La conferencia presidencial del
martes 14 pudo haber marcado un punto de no-retorno en la
confrontación derivada de la crisis de salud por el COVID-19 y habría mandado
el mensaje de que no habrá acuerdos-pactos-consensos entre el presidente
de la república y la sociedad civil.
En
este sentido, la parte más aguda de la crisis sanitaria --las fases 4 y 5-- se
darán en un escenario de mayor polarización político-social. Y lo más
grave de ello radica en el hecho de que en Palacio Nacional están asumiendo el
PIB negativo como de coyuntura y no hay los planes de reactivación.
En una vista panorámica
de los efectos no-sanitarios del coronavirus se pueden apreciar
cuando menos dos conjuntos de crisis que exigen sensibilidad y sobre
todo consensos:
1.-
Las crisis de salud, de desequilibrios presupuestales, de
deterioros macroeconómicos, de recesión rumbo a depresión, de estructura
de poder centralizada, de relaciones con los empresarios como bloque de
poder y como factor de inversión privada, de PIB hundiéndose sin chaleco
salvavidas ni flotadores, de seguridad nacional por las repercusiones
del petróleo y de los acuerdos con los EE. UU., de autoridad presidencial en
cuanto a liderazgo no basado en la fuerza coercitiva de las
instituciones, de geopolítica por la urgencia de acuerdos multinacionales en
materia de salud y del papel de China no como superpotencia sino como polo de
dominación y hegemonía.
2.-
Las crisis urgentes a atender con acuerdos-pactos-consensos tampoco
están sido consideradas en Palacio Nacional: un acuerdo de reorganización total
del sector salud, un plan anticrisis para salir del hoyo recesivo
de -8% a -12% en 2020, un programa de reactivación económica para 2021
más allá del sobrestimado plan contracíclico, una política presupuestal limpiada
de resabios que impiden su papel promotor del desarrollo, una propuesta formal
y plural de nuevo modelo de desarrollo porque el existente se está destruyendo
sin el apoyo a producción y empleo, entre otras.
Las
salidas de las crisis ante caídas del PIB a cifras negativas en 1983,
1986, 1995, 2001, 2202 y 2009 fueron posibles porque los gobiernos aplicaron
medidas de protección de la planta productiva y del empleo para impedir
la destrucción de la relación oferta-demanda de bienes y servicios. En la
crisis actual, sin embargo, la planta productiva y el empleo están siendo sacrificadas
sin planes de protección y ayuda, por lo que la reactivación del crecimiento
económico será lenta como para prever un escenario de PIB negativo en 2020,
2021 y 2022.
Los
efectos económicos, sociales y políticos del coronavirus no necesitan
adelantar la votación para revocación de mandato, sino que exigen acuerdos plurales
bajo la coordinación nacional del presidente de la república. Debatir inclusive
la revocación profundizará las desavenencias entre gobierno y sociedad,
gobierno y oposición y mexicanos en general y no abonará en las salidas de la
crisis que necesitan de consensos plurales.
El
problema con las críticas al presidente de la república no se localiza
en su origen conservador o progresista, sino en entender si contienen razones
atendibles o son propuestas superficiales. Y después, en encontrar el
camino a acuerdos. Las cuando menos seis propuestas de la sociedad civil
al presidente para acordar salidas a la crisis provienen de analistas de
alto prestigio, funcionarios probados y expertos en escenarios alternativos.
El
temor presidencial se percibe en la percepción de que esas propuestas
buscarían la aniquilación de la 4-T, sin pensar que la 4-T es una
política simbólica y no una propuesta de nuevo proyecto de nación. Y
todas las propuestas al presidente parten, se desarrollan y concluyen con
llamados urgentes a proteger la planta productiva y el empleo, un
objetivo, por cierto, que debería de ser prioridad presidencial porque a López
Obrador y a la 4-T no le conviene un escenario productivo de PIB
negativo de uno a tres años, como mínimo.
La
clave de la salida de la crisis estará en la reconstrucción de
los puentes de acuerdos sociales dinamitados.
ACCENDO Banco. En medio del río
revuelto, no faltan los pescadores que se pasan de listos. Las autoridades
financieras ya detectaron que Accendo Banco, una institución nacida para las
empresas, ha dejado huellas de irregularidades de uno de sus dueños: Javier
Reyes acudió al viejo modelo que condujo a una parte del Fobaproa en 1995
de pedir dinero prestado a su banco y regresarlo como capital, para aumentar
sus acciones con dinero de los cuentahabientes. Ya se detectaron 450 millones
de pesos
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