JOSÉ MARTÍNEZ M.
A ver, a ver Presidente. No sea
usted ruin con los periodistas. Usted fue a la universidad a estudiar ciencias
políticas donde se han forjado innumerables generaciones de periodistas. Usted,
fracasó, fue un pésimo estudiante con malas calificaciones y ahora nos viene
restregar que somos unos mentirosos y corruptos (me siento aludido porque nos
pone a todos en el mismo costal, yo también podría decir que todos los
presidentes han sido unos ineptos, pero no es así, admítalo). Usted como
persona es un sinvergüenza despreciable. Usted tiene un comportamiento vil,
actúa con falsedad, con hipocresía. Se traiciona a sí mismo. Lo que necesita es
estudiar un poco de dialéctica para que aprenda a dialogar mediante
razonamientos y argumentos, a usted le gusta la confrontación, la
descalificación. Usted es el Presidente de los mexicanos, no un mercachifle.
Usted sigue pensando que sigue siendo el joven revoltoso de espíritu indomable
(?). Dónde está el autocontrol, la integridad y la cortesía que debe tener un
político. Las diferencias entre políticos y periodistas son naturales. No todos
los periodistas son Alatorres. Su “amigo”. Recuerde las sabias palabras de
Cicerón: “el principal enemigo de la amistad es la política”. Los periodistas
no son sus amigos. En lo que va de su administración 15 periodistas han sido
asesinados y su gobierno, como los anteriores no ha castigado a los culpables.
Los periodistas han pagado una alta cuota de sangre en cumplimiento de su
quehacer. No en vano la organización Reporteros Sin Fronteras ha calificado a
México como el país sin guerra más peligroso para ejercer el periodismo, pero
usted actúa de manera egoísta y soberbia hacia quienes lo ayudaron luchando por
ganar espacios en la libertad de expresión. Ojalá supiera el significado de la
palabra gratitud. Ahora nos sale con la estupidez de que “México no tiene un
periodismo profesional, independiente ni ético. Una pregunta para usted: ¿cuál
es la prensa buena y cuál es la prensa mala? El periodismo, y le repito lo que
decía el gran periodista Gabriel García Márquez, es “el mejor oficio del
mundo”, un oficio por el que sentía una auténtica devoción como la tengo yo y
como la tiene una gran mayoría de mis colegas pese a sus riesgos.
En cambio, usted y yo sabemos que
hoy en día la política está desprestigiada en casi todo el mundo, que los
ciudadanos ven esta actividad como algo mediocre, vil, como una manera rápida
de enriquecerse. No digo que usted sea un corrupto, pero su gobierno sí lo es.
Asigna contratos millonarios violando las mínimas reglas legales. Usted mismo
como jefe de gobierno de la Ciudad de México ordenó cerrar por doce años el
expediente sobre la construcción de los puentes construidos en su
administración, como si se tratara de los rollos del Mar Muerto y se rodeó
además de personas corruptas, ahí está su exsecretario particular el “ilustre”
René Bejarano. Por favor. Debe saber, por si no lo aprendió en la universidad
ni en su largo peregrinar por la política, que el periodismo es el mayor
garante de la libertad, la mejor herramienta de la que una sociedad dispone
para saber qué es lo que funciona mal, para promover la causa de la justicia y
para mejorar la democracia. Si usted se siente calumniado hay mecanismos para
actuar, pero usted es una figura pública expuesta a la crítica por la propia
naturaleza de su encargo. Le digo también que por encima de la verdad
periodística está la verdad jurídica, tan es así que el Derecho de Réplica es
una prerrogativa de todas las personas para acceder a los medios de
comunicación en los casos en que haya informaciones inexactas o agraviantes.
Puede concebirse, por un lado, como un límite legítimo a la libertad de
expresión y, por otro, como una herramienta que maximiza el derecho a saber. No
se queje de las críticas hacia su investidura política, la culpa es de usted
mismo que todas las mañanas se convierte en un bufón para llamar a la atención
del respetable. Con todo respeto, como usted dice, recuerde las palabras que
emitió para silenciar al vocinglero de Vicente Fox y que ahora se le revierten:
‘Ya cállate chachalaca’. Como anecdotario les dejo el papel de la prensa
francesa sobre el trato que los periodistas dieron a Napoléon en el regreso a
su imperio a medida que se acercaba a París, entre el miedo a la censura y el
miedo al personaje.
Principios de marzo de 1815:
“El caníbal ha escapado de su
guarida”
“El ogro corso ha desembarcado en
Cabo Juan”
“El Tigre ha llegado a Gap”
12 de marzo: “El Monstruo ha pasado
la noche en Grenoble”
13 de marzo: “El tirano ha cruzado
Lyon”
14 de marzo: “El usurpador de
dirige hacia Dijon, pero los bravos y leales borgoñeses le rodean por todos
lados”
18 de marzo: “Bonaparte está a
sesenta leguas de la Capital, ha tenido la habilidad de escapar de sus
perseguidores”
19 de marzo: “Bonaparte avanza
rápidamente, pero nunca entrará en París”
20 de marzo: “Mañana Napoleón
estará bajo nuestras murallas”
21 de marzo: “El Emperador está en
Fontainebleau”
22 de marzo de 1815: “Su Alteza
Imperial y Real Majestad hizo su entrada la pasada noche en el palacio de las
Tullerías, en medio de alegres aclamaciones de adoración y fidelidad de la
gente” Y el resto de la historia ya la conocemos. Lo malo es que usted Obrador,
como Napoleón, puede terminar desterrado por tanto odio sembrado a su paso,
aunque lo más seguro es que se vaya a La Chingada.
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