Carlos
Ramírez
Las agresiones de un grupo de La Tropa del Infierno del Cártel del Noreste contra fuerzas
militares derivaron en un fuerte
enfrentamiento y en un video parcial donde se escucha la voz de un soldado
diciéndolo a otro que matara a un
civil. Sin esperar indagaciones en curso y en base a un fragmento de segundos
del audio ha comenzaron una campaña para, de nueva cuenta, sacar a las fuerzas armadas de su participación constitucional en labores de apoyo a la
seguridad pública en fase de crisis de la seguridad interior.
Sin exculpar a priori a las fuerzas federales de
grados diferentes de uso de la fuerza, el escenario es más estratégico: la fase de construcción
de la paz de la estrategia nacional de seguridad pública ha dado a los cárteles del crimen organizado y a otras
organizaciones delictivas el tiempo suficiente para la adquisición de armas y pertrechos para sus actividades contra las
leyes.
El grupo de La Tropa del Infierno de Nuevo Laredo mostró capacidad de armamento,
pertrechos, logística y movilización de efectivos que estarían indicando una mayor organización profesional y a ello
le han agregado grupos especiales de
denuncia social mediática contra respuestas de las fuerzas armadas. A lo largo
de la participación indirecta y directa de las fuerzas armadas en labores de
seguridad publica en fase de
seguridad interior ha habido una tendencia decreciente
a la denuncia de abusos. En este sexenio, por ejemplo, no pasan de tres, cuando en el pasado eran decenas.
La intención final es sacar a las fuerzas
armadas de la seguridad pública, y más ahora que ya existe, vía el Quinto
transitorio de la reforma constitucional que creó la Guardia Nacional y del
decreto oficial en el Diario Oficial del 11 de mayo del 2020. Es contradictorio que existan grupos
sociales que estén presionando para disminuir la participación de las fuerzas
armadas en seguridad interior y asuman con estridencia
casos de presunto abuso de fuerza, pero que nada hayan hecho para obligar al Estado a disminuir la capacidad de
fuego de los grupos delictivos.
Las cifras de
violencia criminal que circulan cada día 20 de cada mes son un reflejo de la creciente organización, fuego
y ofensiva terrestre de grupos delictivos, ante fuerzas de seguridad acotadas no sólo por leyes sino sobre
todo por las quejas ciudadanas. El problema no es que existan cada vez más abusos, sino que hoy se tienen
marcos legales y sociales más estrictos
para investigarlos y castigarlos.
El crecimiento
de las actividades del Cártel Jalisco
Nueva Generación, del Cártel del
Pacífico, del Cártel del Noreste
y del Cártel de Santa Rosa de Lima,
entre muchos otros grupos delictivos, y acciones como el brutal atentado en Cuidad de México contra el secretario de
Seguridad del gobierno local con armas adquiridas
en tiendas locales, ilustra que los delincuentes han usado la fase de la
construcción de la paz para fortalecerse
y no para disminuir sus actividades.
Los abusos de fuerza por parte de las
autoridades deberán ser castigados, pero la sociedad debe entender el contexto de las campañas de
desprestigio contra las fuerzas armadas que apoyan la seguridad pública por crisis de la seguridad interior.
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EE. UU. 2020. Las campañas electorales
están exhibiendo uno de los problemas existentes en los EE UU desde hace
tiempo, pero como crisis evidente desde 2016: el papel militante de los grandes medios de comunicación impresos y
electrónicos para construir preferencias políticas. Ahora se les ve tachando a
Trump de loco y a Biden de mesurado y estadista, contando minuto a minuto las
mentiras de Trump y olvidándose de
las de Biden.
En los EE UU es
democrático que los grandes medios
declaren de manera oficial su preferencia electoral, pero con la condición de
mantener la objetividad, el equilibrio y la sensatez en la crítica al otro
adversario. Este modelo periodístico que fue ejemplo mundial ya se agotó. Y hoy se ve a los grandes
diarios y cadenas participando en campañas contra
Trump.
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Política para dummies: La política es la frialdad de los hechos.
@carlosramirezh
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