien hoy
funge como subsecretario de Gobernación y quien es señalado como la
“materia gris” detrás de Olga Sánchez Cordero, la exministra de la SCJN y
titular de la Segob en el gobierno de la cuarta transformación.
Y
como parte de ese grupo, Ignacio Mier Velazco pertenece a Morena y es
quien lleva la batuta en los manejos irregulares de los millonarios
recursos de la Cámara de Diputados.
Mier es uno de los socios del
periódico Cambio de Puebla junto con el exrector de la BUAP Enrique
Doger quien se ha desempeñado como diputado local y federal, alcalde de
la capital poblana y aspirante a la gubernatura de esa entidad.
En
la Cámara de Diputados se han detectado “movimientos atípicos” en
cuentas bancarias, cédulas profesionales apócrifas, colusión de
proveedores, sobreprecios, “aviadores” (recomendados y familiares de
diputados), uno de ellos Arturo Rueda un vivales amparado en un charola
de periodista, que es amigo y socio de Mier Velazco y Enrique Doger.
Político de siete suelas, Mier hizo pingües negocios durante la gestión
del malogrado gobierno de Rafael Moreno Valle, amasando una dudosa
fortuna.
Políticos poblanos han descrito a Mier Velazco como un
“mercenario de la política”, sin ideales ni convicciones que solo se
mueve por sus propios intereses.
Aliado de Miguel Barbosa, Mier ha
puesto a la disposición del gobernador poblano su periódico Cambio para
atacar y denostar a sus críticos.
Para ubicar bien al diputado Mier
Velazco, este sujeto es uno de los políticos que maniobraron para
festejar la millonaria y estrambótica boda del exvocero y amigo del
presidente Obrador, César Yáñez quien despacha en Palacio Nacional como
Coordinador de Política y Gobierno.
La “boda fifí” que ocupó las
portadas de las revistas del corazón y de la que fue testigo Obrador
recién electo como presidente.
Estos son los intereses que se mueven
detrás del diputado Ignacio Mier y las corruptelas en la Cámara de
Diputados en las que se mueven como peces en el agua Noroña y las hordas
de Morena en el poder legislativo.
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